|T H I R T E E N|
Había ya pasado tiempo de aquella salida de Lisa y Sorn, las cuales han estado repitiendo constantemente las salidas entre ambas.
Lisa no había visto a Jennie ni a Henry desde aquella vez que los vió besándose en la cafetería, el chico comenzaba a faltar a clases y la tailandesa no dudaba que Jennie también faltara.
De cierta forma, le preocupa Jennie, después de todo ambas eran mejores amigas, las cuales se conocían ya desde hace tiempo.
Ella solo esperaba que aquella chica que siempre estuvo en su mente y corazón se encontrara bien.
Lisa cerró su casillero encontrandose con Jisoo la cual la miraba con una ceja alzada.
—¿Pasó algo? —preguntó Lisa al verla mirarla con los ojos entrecerrados, como si quisiera ver dentro de ella.
—¿Qué traen Sorn y tú? ¿son pareja? —preguntó directame a lo que Lisa agachó la cabeza ocultando aquel tono rojizo que comenzaba a esparcirse por sus mejillas.
Durante el tiempo que llevaba conociendo a Sorn y con las incontables salidas que han tenido, cierra atracción había aparecido, confundiendo a Lisa.
—No pasa nada —balbuceó haciendo que la coreana desconfiara de las palabras de Lisa.
—¿Crees que no me he dado cuentas de las miraditas que se lanzan?, Hasta Roseanne que es la más despistada se dió cuenta —confesó sorprendiendo a la tailandesa la cual comenzó a balbucear cosas intendibles para los demás—, me alegra que estés con Sorn, se ve una chica muy buena, es bueno que estés dejando el pasado atrás —dijo sonriente algo que alegró a Lisa.
—Si, ella es muy buena —asintió a las palabras que había dicho Jisoo, cuando dos presencias se hicieron presentes.
—¡Hola! —dijeron al unisono Roseanne y Sorn.
Sorn abrazó a Jisoo para acercarse a Lisa para rodearla en sus brazos y implantar un beso en las comisuras de los labios de la más alta de estatura, sorprendiendola.
—¿Cómo estás? —preguntó Sorn a Lisa luego que se separan.
—Bien, gracias por preguntar —respondió tímidamente—, ¿y tú? —preguntó con los nervios a flote.
—Muy bien, ahora que te veo —respondió con una gran sonrisa mostrando toda su dentadura.
Lisa observó como Jisoo y Rosé se alejaban de ellas, mientras que la más mayor les guiñaba el ojo mientras sonreía pícara.
—Hoy, tenemos que salir si o si —dijo de repente Sorn sorprendiendo a Lisa la cual parpadeó varias veces centrando su mirada en la Tailandesa mayor.
—¿Por? ¿hay algo especial hoy? —preguntó pegándose de su casillero, recargandose de este poniendo todo su peso en el.
—Pues si, algo muy especial —confesó a lo Lisa asintió con la cabeza aún confusa por la actitud de la mayor.
—Esta bien, ¿después de clases? —preguntó preparándose mentalmente para lo que vendría.
—Asi mismo —afirmó para comenzar a caminar hasta el salón de clases con Lisa siguiéndole.
—Y... ¿a donde iremos? —indagó Lisa mirando curiosa a Sorn la cual sonreía sin mostras sus dientes.
—Por ahí —fué lo único que dijo poniéndole más misterio a la situación, logrando un puchero de Lisa al ver que no obtuvo la respuesta que quería.
—Pero tengo que saber, imagina que es un lugar elegante y yo con esta ropa, no sería lo mejor, ¿no? —comentó haciéndose la desinteresada, tratando de que Sorn confesara.
—Estas muy hermosa, pero si es lo que te preocupa, no, no iremos a un lugar elegante —confesó sacandole un sonrojo a la menor la cual no dijo nada más, no se esperaba aquella respuesta de Sorn y menos con lo directa que fué.
Ambas entraron al salón de clases, yendo a sus asientos rápidamente al ver al profesor entrar detrás de ellas.
El profesor comenzó a dictar los nombres de su lista para tomar la asistencia de los presentes en el salón.
—Park Henry —mencionó el profesor mirando el listado sin tener respuestas.
Lisa dirigió su mirada al asiento dónde debía estar aquel chico, sin embargo, este se encontraba vacío, como en los otros días.
—Que raro, nunca lo he visto desde que llegué, ¿tu sabes quién es? —preguntó Sorn mirando a Lisa.
Lisa sintió un sabor amargo implantarse en su boca recordando aquel momento de la fiesta y el de la cafetería.
—Si, a lo mejor se encuentra enfermo —dijo rápidamente esperando que Sorn no volviera a preguntar.
Sorn se quedó callada, tomando las palabras de Lisa, creyendo que sería lo más creíble, para la suerte de la Tailandesa menor, agradeció mentalmente el silencio de Sorn.
Espero estés bien, Kim.
•••
—Dios, las clases parecían eternas —agregó Sorn la cual se encontraba bastante emocionada al ver cómo ya había acabado el horario escolar.
—Tardó lo mismo que los demás días —bromeó Lisa colgando su mochila al hombro.
—Si, pero parecían eternas —Sorn río para tomar la mano de Lisa y arrastrarla prácticamente por el pasillo de la escuela hasta la salida—, tendremos que tomar transporte público para llegar —comentó a lo que Lisa asintió sintiéndose ansiosa por ver la razón del cual Sorn esperaba tanto este momento.
Ambas tomaron el autobús, pagando apenas subieron para tomar asiento en el fondo.
Lisa había sido rápida para tomar el lado de la ventana, algo que a ella le gustaba, sin embargo, para Sorn le pareció tierno aquella actitud de la menor.
Ambas tomaron asiento sin hablar, con Lisa centrada en la ventana, tratando de memorizar o recordar por dónde iban.
Después de minutos dónde las casas se hacían más escasas alertando a Lisa la cual miró a Sorn quien llevaba los ojos cerrados.
Lisa se asustó pensando que Sorn se había quedado dormida, y que lo más seguro es que se habían pasado de su parada.
—Sorn —la llamó para ver cómo está abría los ojos con normalidad, dando a entender que no estaba durmiendo—, creo que nos pasamos —confesó.
Sorn sonrió dejando confundida a Lisa, la mayor miró por la ventana viendo como el autobús se paraba, se levantó con Lisa siguiéndola creyendo aún que se habían pasado.
Cuando bajaron, Lisa ladeó la cabeza viendo una cabaña con el mar de fondo, miró a Sorn con confusión viendo como está buscaba algo en su mochila.
Sacó unas llaves para dirigirse a aquella cabaña y abrirla.
—Ven —le indicó Sorn haciendo que Lisa agarrara el tirante de su mochila para caminar hasta la cabaña y adentrarse en ella—renté este lugar para este día —anunció dejando su mochila en el sofá, cosa que Lisa imitó.
—Es muy bonito —confesó a lo que Sorn asintió.
La mayor fué hasta la cocina para ir hasta la nevera para comenzar a sacar comida de la nevera y ponerla en el microondas para calentarla.
—Me levanté súper temprano para preparar esto —confesó sorprendiendo a Lisa.
—Es muy lindo el detalle pero... —fué interrumpida por Sorn la cual sonrió con burla.
—Si es necesario —terminó, sabiendo lo que iba a decir la menor.
Dejó dos platos en la mesa y fué hasta el mueble para tomar una manta y salir por la puerta trasera.
Volvió con rapidez para tomar los platos y salir nuevamente, comentadole a Lisa que la siguiera, cosa que hizo.
Al salir una fuerte brisa la tomó por sorpresa alborotando su cabello, miró al frente para ver una manta en el suelo más lejos con dos platos de comidas sobre el y una contenta Sorn sentada la cual la miraba con una gran sonrisa.
Se quitó sus tenís dejándolo en el pórtico para acercarse con rapidez hacia donde estaba Sorn y sentarse a su lado.
—¿Te gusta? —preguntó Sorn mirando a Lisa sonriente a lo que está asintió
—Me encanta, gracias por todo —agradeció sintiendo su corazón latir con fuerza.
—Por ti haría esto y más —confesó sacandole un sonrojo a Lisa.
Ambas comenzaron a comer admirando el paisaje, el sonido de las olas de fondo con ellas conversando soltando carcajadas cada vez que alguna soltaba algún chiste sobre sus historias.
—Estuvo delicioso, tienes buena mano —elogió Lisa cuando terminó de comer dejando el plato de lado al igual que Sorn.
—Bueno, siempre me gustó cocinar así que aprendí a temprana edad por lo cual, ya tengo algo de experiencia —comentó a lo que Lisa asintió—, ¿Sabes por qué te traje aquí? —cambió de tema drásticamente a lo que Lisa la miró curiosa.
—No —confesó negándose con la cabeza mientras soltaba una leve carcajada.
Sorn se acomodó mirando a Lisa fijamente, cosa que ella imitó notando como Sorn se sentaba más cerca de ella.
—Lisa, desde que te conocí te adentraste rápidamente en mi corazón rápidamente, sin darme cuenta, con tan solo tu presencia hacia que mi corazón latiera rápidamente, un momento dónde solo pensaba en ti, como si no existiera nadie más, tú eres mi primer pensamiento del día y mi último pensamiento antes de dormir, mentiría si dijera que no sueño contigo, Lisa me gustas, me gustas demasiado, sonará egoísta pero te quiero para mi, quiero ser la razón de tus sonrisas o de tus palabras bonitas, y quiero tener la suerte de tener a la mujer más hermosa del mundo —confesó dejando sin palabras a la menor la cual sentía su garganta picar y su corazón latir con fuerza, su mejillas tornándose de un rojizo fuerte—:
Lalisa Manoban, ¿Quisieras ser mi novia?
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