Capítulo 15
Narrador: Jesica.
Cuando todos regresaron a los cursos, el salón principal se vacía rápidamente y sólo quedamos los encargados de los stands, aunque nadie nos visite tenemos que quedarnos todo el día en nuestros lugares, pero no es un precio muy alto para aprobar la materia.
Yo estoy sentada en una silla detrás de la mesa y con las piernas cruzadas, pero la atenta mirada de Nico me incomoda, no tengo una falda tan corta así que él no está mirándome las piernas, no, su mirada está enfocada en mi cara.
-¿Se te ofrece algo? –le pregunto amablemente, él niega con la cabeza en silencio y continúa mirándome, descruzo mis piernas y hago que leo la carpeta de campo que preparé, Nico sigue todos mis movimientos con sus ojos.
-¿Tengo algo en la cara? –digo tratando de no molestarme.
-No. –contesta sincero, pasa otro minuto con sus ojos puestos en mí hasta que la paciencia se me acaba y pregunto una vez más: -¡¿Qué quieres?!
-Nada. –dice apoyando los codos en la mesa.
-¡¿Por qué me miras así?! –hablo enojada arqueando una ceja.
-No quiero perderme el momento cuando suceda. –responde sonriendo.
-¿Cuándo suceda qué? –pregunto sin saber de lo que está hablando.
-Cuando sonrías, ya lo hiciste dos veces; en el hospital y en tu casa. –me explica.
-Una persona debe estar feliz para sonreír. –comento cruzándome de brazos.
-¿Tú no lo estás? –pregunta inclinando un poco su cabeza.
-¿Te parece que estoy feliz? –hago una pregunto sarcástica tapando mi rostro con un libro.
-Creo que no. –agacha la cabeza, en ese momento creo ver a Ana pasar por el pasillo.
-¡Ana, espera! –Nicolás la ve también y la sigue.
-Ah… eres tú. –dice ella como si le desagradara verlo.
-¿Por qué no viniste a la escuela hoy? –le pregunta al no verla en la clase a la entrada y al estar vestida de forma casual.
-Me cambio de escuela. –contesta seca.
-¿Por qué? ¿A dónde irás? –Nico quiere saber la razón del cambio.
-Estoy cansada de estar entre estos ignorantes pobretones. –Ella continúa su camino pero Nico la sostiene del brazo.
-Espera ¿Y qué hay de mí? Somos novios.
-No me toques. –Dice zafando su brazo –Te aconsejo que montes a tu burro y que regreses del pozo de dónde saliste.
-Eh… ¡¿A ti que te pasa?! –salgo en defensa de Nico.
-¡No te metas en esto! –me grita enojada.
-¡No puedes tratarlo de esa manera! Se supone que es tu novio. –replico.
-Por favor… -Se burla de nosotros –Cómo si alguien como yo se pudiera enamorar de un idiota como él. –me mira desafiante.
-Mejor lárgate de aquí si no quieres que te arranque esas extensiones que usas. –murmuro amenazándola con rabia.
-Sí, nunca volveré a pisar este mugroso lugar. –dice saliendo de la escuela.
Voltea a tras para ver cómo está Nico y no veo a nadie.
-¿A dónde se fue? –me pregunto mirando hacia mi alrededor, entonces veo a través de la ventana, él está afuera sentado junto a Robú, tiene un aspecto triste, nunca antes lo había visto así porque siempre está de buen humor.
-Necesita estar solo. –pienso entonces regreso al stand, justo en ese momento, el profesor llega y toma la asistencia.
-¿Dónde está tu compañero? –me pregunta juzgando de antemano.
-Eh… tuvo que ir al baño. –miento.
-Está bien pero debe regresar en seguida. –habla mientras anota el presente en su planilla. Cuando toca el timbre de la salida me encuentro en la entrada del colegio con Sabrina.
-¿Dónde está Nico? –pregunta. Entonces le cuento lo sucedió y en vez de tener compasión, ella comienza a sonreír y festejar.
-¿Lo que te acabo de contar te pone feliz?
-Ahora nadie se interpone en tu camino, puedes consolarlo ¿Entiendes? –me guiña el ojo.
-¿Estás loca? No haré nada de eso. –me niego.
-Ahí está. –me interrumpe al ver a Nico sentado a la sombra de un árbol.
-No…
-Sé sensible por una vez en tu vida… ¡Nico, Jesica tiene algo que decirte! –grita y me empuja hacia él, entonces Sabrina se esconde detrás de unos arbustos.
-Ah…no necesito enemigas teniendo a Sabrina. -pienso harta, camino hacia Nicolás y me siento a su lado, en el suelo hay el dibujo de un corazón roto, nunca había visto a Nico triste.
-¿Cómo te sientes? –pregunto cuidadosamente. -¿Enserio Jesica? Que pregunta más estúpida. –me digo, pero es lo único que se me ocurrió.
-Ana me mintió todo este tiempo… soy un idiota. -Murmura sin mirarme.
-No lo eres. Ella solo jugó contigo, solo fingía. –hablo en mi larga experiencia con el divorcio de mis padres.
-Soy un idiota por no darme cuenta… -Da una profunda respiración –Pero gracias por tatar de animarme un poco. –él me mira a los ojos, entonces le regalo una sonrisa.
-Te hice sonreír. –me devuelve la sonrisa.
-No es nada… -agacho la mirada, entonces Nico me abraza, necesita ese abrazo.
-Te quiero… -dice abrazándome.
En ese momento un chillido de Sabrina se escucha detrás de los arbustos, debe estar festejando.
-Sí… yo también. –digo alejándome. Un auto negro se estaciona frente a la entrada de la escuela y toca el claxon.
-Es mi mamá, nos vemos. –me despido y subo al auto, cuando me alejo puedo ver la mano de Sabrina saliendo de los arbustos con el pulgar en alto.
-Sabrina… -pienso molesta, siempre mal entiende las cosas.
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