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02 | Reencuentros


Just A Friend To You


Viernes 22 de Abril de 2022

CUANDO AMANECIÓ AL SIGUIENTE DÍA, la cama de mi acompañante, Lele (la hermana de Adora), se encontraba vacía. ¿Se había ido temprano o nunca volvió de aquella caminata nocturna que me comentó? No sabía.

Al igual que tampoco sabía del itinerario para aquel día. Había evitado salir de la habitación y toparme a Lando en pleno pasillo, optando por pedir servicio a la habitación pues quería reservar la sorpresa para cuando fuese al paddock. Por lo que me vestí y me apresuré en subirme a un taxi con Zara, la entrenadora de Adora, camino al circuito de Emilia Romagna.

No sabía porqué me sentía tan inquieta. Desde que me enteré de la novia de Lando me encontraba en ese estado. Supongo que era un poco la inseguridad por toda la situación; mi mejor amigo tenía novia desde hace tres meses y en ningún momento se le ocurrió mencionarlo. Me hacía replantearme qué estaba mal conmigo. O qué estaba mal con él.

¿Y si la novia estaba embarazada y por eso no me lo quiso comentar? Le había dicho varias veces que nunca planeaba tener hijos tan joven, pero pues eso era decisión mía y si ese era su caso no había manera en este mundo que no lo apoye si es lo que deseaba.

Ya me veía comprándole camisas de "Tengo la mejor tía" a la pequeña criatura.

Aunque por tanto drama más le valía que su segundo hijo se llame Alya... independientemente de si es hembra o varón. Si hay chicos que se llaman Ariel pues también consideraría a Alya unisex.

Cuando íbamos llegando me oculté con mi hoodie. Ya era reconocida dentro del fandom como la mejor amiga de Lando, siendo que he salido en algunos de sus streams, en videos de Quadrant y al duende le gustaba postearme en su cuenta JPG en Instagram a pesar de mis protestas. Podía decir que era más amada que odiada pues se habían dado cuenta de que nuestra relación no era nada amorosa, solo platónica, amistosa.

Y aunque no me daba miedo interactuar con ellos cuando me topaba pequeños grupos en la calle, no sabía lidiar con multitudes y si aquella enorme cantidad de merch naranja me indicaba algo era que si ponía un pie cerca de aquella entrada me iban a devorar viva.

El taxi paró justo enfrente y vi a Zara con todas las intenciones de bajarse cuando la jalé del brazo.

—¿Pasa algo, Alya? —me miró interrogante.

—¿No hay... alguna otra entrada? —pregunté como quien no quiere la cosa. De verdad no me apetecía salir hecha puré. No tenía guardias ni sentía la necesidad de unos, pero las probabilidades decían que con esa multitud serían necesarios si quería llegar entera.

Lando era la estrella, no yo y pues se sentía raro cuando me pedían fotos y autógrafos pues lo único relevante que había hecho hasta el momento es ser su mejor amiga. La realidad es que no me conocían de nada. Era una total extraña.

Y tampoco era por amargada, solo que venía de unas ajetreadas semanas y en mis semi vacaciones no me provocaba tener que lidiar con la gente. Cruel pero real, solo vine a lo que vine y a pasar tiempo con el duende y Adora.

La alemana ladeó la cabeza—¿Por qué, liebling? ¿Está todo bien?

Creía que significaba algo como querida, pero no hablaba alemán.

—Sí, todo perfecto, pero... está lleno de fans de Lando y somos solo nosotras dos, no veo cómo eso saldrá bien sin intervención de seguridad.

Cosa que Lando sigue insistiendo en que tenga, pero me rehusaba.

Ella asintió como procesando todo para luego verme con una mueca—Lamento informarte que es la única entrada... por la otra no nos dejarán pasar pues es exclusivo para los equipos.

—¿Y no eres parte del equipo? —alcé una ceja.

—Lo soy, pero tú eres invitada y tu acceso es diferente al mío por lo que no te dejarían entrar.

—Intentemos —insistí.

—Alya...

—En serio, ¿qué tenemos por perder? Podemos simplemente llamar a Adora o alguien y que me deje pasar, sigue siendo una entrada de todos modos.

Pareció contemplarlo por unos segundos.

—Bueno... tienes razón, hagamos el intento a ver qué sale —se volteó hacia el conductor para indicarle en italiano el cambio de planes. O eso supongo, al menos.

No es como si no me dejarían pasar, era invitada de Adora Torres y mejor amiga de Lando Norris...



***


—No puede pasar —habló el guardia de seguridad por milésima vez.

Zara ya había pasado y creíamos que todo saldría bien cuando pusiera mi tarjeta, pero no había hecho más que alertar al gorila este de que estaba ingresando por donde no me correspondía. A Zara la había llamado Adora para su calentamiento y no me quería dejar aquí. Sin embargo, le insistí en que fuera mientras yo trataba de hablar con el señor y luego de mucho convencimiento por fin la había empujado a atender el llamado de su cliente.

Suspiré con frustración. Ya se estaba metiendo con mis nervios.

—¿Pero qué le cuesta dejarme pasar? Ya vio que tengo un gafete que dice "Invitada de Adora Torres" y estoy en el registro. El único motivo por el cual no ingreso por su otra entrada es por seguridad.

—No es mi problema, "señorita celebridad" —se burló de mí el guardia y yo lo miré con el ceño fruncido—. Ahora deje de molestar y váyase —rodó los ojos.

—Bueno, conste que usted me obligó —me encogí de hombros y con algo de impotencia me vi en la obligación de tener que llamar a Lando.

Teléfono a 1% de batería.

Maldecí por lo bajo y volví a mirar al guardia. A ese punto no podía ni arruinar la sorpresa para llamar a Lando porque mi teléfono se iba a apagar en cualquier momento.

—¿No podría asignarme a un compañero? Alguien que me acompañe a la otra puerta para que entre por donde dice, garanticemos que no salga golpeada y terminemos con esto.

El guardia volvió a negar con la cabeza, desinteresado, y me dieron ganas de arrancársela.

Se escucharon unos gritos a lo lejos, por lo que me volteé y crucé miradas con una multitud de fans—¡Oh por dios, es Ali! —chillaron entre ellos corriendo hacia mi dirección mientras yo miraba al guardia amenazante. No creía que una enana mirándolo feo lo intimidaría lo suficiente, pero valió la pena el intento.

Iba a salir más golpeada que saco de boxeo y todo por culpa de este boludo. Dios, ayúdame.

—¡Alya! ¿Qué haces ahí, querida? Déjela pasar, ¿no sabe que es invitada VIP de Adora Torres?. Estará furiosa cuando sepa lo que la ha hecho esperar siendo que ha detallado que su familia y Alya tienen pases ilimitados donde sea —¿Dios? Siempre supe que eras mujer.

Me volteé para ver bien a la dueña de esa voz y me encontré a Lele. Solté un inmenso suspiro de alivio que no me duró tanto cuando vi a los fans aproximándose y al guardia sin moverse.

—¿Y? ¿Qué espera? ¿Que llame a su gerente? —lo miró Lele con una ceja alzada y el guardia debatiéndose un poco me dejó pasar justo a tiempo.

Yo haría lo mismo en su lugar.

—Hablaré de esto con mi supervisor, no se deben hacer excepciones —advirtió el guardia para luego desaparecer.

Lele rodó los ojos, pero luego me sonrió—Perdón por eso, ¿por qué no viniste por la otra entrada? —comentó mientras caminábamos por el paddock.

Alejandra, o Lele como la llamaba Adora, era una mujer imponente. Además de ser la hermana de Adora era su manager y tenía sentido, ya que irradiaba poder por donde pisara. Tenía esa clase de influencia en las personas que te podría hacer lamer comida del piso solo con un gesto de su dedo.

Hasta ahora caminando por el paddock podía ver el efecto que causaba en los demás. Faltaba nada más que se tiraran por donde pisase.

Adora era la celebridad, pero no había cómo negar que Alejandra tenía su propio séquito de admiradores dentro del Paddock.

—Tenía cierto impedimento —señalé de manera disimulada detrás nuestro donde los fans seguían gritando.

—Oh —rió la mayor—. Raro, ¿no?.

—En el sentido de que no somos celebridades, sí, pero supongo que si me encontrase a la hermana de Harry Styles de igual manera querría una foto —encogí los hombros—. Solo que en esta ocasión son muchos y desde la última vez...

—Claro —imitó la mueca en mi rostro—, es comprensible.

Seguimos caminando por el paddock en silencio, yo buscando con la mirada una cabeza castaña y con rulos.

—Se supone que ya terminaron la práctica, debería estar por aquí —interrumpió mi tren de pensamiento. Yo solo asentí. Por dentro me estaba preparando para conocer a la famosa Luisa. Esperaba que nos lleváramos bien porque sino estar viviendo con Lando se volvería muy incómodo.

En parte estaba practicando cómo me introduciría o planteando el escenario de cómo Lando me presentaría.

"Hola, soy Alya, la mejor amiga de Lando y roomate, mucho gusto, Lando me ha hablado mucho de..."

No, sonaba falso.

En realidad sabía tres cosas de ella: Que se llamaba Luisa, que era modelo y portuguesa. Eso era todo.

"Hola, soy Alya, la mejor amiga de Lando y su roomate, un placer. En realidad no sabía nada de ti ja ja".

No, ese era muy de mejor amiga pelotuda en las películas.

Suspiré mirando a los lados por señales de Lando. Estábamos enfrente del taller de McLaren. Capaz y estaba en el de Ferrari pues aquí solo veía a unos mecánicos, Daniel Ricciardo y una parejita de esas que no se entendía donde empezaba ni terminaba el otro.

—Permiso, Alya —exclamó Lele sin esperar una respuesta mientras caminaba hacia el piloto.

Me crucé de brazos decidiendo seguir buscando al duende.

¿Ferrari? No.
¿RedBull? Tampoco.
¿Mercedes? Nuh uh.
¿Haas? Menos.

Lando estúpido Norris, ¿dónde carajos te metiste hijo de la re mil...?

De repente sentí una mano en mi hombro—Hola, ¿necesi...?

Pegué un brinco—¡Ay boludo me re asustaste! —comenté llevándome una mano al pecho con mi corazón acelerado amenazando con salirse. Me volteé esperando encontrarme con mi británico favorito, pero me vi de cara a un estómago. Huh. Mi vista continuó subiendo con lentitud por una camisa azul de Alpine hasta que finalmente llegué a un rostro amable con lunares. Se veía muy confundido.

Che, se me olvidaba cambiar el switch de idiomas a veces.

—Lo siento, eh... quería preguntarte si necesitas indicaciones. ¿Buscas algo?

Parpadeé algo desconcertada.

No era tanto un algo, sino un alguien.

—De hecho estoy buscando a Lando Norris, ¿lo conoces? —lo analicé mejor, parecía trabajar en el Paddock... aunque no sabría decir bien porque algunos fans tenían la camisa de Alpine.

—Sí, ¿quieres una foto con él? —me observó expectante.

Tenía más de una en mi teléfono, gracias.

—No, Adora me mandó para darle una sorpresa.

—Oh cool, creo que lo vi afuera de su garaje, ¿te acompaño?

—Claro, no me viene mal un poco de compañía —sonreí con los labios cerrados para luego dirigirme de nuevo a mi punto de inicio con el chico de Alpine.

—Soy Oscar, por cierto —me extendió su mano y yo se la estreché.

—Alya, mucho gusto —me quedé observándolo. Había algo familiar en él... solo no lograba identificar el qué aún.

Oscar... ¿Oscar Isaac? Eh no, creo que ese es un actor.

Oscar... Oscar... ¡Oscar Piastri! ¡Claro!

—Eres Piastri, ¿no? Campeón de Fórmula 2, recuerdo algo de eso.

El chico sonrió algo tímido—Eh, sí, soy yo.

—Felicidades, aunque supongo que lo escuchas todo el tiempo —dije con una mueca.

—Una vez más no está de más —replicó divertido y reí.

—Claro, perdón. Disculpa mi ignorancia pero... ¿qué haces aquí?

Señaló el logo de Alpine—Piloto de reserva por esta temporada.

—Ohhhh, buena oportunidad.

Llegamos de nuevo enfrente al garaje y como antes, solo estaba el grupo de mecánicos, Lele, Daniel y la parejita.

Oscar me comentó algo, pero yo seguía buscando con la mirada a aquel boludo escurridizo. ¿Dónde está?

—Ahí está —señaló Oscar enfrente nuestro y yo lo miré con el ceño fruncido.

—Eh no, no está —repliqué con tono obvio.

Oscar suspiró—¿Ves aquella parejita?

—Ajá ¿Y qué tiene que...? Oh... —observando más atenta pude ver aquellos rizos que estaba buscando, su boca pegada a la de su acompañante. Luisa, supongo. La sujetaba del mentón mientras se besaban de manera lenta, lo más "apropiado" considerando donde estaban, pero no lo hacía menos incómodo.

Mi estómago se sintió raro. Era una pesadez que no había experimentado antes. ¿Por qué me sentía tan extraña con todo esto? Era lo que siempre había pedido. Lo había molestado durante años diciéndole que se consiga una novia para que me dejara de molestar. Quería al bobo de Lando, pero molestaba mucho. Como cuando se ponía a hablar de las curvas de equis circuito y de la frenada mientras estaba haciendo algún trabajo. O interrumpía mi sueño para decirme que quería algo. O se comía mis galletas de chispas de chocolate.

Esto era bueno, ¿no?. Una novia significaba menos tiempo aguantando al condenado. También significaba cambio.

Y observando a Lando comerle la boca a su novia mientras estaba ahí, parada enfrente de él luego de meses sin vernos en persona, esperando uno de sus grandes abrazos, caí en cuenta de ese cambio.

Y no estaba segura de porqué no me gustaba tanto.




***



Luego de aquella escena, Oscar decidió entretenerme, así que se dedicó a presentarme a cada persona conocida que se encontraba.

La verdad la estaba pasando bastante bien. El chico no era lo que llamaría divertido o carismático, pero me transmitía mucha tranquilidad. Un poco como los surfistas y el "Hakuna Matata", pero sin las drogas de por medio. Solo dos personas conversando y disfrutando de su compañía.

No me tomó mucho darme cuenta que podría llegar a evolucionar en una bonita amistad. Nos llevábamos bien; yo hacía comentarios y él se reía concordando conmigo. Era una vibra sin expectativas ni ideas preconcebidas y me agradaba. Para ser un campeón de la Fórmula 2 Oscar parecía ser alguien muy centrado y humilde, ni cerca de lo que me esperaba.

El duende era un poco la excepción para mí, pues aunque tenía la cabeza un poco inflamada por la fama, seguía dándole prioridad a su familia y amigos y era algo que admiraba mucho de él.

—¿Y Lando y tú desde cuándo se conocen? —habló el australiano mientras comía un sándwich.

Me había invitado a comer en el servicio de comida de Alpine, por lo que estábamos sentados afuera mientras él comía un sándwich y yo unas galletas.

—Pues él desde los siete, yo desde los seis —observé la galleta en mis manos preguntándome si sería de esas galletas fit que detestaba.

—Toda una vida —bromeó.

Sonreí—La verdad que sí. Sí... supongo —contemplé—. Mi mamá trabajó con su papá para un proyecto de su empresa y se hicieron amigos así que siempre íbamos a comer en su casa, hacíamos parrillada juntos o hasta nos íbamos de viaje cuando podíamos.

—Amigos desde pequeños.

Mejores amigos —me sentí en la necesidad de aclararle. Para mí Lando no era como cualquier pibe. Habíamos pasado tantas cosas juntos que lo consideraba más que cualquier otro. Seguía siendo un boludo al igual que los demás, pero era distinto.

Cuando conocí a Lando nuestros padres estaban cenando juntos en su casa, y mi hermano mayor y el de Lando pensaron que sería divertido arrebatarme mi jirafa de peluche y pasársela entre ellos mientras Cisca, Flo y yo chillábamos que me lo devolvieran.

Le tenía un apego enorme a esa jirafa pues fue lo último que me dieron mis abuelos paternos antes de morir en un accidente.

Y pues era muy notoria la diferencia de edades y tamaños. Ezra, mi hermano, tenía unos trece años y era un niño muy alto. Mi yo de seis no le podía hacer competencia.

Lando fue el que se rehusó a participar en su juego de abusadores y cuando le pasaron el muñeco para que jugara con ellos me lo devolvió.

Y a pesar de los años su rol protector conmigo no había cambiado.

Por muchos años fue el único que se entrometía entre Ezra y yo cuando este me molestaba. No tuve una buena relación con mi hermano por muchos años pues teníamos una gran diferencia de edades y estábamos en mentalidades muy diferentes.

Lando tenía que muchas veces hacer las cosas que Ezra no hacía por mí, pues no era un hermano preocupado ni protector mientras que Lando sí.

No fue como hasta hace tal vez seis años cuando yo tenía 15 que Ezra conoció a una chica que lo incentivó a cambiar sus malos hábitos, y gracias a la que ahora es mi cuñada, Olivia, podría decir que nuestra relación había mejorado exponencialmente.

Claro, y también influía mucho mi adorable sobrina.

—Mejores amigos, claro —repitió Oscar con un tono divertido. Pareció quedarse pensativo por unos momentos—. Mejores amigos... Alya... Ahora que recuerdo, Lando habla mucho de ti —comentó abriendo su botella de agua.

—¿Ah, sí? ¿Qué tengo que ver yo con todo esto del mundo del motor? —me recargué con mi codo sobre la mesa.

—Pues nada, pero Lando habla hasta por los codos y muchas veces te menciona en sus conversaciones. Creo que la última vez que escuché...

—Eso suena a alguien chismoso.

—No soy chismoso, solo tengo buen oído. Pero lo que iba a decir es que la última vez que escuché algo dijo que estaba esperando que lo llamaras. Creo que fue después de la qualy de Australia.

—Ah, sé a lo que te refieres. Suelo llamarlo después de cada qualy para que se desahogue conmigo.

—La verdad pensé que eras su novia por lo tanto que te mencionaba —comentó como si nada.

Mientras tanto a mí me dieron tres infartos de la impresión.

—¿Yo? ¿Novia de Lando? Aprecio mucho mi salud mental, gracias.

—Sí, ahora entiendo que nada que ver.

Fruncí el ceño—¿Cómo así?

—Pues...

—¡Oscar! ¿Quién es tu chica? —preguntó una voz que reconocería en cualquier lado.

Oscar me miró a mí y cuando me volteé para encarar a la persona a la que le daba la espalda me encontré cara a cara con mi querido mejor amigo.

La sorpresa se hizo presente en sus facciones, sus cejas alzándose y su boca abriéndose de impresión. Su brazo mantenía cerca por la cintura a su novia, aunque cuando me vio noté cómo cambió la posición de su mano a sus hombros. Raro. La chica lo vio confundida por un segundo, pero luego se volteó hacia mí con una sonrisa como si me conociera. Como quisiera decir lo mismo.

—A... Ali —tartamudeó Lando mirándome con los ojos desorbitados.

—Alya —corrigió Oscar creyendo que lo dijo mal.

Lando le dedicó una mirada de ojos entrecerrados para luego voltearse hacia mí de nuevo.

—¡Alya! —gritó ya saliendo un poco de su impresión, emocionado. Se apartó de su acompañante y me extendió los brazos con una sonrisa. Y pues en otras circunstancias no habría aceptado. En parte porque me sentía algo incómoda con su novia aunque fuera un abrazo inofensivo, pero esta vez estaba a la expectativa y no iba a negarle un abrazo enfrente de Luisa y Oscar.

Me levanté de mi asiento y reflejando su emoción al poder vernos en persona luego de tres meses, lo abracé por la cintura dejando que sus trabajados bíceps me rodearan los hombros con fuerza, como si tuviera que apretarme para comprobar que de verdad estaba ahí y no se lo estaba soñando.

No sé porqué mi corazón empezó a bombear como desbocado, lo atribuía a los nervios de tener que conocer a Luisa y querer causar una buena impresión, pero me dejé por esos breves momentos que consideré apropiado para un abrazo entre amigos de la infancia inhalar el perfume de Lando...

Se sentía como estar en casa.





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N/A: Bueno, poco a poco, pero ya vamos abriendo la trama más. Estos capítulos se van a sentir algo lentos, pero ya los siguientes son mejores.

Les pido paciencia porque este libro aún no es mi prioridad. Lo será cuando termine Troublemaker, mientras tanto estaré actualizando cuando pueda así que no tiene horario de publicación.

¡Al fin los besties se reencontraron!

Tengo muchas cosas planeadas para este libro, y déjenme irles adelantando que se va a sufrir, pero todo valdrá la pena.

Estuve bastante bloqueada con este libro. No sabía qué dirección tomar con él y hubieron demasiadas versiones de este segundo cap.

No fue hasta que le hice una ficha de personaje a Alya y la conocí más a fondo que pude quitarme el bloqueo. Pueden descubrir más de esto en mi libro de tips de escritor.

Gracias a la lectora por Instagram que me ayudó con las expresiones argentinas. Aquí vamos a tener una probada de esa cultura pues Alya es mitad argentina. Saludos a mis lectoras 🇦🇷 de por allá 🫶🏻

Síganme en Instagram para hablar del cap juntas!

@vals.keeper

No se olviden de votar y comentar,

Se despide,

Val

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