-Tengo una reunión con gente muy importante. Quédate aquí y no salgas.

-Sí, Majestad -respondí con la cabeza agachada.

Él se me acerca y como cada vez que nos separamos me besa para que recordara a quien le pertenece. Él sonríe y se aleja hasta irse de la habitación, mi sonrisa se ensancha finalmente y pensé en hacer que Miriam le dijera a Aren, pero unos toques en la ventana me hicieron alegrar más.

-Aren.

Giré solo para ver como él entraba por la ventana, corrí hasta él y lo abracé e intenté besarlo pero él estaba desanimado.

-Oye... ¿Qué pasa? ¿Qué tienes? -pregunté preocupada.

-Delia, tengo algo que decirte...

El miedo se apoderó de mí, mi corazón se aceleró por tal motivo. Él me toma por la mano y me guía hasta un sofá para hacerme sentar allí.

-Mi padre no dio, a mis hermanos y a mí, la orden de... irnos.

-¿Qué...? ¿A dónde? -me levanté pero él apoya sus manos sobre mis hombros.

-A Arenite, el hogar de mi tío... quiere que aprendamos a ser príncipes de verdad y... quiere alejarme de ti.

-No lo hagas... -lo abracé de inmediato-. No te vayas, te necesito...

Él suelta un gran suspiro antes de abrazarme con más fuerza y necesidad. Escondí mi rostro en su pecho, empezaba a sentir las lágrimas amenazando mis ojos.

-Debo hacerlo...

-¿Por qué? Ya eres un príncipe de verdad, eres incluso un mejor rey que él. Lo sé...

-No, Delia... No iré a Arenite.

-¿Q..Qué? Pero dijiste que...

-Lo sé... Le haremos creer a mi padre que iremos allí, pero no llegaremos allí.

¿Qué? Aún no comprendo.

Sentí sus manos apartarme para verme al rostro, él me sonríe un poco y apoya su mano en mi mejilla.

-Si atacamos ahora moriremos todos contra él... Si muero no podré hacer nada por ti, ni siquiera estar contigo. No quiero dejarte en sus manos para siempre.

Lo sé... yo tampoco quiero y menos que mueras.

-Así que me iré para conseguir aliados, no sabes cuántos enemigos tenemos por culpa de mi padre... Conseguiré hacer un tratado con ellos, prometo que acabaré con tu sufrimiento y el de mi pueblo.

Un sollozo escapa de mis labios, Aren limpia mis lágrimas y besa mi frente antes de pegarla delicadamente con la suya.

-Me duele verte llorar, por favor... No me gusta verte así. Tranquila... volveré, te lo aseguro.

Agarré sus manos tiernamente mientras cerraba los ojos. Tenía las palabras amenazando mi garganta y no esperé más para dejarlas salir.

-A..Aren... Te amo.

Lo sentí sorprenderse, claro... era una palabra muy grande. "Amor" era un sentimiento realmente pesado, pero así era. Yo lo amo.

-Delia... Se me hace tan difícil dejarte aquí sola... Te amo de sobremaneras y no quiero alejarme de ti -sus labios se unen con necesidad a los míos.

La intensidad con la que nos besábamos era demasiada, pero a la vez es tan agradable. Sus manos aprisionan mi cintura y me apega a él. Me hace dar un paso atrás hasta caer sentada en el sofá, se separa con esfuerzo y acaricia mi mejilla.

-Haré hasta lo imposible por ti, juro por mi vida que voy a liberarte. Te lo juro, Delia... serás libre. Te quitaré esto... -jala del coyar en mi cuello-. Y lo reemplazaré por este mejor.

Saca de su bolsillo el collar que tanto deseo tener. Acuné su rostro entre mis manos y pegué nuestras frentes de nuevo.

-Quiero ir contigo... -sollocé.

-Si tan solo fuera posible, también te llevaría conmigo, amor mío...

Sus palabras me duelen porque sabíamos lo imposible que sería. Él guarda el collar de nuevo y se arrodilla frente a mí, toma mi manos entre las suyas y la besa.

-Delia, lo que haré tomará tiempo... Acercarme a los enemigos del reino es peligroso, no aseguro salir ileso de eso... -me asustaban sus palabras, pero él volvió a besar mi mano-. Pero lo digo para que estés preparada para el tiempo. Estar separados y por tanto... créeme que me dolerá más que a ti.

Limpié mis lágrimas con mi mano libre pero en realidad no podía dejar de llorar. Saber que volveremos a separarnos por tanto tiempo... me duele...

-Pero por eso quiero que me prometas una única cosa...

-¿Qué es? -cuestioné.

-Que serás fuerte... prométeme que pase lo que pase esperarás por mí hasta que llegue el momento de reencontrarnos -apoya mi mano en su pecho y me mira suplicante-. Me aterra volver un día y no poder encontrarte. Pueden torturarme o amenazarme con la muerte y no me podrán asustar... pero mis hermanos tienen razón, tú eres mi más grande debilidad, Delia... si tú no estás yo no podría seguir.

Apoyé mi otra mano sobre las nuestras antes de inclinarme y unir nuestros labios otra vez.

-Lo prometo, Aren... prometo seguir aquí cuando regreses.

-Gracias... -se acerca y me abraza cálidamente.

Este era probablemente nuestro ultimo abrazo, iba a ser la última vez que me sintiera tan amada y segura... Era aterrador saber que no lo volvería a ver en mucho tiempo. Que estaría sola con ese monstruo hasta que mi amado príncipe regresara.

Mi príncipe Aren...

***

***

Miré por la ventana como el carruaje de los príncipes se alejaba del castillo para ir hacia las puertas de la muralla que nos rodeaba. Aren soma la cabeza por la ventana del carruaje y me mira, levanta la mano a modo de despedida y yo hice lo mismo. Nos quedamos mirándonos hasta que ya no pudimos seguir haciéndolo por la distancia.

Vi al rey que estaba en la entrada del castillo viendo como sus hijos se alejaban. Por suerte no podía ver aquella despedida con Aren. Aún así él mira hacia mi dirección y luego vuelve su mirada al frente antes de entrar al castillo junto al resto de personas que fueron a despedir a los príncipes.

Pocos minutos después la puerta se abre y lo escuché acercarse a mí. No quería verlo... no quise voltear y encontrarlo a él.

-Ahora mis hijos no serán un impedimento entre tú... y yo...

Lo sentí besando mi cuello y hombros mientras me acariciaba los brazos y la cintura desde atrás. Bajé la mirada y no hice nada, estaba tan dolida por la partida de Aren que no pude ni siquiera asquearme por el viejo atrás de mí.

Su mano pasa por arriba de mis pechos acariciando mi piel y acercándose más para adentrarse bajo el vestido.

Lo miré de reojo apretando los labios con frustración. Quería llorar... pero no por él.

-Hm... finalmente alguien está cediendo... -su mano libre acaricia mi pierna-. Me gusta que así sea...

Volví la mirada al frente, una lágrima cae por mi mejilla y él fue quien la quitó.

-Pero lástima que tengo cosas que hacer... -suspira y se acerca a mí sujetando mi rostro-. Nos vemos, preciosa.

Me besa en los labios volviendo a hacerme sentir aquel desagrado por él. La repulsión era demasiada... y más desde que conocí el bello sabor de los labios de Aren. Podía compararlos y elegir todas las veces a Aren... Quiero que vuelva pronto, lo voy a extrañar demasiado.