Capítulo 23
-¿Cubriste todo? ¿A qué te refieres? -cuestioné.
Rueda los ojos sonriendo divertido pero entonces me insiste con su mano tendida hacia mí.
-Aceptame un baile aunque sea, y te lo diré...
-Eso es chantaje -me quejé haciéndolo reír.
-Es posible, pero es la única forma al parecer para que bailemos. Realmente quiero hacerlo...
Yo lo miré fijamente y luego a su mano que aún seguía frente a mí. Levanté la mía dudosa y la acerqué a la suya de igual manera. Mi mano temblaba un poco y cuando la apoyé sobre la suya él me agarró con firmeza y me jaló hacia él. Me agarró con delicadeza mientras que su otra mano tomaba mi cintura.
Yo me sobresalté un poco pero no quise apartarme...
Esta sensación era todo lo contrario a como era con el rey... el tacto de Aren era más cálido, delicado pero firme y... me hace sentir bien...
-No estés tan tensa, solo relájate...
Me sonríe. Él me guía en los pasos hasta que pude hacerlo sola. Finalmente me estaba relajando, pronto sonreí genuinamente mientras bailábamos y en un momento de la música, él suelta mi mano para dejar ambas suyas rodeando mi cintura y apegándome a él.
Yo estaba con el corazón latiendo acelerado y con fuerza. Mis mejillas empezaron a arder pero no quería separarme, en su lugar sonreí y lo abracé apoyando mi cabeza en su pecho. Me sorprendí al escuchar su corazón igual de acelerado pero su cabeza se apoyó sobre la mía y ambos dimos vueltas abrazados.
Esta sensación... esta hermosa sensacion de seguridad y cariño que solo Aren me hacía sentir de esta forma. La amaba, me encantaba sentirla. Por primera vez en bastante tiempo estaba tranquila y segura...
Aren me agarró de nuevo la mano y me hizo dar vueltas, luego me toma por la cintura con una mano y se acerca a mí, sin soltar mi mano y mi cintura apoya si cabeza sobre mi hombro.
-Todo estará bien... te lo prometo.
Vuelve a mirarme a los ojos y levanta mi cabeza con su mano en mi barbilla hasta que sorpresivamente besa mi frente. Cerré los ojos pero esta vez para disfrutar del contacto de sus labios.
-Gracias Aren...
Volví a abrazarlo y ambos domos más vueltas hasta que aquella música se detiene. Nos separamos y lo miré al rostro sonriendo.
-¿Me dirás cómo es eso de que tienes todos cubierto? -pregunté al recordar.
-Pues, esas mujeres ahora mismo lo dejaron dormido en su cama. Y a los guardias... todo se soluciona con dinero y lo sabes.
-¿Los sobornaste? -asiente- ¿Por qué? ¿Por qué arriesgarte a esto?
-Porque tú lo vales, Delia... -abrí los ojos de par en par-. Que me azoten y golpeen todo lo que quieran pero estar a tu lado aunque sean solo unos segundos valen toda la maldita pena del mundo.
Sentí mis mejillas arder de nuevo y un revoltijo en mi estómago. Mi corazón parecía en una carrera de caballos. Nos quedamos mirándonos un momento hasta que él mira a un lado y suspira.
-Debemos volver -murmura.
Yo recordé todo, este momento no podría ser para siempre y ambos lo sabemos. Me aparté de Aren abrazándome a mí misma y asentí.
-Hey... -se acerca de nuevo tomándome por los hombros-. No te pongas así otra vez, te sacaré de esto, lo prometo... pero por ahora debes aguantar. Créeme, yo también odio a mi padre por esto que te está haciendo... pero aún no hay otra opción.
¿"Aún"? ¿Qué tenía en la cabeza Aren para solucionar esto?
-Lars me dijo que no querías comer... no puedo dejar que sigas así. Ven conmigo.
Me toma la mano y me jala levemente para que lo siga.
-Aren, espera -traté de detenerlo, pero cuando abrió la puerta del balcón me solté.
-Vamos, mi padre no está y los guardias no dirán nada.
-Pero ¿y las demás personas?
-A ellos no les interesa lo que yo haga y con quien. Saben que esto tendría que ser normal entre los príncipes.
Entramos y fuimos hacia la mesa de los bocadillos a la que anteriormente había ido.
-Agarra algo, vamos -me anima él agarrando algo dulce.
Yo dudé pero terminé agarrando lo mismo que él y lo comí. Abrí los ojos aún más grandes cuando lo probé, estaba delicioso.
Ambos comenzamos a comer algunos bocadillos mientras juzgábamos a las personas que se creían lo más importante del mundo en este lugar.
Reíamos como antes...
Lo ví de perfil, como reía y comía. Sonreí y miré el bocadillo en mis manos para luego llevarlo a mi boca y morderlo.
Me sentía bastante cómoda...
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