Capítulo 23
Mi celular comienza a sonar en mi bolsillo, contesto y se trata de Lucas.
-Descubrí algo muy importante, vengan a mi casa enseguida. -dice unas pocas palabras y luego cuelga.
Pasamos a la casa de Sabrina y le contamos todo, entonces ella también quiere ayudar, cuando llegamos a la casa de Lucas, solo Nico, Sabrina y yo podemos entrar por un temita del espacio, la casa del árbol es muy pequeña para que todos entremos allí.
Nos sentamos en los sillones para escuchar lo que tiene que decir, Sabrina es quien le presta más atención.
-El empresario infiltró a una persona en la escuela para que Nicolás firmara los papeles sin leerlo. -inicia.
-Sí es Ana, su hija, ella le mintió todo este tiempo. -agrego.
-Ahora compró la mitad de la ciudad para construir el centro comercial más grande del país, para que no puedan quitarles las tierras que robo, él... -continúa.
-Trató de matarnos varias veces, la última vez la casa de Jesica explotó. -interrumpe Nico.
-Entonces ya saben casi todo, puedes recuperar los terrenos si consigues la suma de 100.000 dólares. -menciona.
-Puedo pedirle el dinero a mí papá pero es muy tacaño que solo me dará un sermón. -digo seria cruzándome de brazos.
-Yo sé cómo podemos juntar esa cantidad. -habla Nico esperanzado, me toma del brazo y salimos corriendo a fuera.
Narrador: Sabrina.
Debe ser así cómo se siente Jesica cada vez que la dejo sola con Nico, nunca me sentí intimidada por un chico pero... Lucas era muy diferente, con él ahora empezaba a tener miedo de hacer cualquier estupidez que lo hiciera pensar mal de mí.
Oh esperen, ya lo hice.
-¿Q-quieres tomar algo? -Me pregunto mirándome mientras se ponía de pie.
-S-si, un jugo estaría b-bien -Respondo un poco nerviosa, tal vez debería seguir el consejo de Jesica y disculparme pero debo calcular el momento indicado. Cuando él me entrega el vaso ya servido con jugo de naranja, yo lo tomo y sin querer se me resbala salpicando un poco de la bebida en su camiseta -¡Mierda, perdón! -Exclamo buscando un trapo y pasándoselo por el torso.
-Sabri... ¡Sabri! -Me grita al ver que sigo intentando limpiar el desastre que hice, subo mi mirada y me encuentro con sus verdes ojos mirando fijamente los míos.
-Perdón -Susurro.
-No es para tanto, es una simple camiseta.
-No, no lo digo por eso, hablo de lo que te hice, nunca debí rechazarte -Digo sincera, el baja la mirada y se aleja un poco de mí.
-Es lógico que te disculpes ahora que soy así, estoy seguro de que si siguiera igual que antes ni siquiera me hablarías -Habla resentido.
-¡Eso no es... cierto! -Exclamo a la defensiva -¡Siempre me has gustado!
-¡Lo dices solo porque cambie físicamente!
-¡No es cierto siempre me han parecido lindos tus ojos!
-¿Por qué no vuelves con Andrés? -Sentencia con la voz un poco más calmada.
-Porque no quiero sufrir más, él me avergonzó delante de toda la escuela. -Doy un paso hacia él -Mira, sé que no lo merezco, pero me gustaría que nos llevemos bien, ya que no quieres nada conmigo... por lo menos intentemos ser amigos -Susurro bajando la mirada.
-¿Quién dijo que no quiero nada contigo? -Murmura dando otro paso hacia mí, toma mi mentón y lo levanta para mirarnos a los ojos.
-Tú haces que piense eso tratándome mal.
-El despecho hace eso -Me sonríe -Debo ser sincero contigo, todavía me gustas, pero también me duele que no me hayas aceptado antes -Suelta mi mentón mirándome algo dolido, lo que me incita a hacer lo siguiente:
-Déjame reparar mi error -Susurro tomando su cara entre mis manos, al ver que no me aleja lo beso con ternura -Yo también cambie... -digo entre besos, en ese momento Lucas se alejo un poco.
-Demuéstralo.
-¿Qué?
-Prueba que has cambiado, puedes empezar ahora. -habla serio, entonces la alarma de mi celular comienza a sonar, es medio día, puse la alarma a los 12 porque hoy entramos más tarde al colegio.
-¿Irás a la escuela? -pregunto tomando la mochila ya lista que traje desde mi casa.
-Sí, ya tuve suficientes vacaciones. -sonríe, él también tiene lista su mochila y ambos salimos afuera.
-¿Vamos caminando? -pregunto sabiendo que la escuela está a 25 cuadras más o menos.
-No, recuerdas mi vieja y fea bicicleta. Bueno, esta es la versión mejorada. -Lucas abre la puerta del garaje y una reluciente "Tornado" de color azul y negro está allí.
-Wau... -Es como la de mi hermano pero mejor -¿Sabes manejar?
-Aprendí, ponte el casco. -responde pasándome un casco negro mientras saca la moto a la calle.
-No hace falta.
-Póntelo ahora. -ordena serio, sin pensarlo dos veces, me pongo el casco y subo al asiento de atrás.
-Lista. -digo para que arranque.
-Sujétate fuerte. -aconseja, entonces me aferro con fuerza de su cintura, Lucas arranca de inmediato y el marcador de la velocidad llega a los 60 y va subiendo, el fuerte viento mueve mi cabello para todos lados los que salen por debajo del casco.
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