-Sabía que funcionaría -Aren y yo miramos al costado y vimos a Lars y Axe acercándose a nosotros, ambos sonriendo.

-¿Qué cosa? -me animé a preguntar.

-Que Aren te haría comer algo, además de subirte el ánimo -responde haciéndome sobresaltar y sonrojar de nuevo.

-N..No es cierto -aparté la mirada.

-Ay vamos, Delia, es obvio que Aren es tu debilidad -responde Axe.

-¡Oye! -me puse aún más roja y quise que la tierra me tragase en este momento.

Abrí la boca para responder algo más pero Aren comienza a reír a carcajadas y solo eso hizo falta para desconcentrarme y mirarlo embobada. Tenía un pequeño tono rojizo en sus mejillas que lo hacía verse aún mejor.

-¿Quieres un pañuelo? Se te cae la baba, Delia... -me susurra Lars en el oído.

-¡Lars...! -lo miré fulminante pero ellos aún reían con ganas.

-¿Pero tú de qué te ríes, hermano? Si todos sabemos que Delia también es tu más grande debilidad -lo ataca Axe con una mirada pícara.

-Realmente. Se trata de ella y tú eres el primero en saltar al frente, jamás había visto a un hombre tan colgado de una mujer como tú lo estás con Delia -le sigue Lars.

Aren los mira fulminante antes de apoyar su mano sobre su nuca y bajar la mirada avergonzado. Que tierno...

-Bueno... No tiene caso negarlo, ¿cierto? -me mira de reojo para ver mi reacción.

-¡¿Q..Qué?!

Me sonrojé aún más mientras me sentía apenada pero con el rostro ardiendo a mil grados. Aparté la mirada, aunque no pude evitar mi sonrisa... escucharlo decir eso... ¡¿Esto es real?!

Me sobresalté al escuchar una puerta abrirse y al mirar darme cuenta de quién era. Volví a la realidad, agaché la cabeza y me alejé lo antes posible de los príncipes.

El rey entra bostezando y con un rostro cansado, se tambaleaba un poco. Me busca por entre todas las personas hasta encontrarme con la mirada y me hace una seña para que vaya junto a él.

Resoplé y fui hasta donde él estaba sin volver a mirar a los príncipes. Me toma por la cintura haciendone sobresaltar y sentir asco de nuevo... toda sensación cálida y agradable que Aren había dejado en mí se esfuma al instante en que el rey me toca. Me saca del salón y cierra la puerta nuevamente.

-¿Qué has hecho mientras no estuve? -pregunta curioso.

-Nada, no hice nada -respondí agachando la cabeza.

-¿Segura? -insiste. Asentí como respuesta sin más, entonces llegamos a su habitación-. Bien...

Se me acerca al rostro de nuevo, tomando el mío entre sus manos otra vez para levantar mi cabeza.

-Bien hecho.

Su aliento olía mucho a vino, arrugué la nariz por el olor.

-¿No quieres un trago? -pregunta agarrando la botella de vino sobre la mesa atrás de mí.

-No gracias, Majestad... no tomo... -respondí.

-¿Lo has probado alguna vez? -negué-. Entonces pruébalo ahora.

Aprieta mi cuerpo al suyo y yo coloqué ambas de mis manos sobre su pecho para empujarlo.

-Señor... gracias pero rechazo su oferta -intenté alejarme con más desesperación.

Él comienza a empujarme hacia la cama y me tira en ella con algo más de brusquedad.

-Vamos... será divertido -él se coloca sobre mí y comienza a besarme.

-S..Señor... por favor... -no me dejaba hablar.

-Estoy perdiendo la paciencia... quiero tenerte... por completo, Delia.

Me comienza a besar el cuello y a morderme mientras sus manos apretaban mi cuerpo.

-Señor... no... por favor...

Una de sus manos baja la tela del vestido que cubría mis hombros. Su otra mano agarra la botella y vierte del vino sobre mi pecho.

-Hm... deberíamos cambiarte ¿No crees? -comenta sonriendo con una mirada asquerosamente lujuriosa.

Agarra una de mis muñecas para apartar mi mano y comienza a lamer el vino derramado sobre mi pecho. Con mi mano libre intenté empujarlo pero mi desesperación y llanto me volvían débil.

-¡No! ¡Por favor! ¡Suélteme! -supliqué llorando.

No iba a hacerme caso por más que gritara y pataleara, suelta la botella de vino y usa ambas manos para tocarme el cuerpo. Una de ellas acaricia mi pierna y sube hasta meterse por debajo del vestido.

Sentí que mordió uno de mis senos haciéndome soltar un quejido de dolor por la brusquedad mientras usa su otra mano para apretar el otro.

-¡Ya, por favor! ¡Se lo suplico...! -sollocé.

Aparté la mirada cerrando los ojos y apretando los dientes con fuerza.

Me levantó la espalda haciendo que me arqueara y comenzó a besar el medio de mis senos. No podía hacer otra cosa que no fuera llorar, su fuerza era mucho más grande que la mía. Su tacto quemaba por donde pasaba en mi cuerpo, me daba asco...

-¡Señor! ¡Dejeme en pa...! -que estuviera gritando lo molesta aún más porque me interrumpió con un golpe en mi mejilla.

Se endereza, aún estando sobre mí y me mira cansado y molesto mientras yo respiraba agitada y adolorida. Además de asustada...

-Ya deja de quejarte. No soporto escuchar tu llanto... Me molesta -vuelve a agarrarme por las mejillas para hacer que lo mire al rostro-. No puedo esperarte por siempre, si no me dejas continuar voy a tener que matar a tu madre y luego a ti. Espero que elijas bien.

Me besa los labios una vez más pero esta vez mete su lengua en mi boca y usa sus manos para recorrer mi cuerpo. Ambas aprietan mi trasero mientras yo trataba de dejar de llorar... no quería que le hiciera nada a mi madre.

No me importaba morir... pero mamá... mamá no tenía nada que ver con esto.

Cerré los ojos y dejé que siguiera, aunque fuera lo más difícil para mí... Él sonríe al verme ceder, besa mi cuello y baja a mis senos. Mordí mi labio inferior para no sollozar, tenía tanto miedo...

Pero antes de que me quitara el vestido su fuerza depronto disminuye y sentí como él cayó a mi lado.

-¡¿Huh?! -jadeé de la sorpresa antes de mirarlo.

No se movía, pensé por un segundo que estaba muerto... pero desgraciadamente comprobé que solo se había quedado dormido.

Un sollozo escapa de mis labios, no resistí más, quería alejarme de este hombre. Me aparté, arreglé mi vestido cuando pude y salí corriendo mientras me sujetaba el hombro del vestido que seguía cayéndose.

-¿Delia?

Me pareció escuchar al pasar por unos pasillos pero no le presté atención. Corrí hasta el jardín y encontré la fuente de siempre, miré a todos lados en busca de Lex pero no estaba... ¡¿Por qué justo ahora?! ¡Quiero irme de aquí!

-¡Delia!

-¡Hm! -volteé rápido y sorprendida. Los tres hermanos se acercaban corriendo.

-Oye... ¿Qué sucedió?

-¿Estás bien? ¿Qué pasó?

Lars es quien se atreve a acercarse pero antes de que me alcanzara con sus manos yo retrocedí asustada hasta tropezar con mis propios pies y caer al suelo.

-¡No me toques! -cubrí mi rostro cuanto pude con mis brazos.

Noté cuando Aren apoya su mano en el hombro de Lars quien me miraba sorprendido pero a la vez con tristeza. Repentinamente escuchamos el relincheo de un caballo, abrí los ojos de par en par sabiendo que era Lex. Los chicos estaban tan ocupados viéndolo llegar que no se dieron cuenta cuando levanté y me subí al borde de la fuente.

Lex llegó hasta mí, me agarré de su cabello y me subí de un salto en menos de tres segundos. Él no espera mucho y sale corriendo mientras yo sollozaba.