Capítulo 3
Miré hacia el hombre de aquel puesto de manzanas, quería ver el momento exacto en el que se diera vuelta y se distraerá para poder agarrar una o tal vez dos manzanas. Se dio vuelta para atender a un hombre y sentí que era el momento, di solo un paso cuando sentí que alguien tocaba mi hombro desde atrás por lo que me asusté y di un salto alejándome.
-Lamento asustarte.
-¿A..Aren? -lo miré realmente sorprendida. Él me sonríe pero mira hacia el puesto de manzanas.
-¿Qué hacías? -pregunta.
Miré el puesto y luego a él... no quería decirle que intentando robar, aunque ya supongo que lo sabía.
-Oh... -murmura entendiendo.
Bajé la cabeza apenada porque me viera en esta situación, pero de repente lo vi caminar hacia el puesto.
-E..Espera. ¿Q..Qué ha...?
Aren se aleja ya bastante y le habla al hombre quien lo atiende con una sonrisa amplia, le compra dos manzanas y regresa conmigo.
-Ten -me tiende ambas con una sonrisa en sus labios. Miré las manzanas antes de suspirar y negarme mientras retrocedía un paso.
-No puedo... tú las compraste, son tuyas.
-Exacto. Son mías, y por eso yo decido qué hacer con ellas. Y lo que quiero hacer... es dartelas.
-Era tu dinero -respondí.
-¿Y? Yo no lo necesito, y en realidad... es el dinero de mi padre.
Seguía dudando, me sentía extraña cuando pensaba en aceptar las manzanas. Aren vuelve a insistir tendiendome las manzanas de nuevo.
-Anda, ten antes de que se pudran.
Yo las agarré suspirando, él sonríe más ampliamente al ver que finalmente lo hice. Miré ambas manzanas antes de guardar una, esa sería la que le daría a mi madre cuando regrese a casa.
-G..Gracias... -hablé por lo bajo.
-No es nada. Oye... ¿te importaría si me quedo contigo por un tiempo? Me gustaría conocerte -pregunta.
-Hm... supongo que... está bien.
Su sonrisa se ensancha y ambos empezamos a caminar mientras yo comía la manzana que él me había dado.
-Dime, Delia. ¿Cuántos años tienes? -pregunta de repente.
-Hm... -lo pensé un momento y traté de recordar.
Mamá una vez me dijo que tenía siete, eso pasó... hace... Y contando las veces que ella me dijo que era mi cumpleaños...
-¿No lo sabes? -levanté una mano mientras pensaba.
-Espera... creo que... Doce. Sí, tengo doce años -respondí finalmente.
Él me mira sorprendido porque me había tardado en responder, me di cuenta de ello y sonreí apenada.
-¿Y..Y tú cuantos tienes, Aren? -traté de seguir la conversación.
-Yo tengo quince años.
-Oh...
Asentí volviendo a prestar atención al camino pero me detuve de golpe al ver al grupo de chicos que siempre molestaban, agarré automáticamente la remera de Aren, quería ir por otro lado pero él no se movía. Ellos se dieron cuenta de nosotros y nos miraron fulminantes, yo esperaba que se acercaran a molestar de nuevo pero no movieron. Miré a Aren quien solo los veía con severidad.
-Ven, sigamos caminando -sorpresivamente me toma de la mano y hace que pasemos junto a ellos.
No apartaban la mirada de ambos y yo no podía dejar de verlos para asegurarme de que no se acercaban. Al pasar a su lado me acerqué a Aren, extrañamente me sentía segura con él... después de todo, parecía ser que es por Aren que ellos no se acercan porque siempre lo hacían.
Volví la mirada al frente sorprendida. Era la primera vez que me sentía segura en la calle... Miré hacia Aren quien sonreía despreocupado mirando al frente.
-No te preocupes, Delia. Estando conmigo ellos no se te acercarán, lo prometo.
Me sonríe cálidamente, no respondí porque estaba aún sorprendida. Bajé la mirada pensando.
-¿Cómo... haces eso? ¿Cómo haces que nadie te moleste? -pregunté de repente.
-Es que soy muy bueno peleando, y ellos ya lo saben -responde muy normal.
-Quisiera serlo también, tal vez así dejarían de meterse conmigo... -di el último mordisco a la manzana antes de tirarlo a la basura que había por allí.
-Puedo enseñarte, si eso es lo que quieres.
Volteé a verlo rápidamente con los ojos bien abiertos y seguramente brillando de la emoción.
-¿En serio lo harías? -pregunté emocionada.
-¡Claro! Después de todo, yo también quiero que dejen de molestar a mi amiga.
-¿S..Soy tu a..amiga?
-Yo te considero una amiga... ¿y tú? ¿Me consideras tu amigo, Delia?
Aparté la mirada sorprendida y sin saber que decir por un momento, pero entonces le sonreí un poco.
-Sí, eres mi amigo, Aren.
Su sonrisa se ensancha. Volvimos la mirada al frente cuando ya habíamos llegado a mi casa, Aren me espera afuera mientras yo entraba y me arrodillaba junto a mi mamá.
-Mamá, toma... esto es para ti -le entregié la manzana.
Ella me mira y luego a la fruta en mi mano, la agarra y me sonríe débilmente. Me levanté y volví a ir hasta afuera para encontrar a Aren aún allí.
Ambos fuimos a una zona un poco alejada de la gente que pudiera molestarnos y allí él me comenzó a enseñar todo lo que él sabía sobre pelear cuerpo a cuerpo. Era muy bueno, me sorprendía la habilidad y técnica que él poseía. Me hacía pensar en que no sabía de dónde él era ni como había aprendido a pelear así.
Me enseñó lo básico primero, yo era muy mala en esto y pensé en rendirme pero Aren no me lo permitió.
-Tienes que hacerlo, ¿o quieres que sigan molestandote? -pregunta haciéndome levantar.
-No -respondí decidida.
-Entonces sigue, y verás que lo conseguirás.
Sonreí y asentí. Me posicioné de nuevo de la forma en la que él me enseñó, volví a seguirle el paso hasta no tener consciencia del tiempo que se nos fue volando, pronto comenzó a oscurecer haciendo que nosotros nos detuviéramos.
-Es hora de irnos... -comenta Aren antes de sonreírme-. Es todo por hoy, nos vemos, Delia.
-Nos vemos, Aren...
Él se da la vuelta y comienza a alejarse mientras que yo lo veía irse. Cuando ya no pude verlo más fue cuando suspiré profundo y volví a casa. Mamá ya estaba durmiendo y yo me acosté a su lado.
-Ojalá curar tu enfermedad... Darnos una mejor vida, una en la que ambas podamos sonreír para siempre.
Me abracé a mí misma, cerrando los ojos y soltando un suspiro pesado antes de quedarme dormida junto a ella.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro