Capítulo 28
Utilizamos el basurero como base de operaciones, la tía Blanca y Marcelo hicieron una fortaleza con la basura y autos oxidados del lugar, Lucas es el encargado de planear los robos y fijar los objetivos, Sabrina es asistente, la señora Gómez crea distracciones y Nicolás y yo somos los encargados de saquear.
En el edificio donde vivía Nico también hay una banda de narcos o algo así, ellos nos dan las armas y un asiático anciano nos enseña a pelear, todo esto llevó 2 semanas de preparación y ya estamos listos.
-Nuestro primer objetivo es la joyería del señor Aguilar, allí hay collares de oro y plata, alianzas, etc. Pero lo más valioso es el diamante azul. –explica Lucas al estar reunidos en la base (el basurero).
-¿Por qué lo llaman así? –pregunta Nico.
-Es un collar zafiro y diamantes que vale mucho dinero porque sólo se hicieron dos, dicen que la reina de Inglaterra tiene uno y el otro está en esta joyería. –responde mostrándonos por su computadora la foto de la joyería Diamonds, todos las paredes del local son de vidrio exponiendo las bellas joyas.
-Será fácil robar le a ese empresario. –dice Nico.
-No, este empresario es millonario por ser muy cuidadoso; los vidrios son a prueba de balas y hay máxima seguridad en toda la manzana. –contradice Lucas.
-¿Entonces? –pregunto cruzándome de brazos.
Lucas nos da cada mínimo detalle del plan, Nico, Robú y yo somos los que tenemos que entrar a la joyería mientras que la señora Gonzales da un espectáculo callejero frente a ella exactamente a las 9 de la noche, Marcelo es quien conduce mi camioneta para poder escapar y Lucas logra ingresar a el sistema de la ciudad para controlar las cámaras de seguridad.
Nos encontramos escondidos en los desagües que están debajo de la joyería, hay agua estancada y desechos corriendo y causan un terrible olor.
-Qué asco, más vale que todo esto valga la pena. –digo molesta tapando mi nariz.
-Sigo pensando que esto está mal. –murmura Nico mientras toca las paredes para guiarse en la oscuridad, la débil luz de mi linterna no ilumina mucho el lugar.
-Nico, hay muchas cosas que están mal en este mundo. –comento pensando inevitablemente en lo nuestro, que uno de estos día yo podría enfadarme mucho, mandarlo al diablo y eso lo lastimaría mucho. Él no se merece algo así…
-Tienes razón, el comenzó esto… yo lo terminaré. –habla decidido.
Seguimos caminando hasta llegar a la escalera de metal de una de las alcantarillas.
-Ya llegamos. –aviso por el radio a la base.
-Debes decir cambio cuando termines de hablar, cambio. –responde Sabrina.
-No hay tiempo, nosotros ya estamos listos. –digo impaciente. No escucho la voz de Sabrina por la radio entonces respiro hondo –Cambio.
-Vez que no es tan difícil. –Casi puedo imaginar su sonrisa. –Te pasaré con Lucas, él sabe explicar muy bien estas cosas. –habla con una voz seductora, ella está loca por él.
-Esperen 10minutos antes de salir ¿Entendido? Crearé una distracción para que puedan entrar. –logro escuchar la voz de Sabrina recordándole que diga “cambio”.
-Cambio. –repite.
-¿Distracción? ¿Cómo lo harás? Cambio… –pregunta Nicolás curioso arrebatándome el radio.
-Es una sorpresa. Desde ahora tomen el tiempo, exactamente 10 minutos. Cambio. –ordena y corta.
-Entonces 10 minutos… -Murmura Nico mientras da un vistazo a su reloj de pulsera –Tenemos tiempo.
-¿Para qué? –digo malhumorada juntando las cejas.
-Una cita romántica. –contesta con una sonrisita.
-¿Aquí? ¿En las alcantarillas? –me cruzo de brazos y arqueo una ceja.
-¿Qué tiene de malo este lugar? –pregunta mirando alrededor.
-¿Que no tiene de malo? es una mejor pregunta ¿No? –comento seria.
-No importa el lugar sino con quien estás. –habla dulcemente, demasiado para mi gusto.
-No gracias… -Dice mi cerebro, la parte que controla mis pensamientos pero en ese momento mis sentimientos e instintos se unieron para jugarme una mala pasada –Nunca dejas de estar alegre… -murmuro con una pequeña sonrisa en mi rostro.
Aunque no pareciera, dentro de mí una guerra acababa de comenzar; por un lado estaba mi corazón, el responsable que estuviera tan enredada con Nicolás y por otro lado mi cerebro, quien se encarga de llenarme la cabeza de pensamientos negativos como la vez que me atropelló el auto, cuando la bomba estalló hasta el momento que quemaron mi casa. Todo esto junto en mi cabeza hace que me confunda demasiado tanto que mis sentimientos son los que controlan mis acciones en este momento.
-No puedo estar triste contigo a mi lado… después de todo lo que te hice pasar, me sorprende que no salieras corriendo. –su sonrisa se apaga un poco hasta estar serio.
-Yo también me sorprendo… -Dice mi pensamiento pero por mi boca salen otras palabras – ¿No lo entiendes? –Suelto una risita –Te amo, tanto que… no puedo separarme de ti aunque quisiera. –no me creo que yo estuviera diciendo eso tan sinceramente pero los ojos de Nico brillan tanto que nublan mis pensamientos.
-Lo mismo sucede conmigo. –responde Nicolás. Él se acerca a mí y me toma de la cintura delicadamente, en ese momento mi cerebro le ordena a la pierna que le dé una fuerte patada en los bajos para que se aleje pero no responde; al contrario yo doy un paso hacia adelante apegándome a él, mis manos se ubican en su pecho, en la zona de los pectorales.
Entonces me doy cuenta que Nico tiene razón “No importa el lugar sino con quien estás”, las alcantarillas ya no eran un lugar horroroso ni nada de eso, pero mi cabeza seguía daño batalla.
-Al menos debería invitarme a una cena en un restaurante, eso sería una cita romántica.
-Jess ¿Qué tienes? Te quedaste callada un momento. –pregunta Nico aflojando un poco sus brazos.
-Solo te observaba… -balbuceo sin dejar de mirar sus ojos marrones.
-También yo. –sonríe, tal vez por la falta de luz sus dientes se ven más blanco de lo normal.
-¡Ni se te ocurra besarlo otra vez! Aunque su boca se vea tentadora… -esto es lo último que me dice mi cerebro y luego se desconecta; ya he besado a Nicolás antes pero era por pura diversión, esta vez es diferente… siento a mi corazón acelerarse y un ardor recorre todo mi cuerpo.
-Esta vez yo tengo el control. –murmura Nico cambiando a su sonrisa de tierna a arrogante.
-¡Se merece a una bofetada! –reacciona de nuevo mis pensamientos.
-No me importa… -susurro tomando delicadamente su rostro con mis manos, supero los pocos centímetros que separa nuestros labios y lo beso apasionadamente, él sujeta mi cintura con más fuerza, justo en ese momento el reloj de pulsera de Nicolás comienza a sonar.
-Ya pasaron los 10 minutos. –él me da las malas noticias.
-Lo dejaremos para después y en un lugar mejor. –digo haciendo una mueca de decepción.
Nico sube por las escaleras de hierro vertical y levanta la pesada tapa de la alcantarilla, él sale y me extiende la mano para ayudarme a subir.
-Gracias, pero yo puedo salir sola. –habla siendo yo misma pero con amabilidad. Nos encontramos en un callejón, es obvio que nos desviamos un poco pero la joyería esta frente a nosotros.
A una cuadra de distancia se encuentra la señora Gómez cantando su ópera, las personas de su alrededor se alejan aturdidas cuando ella llega a las notas altas, por el agudo sonido los vidrios a prueba de balas comienzan a agrietarse poco a poco.
-No se rompió. –habla Nico molesto.
-Vamos. –me acerco caminando a las puertas, que los empleados cerraron al ver las grietas.
-¿Cómo entraremos? Esta cerrada. –se pregunta él rascándose la cabeza, debe ser por los nervios.
-Estoy pensando… -murmuro. Doy un golpe suave con mi puño y el vidrio caen regándose en pequeños trozos en el piso. Antes de salir de la alcantarilla nos cubrimos los rostros para no ser reconocidos; Nicolás lleva un pañuelo rojo cubriendo la parte inferior de su cara, como si fuera un forajido del lejano oeste. Y yo tengo una máscara negra con detalles en azul de fiestas que cubre solo mis ojos.
-Está cerrado. –dice la encargada molesta.
-No le quitaremos mucho de su valioso tiempo. –digo seria, lanzándole una bolsa de trapo negra.
-¿Qué es lo que quieren? –pregunta hostilmente.
En ese momento saco el arma que estaba en mi cintura, mi blusa la estaba escondiendo sutilmente.
-Queremos todas las joyas de este lugar. –respondo apuntándole con la mano firme.
-Por favor. –interrumpe Nico.
Ella comienza a gritar y oprime el botón para llamar a la policía pero no sirve de nada, Lucas desactivó las alarmas del edificio, entonces alguien llama por el radio.
-¿Jess? Soy Sabrina, cambio. –dice exponiendo nuestras identidades pero consigo manejar la situación.
-Sí, veo que ya te aprendiste los apodos. Cambio. –respondo con tranquilidad.
-Okey, el cerebro de la base manipuló los semáforos creando un choque múltiple que está distrayendo a la policía en este momento, tienen todo el tiempo del mundo. Cambio. –nos explica.
-Oíste eso, ¡Muévete! –le ordeno con firmeza con un movimiento de la pistola, solo para asustarla.
La encargada asiente temblorosa y comienza a guardar todas las joyas en la bolsa.
-No la asustes tanto, vamos a ayudarla. –me dice Nico en voz baja.
-Sí… -acepto y nos acercamos a la encargada, ella se asusta y comienza a llorar.
-Tranquila. –dice suavemente Nico.
-Perdona por darte un susto así. –Me disculpo guardando el arma en mi cintura –Necesitamos el dinero. –le confieso sincera.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro