VI. Todo Por Culpa De El
—Bien pequeño, ve con tus papis, después nos veremos, ¿Vale? —el problema era que el pequeño no soltaba el pecho de Albafica y seguía con su cabecita clavada en el sin decir alguna palabra.
—Vamos manzanita, vamos a casa —hablo animado el heleno, más el niño aún se seguía aferrándose al pecho del sueco.
—Manzanita vamos mi bebe, vamos a casa a comer un rico helado con manzanas picadas, ¿Qué te parece? —hablo emocionado el francés.
Milo aun no decía nada, solo seguía ahí aferrándose al sueco sin decir media palabra o hacer movimiento alguno más que jalar fuertemente la camisa del peliceleste ocultando esos hermosos y rojitos ojitos de tanto llorar que permanecían hinchados.
Ni de loco, él no quería ir con sus padres, se acostumbro a estar con Albafica con El Cid y un tanto de Manigoldo, pero más de Albafica que le había brindado mucha confianza y cariño. El pequeño solo quería estar con él, pero aun escuchaba las voces de sus padres rogándole para que se fuera con ellos, el no quería, sabia del comportamiento de sus padres hacia el y no se las perdonaría tan fácil.
—Manzanita, dime ¿Qué pasa?, ¿Acaso no quieres ir con nosotros? —pregunto dudoso el heleno que aun tenia paciencia para su pequeño.
El pequeño aun permanecía callado, se separo un poco del pecho de Albafica mas su mirada permanecía baja, nuevamente sus lagrimitas querían salir de sus ojitos, amenazaban al pequeño por salir de sus hermosos zafiros.
—Manzanita vamos a casa, te prometo que esto nunca volverá a pasar —hablo el francés tan dulce como siempre.
— ¡No quiero! —por fin había hablado el pequeño después de varios minutos.
—Manzanita vamos, por favor, mira si quieres podemos ir a la sección de juguetes y te compro todos los juguetes que tú quieras —hablo el heleno.
— ¡No quiero! —nuevamente negó, Kardia suspiro tranquilizándose, se sabia que el no era de tener mucha paciencia.
—Vamos manzanita, no seas así con tu papa, te prometo que te recomenzare por dejarte solo ¿Sí? —nuevamente insistió
— ¡No!, no quiero ir con ustedes —hablo un poco enojado.
—Vamos hijo, vamos a casa, igual no puedes quedarte aquí —hablo el francés.
—Si puedo, así como me dejaron me puedo quedar con Albafica, el cuidad bien de mí Y... Y... El me quiere... Y... Y... Me da amor... Y me da muchas cosas... Y él puede cuidarme mejor que tu mami... —encaro a sus padres mirándolos furiosamente con su ceño fruncido.
Eso había sido un golpe bajo para Degel, ya que este estaba en su estado de embarazado y era muy sensible en ciertos aspectos. Kardia había notado que su hijo había hecho sentir mal a su esposo, mas aun tenia paciencia suficiente para tratar con él, sabía que el menor había estado llorando por horas por haberlo dejado, maldijo por no haberlo subido en uno de esos pinches carritos así nunca lo hubiera perdido tan fácil.
—Vamos manzanita, no seas así con tu madre, solo queremos que vayas a casa con nosotros, ¡Por favor no lo hagas más difícil! —insistió nuevamente el heleno.
— ¡NO!, Todo es culpa de él, por el mami nunca hubiera tenido tantos antojos y no estuviera mas pendiente de la comida que de mí, por culpa de el tu nunca me hubieras soltado la mano, todo fue por culpa de ese niño que solo quiere alejarme de ustedes. ¡¡Todo es por culpa de el!! —grito furioso al borde del llanto, nuevamente estaba llorando como hace horas atrás.
Quien diría que con solo esas simples palabras abría sellado su destino, condenándose así mismo para caer tan bajo como se podía vivir, las palabras podían ser poderosas como para predestinar lo que se llama destino. El pequeño aun no lo sabía, pero con decir esas simples palabras se convertiría en su propia Odisea donde solo su hermano fuera el ''Responsable'' de eso.
Paciencia era lo poco que le quedaba a Kardia, miraba como su hijo lloraba, pero a quien carajos estaba culpando, ni modo que a Degel, pero el se refería a otra persona, ¿Pero a quién?
—Manzanita, ¿A quién te refieres que fue culpa de todo esto? —pregunto un poco confuso.
—De ese niño —señalo el vientre de Degel un poco notable.
Los padres se miraron confusos, mientras los guardias solo se limitaban a observar todo en silencio. El pequeño aun lloraba, Albafica solo se limitó acariciar los cabellos del menor como consuelo.
Kardia empezó a echarle cabeza de una manera sencilla sin hacer escándalos de llevar a su hijo a casa, pensó por breves segundo. Degel se acercó hasta su pequeño para acariciarlo también más este le rechazaba el contacto. Manigoldo veía como el pequeño infante rechazaba a su madre infantilmente y eso lo tenia hasta el tome de la risa que disimulaba mientras El Cid solo observada en un sumo silencio en brazos cruzados. Albafica le indico a Degel sentarse a su lado, ya era bastante tiempo que no se veían y eso emocionaba un poco al sueco, excepto por que tenia al pequeño que aun lloraba como buen magdalena que es bufando y intentando infantilmente enojado a su madre, se le notaba lo enojado que estaba con sus padres.
El heleno observo su lugar mirando como que podría atraerle mas a su hijo para llevárselo, la verdad no le gustaba la idea de solo comprarlo para que lo perdonara, el sabia de lo que habían hecho, había sido muy malo de su parte siendo sus padres, aun así fue bueno encontrarlo en buenas condiciones y no se perdido en algún sitio con algún maleante, agradecía a los dioses que ese trio de locas estuvieran ahí trabajando y mas a El Cid quien lo había encontrado.
Sonrió de oreja a oreja, una perfecta idea que solo su pequeño podía caer en ella, se acercó quedando por detrás de su bebe quien seguía llorando con sus pequeñas manitas cubriendo sus ojitos. Albafica había retirado la mano de la cabeza del menor y se alejo un poco de él.
—Jmm, que lastima mi querida manzanita, pensé que te irías con nosotros y no sé, jugaríamos toda la tarde a lo que tú quieras, comerías muchas manzanas y le pediría a tu madre que nos hiciera un pay de manzana de esos que nos gusta, que lastima prefieres quedarte en un supermercado haciendo nada, mirando a la gente pasar de aquí para haya —empezó a hacerle cosquillitas al menor que se removió un poco molesto mas soltó una pequeña risita para mirar a su padre enojado.
—No hagas eso —replico aun molesto mirándolo aun con lagrimitas y moquitos en su rostro.
—Ay manzanita, esa risita es la que quiero oír, mi pequeño no quiero verte llorar, vamos a casa ¿Sí? —hablo dulcemente, raro del peli azul, mas por su hijo haría todo lo que fuera para llevárselo a casa.
—No quiero, váyanse —replico molesto mientras más poquitos salían de su nariz.
—Bien, más sabes que a pesar de que estés molesto con nosotros nunca dejaremos de amarte, así que enójate todo lo que quieras, vámonos Degel —hablo.
Dicho y hecho, dio media vuelta sin mirarlo y se dispuso a irse, el francés lo miro confuso y se levantó de su asiento lentamente aun dudoso caminando con lentitud sin saber del plan que su esposo tenia en mente. Manigoldo ya sabia que se tramaba ese Bicho y sonrió.
Kardia y Degel se estaban alejando cada vez más y Milo quedo pensativo, nuevamente lo dejarían, pero aún no sabía el por qué sintió las ganas de no dejarlos ir y mejor ir tras ellos. Milo no podía vivir sin sus papis, mas aun no se quitaba lo molesto que estaba con ellos, como pudo se bajo del regazo de Albafica y fue corriendo hacia ellos.
—Papi, mami no me dejen —nuevamente se hecho a llorar en mares corriendo como podia donde ellos.
Kardia sonrió al escuchar eso y se dio media vuelta mirando a su pequeña manzanita corriendo como sus piernitas lo dejaban, se agacho hasta la altura del menor esperando que este llegara para darle un fuerte abrazo. Y así fue, Milo abrazaba a su padre como nunca y lloraba en mares repitiendo que no lo dejaran, mas el mayor lo abrazaba con ternura repitiéndole que nunca lo harían.
Tal vez esas palabras que le decía Kardia a su hijo que jamás lo dejarían eran verdad, eran puras y sinceras, más el destino podía pasarle una mala jugada y esas promesas podían romperse con el pasar de los años o cambiar su rumbo.
Kardia alzo a su pequeño en brazos donde Degel también lo abrazo, el pequeño se aferraba como nunca a sus padres, él no quería dejarlos ir y tampoco pensaba en que lo dejaran solito otra vez, mas en su pequeño corazoncito no guardaba rencor alguno así que los perdonaría, aun que para el pequeño costaba un día de juegos con ellos.
Albafica sonrió, sabia lo que Kardia hacia en esos momentos en engañar a su hijo en irse, sabia perfectamente que el pequeño no dejaría a sus padres. El Cid rara vez se le veía con una pequeña sonrisa que sorprendió un poco a Manigoldo, como que le había caído bien el pequeño de cabellos morados y alborotados.
Luego de tanto drama, la pareja se había llevado al pequeño sin antes de despedirse de los guardias y darles las gracias por cuidar del pequeño bicho, más Milo nunca dejó de lado ese pensamiento que fue culpa de su hermanito que solo quería alejarlos de él. Milo solo pensaba en eso, tal vez Camus sería un dolor de cabeza para él, si ahora estaba empezando con su juego, imaginarse cuando estuviera dando sus primeros pasos sería una locura, más nunca olvidaría ese suceso a pesar que en su corazón nunca guardo rencor alguno, porque para Milo, todo había sido por culpa de él.
[~❄️🍎❄️~]
Seis meses después.
Un joven estaba dando a luz a su segundo hijo, estaba dando todo de el por sacar al pequeño de su vientre. Después de varios minutos por fin había salido el pequeño bebe que sería llamado Camus, el pequeño tenia una piel muy blanca al igual que su madre y cabellos aguamarinas, Degel esperaba emocionado el ver el color de los ojos del pequeño que aun lloraba, poco a poco fue abriendo sus pequeños ojitos y al verlos de un tono violáceo al igual a los del francés se alegro de que fuera un cubito y no un bichito.
Kardia había entrado con el pequeño Milo quien tenia cinco añitos de edad, el pequeño bicho al ver a su hermanito quedo sorprendido de lo pequeño y hermoso que era, le dio ternura y quería tomar a su hermanito en brazos, el mayor de los bichos miraba la blanca piel como nieve de su pequeño y segundo hijo, era tan hermoso parecía un ángel caído del cielo.
El pequeño dormía tranquilamente en los brazos de Milo, quien Kardia lo ayudaba a sostenerlo ya que era un poco pesadito para el menor poder tomarlo bien. Se sentía feliz ahora era hermano mayor, en el instante de ver a Camus prometió y juro proteger de él sin importar que, palabras que podían ser rotas con el paso del tiempo.
[~🍎❄️🍎~]
Los abuelos le habían dado una gran bienvenida al nuevo integrante de la familia, Krest se contentó al saber que su segundo nieto era cubito, otro cubo mas en la familia, Ecarlate no dejaba de mimar ni un solo segundo a su pequeño nieto, mientras Zaphiri no dejaba de tomarle fotos en diferentes ángulos para tener de recuerdo. Degel y Kardia no soltaban ni un segundo a su hijo. Mientras Milo... El pequeño se encontraba un poco apartado de ellos, miraba como su familia le daba la nueva bienvenida a su hermanito, sintió un poco de celos, más tenía que relajarse, también tenia que compartir con su hermanito su familia, por nada eran hermanos. Se imaginaba tantas cosas para hacer con Camus, no esperaba la hora que el pequeño empezara a gatear o a caminar, Milo en unos días entraría a la escuela, a prescolar, sería el primer y cero año del pequeño. Estaba emocionado no esperaba las ganas de ir a ella, conocer nuevos amigos y ver a su mejor amigo Aioria que por causa de las vacaciones del padre y tío de él, se fueron a Rusia a conocer el país mas grande de todo el mundo, se verían nuevamente y esta vez serian inseparables.
Desde el día en que nació Camus se prometió a si mismo protegerlo, cuidarlo, quererlo y nunca dejarlo solo.
[❄°🍎]
Buenas buenas y discúlpenme por tardarme tanto en actualizar, pero sinceramente ya casi no se me da como hacerlo por que me da flojera y además me pongo a hacer otras cosas diferentes para matar el tiempo.
Como ya van viendo Camus a nacido, y eso será un golpe duro para Milo o algo bueno quien sabe.
Eso lo sabremos en los próximos capítulos si es que no me demoro xDD
¿Qué le pasara a Milin?
Descúbranlo en el próximo capítulo de quien penetra mejor, digo, digo me equivoque de libro ( ͡° ͜ʖ ͡°)
Los estoy leyendo <3
—AzakaAcha
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