Capítulo 22
-Majestad... -me di vuelta para verlo pero de inmediato me acorrala contra el borde, apegándose a mí.
-Creo que te dije que no hablaras con alguien aquí... eso está prohibido para ti -me toma por la barbilla- ¿Tengo que recordarte a quien perteneces?
-Por favor, Majestad... no hice nada y el príncipe tampoco, s..solo... se preocupó porque no había comido.
-Él no tiene porqué preocuparse. Tú no eres nada de él.
Él sujeta mi rostro con fuerza y comienza a besarme los labios haciendo que mis arcadas volvieran.
-Solo eres para mí, eres completamente mía... -remarca al separarse y entra a la fiesta de nuevo.
Apreté los puños al igual que los dientes con fuerza, volteé otra vez para ver la altura del balcón. No soporto más esto...
-No planeas tirarte, ¿cierto?
Apreté el borde del balcón con frustración. ¡¿Es así de verdad?!
-¿En serio? ¿No puedo estar sola por un momento? -hablé frustrada.
-Está bien, lo siento... No quería molestarte. Me iré si eso quieres.
Abrí los ojos de par en par al darme cuenta de lo que dije y a quien. Me giré de inmediato.
-A..Aren, espera... -cerré los ojos agachando la mirada-. Lo siento... solo estoy muy...
-No tienes que decirlo, lo sé -comenta.
Miré hacia adentro del salón y vi al rey yéndose con algunas mujeres. Volví a cerrar los ojos y bajar la cabeza.
-No quiero seguir con esto... -murmuré al borde del llanto.
-También lo sé, esto que te hace es una de las peores torturas... para mí también lo es -él comienza a acercarse.
Se apoya por el borde a mi lado y mira al cielo estrellado.
-¿Te acuerdas cuando era de noche y mirábamos las estrellas? -pregunta.
Levanté la mirada hacia el cielo y así mirar las estrellas como él. Me giré y me apoyé en el borde igual.
-Sí, lo recuerdo. Siempre encontrábamos figuras para todo... -sonreí levemente.
-Sí, teníamos una gran imaginación...
Sentí su mirada sobre mí así que volteé a verlo, ambos nos quedamos mirando tan fijamente que podríamos hablar son abrir la boca en cualquier momento. Entonces vi cuando acercó su mano a mí y trató de mover mi cabello que cubría mi cuello, quizás para ver alguna de las marcas que el rey me hizo... Pero yo me aparté sobresaltada y nerviosa antes de mirar hacia todos lados por si alguien nos estaba viendo.
-Delia... nadie nos está mirando, tranquila.
Habla sabiendo qué era lo que pasaba por mi mente. Cerré los ojos suspirando profunda, quizás... quizás y pueda dejar pasar las cosas por esta vez. Me tranquilicé mientras me apoyaba por el barandal acariciando mi cabello. Finalmente sentí su mano apartando mi cabello y dejándolo caer en mi espalda.
Abrí los ojos levemente mientras sentía como miraba mi cuello con total atención. Solté un suspiro cuando él aparta la mirada y la regresa al frente para ver el paisaje.
-Tu madre está preocupada por ti... -volteé a verlo con rapidez.
-¿Mi madre? ¿Sigue viva? -asiente- ¿D..Dónde está? Quiero verla.
-Ella también quiere verte, pero gracias a mi padre está rodeada de guardias que si te ven cerca le avisaran de inmediato -agacha la mirada-. Y... quien sabe qué pueda hacerte...
Mis ánimos cayeron tan rápido como subieron por un segundo al saber sobre mi madre.
-Pero ¿sabes?... -lo volví a mirar, él me estaba sonriendo-. Ella se está recuperando.
Sentí mis ojos cristalizarse por las lágrimas de felicidad al saber de eso.
-Me alegro... por suerte él sí cumplió con su promesa. Entonces todo esto valió la pena... -murmuré sonriendo.
Aren me mira atento, entonces volví a perderme en sus ojos que brillaban aún más con el brillo de la luna sobre nosotros.
Su cabello negro se movía con el viento fresco que nos golpeaba y su sonrisa... me traía la paz que tanto extrañaba sentir cuando él estaba cerca de mí. Miró hacia el frente, hacia el salón, yo seguí su vista y vi a varias personas bailando.
Luego vi por el rabillo del ojo como Aren me tendía una mano mientras que la otra estaba tras su espalda.
-¿Me permites bailar contigo?
Miré su mano y luego a sus ojos de nuevo, sonreí apenada y bajé la mirada.
-No sé hacerlo...
-Yo te enseño, no tienes de qué preocuparte.
Volví a mirarlo y luego al salón, hacia la puerta por donde se había ido el rey.
-Si nos llegan a ver...
-Delia -me corta-. Relájate por esta noche ¿si? Ya cubrí todo...
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