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XXVI. Una Flor Marchita

La vida es miserable cuando la gente que lo rodeaba lo hacía ver de esa manera, con mentiras en cada palabra, que se alegraban al ver su sufrimiento sin que se diera cuenta, fueron tal vez hipócritas o falsos con él, ellos mismo fueron la causa de su dolor y sufrimiento cada día. La gente que lo rodeaban era mentirosa, toxica en sí, le ocultaron siempre la verdad de las cosas, de la realidad de lo que siempre fue el plan de Apolo, aquel sujeto que fue el gran amor de su vida, el que amo con todo el corazón y se entregó a él completamente. Simplemente todo fue para sus necesidades, y llegó hasta su objetivo que era llevarlo a la cama. Su cuerpo ese día había quedado con moretones profundos, mordidas que al pasar sus dedos sentía los dientes, de la profundidad y fuerza que ejerció para dejarle una marca, su espalda y parte de sus piernas lastimadas, parte de esta con aruñones y una que otra cosa. Su entrada la sentía lastimada, ese día llego a tocarse con sus dedos, la sentía extraña y sangre brotaba fácilmente de ella, tenía conciencia de que él fue violentó al penetrarlo ya que quedó con una enorme duda de saber si el sexo era del mismo modo que su novio lo hizo con él. Pero leía cada libro romántico que traía la clasificación +18 a veces le decía lo contrario, saco la conclusión que es dependiendo de cada persona en hacerlo a su manera, pero por lo que había leído sabía que la primera vez seria suave y delicada, no tan rudo ni violento como Apolo lo fue con él. Tal vez Aiacos tenía razón, Apolo abuso de él, recordó que pedía que parara porque siendo se sinceró no aguantaba el dolor y las embestidas que este le daba sin piedad alguno. Se sentía vacío más al saber que todo fue producto de una violación que intentó detener con palabras ya que su fuerza no era mucha para detenerlo completamente, solo se dejó llevar por los deseos de su novio dejándose manejar cual muñeco de trapo fácil de usar y manipular a sus antojos.

Sus ojos más grises y vacíos de lo normal miraban la ventana de su habitación viendo las gotas de lluvia caer con fuerza, el sonido de las gotas al estrellarse con su ventana lo hacían tranquilizarse, era un buen sonido para sus oídos, pasó solo un día de aquella tragedia, cuando se dio cuenta que estaba completamente solo, cuando llego a su casa después de a ver hablando con Kal entro a la cocina y saco un cuchillo filoso, estaba decidido en esos momentos en terminar con su vida. Ya nada tenía sentido para él, si estar solo era su destino preferiría caer bajo los brazos de la muerte, no quería seguir más con su inútil existencia teniendo que caminar solo por una carretera con los sueños rotos y frustrados, estaba tan cansado de estar ahí, reprimiendo siempre sus miedos, cuando sus heridas no parecen sanar, siendo el dolor completamente real. A veces el amor dura, pero en cambio otras veces duele.

Solo con una puñalada podía morir, no de una forma rápida, pero si lenta y sufrida, viendo poco a poco como sus ojos se cerraban bajo el dolor de una cuchilla incrustada en su ser, la sangre fluyendo esparciéndose por el frio piso. Tomaría la última salida que le quedaba, y terminar con esto de una buena vez. A punto de hacerlo su mano empezó a temblar y sus ojos se nublaron, lagrimas caían como gotas de lluvia por sus mejillas, pensado en dejarlo todo le atrapo uno de sus tantos miedos y frustraciones. Se arrepintió, tomo una pequeña cuchilla y la llevo a su habitación y con ella empezó a cortarse manos y pies sin importarle cuanto fuera el dolor.

Después de a ver pensando lo sucedido algunos recuerdos vinieron a su mente y recordó a su abuelo Krest, recordaba que le enseño en los momentos más cortos de su vida a tocar un poco el piano, ya que su abuelo había perdido la vida apenas teniendo cinco años de edad, unas semanas después de Camus al ver cumplido un año de vida, fue dura la perdida, pero aún lo recordaba con nostalgia. Su abuelo quería enseñarle el piano, él decía que era necesario que uno de sus nietos aprendiera a tocar un dichoso instrumento musical tomando el piano perfecto para que Milo aprendiera de él. Lo poco que aprendió fue lo básico y solo pudo tocar algunas pequeñas piezas, se esforzó más en tocar una de las primeras canciones que su abuelo tocó para él, en ese entonces no entendía la melodía de la canción y ahora que estaba más crecido debería descubrir que traía dichas notas. Cuando perdió a su abuelo perdió la pasión de seguir tocando, lo hacía en vez en cuando, muy poco, pero a sus doce años dejo de hacerlo y perdió el interés y todo lo que su abuelo le había enseñado desde pequeño, ahora haría el mejor trabajo de recordar todo lo que su abuelo le decía y ponerlo en práctica nuevamente.

Aún con el corazón destrozado junto a su alma tocaría una vez más por su abuelo fallecido. Su perdida formó parte de la lista de las cosas más horribles que le hayan pasado en la vida, como la traición de Apolo, el secreto oculto de sus amigos y el silencio de Kal quién guardo también dichoso secreto, y quien sabe que cosas más. Ahora los había perdida a todos, no faltaba nada más para perderlo, perdió el amor de sus padres desde pequeño, ahora no le importaba nada si se llegará a morir pronto, solo no quería seguir viviendo, su razón de existir desaparecía poco a poco.

Bajo a la planta superior de su casa y fue directo a la sala donde encontró dicho piano algo polvoriento por no ser usado casi por nadie, ni siquiera su madre volvió a tocar piano ya que este mantenía más en la editorial que en casa, solo tocando cuando lo hacía para el de pequeño y también para Camus cuando había nacido. Aquellos tiempos se borraron y su madre ni se inmutaba en mirar lo polvoriento que estaba el piano de su abuelo, tal vez su madre tendría sus razones por las cuales también dejo de tocar piano y que a veces cuando lo miraba le notaba cierta tristeza desde su punto de vista. Tomó una pequeña toalla en sus manos y limpito cada extremo con delicadeza en cada zona, Krest que también fue músico en sus tiempos y tuvo un final bastante hermoso tocando por última vez su piano para él, dejando en las manos de su único hijo mayor Degel el último libro que había escrito sobre la música y lo mucho que le apasionaba tocar, dicho libro fue muy famoso y comprado por varias librerías del país e internacionalmente por el mundo, jamás entendió ese libro por mucho que lo leyera. Dejo el piano impecable como si estuviera nuevo, limpio y brillante, su esfuerzo valió la pena de a ver pulido un poco aquel instrumento musical que significa mucho para la familia, ahora sin duda lo tocaría. Se sentó en aquel banco de manera de cómodo almohadón suave forrado de cuero negro, acomodándose a la perfección y estirando sus dedos para desentumirlos, empezó a tocar una pequeña pieza que recordaba, aún que al principio se equivocó muchas veces de teclas fue diferenciando nuevamente los sonidos que le pertenecía a cada una de las teclas blancas y negras.

Fue recordando todas las enseñanzas que durante dos años su abuelo le estuvo enseñando apenas teniendo cuatro añitos de edad hasta sus cinco después del nacimiento de Camus, recordaba cada pequeña cosa mientras tocaba pequeñas piezas. Pero ahora se atrevería a tocar una que le fuera difícil, la primera canción que su abuelo toco para el cuándo comenzó a enseñarle, ''Sonata Claro De Luna'' una de las tantas melodías de Beethoven que conocía y le provoca cierta tristeza al escucharla, ya que recordaba perfectamente que su abuelo la tocaba a diario cuando estaba solo en su casa, observando su rostro sereno mientras tocaba cuando estaba pequeño. Tanto fue su inspiración que cerro sus ojos y sin más empezó a llevarse con la melodía, sus dejos se aligeraron soltándose y tocando rápidamente la canción cambiando las notas poco a poco a una canción que desconocía de donde había sacado.

Al terminar de tocar la melodía abrió sus ojos, pero sintió su rostro empapado y eran causa de las lágrimas que salían sin previo aviso, se sentía estúpido, inútil en todos los aspectos del mundo, su mente exploto al recordar de las tantas cosas que siempre lo atormentaban día y noche, los recuerdos y los sucesos que hacía poco habían quedado frescos en su mente y corazón, quedando solo cenizas de ello. Apretó sus puños y los estrello en las teclas del piano sonado un sonido bastante horrible para los oídos de cualquiera, había ejercido mucha fuerza y demás no se esperaba el a ver dañado el piano, pero eso no le importaba en esos momentos, solo quería llorar, quedando solo llorando y perdido en sus recuerdos en aquella sala, sentado frente al piano de uno de sus muy queridos abuelos. Después de sentirse usado por todos. Sintiéndose como una flor marchita.


[~🍎❄️🍎~]

Hace varios días le había entregado a su hermano un regalo de cumpleaños, la verdad le fue difícil encontrarlo y más en ahorrar bastante hasta su propio dinero para comer en la escuela solo comprarlo. La cadena en si era de puro oro y los ojos de dicho objeto eran nada más que rubís puros, el escorpión le costó un ojo de la cara mas no se arrepentía de a verlo comprado a pesar de que se quedó pobre. Para él era importante saber que pudo darle un regalo muy valioso a su hermano, a pesar que este no le dijo ni un gracias no importaba con tal de que estuviera con él estaba satisfecho, después de todo se lo había dado con mucho amor. Aun que este fuera distante con él y no se llevaran tan bien que digamos, y por la falta de que no siempre se hablan por el simple hecho de que el mayor lo ignoraba la gran parte del tiempo no importaba, era su hermano, lo quería mucho y quería solo tener una buena hermanda con el después de todo. A pesar de todo Camus si sufría a causa de eso, sentía que su hermano lo odiaba o deseara que nunca hubiera existido, aún que tuviere todo en mano o en bandeja de oro no se sentía satisfecho, quería que su hermano lo reconociera y estuviera orgullosos de él, pero cada día era difícil acercarse. Hace un día no veía a su hermano, no ceno con ellos en la noche, no desayuno en la mañana, y no respondió cuándo el mismo galo fue a buscarlo a solo despedirse de él, no respondía a la puerta, eso lo desánimo demasiado ya no sabía que más había hecho para que su hermano no se dignara a abrirle la puerta o decirle algo. Esa mañana decidió salir he ir a la casa de Surt, la paso bien y todo, pero el peli naranja tenía una cita médica que atender así que marcho a buscar a Kal que lo llamo diciendo que estaba en el parque esperándolo ese mismo día.

Estaba ansioso por verlo, quería hacerle algunas preguntas, su intriga no lo dejaba en paz, quería saber lo que estaba sucediendo. Cuando llego encontró al rubio muy elegante, típico de él, sentado leyendo un libro tranquilamente en una de las bancas. Se acerco hasta captar la atención del contrario quien le sonrío al verle.

—Llegaste más rápido de lo que pensé —hablo cerrando el libro que tenía en esos momentos.

—Es obvio, no te dejaría esperando como un tonto en el parque, la verdad no tengo nada interesante que hacer en mi casa y mis padres están trabajando así que te llame para aprovechar que tenías el día libre —comento sentándose al lado de su acompañante.

—Si, solo espero saber qué haremos hoy por nada me dijiste emocionado que querías salir —sonrío.

—Lo sé, más primero que nada.... —silencio tomando la atención del rubio—, quiero hacerte unas preguntas.

—Está bien ¿qué quieres preguntarme?

—Se que eres muy unido a mí y a mi hermano, así que quiero saber que está pasando con Milo últimamente.

Kal guardo silencio y su rostro quedo completamente serio, una tristeza en sus ojos se veía reflejada en ellos, Camus sospechaba que él sabía mucho más de lo que el aun no sabía de su hermano.

—Por favor Kal quiero saber, quiero saber que le pasa a mi hermano —insistió.

—Si te soy sincero Camus, yo.... —guardo silencio, dudando de abrir la boca o cerrarla por completo—, no lo sé... —dijo.

Camus frunció su ceño frustrado, por no poder saber algo y Kal prefirió pagar el precio de callar y cerrar su boca.

—Kal estoy seguro que sabes algo, solo dime que está pasando.

—Camus.... Mira, a veces no tienes que saber de todas las cosas que pasan las demás personas, y la verdad... creo que no deberías buscar respuestas a las cuales no te llevaran a nada. Nadie a quien se lo preguntes te dará una verdadera respuesta sincera. Así que no insistas.... Yo... no sé nada sinceramente, y aun que te estuviera mintiendo por saberla no te la diría de todas formas, eso le corresponde a tu hermano decírtelo, no yo —termino de decirlo fríamente.

Camus quedo en silencio sin saber que decir, tal vez Kal tenía razón, ahora tendría que buscar respuestas de su hermano, las cuales eran obvias no se las daría tan fácil.

—Está bien creo que no hare más preguntas.

—Es lo mejor para ambos.

Un silencio incomodo se presentó entre ambos, Camus no sabía cómo seguir sosteniendo la conversación y la verdad con lo último el ambiente se puso un poco pesado para él.

—Oye Kal...

—Si —lo observo tranquilo, como si lo que hubiera pasado hace unos seguidos atrás jamás paso.

—Sabes, quisiera conocer a tus padres, digo, aun no me los haz presentando y pues ya sabes... tu conoces a los míos y quisiera conocer de una vez como son los tuyos —comento.

Kal frunció el ceño y giro su rostro hacia el frente donde se encontraba un pequeño jardín lleno de hermosas flores, la pregunta no tenía pensando en responderla, la verdad ni siquiera tenía en cuenta en presentarle a sus padres.

—Algún día los conocerás por el momento no será posible.

— ¿Por qué? —pregunto.

—No hagas más preguntas Camus, algún día lo harás, más por el momento no te prometo nada —respondió algo cortante.

El galo noto el cambio de Kal con esas dos preguntas, era como si le molestara preguntar por sus padres y le entristeciera preguntar por Milo. Todo era tan confuso, el rubio a veces era raro para Camus y era más que cierto. En esos momentos Kal había quedado con un mal sabor en la boca con las preguntas de Camus, la verdad no lo culpaba, pero, aun así, no tenia deseos de respondérselas, después de todo no quería involucrar al francés.


[°🍎]

Buenas buenas, lo siento mucho por no publicar el viernes pasado, pero estoy estudiando por mi cuenta y la verdad si publicaba el viernes pasado este no podría publicar por cuestión de falta de capítulos extra para hacerlo espero me entiendan.

En este capítulo paso cosas que vieron en el anterior y pues Milo intento otra vez quitarse la vida, pero no pudo. Toco en el piano de su abuelo cuando lo hacía de pequeño dejando una esencia de él vagando por los recuerdos del pasado.

Camus habla con Kal y este parece más raro de lo común, este chico es un completo misterio.

Espero que les haya gustado este capítulo.

¿Qué le pasara a Milin después de todo este desastre total que se presentó?

Pues descúbranlo en el próximo capítulo de decepciones profundos, digo digo me equivoque de libro ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Los estoy leyendo <3


—AzakaAcha

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