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XIV. Oportunidad

Milo abrazaba como si no hubiera un mañana a Apolo, lo amaba demasiado que no quisiera nunca soltarlo. El menor tenía muchas fantasías con él, una de ellas era tener una gran familia donde se prometería así mismo que nunca dejaría que sus hijos pasarán por lo mismo que él, de verdad sentía amor verdadero por aquel pelirrojo.

Se habían sentado en una banca, el menor le comentaba todo lo que había pasado a su novio, más no le contaría lo que paso en su escuela y el resto de días que el mayor no estuvo presente. El mayor también le comento una que otra cosa de su aburrido "Trabajo", había notado que el menor estaba algo desarreglado, también noto que las mangas de la camisa del heleno estaban manchadas de rojo, había empezado a observarlo bien, le estaba ocultando algo como siempre, para el mayor era un fastidio que su pequeño novio siempre le mintiera para todo, más era costumbre, el pelirrojo no era un monstruo como para no preocuparse bastante por él. Amaba a ese pequeño peli morado que le regreso la sonrisa, Milo era como una obra de arte hecha por los dioses, y para Milo Apolo era como el sol, con esa sonrisa que brillaba como esa estrella gigante candente.

El mayor había empezado acariciar al heleno, después de unos cuantos meses sin él, quería darle pequeñas caricias, Milo solo se dejaba y disfrutaba eso, más no podían hacer tanto visaje, o sino Apolo se metería en serios problemas.

—Te vez igual de hermoso como la última vez que te vi —comento el mayor sin dejar de darle caricias a Milo.

—Tú te vez igual cuando te fuiste —burlo.

— ¿Igual de feo? —le siguió el juego.

— ¿Qué?... No —se separó para mirarlo—. No eres feo, antes eres el ser más hermoso que he visto en la vida —dijo eso con un leve sonrojo.

—No creo ser eso —sonrió.

—Claro que lo eres. Eres como un dios, además como un sol, eres como el dios del sol —sus ojos brillaron al pronunciar esas palabras, el mayor ríe un poco.

—No creo ser como un dios, y menos el dios del sol —dijo tranquilo.

—Pues ya sabes que para mí eres la persona más hermosa de todas —rodeo sus brazos por el cuello del mayor.

— ¿Aparte de tu hermano? —enarco una ceja.

Milo quedó en silencio, no diría lo mismo, a Camus lo comparaban como un ángel, y a su novio como un dios, no podía decir que el otro le parecía más hermoso que el contrario, no diría nada contra eso, solo quedó en un silencio profundo mirando los azulados ojos del mayor.

—No me dirás nada. ¿Verdad? —pregunto, el heleno solo bajo su mirada—. Está bien que no me respondas. Cambiando de tema, ¿Por qué tienes las mangas de tu camisa manchadas de rojo? —pregunto serio.

El menor quedo en silencio, no le diría nada, no diría que se estuvo cortando en el baño de su escuela y menos la razón de por qué lo hizo, decirle algo a Apolo de lo que pasará con él, era como ver al sol arden en llamas. El mayor explotaba de ira, y eso a él no le gustaba, pero sabía perfectamente que no le gustaba tampoco la idea de que le mintiera.

Se separó un poco del pelirrojo y aparto su mirada, el mayor sabía que su silencio decía más de mil palabras.

— ¿Aunque no me piensas decir nada? Sabes que tú silencio me dice más de mil palabras —hablo serio.

Era verdad, Milo no sabía que decirle, no le quedaría de otra que decirle la verdad.

—Me estaba cortando en el baño de mi escuela... —susurro apenas audible.

Apolo frunció el ceño, estaba molesto se paró con brusquedad asustando un poco al menor, tenía miedo ya sabía cómo se ponía el mayor cuando le mentían.

— ¿Porque me mientes, Milo?, sabes perfectamente que no me gusta que me mientan —grito.

El menor estaba asustado, cuanto desearía a verse cambiado la camisa.

—Me mientes a diario, ¿No te basta? ¿Acaso crees que no me importa cómo te sientes? —grito enfurecido—. Milo tú me importas y no me gusta que estés haciendo esas cosas, te haces daño y eso no está bien, sabes que te amo, y no soportó verte sufrir. Pues claro siempre me vez la cara de idiota pensando de que no me voy a dar cuenta de lo que te pasa, claro que me doy cuenta, no soy idiota. Tú me lo prometiste Milo, me prometiste que nunca más lo volverías hacer y solo mírate, con las mangas de tu camisa del colegio manchadas de sangre.

Milo se sentía te lo peor ante los gritos y regaños de parte de él, solo bajo más su mirada, el pelirrojo noto aquello, no quería que su pequeño se sintiera mal, pero necesitaba a alguien que le dijera las verdades, él lo amaba mucho y no se permitiría que algo malo le pasará. Tomo a siento nuevamente al lado del heleno y lo abrazo con fuerza sin lastimar los brazos heridos de él, le brindo un tierno beso en la frente para unirlas, ambos zafiros se miraron uniendo sus labios en un suave y tierno beso lleno de amor.

Se amaban, ambos querían estar juntos, aún que uno era mayor que el otro no les importaba, para el amor no hay edad, pero para la madurez sí.


[~❄️🍎❄️~]

Había pasado otro nuevo día, la familia Scorpion Aquarium estaba platicando en la mesa como de costumbre, Milo estaba más que tranquilo, no tenía una mirada llena de tristeza o seriedad como en algunos días, Camus quería establecer una conversación con él, más no sabía que palabras usar, no sabía que decirle, era su hermano debería tenerle la suficiente confianza para hacerlo, pero tenía miedo de que este lo rechazará o lo ignorara, empezó a jugar con sus dedos, sus dos padres estaban más entretenidos en la charla que mantenían así que los menores estaban por fuera de eso.

Milo desayunaba muy cómodo, no obstante, sentía la mirada de su hermano, giro a observarlo, pero el menor ya había quitado la mirada disimuladamente, suspiro, de verdad sólo quería desayunar en paz, no hasta que su madre le hablo rara vez en la vida.

—Milo —hablo serio tomando la atención del menor—. Hoy quiero que te vengas con tu hermano, tu padre y yo no estaremos en casa y tú eres el único que tiene las llaves por lo tanto quiero que te vengas con el mientras le compramos unas personales a tu hermano, así que se vienen juntos cuando salgan ¿Entendido?, Y Camus te pondré una tarea y es que cuando salgan vayas a la librería que como sabes se encuentra al lado de la heladería donde siempre vamos a comer y me reclamas un libro que mande a encargar.

Ambos menores terminaron aceptando la petición de su madre. Milo estaba más que molesto, le gustaba más irse solo, sin compañía de nadie o algo por el estilo, ahora tenía que irse con su hermano y eso le estresaba de sobremanera, el menor por su parte sonrió, tal vez sería una buena oportunidad para acercarse a su hermano, esperaría pacientemente, aún que sus ansias podían más que él.

Habían salido de su casa, Milo se iría solo como siempre, pero Camus lo detuvo, el mayor se molestó demasiado y lo miro serio.

—Milo... ¿Podemos irnos juntos? —pregunto.

El mayor se sorprendió ante eso frunciendo el ceño, el menor lo miraba suplicante, Milo le molestaba de sobremanera la mirada de súplica que su hermano tenía en eso momentos, no le gustaba esa mirada, Camus siempre la usaba con sus padres y le desagradaba mucho eso.

No dijo palabras y empezó a caminar dejando a Camus confuso, el menor solo bajo su mirada, se sentía mal, ¿Por qué su hermano lo rechazaba?, Se preguntaba tantas cosas que ni el mismo podía responderlas. Empezó a caminar, su hermano ya iba demasiado adelantado que él, no podía rendirse tan rápido, quería acercarse a él, debía intentarlo no perdería nada en hacerlo. Cómo pudo corrió como sus piernas lo dejaban, Milo se veía cada vez más lejos, Camus quería alcanzarlo, debía alcanzarlo, no quería dejarlo ir tan fácil, como pudo lo alcanzó, lo tomo del antebrazo frenando su paso, el mayor giro a verlo y se veía bastante agotado, Milo solo quedó en silencio observándolo, lo miraba mientras este recuperaba el aire.

–Milo... Espérame... —hablo un poco agitado.

El mayor no respondió, solo suspiro, Camus abrazo con fuerza su antebrazo, de verdad quería ir con él. Empezó a caminar con Camus enganchado, el galo estaba que más feliz, su hermano había aceptado sin decir nada. Abrazaba fuerte el antebrazo de su hermano mayor como si fueran pareja, Milo solo permanecía tranquilo mientras que el galo sonreía, pero lo que no había visto él menor era que el heleno había sonreído un poco.


[~🍎❄️🍎~]

Camus se encontraba pensativo en clases, estaba emocionado, pensaba miles de cosas de como empezar bien una conversación con su hermano, había aceptado por cosa rara ir juntos a la escuela, y no se había quejado en ir enganchados como si fueran pareja, más cuando estaban a unos cuantos metros Milo freno mirando a Camus tranquilo, este entendió que debían soltarse y lo hizo, el heleno se había comportado un poco diferente con él, normalmente era demasiado frio y serio, no decía media palabra y cuando lo hacía solo decía por lo menos tres palabras y no pasaba más de ahí, sentía tanta emoción que no se dio cuenta de cuando había recibido un cuadernaso en su cabeza.

— ¡Auch!, Surt no hagas eso —quejo.

—Quien te manda estar de elevado, la profesa nos mandó a hacernos en equipos de a dos y tu andas como dormido.

—Solo ando pensativo.

—Uyy, no me digas, ¿Ya tienes novia? —burlo.

— ¡¿QUE?!, ¡NO!

— ¿Entonces? —pregunto serio.

—Es que... Hoy tendré una oportunidad de acercarme más a mi hermano —Suspiro escapándose una sonrió de sus labios.

— ¿Tu sonriendo en la escuela?, Esto no debe ser algo bueno.

Camus lo miro mal, este estallo a carcajadas.

—Si sigues a si no me hago contigo y has tú el taller solo —dijo serio.

—Ni siquiera sabes que tenemos que hacer —dijo sonriendo.

Camus cayo en cuenta y tenía razón, todo por culpa de estar en sus pensamientos y de no prestar atención ahora no sabía que tenían que hacer, suspiro en derrota, el peli naranja se había salido con las suyas.


[~❄️🍎❄️~]

Habían salido al descanso, Camus como siempre estaba rodeado de personas, algunas ni las conocía y otras decían ser buenos amigos cercanos al galo, pero todas esas eran mentiras, el francés el único amigo que tenía y que se podía llamar con ese título era su mejor amigo Surt.

Desde lejos vio a su hermano, se veía algo lastimado, y su mirada era bastante triste, tenía su uniforme manchado de rojo le parecía raro. Por un lado, para Milo había sido otro día más de tortura donde había sido abusado en los baños. Camus quería ir a donde el, pero las personas que tenía a su alrededor no lo dejaban salir, estaba apresado.

De un momento a otro todas las personas que estaban rodeándolo huyeron incluyendo a Surt, Camus estaba confuso y se quedó en su lugar, todos corrían de un lado a otro alejándose del galo, era bastante extraño, se paró de su asiento y fue caminando despacio hasta que se encontró a tres chicos que no le permitían el paso, Camus se estaba empezando a fastidiar y hablo con el que mas lo miraba con arrogancia.

— ¿Me puedes dar permiso? —hablo frío, mirando a los tres indiferente.

El peliazul se echó a reír con los otros dos a carcajadas, el menor frunció el ceño molesto y confuso.

— ¿De qué te ríes? —pregunto serio.

— ¿Tu con quién crees que estás hablando? —hablo irónico—. Niño puede que seas uno de los chicos populares de esta miserable escuela, pero yo mando aquí, yo tengo el control y tú no eres nada más que un simple mocoso promedio que se cree la gran cosa.

El menor lo miro con enojo, ese chico lo estaba empezando a sacar de sus casillas.

—Mira idiota, en primer lugar, no soy ningún mocoso, y segundo sí, soy promedio y eso a ti te costa, ¿Qué mandas en esta escuela?, Pues déjame decirte que no te tengo miedo, solo eres un ridículo que se cree la gran cosa cuando no lo sé —hablo firme.

Sus compañeros miraron al peliazul, ese niño tenía agallas de enfrentarse con él.

— ¿Cómo te llamas niño?

—No tengo por qué decírtelo —se cruzó de brazos.

—Vaya así que te estás haciendo el machito, niño ingrato no sabes con quién te estás metiendo —el mayor se estaba preparando para brindarle un buen puñetazo al menor.

Camus temió un poco la cara de desquiciado que el mayor lo miraba le daba cierto temor y más que estaba preparándose para darle un golpe, el francés bajo sus manos y se mantuvo sereno esperando los movimientos del contrario.

DeathMask le daría una buena puñalada a ese chiquillo, había lanzado su puño y Camus había cerrado los ojos, más... No había sentido el impacto contra su cara, estaba confuso, lentamente abrió sus ojos encontrándose con una melena morada, alzó más su vista y era Milo quien había detenido el golpe, estaba sorprendido, el heleno estaba ejerciendo fuerza para detener el puño de DeathMask, este también estaba sorprendido.

—Pensé que estabas inconsciente en el baño —burlo un poco.

—No te creas, ¿Por qué razón estarías molestando a este niñato de cuarta? —hablo serio.

Camus bajo la mirada ante esas palabras, así era como su hermano lo veía, se sentía un poco triste.

—Me dijeron que era tu hermano, ¿Es eso verdad? —pregunto.

—Eso a ti no te incumbe —respondió frío.

El italiano sonrió amplio, veía que el menor estaba ejerciendo mucha fuerza ante su ataque.

—El mocoso se salva por esta vez —se soltó del agarre del menor bruscamente—. Más dile al idiota de tu hermano que tenga cuidado conmigo —finalizo para después marcharse.

Milo quedó de pie, suspiro fuerte y se marchó, Camus quería detenerlo, pero el timbre no lo había dejado ir tras él, de verdad nunca espero que su hermano lo defendiera, más le hirió un poco que lo comparaba con un niño de cuarta, ahora entendía por qué tanto lo rechazaba.  


[°🍎]

Bueno ahora releyendo esto me pareció muy hermoso y sorprendente de lo que Milo hizo, salvo a su hermano Camus eso fue bastante hermoso.

Le cambien el nombre a este capitulo antes se llamaba ''Otro Dia Mas'' pero ahora decidí llamarlo ''Oportunidad'' por que en si Camus quiere tener una oportunidad de estar con su hermano mayor así que el titulo quedo así.

¿Qué pasará entre Milo y Camus?

Pues lo veremos en el siguiente capítulo de adolescentes profundos, digo digo me equivoqué de libro ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Los estoy leyendo <3


—AzakaAcha

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