Capitulo 9
Lo siguiente que sucedio hizo que tanto Remus como Sirius gritaran de horror:
Apolo cortó la garganta de Artemisa y la aventó a la otra esquina de la habitación, ensangrentada.
Sirius y Remus iban a atacarlo cuando de pronto Artemisa se levantó y tomando una roca que había de decoración en la mesa, golpeó a Apolo con está en la cabeza, cayendo al suelo.
—HIJA DE PERRA.—gritaba Apolo.
—MALDITO GIGOLO GRATUITO.—gritaba Artemisa.
Artemisa le arrebató el cuchillo y se lo clavó en el abdomen, Apolo la tomó de la cintura y la aventó contra la mesa de cristal, donde el también cayó ya que ella se lo llevó consigo, rompiendo la mesa y enterrándose ambos los cristales rotos en el cuerpo.
—Oh, déjenlos.—dijo Dumbledore al ver que querían intervenir.—Tienen una extraña forma de decirse hola.
—¿Qué?—murmuraron Sirius y Remus, incrédulos.
—Nunca vi a Artemisa tan alterada.—murmuró Remus.
—Solo le había visto la expresión de indiferencia y sinceramente la prefiero por sobre la de odio.—murmuró Sirius intimidado al ver cómo Artemisa le reventaba un bate en la cabeza a Apolo.
—¿Está seguro de que no deberíamos intervenir?—pregunto Remus con nerviosismo.
—No, tranquilos. Esto pasa siempre.—sonrió Dumbledore.
Quince minutos después, Artemisa y Apolo estaban sentados en diferentes sofás mientras se curaban sus heridas. Apolo sangraba del abdomen, la cabeza y el labio, sin contar las heridas del rostro y la espalda llena de vidrios. Artemisa sangraba del cuello y la espalda, con heridas en el rostro y brazos. Era una escena sangrienta y algo surrealista, puesto que en la opinión de cualquier otra persona, ellos deberían estar muertos.
—Bueno...—hablo Sirius intentando romper el hielo.—¿Y entonces cual es tu verdadero nombre?—pregunto a Artemisa.
—¿De que hablas?—pregunto Remus.
—Pues si, estos dos no se parecen en nada.—señaló a Apolo y Artemisa.— bueno, quizá en lo locos pero fuera de eso en nada. Supongo que por la guerra se colocaron esos nombres para proteger sus identidades reales, ¿no?
—Eh...no precisamente por la guerra.—dijo Apolo
—Algo así.—dijo Artemisa.
—Bueno, supongo que ya está bien de bienvenidas y saludos.—dijo Dumbledore con una sonrisa.
—¿Ese intentó de asesinato fue un saludo?—pensaron Sirius y Remus
—Apolo, tú pondrás al día a Sirius, Remus y Artemisa. Deberán realizar la misión lo más pronto posible, entre más rápido acabemos con el, mejor. Ahora debo irme, tengo que trasladar a Evans y Snape a la casa de los Potter.—explico Dumbledore.
—¿Qué dijo?—Sirius lo miró con el ceño fruncido.—¿Cómo que va a llevar a Quejicus y a esa perra a casa de James?—pregunto furioso.
—Es temporal mientras que realizan la misión y encuentro un mejor lugar.—dijo Dumbledore con tranquilidad.— mucha suerte.—dijo y desapareció.
—¿Qué se supone que debemos hacer?—pregunto Remus mirando a Apolo.
—Oh, esto sería divertido.—Apolo sonrió de lado.
Apolo les explico la situación, al parecer gracias a la información que Severus Snape le brindó a la Orden del Fénix, se enteraron del plan de Voldemort para conseguir la vida eterna: crearía un horrocrux, en realidad, haría los más que pudiera. Al parecer hasta el momento había tres: un diario, un anillo y la serpiente llamada Nagini que siempre lo acompañaba.
La misión era destruirlos.
—Esto nos tomará más de un año...—murmuró Sirius con inquietud.
—Entonces habrá que empezar de inmediato.—dijo Artemisa con firmeza.
—Aún no comprendo, ¿Qué son exactamente los horrocrux?—cuestiono Remus.
—Es un objeto muy poderoso en el que un mago o bruja a ocultado un fragmento de su alma con el propósito de alcanzar la inmortalidad.—explico Sirius y lo miraron fijamente.—¿Qué? Soy un Black, es obvio que se de magia negra.
—Mientras no hayamos destruido los horrocrux, no importará cuanto ataquemos a Voldemort, el seguirá regresando.—dijo Artemisa.
—Exacto. Partiremos mañana temprano para ir contra el primer horrocrux, el guardapelo. Esta casa esta bien protegida pero en cuanto estemos en la misión debemos evitar decir el nombre de Voldemort.—dijo Apolo.
—¿Porqué?—pregunto Sirius.
—Lo han convertido en un tabú.—respondió Artemisa y la miraron confundidos.—La maldición tabú es un hechizo poderoso pero poco conocido, se designa una palabra como clave para revelar el lugar donde se ubica quien lo ha dicho, en este caso la palabra sería Voldemort. Nos encontraran donde sea si por error decimos su nombre.
—Que bueno que nunca lo llamo por su nombre.—dijo Sirius y Remus asintió de acuerdo.
—¿Sabes donde esta el anillo?—pregunto Artemisa y Apolo asintió.
—Voldemort es familiar de Salazar Slytherin, descendiente directo, más bien. El anillo perteneció a Sorvolo Gaunt, su abuelo.—explicó Apolo.—según nos dijo Snape, el anillo esta escondido en la cabaña de los Gaunt que se encuentra a las afueras de Little Hangleton.
—De acuerdo, ¿y que hay del cuaderno y la serpiente?—pregunto Remus.
—Snape esta descubriendo donde se encuentra el cuaderno y en cuanto a la serpiente, deberemos dejarla para la batalla final pues siempre esta con Voldemort.—dijo Apolo.
—¿Cómo saldremos mañana temprano si Artemisa no puede salir en el sol?—pregunto Sirius.
—Mi capa y ropa me protege.—respondió Artemisa.
Artemisa miró por la ventana y vio la luna resplandeciente. Suspiro suavemente.
Detestaba tener el don de saber cuando algo malo iba a pasar, ahora por eso estaba embarcada en esa misión suicida.
Y no sabía si regresaría con vida.
(...)
James estaba seguro de que la vida lo odiaba. Justo cuando empezaba a tener un mayor acercamiento con Artemisa, Dumbledore la mandaba a una misión y traía a su casa a su ex esposa y su enemigo de Hogwarts.
—¡Lily!
—¡Marlene!
Ambas amigas corrieron a abrazarse con fuerza, felices de volver a verse.
—Potter.—dijo Snape con frialdad.
—Snape.—dijo James de la misma manera.
James contemplaba la escena entre Marlene y Lily con el ceño fruncido con Harry en brazos, quien se escondía en su cuello. Aria estaba igual de molesta que James y pretendía tener unas palabras con su padre en cuanto tuviera oportunidad. En cuanto Lily se separo de Marlene, dirigió su vista a James y sonrió levemente a él y Aria, intentando acercarse.
—No pretendo darte un abrazo, Evans.—advirtió Aria.
—Me voy a acostar a Harry.—dijo James.
—James, podríamos...—pidió avergonzada.
—No, Lilianne.—la cortó.
—Quiero ver a mi hijo.—exigió molesta y miro al bebé.—Harry...soy tu mami...
—¿Cómo te atreves a llamarte su madre?—James la miro con furia.
—Mami Ate—dijo Harry apretándose contra su padre.
—¿Quién carajo es Arte?—pregunto Lily molesta.
—Si tengo mucha suerte, mi futura esposa.—sentenció James con firmeza.
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