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II. Noticia

El niño había despertado muy temprano, hoy sus abuelos venían a visitarlo, eso alegraba al infante que le encantaba mucho ver a sus abuelitos. Intento bajar de su camita como pudo para ir corriendo a la planta baja de aquella enorme casa. Bajo pegado a la pared ya que su madre siempre le decía que tuviera cuidado cuando bajara las escaleras solito, al llegar a la planta baja se encontró con sus abuelos tomando el desayuno con sus padres, no lo pensó ningún segundo y fue corriendo rápidamente a donde ellos para darles un gran abrazo.

— ¡Abuelito Zaphiri! —fue corriendo hasta donde su abuelo quien se había parado de su asiento para darle un gran abrazo a su pequeño nieto.

—Ohh, Milo como esta mi nieto favorito —lo abrazo con todo el amor y el cariño del mundo que le tenía al pequeño.

—Muy feliz que mis tres abuelitos favoritos estén aquí —hablo muy emocionado.

—Cariño ven, siéntate a desayunar con nosotros mientras saludas a tus abuelitos —dijo el peliverde que se había parado de su asiento para sentar a su pequeño en la silla para bebes.

— ¡Buenos días abuelito Krest, buenos días abuelito Ecarlate y buenos días abuelito Zaphiri, y buenos días a mis papis! —salud con su pequeña y dulce sonrisita, sus abuelos respondieron al gesto con una gran sonrisa al igual que sus padres.

Los abuelos de Milo eran los mejores con él, Krest de Aquarius Diamond le enseñaba todo lo que tenía que saber el pequeño y Zaphiri Scorpio Antares lo entrenaba para el mundo y no faltaba que su tatarabuelo Ecarlate que aún seguía vivo para ver a su bisnieto creer era uno de los mejores tutores que le enseñaba sobre la vida antes de que él naciera. Milo era muy amable y gentil con sus abuelos, era muy atento con su abuelito Ecarlate, siempre estaba vigilándolo cuidadosamente de el para que tomara sus pastillas cuando los padres dejaban al infante al cuidado de los abuelos. El pequeño infante siempre les comentaba a sus abuelitos las aventuras que siempre pasaba con su osito de peluche, los mayores escuchaban atentamente al menor. Pero con quien más tenía muchas cosas que decir era su abuelito Ecarlate, este siempre le contaba sus aventuras cuando era joven, o cuando cuido de Zaphiri cuando tenía la misma edad de Milo o cuando cuidaba también de Kardia algunas veces. Su abuelo siempre le contaba que su padre era demasiado imperativo he infantil, y aun estando viejo lo seguía siendo. El peliazul para la edad que tenía era demasiado imperativo he infante ante su hijo y esposo, a veces hasta con sus amigos era así.

El pequeño se devoró rápidamente su desayuno para que su madre lo bañara, mientras eso jugaba con su patito de hule, su madre lavaba cuidadosamente el cabello del pequeño. De un momento a otro su madre había dejado el cabello del menor, este volteo a mirar que pasaba y vio a su madre vomitando en la taza del inodoro. El pequeño se preocupó mucho, su mami otra vez estaba enfermo de gripe, o eso pensaba él.

— ¿Mami estás bien? —pregunto algo preocupado, el peliverde se paró de su lugar para lavarse la boca.

—Si cariño, estoy bien, al parecer tu madre no ha estado bien últimamente —respondió ante ello.

— ¿Estás enfermo otra vez? —preguntón inocente.

—Creo que... si.... —hablo nervioso, al parecer él galo estaba ocultando algo más el pequeñín no lo sabía, era muy inocente para saberlo.

El pequeño infante solo siguió en su juego con su patito de hule, su madre prosiguió en terminarlo de bañar, ya que el pequeño insistía mucho que lo bañaran rápido para ir a jugar con sus abuelitos.

Milo con ayuda de su madre había salido de la tina para ser secado y después vestido para este salir pitado hacia la planta de abajo a jugar con sus abuelitos.

—Abuelitos, Abuelitos, Abuelitos —bajo en todo el trascurso de las escaleras repitiendo lo mismo hasta llegar al enfrente de los mayores que estaban tomando té.

—Hola Milo, ya estás listo —hablo Krest tomando más té.

— ¡Si ya estoy listo, vamos a jugar! —hablo emocionado.

—Sí y hay derecho te enseñamos a montar bicicleta sin rueditas —hablo Zaphiri tranquilamente.

— ¡Siii! –salto emocionado al escuchar aquello.

—Eso sí, si te caes, tu abuelo Zaphiri responderá por ti —hablo serio Kardia que se les había unido a la conversación.

—No seas exagerado Kardia, tu padre a la edad de Milo ya sabía montar bicicleta sin rueditas, no como tú que a los trece años aún no sabía —burlo el anciano pelirrojo ganándose una mirada fea por parte de Kardia—. No me mires así, sabes que es la sincera verdad.

—Ahgg... No me vengas a restregármelo en la cara por favor abuelo, tú sabes perfectamente porque nunca pude aprender rápido a montar bicicleta —hablo molesto el peliazul cruzándose de brazos.

—En fin, déjense de pelear par de bichos, Milo ven, primero te enseñaré a tocar piano —hablo el viejo Krest.

El pequeño volvió a saltar de felicidad al saber eso.

— ¡Hey!, ¡Yo le iba a enseñar a montar bicicleta! —replico Zaphiri un poco molesto.

—Lo siento, pero mi nieto necesita por lo mínimo aprender a tocar un instrumento —contesto serio.

—Ashh... Está bien, más después déjame enseñarle a montar bicicleta sin rueditas —pidió el pelinegro.

—Sí como digas, vamos Milo te enseñaré a tocar piano.

—Esta bien —respondió alegre tomando de la mano a su abuelo.

Ambos se dirigieron a una parte de la sala encontrándose un enorme piano negro con varias teclas de color blanco y encima de ellas unas pequeñas teclas de color negro. Para Milo era la primera vez que tocaba el piano, además de verlo ya que este siempre se mantenía en su mundo de fantasía que no se había percatado del gran piano que tenían en la sala. Eran bastantes teclas, como aprendería a tocarlas y diferenciar el sonido. El pequeño veía tímido a su abuelo, Krest se mantenía serio mirando cada tecla hasta empezar a tocar esa hermosa melodía que llegaba a los oídos del infante, él sonrió al instante. Veía como su abuelo empezaba a mover los dedos bastante rápidos, se sorprendía por lo rápido que tocaba su abuelo, y esa hermosa melodía nunca la olvidaría de eso estaba seguro.

El pequeño miraba a su abuelo, Krest aún se mantenía serio hasta llegar a cambiar el tono de la melodía a una triste. Milo escucho bien el sonido y miro el rostro de su abuelo que estaba sereno mientras tocaba, esa dulce melodía era algo melancólica, el mayor cerraba los ojos cuando empezó aumentar la velocidad en la melodía, una hermosa y melancólica melodía se escucha en toca la casa.

El menor escuchaba detenidamente el sonido, encontrando algunos pedacitos de tristeza que el aún no entendía de la melodía. Cuando Krest terminó de tocar Milo curioso quiso preguntarle algo a su abuelito.

—Abuelito ¿Estás triste? —pregunto algo curioso y preocupado, Krest soltó tremenda carcajada dejando al pequeño aún más confuso.

—Claro que no Milo, está melodía es nostálgica como lo notaste se llama Sonata Claro De Luna, la melodía la creo Beethoven, es una de mis sonatas favoritas —expreso con felicidad el pelicastaño.

—Eso no lo sabía abuelito —dijo feliz.

—Bien te enseñaré a tocar alguna pieza.

Krest le explico bastante bien al infante para que esté aprendiera a tocar empezando con una melodía básica y fácil para él. Poco a poco el pequeño fue aprendiendo a diferenciar el sonido de las teclas unas eran agudas otras escandalosas y otras suaves, empezando así a tocar la canción estrellita.

—Estrellita dónde estás, quiero verte titilar, en el cielo y en el mar, un diamante de verdad, estrellita dónde estás, quiero verte titilar —cantaba con esa vocecita infantil y tierno que poseía, Krest escuchaba atentamente a su nieto, le provocaba ternura como tocaba y cantaba—. ¿Abuelito como lo hice? —miro el infante a su abuelo quien retomaba una sonrisa.

—Lo hiciste muy bien para ser tu primera vez —despeino las hebras moradas del menor quien soltó una dulce risita—. Bien te puedes ir a donde tú abuelo Zaphiri para que te enseñe a montar bicicleta —comento.

—Está bien abuelito, después vengo a jugar contigo —se bajó de la silla en donde estaba sentado para salir corriendo en búsqueda de su abuelo Zaphiri que estaba en el patio con su padre.

—Entonces no le digas nada hasta la noche, será una sorpresa, mira hay viene —silencio Kardia al ver la revoltosa melena morada de su hijo con esa sonrisita corriendo hacia ellos.

— ¡Abuelo! ¡Papi! —abrazo fuertemente a su padre, Kardia tampoco se quedó atrás y abrazo a su pequeño.

—Mi pequeño, ¿Ya tú abuelo Krest te enseño a tocar piano? —miro esos pequeños zafiros que lo miraban directamente.

—Si, fue genial, toque estrellita dónde estás, y después el abuelito Krest me dejó venir —comento emocionado.

—Eso suena bastante bien mi manzanita, ¿Ya quieres montar bicicleta? —pregunto.

—Si por favor.

Zaphiri y Kardia se levantaron de sus asientos llevando al pequeño a montar bicicleta. Al principio se dieron cuenta que el pequeño no alcanzaba los pedales, fue un gran problema ya que Kardia tenía que llevar a su hijo en la biblioteca mientras Zaphiri pensaba en comprarle una bicicleta más pequeña, pero sabía que su nieto no se quedaría enano toda la vida, así que se decidieron a darle vueltas al pequeño para cuándo el menor estuviera más grande le podría enseñar a montar.

—Papi, ¿Porque no llego a los pedales? —miro a su padre un poco triste, quería aprender a montar solito, pero su padre tenía que sostenerlo ya que este no alcanzaba ni al suelo montado en la bicicleta.

—No lo sé, quien te manda a ser enano —burlo un poco, su hijo lo miro molesto—. Era una broma manzanita, más algún día serás igual de alto que tus padres o abuelos —sonrió tomando una vuelta en la bicicleta, el pequeño chillo de felicidad.

—A este paso nunca va a crecer —comento Zaphiri un poco serio.

—Padre él no tiene la culpa de ser tan enano, sé que algún día será igual de alto que yo o Degel, solo hay que ser pacientes.

—Pero yo quería enseñarle a montar bicicleta sin rueditas ya, por qué esperar cuando se sabe que mi vida se pasa volando —hablo molesto.

—No te desesperes viejo, aún tienes mucho por vivir —burlo un poco.

—Aja, si claro... —suspiro pesado.

El pequeño se divertía mucho, ya que su abuelo y su padre decidieron montar bicicleta con él, el menor estaba sentado en la canasta de la bicicleta de Degel, Kardia montaba en ella poniéndole cuidado a su pequeño que no se tirará de la canasta conociéndolo.

Por un lado, Krest y Degel hablaba tranquilamente en la sala tomando té mientras veían desde el gran ventanal a su esposo montando bicicleta con su hijo y Zaphiri.

—Como lo están planeando llamar —miro el castaño serio hacia su hijo.

—Pues... Aún lo estamos pensando, creo que para esta noche le diremos a Milo y que el decida el nombre —comento.

—Eso es bueno, espero y se alegre por la noticia.

—Claro que se alegrará mucho de tener a un hermanito, se la pasa jugando solito, pienso que necesita una compañía y ese puede ser su pequeño hermano —sonrío.

—Tienes razón hijo, Milo necesita una compañía y un amigo de juegos.

Pasaron las horas y Milo se había unido con sus padres y abuelos a jugar a los héroes y villanos. Zaphiri como siempre resultó siento el peor de los Villanos, Krest el sabio del árbol de la vida, Ecarlate el viejo mago blanco, Degel frustrado siento la princesa y Kardia siento el malvado hechicero con la compañía de su padre Zaphiri y Milo siento el buen aventurado héroe reconocido por dioses y deidades con su gran fuerza y músculos con la aguda espada de plata que apuñalaba siempre en su mano derecha fue en búsqueda del malvado hechicero para salvar a la princesa Degel.

—Yo Milo Scorpio Aquarius Salvare a la princesa Degel y te derrotare a ti hechicero malvado —saco su aguda espada en frente del hechicero.

—Nunca me detendrás, soy el hechicero más poderoso del mundo, ni tu ni tu aguda espada o fuerza pueden derrotarme, Muahahaha —rio Kardia como todo villano.

—Te derrotare cueste lo que cueste —fue firme mientras Degel pedía auxilio.

Todo había pasado tan rápido, Milo había derrotado al malvado hechicero y logró rescatar a la princesa ganándose un enorme beso en su mejilla, el pequeño sonrió orgulloso de su heroísmo.


[~🍎❄️🍎~]

La cena había llegado, los mayores hablaban tranquilamente mientras el pequeño jugaba con su comida, todos quedaron en silencio mirando a Milo quien noto eso y se sintió un poco incómodo.

— ¿Qué pasa papis? —pregunto confuso mirando a sus progenitores

—Nada manzanita tu madre tiene que decirte algo —hablo Kardia un poco emocionado.

— ¿Que me tienes que decir mami? —miro al peliverde que se encontraba un poco nervioso.

—Milo... amor, tú.... —dio un suspiro para continuar—. ¡Tendrás un hermanito!


[°🍎]

Bueno los rewards están saliendo cada vez mejor de lo que esperaba, hay uno que otro cambio mas como he dicho nada del otro mundo, la historia sigue siendo igual como es en su curso.

La historia ahora está tomando un buen curso con estas nuevas ediciones. Esta quedando excelente y ahora puedo decir que los primeros capítulos quedo satisfecha con ellos.

¿Que pasara después de esto?, pues descúbranlo en el próximo capítulo de penetradores profundos digo digo me equivoque de libro ( ͡° ͜ʖ ͡°)

Los estoy leyendo <3


—AzakaAcha

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