Capítulo 17
Narrador: Jesica.
Dos días han pasado desde que estoy en el hospital y recibo la visita de Sabrina.
-Hola, ¿Cómo estás? –me saluda alegremente.
-Me duele todo el cuerpo y todo es culpa de Nico. –contesto molesta.
-Sí… él me contó que lo salvaste. –comenta.
-No quiero escuchar su nombre ¡Oíste! –lentamente me siento en la cama y coloco la almohada en mi espalda.
-Tus padres están registrando la cinta de seguridad de las cámaras para ver la matrícula del auto. –me cuenta.
-No puedo creerlo, ¿Mis padres, trabajando juntos? –hablo irónica, aunque no lo quiera aceptar eso es gracias a Nicolás.
-Ah… me duele todo.
-El amor te golpeó. –habla Sabrina filosóficamente, ella se sienta en la silla que está a mi lado.
-Sí y muy fuerte… estoy destrozada. –Me quejo.
-¿Sabes lo que le gusta a Nico de ti? –habla recostándose en el respaldo de la silla.
-Seguro que mis piernas, es típico.
-Jelouuu…. –Quiere decir hola en ingles –Estas hablando de Nicolás, a él le gusta tu sonrisa.
-¿Mi sonrisa? –digo arqueando la ceja.
-Sí y yo me muero de la envidia. –Habla mientras juega con un mechón de su cabello rubio.
-Por eso me miraba todo el tiempo, está loco. –pienso juntando mis manos.
-Jess ¿Por qué salvaste a Nico? –me pregunta seria.
-Iba a ser atropellado. –contesto de inmediato.
-¿Qué te hizo saltar frente a ese auto? Arriesgaste tu vida.
-N-no sé… -no sé que responder, yo tampoco sé porque hice esa acción suicida.
-Yo sé porqué… amas a Nico y no quieres que nadie lo lastime. –dice muy segura.
-Otra vez con eso… ya te dije que…
-¡Di la verdad! –interrumpe molesta, entonces doy una profunda respiración para relajarme.
-Tal vez… sienta un poco de cariño por él. –respondo.
-¿Cariño?
-¡Lo que sea! Pero… no lo puedo explicar… es como si no supiera amar. –hablo agachando la mirada.
-Tranquila, es muy fácil, puedes empezar ahora. –ella camina hacia la puerta y la abre, en la entrada se encuentra Nicolás con su puño en alto listo para golpear la puerta, Sabrina planeó este encuentro, no deja de meterse en mi vida pero debo reconocer que es mi mejor amiga.
-Bueno yo ya me voy, los dejo solos. –Sabrina cierra la puerta, Nico tiene un ramo de esas mismas flores de antes.
-¿Estas mejor? –me pregunta sentándose a los pies de la cama.
-Un poco, siento como si me hubieran atropellado. –bromeo.
-Te atropellaron… por mi culpa. –habla serio.
-Ya te dice que no te sigas culpando, yo misma salte frente a ese auto. –lo consuelo.
-T-te traje esas flores. –murmura dándome el ramo, yo lo tomo y en ese momento la mano de ambos se tocan. Lo miro a los ojos y nos quedamos así por un segundo, luego él se aleja.
-G-gracias. –murmuro dejando el ramo en la mesa que está a mi derecha.
Nico agacha la mirada en silencio, yo no tengo nada que decir, pero no es un silencio incómodo, al contrario.
-¿Co-cómo está tu brazo? –se me ocurre preguntar.
-¿Qué brazo? –contesta confundido.
-El que te rompiste. –le recuerdo.
-Ah, mi brazo, está bien, en unas semanas me lo quitaran. –sonríe, entonces yo también sonrío.
-Ahí está, lo conseguí. –dice, su sonrisa se hace más grande.
-¿Qué? –pregunto confundida.
-Tienes una hermosa sonrisa, ¿Por qué no sonríes siempre? –contesta mirándome fijamente.
-A veces no estoy de humor, ¿Te olvidaste que tenias el brazo roto? ¿En qué estabas pensando? –rio pero quedamos en silencio, entonces él me dirige una mirada profunda, diciendo sin palabras: -“En ti”
Su mirada deja mi mente en blanco y él no tiene una respuesta para mi pregunta.
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