-Oh, aquí estás...

Rodé los ojos mientras me levantaba y observaba como aquellos tres que aún no se rinden se acercan a mí.

-¿Tienes algo para nosotros?

-Pues sí, en realidad -sonreí tronando mis nudillos-. ¿Quieren que se los de?

-¿Tratas de asustarnos? ¡Ja! No consigues hacerlo.

Ellos tres se me acercan burlona y amenazadoramente. El del medio extiende su brazo hacia mí pero agarré su muñeca, él me mira un momento y yo sonreí de lado.

Me giré agarrándolo con ambas manos, pateé sus piernas y lo lancé sobre mí hasta golpearlo contra el suelo. Le di vuelta y pisé su espalda mientras seguía sujetando su brazo.

-¡Quítenmela de encima, imbéciles! -ordena adolorido.

Los otros dos se me acercan pero yo quité mi pie de la espalda espalda del que golpeé y pateé las piernas de uno haciendo que se desestabilice antes de agacharme y hacer que se tropiece conmigo. Lo empujé y cayó sobre el otro.

-Patéticos -me burlé.

Salté sobre ellos para empezar a correr y salir de allí. Escuché como me empezaban a seguir pero yo levanté mis manos y sujete un tubo de hierro que sobresalía de una casa.

Me impulsé con mis piernas por la pared y sin soltar el hierro me di vuelta subiéndome a un balcón y seguí corriendo y subiendo hasta los techos.

Miré a los chicos quienes me miraban desde el suelo. Les saqué el dedo del medio y sonreí. Aquí estaba a salvo.

***

***

-Tuviste que ver sus rostros, eran muy graciosos -dije riendo mientras me sujetaba el estómago porque comenzó a dolerme luego de tanta risa.

-Me los imagino -responde Aren sonriendo.

-Si no fuera por tus entrenamientos, estaría muerta hace años -comenté.

-No creo, yo no lo hubiera permitido nunca.

Mi rostro arde mientras sonreía apenada. Desvíe la mirada al cielo y me concentré en eso por un tiempo silencioso.

-Oye, estás muy callado... -mencioné volteando a verlo- ¿Sucede algo?

-¿Eh? No, nada -suspira-. Solo pienso...

-¿En qué?

-Siempre de curiosa -me mira sonriendo.

-Ya ves... -respondí igual-. Pero ya, en serio. ¿Te pasa algo, Aren?

-No te preocupes, no sucede nada -responde dándose la vuelta para mirarme-. Pero me alegra que te hayas podido defender de esos tipos.

-A mí también.

-Oye, ya es muy tarde... ¿Te acompaño a casa?

Asentí. Ambos nos levantamos y comenzamos a caminar mientras se hacía más tarde.

-¿Cómo está tu madre? -pregunta.

Yo solté un gran suspiro mientras miraba el camino.

-Con vida... por lo menos... -murmuré.

Nos quedamos en silencio un momento antes de que él pasara su brazo sobre mis hombros y me atrajera a él, pegándome a su costado.

-Oye, no pongas esa cara. Estará bien... se pondrá mejor.

-Eso quiero creer, pero ya ha pasado demasiado tiempo, cada vez se ve peor... ¿Y si no puede más?

-Delia...

Vio algo al frente que lo hizo tensar. Repentinamente me jala del brazo y nos escondemos en un callejón.

-¿Qué...? ¡Hm!

Me cubre la boca y se coloca un dedo frente a sus labios. Yo me quedé en silencio aunque estuviera confundida. Él se asomó por la pared para ver hacia la calle. Pasó un tiempo de minutos cuando él destapó mi boca lentamente y volvió a mirarme suspirando.

-¿Qué fue eso? -pregunté.

-Nada... No fue... -aparta la vista. Me crucé de brazos.

-Mira, las otras veces que hiciste lo mismo te las dejé pasar, pero no entiendo porqué lo haces, así que quiero que me expliques, Aren.

Él me mira de reojo y se pasa la mano por el cabello un poco desesperado.

-Estoy evitando a mi padre, a él no le agrada que me junte contigo.

-¿Sabe de mí? -pregunté sorprendida.

-No... me refiero a que... bueno...

-No quiere que te juntes con pobres -terminé por él.

Agachó la cabeza y se rascó la nuca avergonzado.

-Sí... básicamente.

Resoplé y puse una mano en su hombro mientras le sonreía para calmarlo.

-Tranquilo, lo entiendo. Un pobre no es la mejor compañía para alguien con dinero.

-No es cierto, yo estoy muy bien contigo. A mi no me importa eso.

-Lo sé... pero a los demás sí, para ellos esto es incorrecto y asqueroso -aparté la mirada.

-No me interesa lo que digan los demás, si yo quiero estar contigo lo haré. Solo te quiero evitar problemas con mi padre...

-Esta bien -respondí suspirando. Él me sonríe poco antes de hacerme un gesto con la cabeza para irnos.

-Vamos... te llevaré a casa.