Capítulo 31
Cuando llegamos a mi casa, le devuelvo el casco y Lucas me acompaña a la puerta.
-Gracias por traerme. –digo sin mirarlo.
-No es nada, pero creo que merezco algo a cambio ¿No? –murmura acercándose a mí.
-¿A-algo a cambio? –tartamudeo mientras retrocedo un paso pero mi espalda choca contra la puerta dejándome acorralada. Para completar coloca sus brazos a ambos lados de mi cuerpo y apoyándose por el marco de la puerta con las manos.
-Estoy seguro de que sabes a lo que me refiero. –susurra tomando suavemente me mentón, avanza hasta que nuestros labios se encuentran en un beso.
-Ya era hora. –pienso muestras disfruto el beso, entonces Lucas se aparta y lame su labio.
-¿Q-qué ocurre? –pregunto algo nerviosa.
-Cereza, sabe a cereza… -murmura lamiendo de nuevo.
-Eh… es mi labial de sabor ¿No te gusta? –comento teniendo toda mi cara colorada.
-Me encanta. –dice volviéndome a besar.
De repente la puerta se abre y ambos caemos, yo termino sobre Lucas quien queda cae de espaldas, reímos por un momento pero las sonrisas desaparecen al ver que mis padres nos observan.
Mi papá se aclara la garganta, serio y a mi mamá le brillan los ojos.
-¿Qué es esto? –pregunta él con una voz grave.
-Eh… es lo que parece. –Respondo poniéndome de pie al igual que Lucas –Él es mi novio. –decido contar la verdad sin dar rodeos.
-¡¿Novio?! Eres muy joven para eso. –dice mi papá cruzándose de brazos.
-No, no lo es. –Interrumpe mi mamá –Escogiste muy bien, es Lucas. –agrega ella saludándolo.
-Sí. –Asiente él -¿Cómo me reconoció? –me pregunta en voz baja.
-Ni idea… -me encojo de hombros. De seguro fue por sus ojos, maravillosos ojos verdes.
-¿Lucas? ¿Q-qué te ocurrió? Estás tan… diferente. –habla mi papá un poco confundido, mis padres lo conocía desde que entre a la escuela y han querido que hagamos pareja, yo estaba ciega persiguiendo a Andrés pero ahora amo a Lucas y creo que mis papás estarán de acuerdo que seamos novios.
-Cuida mucho a mi hija. –mi papá abraza a Lucas casi llorando, es por su parte que yo soy sensible.
-Entenderemos si quieren estar solos. –Mi mamá nos empuja afuera, ella estaba al tanto de lo que pasaba conmigo y Andrés pero también sabía cuánto sufría por él. –Vayan a el restaurante que está a una calles de aquí, solo no vuelvan muy tarde. –ella nos echa más o menos de la casa, esperaba este momento hace años.
-Okey… ¿A dónde vamos? –le pregunto a Lucas parpadeando rápidamente con una sonrisa de felicidad en mi rostro.
-Tus padres están locos, como tú. –dice sinceramente.
-¡¿Loca yo?! –me enfurezco cuando me insulta, aunque no quiera admitirlo, mis padres si están locos.
-Por eso me gustas mucho. –sonríe mirándome a los ojos. Todo el enojo ha desaparecido y mi corazoncito salta de alegría.
-Tus bromas son de muy mal gusto pero nos puedo enojarme contigo. –murmuro acercándome a él y rozo sus labios, cuando intenta besarme yo me alejo dejándolo con las ganas.
-¡Lo hiciste a propósito! –se queja cruzándose de brazo.
-No… Cómo crees. –respondo mirándolo fijamente.
-Después arreglaremos nuestro asuntito, ahora debemos concentramos en el robo del banco. –dice Lucas subiéndose en la moto.
Cuando llegamos al basurero, Jesica nos espera impaciente, entramos a la base y Lucas utiliza las cámaras del banco para ver cómo está el asunto. En las puertas se encentran el doble de guardias y están armados, afuera hay patrullas rondando la zona y estando muy alertas a algo sospechoso.
-Hay demasiada seguridad. –digo negando con la cabeza.
-¡Maldita sea! –Nico golpea furioso la mesa son su puño –Estábamos tan cerca, no falta tanto dinero para completar la cantidad. –dice algo desesperanzado. Su reacción me sorprendió un poco pero desde que él y Jesica se conocieron, las personalidades de cada uno cambiaron un poco.
-No te preocupes, ambos podemos con ellos. –lo anima Jesica.
Cuando planearon cada paso del plan, Jesica y Nicolás alquilan un cuarto del hotel que se encuentra junto al banco.
Narrador: Jesica.
-Hola, queremos alquilar un cuarto para dos. –le digo a la encargada.
-Son una linda y joven pareja. –habla ella buscando una habitación libre.
-Sí y no queremos que nadie nos interrumpa porque es nuestra noche de bodas. –interrumpe Nico abrazándome. Yo solo sonrío.
Le encargada nos entrega la llave y subimos al ascensor al tercer piso.
-Es esta. –dice él entando frente a la puerta de nuestra habitación. Introduzco la llave en la cerradura y ambos entramos al cuarto.
-Ya entramos, ahora debemos prepararnos para el robo. –Nico pone sobre la cama la mochila donde están los disfraces y nuestras armas.
-Si… pero aun tenemos tiempo. –digo recostándome sobre la cama después de haber cerrado la puerta.
-Te entiendo. –sonríe. Minutos después.
-¿Jesica? ¿Qué haces? –me pregunta él al darse cuenta que está atado por la cama.
-Me aseguro de que estés a salvo. –respondo estando lista para el robo.
-Es muy arriesgado, debemos ir juntos. –se opone a mi idea.
-Lo sé, por eso debes quedarte aquí. –guardo las dos armas dentro de mi abrigo y me acerco a Nico para besarlo, tal vez el último.
-¡No, Jesica, espera! –grita mientras salgo de la habitación.
Narrador: Nicolás.
Jesica se ha ido, dejándome atado para que no corra peligro pero no estoy tranquilo sabiendo que ella está arriesgando su vida, esta es mi lucha y tengo que soltarme enseguida.
-Ah… son m-muy buenos… nudos. –forcejeo tratando de liberarme pero los nudos se ajustan cada vez más.
-Jesica está loca, yo iba a hacerle lo mismo pero me gano de mano. –pienso mientras recupero aire, entonces recuerdo la navaja que está en el bolsillo de mis jeans, los cuales se encuentran en la cabecera de la cama.
Estiro mi mano todo lo que puedo para alcanzarlos y consigo sacar el cuchillo, con él corto las sogas de mis manos y luego de mis pies.
-¡Suelte las armas y salga con las manos en alto! –escucho a los policías y las sirenas de las patrullas afuera del hotel. Me asomo a la ventana y veo que todo el banco se encuentra rodeado.
-Jesica, la atraparon. –digo pensando en algo para ayudarla.
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