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03 | Y te presento... a mi novia


Just A Friend To You


AL SEPARARNOS dejé que mis manos reposaran en sus hombros.

—Tienes mucho que contarme. Lo sabes, ¿no? —busqué sus ojos hazel. Los envidiaba mucho, parecían transmitir tantas cosas.

Su mirada se conectó con la mía y una mueca adornó su rostro.

—Lo sé. Luego hablamos —sonrió, aunque no le llegó a los ojos por completo y lo solté. Dejé que tuviera su espacio cuando se volteó hacia Luisa, puso su mano en su espalda baja y la acercó más hacia nosotros—. Ali, ella es Luisinha —pronunció de manera atroz—, pero le decimos Luisa, es mi novia. Y amor, ella es Alya, mi mejor amiga, le puedes decir Ali.

Luisa me dedicó una gran sonrisa, y para mi sorpresa, me abrazó. Y oh, detesté cada instante.

Me tensé bajo sus brazos como un gato al que intentaban bañar.

No era por odiosa. Solo... no era muy afectuosa con las personas, y con una desconocida mucho menos.

Motivo por el cual Lando solía decir que era el gato negro para su golden retriever y funcionábamos tan bien como mejores amigos.

Por encima de su hombro vi a Lando intentando contener la risa. Él sabía lo poco cariñosa que era. Lo abracé, y dejé que me abrazara solo porque era él, ¿pero con cualquier otra persona? Ambos sabíamos que era distinto.

Luisa se alejó, pero se mantuvo cerca, la sonrisa sin borrarse de su rostro.

—Ali, no sabes cuánto he oído de ti —desearía poder decir lo mismo—. ¡No podía esperar a conocerte en persona!

—Oh, yo tampoco —persona de la cual no sabía de su existencia hasta ayer.

—Por lo que me cuenta Lando, creo que nos llevaremos muy bien.

—Bueno, yo espero que sea así —le dediqué una sonrisa de labios cerrados. Sabía que mi furia no era en contra de ella, era en contra del pelotudo de Lando. Esperaba que mi incomodidad no se notara tanto como creía.

—En serio, qué sorpresa, no puedo creerme que estés aquí —Lando me siguió mirando como tratando de hacerse a la idea.

—¿Pero fue una buena sorpresa o...?

—¡Claro que sí, mujer! Solo no me lo esperaba.

—Bueno, si alguien me hubiera invitado tal vez me hubiera visto antes —me hice la desentendida. Claro que seguía un poco molesta con él.

Luisa y Oscar se habían puesto a conversar para darnos un poco de espacio, aunque podía notar como Luisa nos mantenía vigilados. Tranquila, mujer, es todo tuyo.

El condenado se rió, divertido—Oh, así que así son las cosas.

—Pues sí, ¿qué esperabas, pendejo? —lo reñí en voz baja.

—Ya te molestaste.

—No estoy molesta —negué, pero estaba segura que mi mirada decía todo lo contrario.

Me picoteó el estómago—Estás molesta —canturreó y le pegué un manotazo—. ¡Hey! Cuidado que con esta manejo, plebeya.

—Vuelve a decirme plebeya, animal.

Ni parpadeó—Plebeya.

Lo miré con los ojos entrecerrados. Esta era nuestra usual dinámica.

—Plebeya. Plebeya. Plebeya. Plebeya. Ple... —no pudo seguir porque le tapé la boca con mi mano.

—Te lo advertí —me volteé hacia Luisa—. ¡Oye, Luisa! —la modelo portuguesa me miró mientras Lando me lamía la mano—. ¡Ewww! ¡Ahora con más razón lo voy a hacer! ¡¿Sabías que Lando todavía usa interiores de super héroes?!

¡El muy pendejo me mordió!

—¡Es mentira, amor! ¡No le creas nada! ¡Es mentirosa compulsiva! —me puso la mano en la cara.

—¡No me toques la cara, lo detesto!

—¡Ese es el punto! —lo pisé y soltó un quejido que no podría describir como muy varonil mientras se apartaba.

—¡Quién sabe dónde traías esas manos cochinas!

—¡Quién sabe dónde pusiste tu cara cochina!

Ambos inflamos nuestros pechos mirándonos con un desafío oculto, aunque sabía que por dentro nos queríamos reír. Extrañaba mucho estas peleas con él.

—Pensé que se llevaban bien —murmuró un confundido Oscar, y fue la gota que rebasó el vaso, provocando que tanto Lando como yo nos riéramos.

Él fue el primero en abrazarme—Extrañaba tu cara cochina, enana.

—Yo igual, muppet —lo solté algo rápido, queriendo acoplarme a esta nueva dinámica ahora que tenía pareja, pero Lando no parecía percatarse de eso.

—Dios, déjate querer, mujer —me volvió a aprisionar en sus brazos—. Acepta el cariño.

—Nop —me quedé en modo tieso sin corresponder su abrazo.

—No me moveré hasta que me devuelvas el abrazo.

—No creo que sea conveniente para ti.

—¿Por qué no? —alzó una ceja.

—Porque tienes novia y práctica.

—Pues como no quieres que llegue tarde, querrás devolverme el abrazo en algún momento.

—Ja. Mira si me importa —traté de fijar la mirada en cualquier otra parte que no fuera Luisa. Este necio iba a tener que ceder en algún momento.

Sin embargo, anunciaron que comenzaría la práctica en unos minutos y ni se inmutó.

—¿En serio? —dije con tono monótono hacia él.

—No me voy a mover hasta que me abraces.

Pasaron los segundos y me estaba comenzando a desesperar aunque no lo quería demostrar.

—Lando, ya vete.

—¿Me vas a abrazar?

—No.

—Entonces no.

Pude ver a Lele caminar hasta nosotros muy molesta, pero Lando no se movió—¿Qué carajos haces? ¿No ves que todos te están buscando? ¡Ya va a comenzar la práctica!

—Lo sé —podía notar cierto nerviosismo en su voz.

—¡¿Y entonces?! —dijo exasperada.

—Dile a Alya que me devuelva el abrazo y me voy.

Rodé los ojos—Lando, solo vete.

—Te dije que no.

—Lando José te juro que te voy a llevar yo misma hasta allá por las orejas si es que no empiezas a mover las piernas en este instante —amenazó Lele.

—Bien, como ordenes —y efectivamente, empezó a moverse todavía sujetándome, obligándome a moverme también si no quería tropezarme.

—Te voy a matar —murmuré viéndolo con resentimiento.

—Sisi, pero luego de la práctica, ahorita no tengo tiempo.

—Ya suéltala y corre —intervino Lele.

—Dile que me abrace de vuelta —protestó como un niño pequeño acusándome con su mamá.

—Lando —alargó la última vocal Lele exasperada.

Lando volteó la mirada, viendo cualquier cosa a la distancia para no toparse con los ojos de Lele, los cuales estaban a nada de empezar a echar fuego.

No había competencia con su terquedad en estas situaciones, y creía que Lele también estaba consciente de ello porque volteó a verme como diciendo "¿y bien?".

Hasta Oscar y Luisa nos miraban expectantes caminando a nuestro lado.

La imagen de nosotros abrazados daría mucho de lo que hablar, más si consideramos que su novia estaba justo al lado observando y no se veía nada contenta con lo que veía.

—Vas a llegar tarde por necio —insistí.

—Tardaré lo que tenga que tardar —se encogió de hombros caminando determinado.

Y pues llegaba un punto en donde la mirada de Lele me indicaba que debía alzar mi banderita blanca y admitir mi derrota para salvar la carrera del odioso de mi mejor amigo, por lo que luego de rodar los ojos estreché al flacucho británico entre mis brazos en un abrazo.

Y como siempre el niño obtenía lo que quería.

Normalmente no lo dejaría salirse con la suya porque detestaba esa sonrisita de superioridad en su rostro cuando me "ganaba" en algo, pero me tocaba sacrificarme por su carrera.

Y me correspondió enseguida victorioso—¿No que me ibas a matar?

—Ya reservé mi turno para luego que saques tu huesudo trasero de tu monoplaza. ¡Ahora vete antes que te lo pateé! —amenacé y se separó entre risas para luego ser arrastrado por el collar de su uniforme por Lele.

—¡Te quiero! —me volteó a ver lanzándome un sarcástico beso.

A lo que respondí sacándole el dedo del medio mientras escuchaba su escandalosa risa alejarse.

Dios, este niño me colmaba la paciencia.

Me volteé para irme al hospitality de McLaren cuando me topé a Luisa de frente—Oye no sé qué opines tú, pero pienso que esta es una buena oportunidad para conocernos un poco, quiero escuchar todo de ti —me sonrió y algo sorprendida asentí.

—Claro, me encantaría —le dediqué una sonrisa de labios cerrados.

En realidad me pareció inesperado, en parte porque al ser la primera novia del duende no sabía muy bien qué esperarme de ella o cómo actuar.

Estaba claro que con Lando teniendo una pareja nuestra dinámica cambiaría un poco, nos tocaría adaptarnos... y conocer a Luisa parecía un buen primer paso para aprender a marcar límites.

Apenas solté mi respuesta la castaña entrelazó su brazo con el mío como si fuéramos amigas de toda la vida, casi que aprisionándome a su lado. Esa parte no fue tanto de mi agrado, porque de nuevo, no soy mucho de contacto físico y mucho menos con alguien que no conozco desde hace más de cinco minutos. Luisa en cambio se veía imperturbada.

—¿Sabes? Lando habla mucho de ti —mencionó luego de un inicial silencio, avanzando conmigo a su lado. Yo hice una mueca mentalmente, esperaba que no fuera en serio ese "mucho" porque de lo contrario esto sería muy incómodo—. Siendo honesta, creo que puede que seas su persona favorita.

Yo solo la miraba en silencio, queriendo ver a dónde se dirigía esta conversación. Aunque que dijera que era la persona favorita del muppet me indicaba que tal vez no sería una plática tan llevadera como yo creía.

—Y pues creo que sería adecuado que yo también me lleve bien con su mejor amiga, ¿no? Digo, no te mentiré, mis amigas siempre me hablan de dramas con las mejores amigas de sus novios, pero yo no pienso que esas debamos ser nosotras. No te conozco, pero aun así siento que me respetas —me miró a los ojos y volvió su vista al frente—. Y planeo que sea mutuo.

La portuguesa caminaba con seguridad y confianza, sabiendo que cualquiera que la viera podría caer a sus pies y pues con una cara tan linda como la de ella no era difícil hacerlo. Lo peor es que parecía consciente de ello, pero no le interesaba. La condenada tenía de los rostros más fotogénicos que había visto en mi vida y si no fuera la novia de Lando probablemente diría que se veía como esas chicas de las películas gringas que se creían la última Coca Cola del desierto y las cuales yo detestaba con toda mi alma.

Pero la realidad es que sí era la novia de Lando y por ello debía dejar los estereotipos de lado y hacer un mínimo esfuerzo por conocerla.

Después de todo, algo habrá visto en ella para enamorarse, ¿no?

—Claro... yo al menos también quiero llevar la fiesta en paz... —declaré—. En serio. Eres la primera novia de Lando y... quiero que tenga una bonita experiencia así que para eso estoy dispuesta a cumplir con los límites que tú impongas. Puedo entender que Lando a veces sea un cabezota que no se da cuenta de lo que hace, pero siempre me puedes hacer saber si algo te incomoda.

Sentía que no me estaba amenazando, pero sí me quería dejar en claro desde un inicio que no quería tener problemas conmigo y la realidad es que yo tampoco deseaba eso.

Ella asintió—Me alegra escuchar que estamos en la misma página.

—A mí igual.

Nos quedamos en un silencio medio incómodo en el que ninguna de las dos sabía cómo continuar la conversación, pero gracias al cielo ella comenzó un tema.

—Y... ¿qué estudias, Ali?

Se escuchaba foráneo escuchar ese apodo de sus labios, pero lo dejé pasar.

—Estudié arte y diseño —respondí, y segundos después cuando no obtuve más que un "mmm, interesante" de su parte, le repetí la pregunta.

—Yo no estudié ninguna carrera... Después de graduarme del colegio me concentré en trabajos de modelaje —soltó.

—Oh —fue todo lo que me limité a decir.

No sabía porqué todo se sentía tan incómodo y pesado. En realidad parecía como si ninguna de las dos quisiera estar ahí y tan solo nos estábamos obligando a convivir. La amistad más forzada que había tenido.

—¿Y tú tienes pareja? Lando no lo ha mencionado —de repente abrió un nuevo tema, tal vez tratando de encontrar algo en común, pero aparte del susodicho que nos unía no parecía haber más nada que compartiéramos a decir verdad.

—Noup. Soltera hasta nuevo aviso —solté viendo alrededor, donde noté unas cámaras enfocadas en nosotras, más no dije nada. Era muy común en el paddock.

—¿Y no te interesa Oscar?

La observé de reojo—Lo conozco desde hace un día, creo que es muy temprano para decir.

—Vamos, pero se nota que se traen ganas —soltó una risita.

¿Qué había de gracioso?

Yo debía agradecer no ser muy expresiva porque por dentro puse la cara más de "wtf" que existía. Detestaba que si hablaba con un chico, al estar soltera enseguida tenía que ser mi posible futura pareja.

¿No podía hablar con el sexo opuesto sin ningún interés amoroso de por medio?

—En realidad no. Al menos de mi parte —aclaré. Y no era que Oscar no fuera atractivo, pero no me llamaba la atención.

—Perdón, pensé que había química ahí.

Hice un gesto quitándole importancia.

Habíamos llegado al garaje de McLaren y se me habían pasado un poco las ganas de conocer más a Luisa.

No sabía qué era, pero no me terminaba de sentir cómoda con ella y dudaba que lo fuera a hacer en un solo día.

Sin embargo, pareció suceder lo contrario con ella porque había tomado confianza muy rápido.

De repente, sin yo decirle nada se había puesto a conversar de compras y de las prendas hermosas que había en Imola, moda y otros temas de los que no tenía mucho interés o conocimiento.

Yo era del team que no le interesaba las marcas, tan solo que me gustara la ropa y me quede bien me bastaba. Mientras tanto ella decía que todavía tenía ropa de Chanel colgada en su armario con su etiqueta esperando la ocasión perfecta para estrenarla.

Cerca de las pantallas ubiqué a Zara, la entrenadora de Adora y cuando hicimos contacto visual le imploré con la mirada que me salve. Me hizo gestos de que me acercara a ella y aproveché la oportunidad.

—Oye, Luisa, disculpa que te interrumpa, pero mi amiga me llama —señalé hacia donde estaba Zara.

—Ah, claro, ve —me dejó ir, pero solo llegué a avanzar unos pasos cuando dijo—. ¡Hey, deberíamos salir a cenar hoy!

Me volteé a verla—¿Qué?

—Claro, para celebrar tu llegada. Podríamos ir Max, Lando, tú y yo.

—¿Max? —fruncí el ceño. ¿Cuál Max? No me llevaba mal con Verstappen, pero no sería bien visto que saliera a cenar conmigo siendo que tiene novia.

—Sí, su compañero de piso —aclaró.

—¿Max viene?

—Llega esta noche, Lando lo invitó.

—Por supuesto —me detuve a pensar unos segundos—. Bueno, vale, hagámoslo.

—Excelente, haré que Lando te envíe los detalles —sonrió y yo me terminé de alejar hasta llegar al lado de Zara en silencio.

—¿Todo bien?

Me crucé de brazos todavía con la conversación con la portuguesa rondando por mi mente:—Perfecto.

Lando no me veía desde hace tres meses. Meses en los cuales no me había invitado a ninguna carrera, y a Max sí. De hecho, si no hubiera sido por Adora no sabría si vendría a una carrera este año en primer lugar.

¿Nos peleamos y yo no me había enterado? Y si no fue así ¿por qué no me quería aquí?





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N/A: Uy, todavía ni empezamos bien y ya puedo asegurarles que se viene mucho sufrimiento así que preparen sus pañuelos y acompáñenme a seguir leyendo a las que les guste mucho el angst.

No se olviden de votar y comentar!

Las quiero mucho, gracias por darle una oportunidad a este libro <3

Se despide,

Val

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