๑ˊ⋅ one.
Hueningkai y Yeonjun se encontraban sentados sobre las banquetas de la cafetería dentro de la Universidad Nacional de Seúl, específicamente, Yeonjun se encontraba sobre el regazo del castaño, siendo alimentado por su menor y hablando trivialidades.
—Ning, tengo hambre —dijo Yeonjun con un tierno puchero.
Puchero que claramente Hueningkai no desperdició y se apresuró en dejar un corto beso, sintiendo un leve sabor a fresas en medio del corto beso que ambos compartieron, el rubio se sonrojó debido a las acciones de su menor.
—Abre la boca, bebé —Hueningkai pidió suavemente, en su mano derecha tenía una papita untada en salsa de tomate.
El rubio asintió emocionado y abrió su boca, recibiendo con mucho gusto el bocadillo, amaba con toda su vida las papas fritas, era consciente de que no era para nada saludable pero aún así las amaba.
—Más, Ning —pidió, aún degustando la comida en su boca.
Aun cuando a algunos les pueda parecer asqueroso, a Hueningkai le parecía extremadamente tierna la escena frente a él; Yeonjun con sus mejillas llenas y haciendo pequeños sonidos de gusto al masticar la comida dentro de su boca, el castaño sólo tenía ganas de morder las mejillas gorditas de su amigo.
Hueningkai cumplió con el anterior pedido de su rubio amigo, esta vez llevó cuatro papitas fritas untadas con salsa de tomate hacia la boca de Yeonjun, observando que el último mencionado las recibía con completa felicidad.
—Cariño, tienes ahí —dijo Hueningkai señalando con su dedo índice la comisura de los labios carmesí de Yeonjun, mientras mordía nerviosamente su propio labio.
—¿Qué? —Yeonjun preguntó sin entender a lo que se refería, masticando su comida lentamente para no atragantarse.
—Aquí —dijo Huening para acercar su rostro a la parte que anteriormente señaló, y con su lengua limpió el resto de salsa de tomate que había en la comisura de los labios de Yeonjun.
Ante la acción, Yeonjun tragó duramente las papitas que tenía en su boca, casi ahogándose con la comida en el proceso. Uh, Hueningkai nunca fue tan descarado en sus acciones.
—¡Ning! —chilló tiernamente el rubio, dando un pequeño golpe en el hombro ajeno con ambas mejillas sonrojadas.
El castaño sonrió y se acercó nuevamente al rostro ajeno, dejando un beso en ambas mejillas, luego subió sus labios hacia la frente de Yeonjun y dejó otro besito allí, seguido de su mentón y finalmente llegando a los labios rojizos, dedicándose a mordisquear y jalar levemente el labio inferior del contrario.
El rubio protestó al momento en que Huening alejó sus labios de los suyos, tomando valentía, con sus largos dedos tomó el cuello de la camiseta de Hueningkai y lo jaló hacia sí mismo, sus rostros a pocos milímetros, Yeonjun se apresuró en desaparecer aquella pequeña separación, ambos labios juntándose en un movimiento delicado y tranquilo.
No tienen que apresurarse, tenían todo el tiempo suficiente.
Hueningkai sonrío tontamente por la acción de Yeonjun, pero rápidamente siguió el beso con parsimonia, sus brazos tomando lugar alrededor de la cintura delgada del mayor.
Santos cielos, ¿quién rechazaría un beso de la persona que le gusta?
Luego de un momento separaron sus labios y se sonrieron mutuamente, manteniéndose en su propia burbuja, olvidándose completamente de dónde se encontraban y como si nadie más existiera.
Luego de pocos segundos, ambos siguieron comiendo sus aperitivos hasta que la campana sonó, avisando el término de su tiempo libre y dando inicio a su próxima clase. Con un bufido, ambos se levantaron de dónde estaban sentados y agarrados de las manos fueron a dejar la bandeja de comida en el lugar correspondiente, para ahorrar el trabajo de la encargada.
Al salir de la cafetería, el de cabellos castaños se le ocurrió la magnífica idea de llevar a Yeonjun hacia el salón de clases cargado a caballito, haciendo que el rubio escondiera su rostro en la curvatura de su cuello a causa de la timidez que lo envolvió en esos momentos, poniéndose más tímido cuándo sintió todas las miradas sobre ellos, todos los miraban con ternura y algunos con celos.
Bueno, no importaba, lo único que importaba eran ellos dos.
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