-¿Y? ¿Cómo les fue? Espero que hayan escogido bien -comenta él mientras todos estábamos comiendo en el comedor nuevamente.
-Creo que sin la ayuda de Delia... nos hubiéramos puesto cualquier cosa -menciona Axe sonriendo.
-Sí, fue de mucha ayuda.
Los miré de reojo mientras sonreía animada, aunque bajé la mirada de nuevo manteniendo la cabeza agachada. Noté que el rey le hizo una seña casi imperceptible a sus guardias y ellos asienten como respuesta. Claro que entendí que quería saber si todo estuvo en orden entre nosotros, o más específicamente... entre Aren y yo.
-Bien, me alegra que mi decisión haya sido la correcta -habla de nuevo el rey.
Todos volvimos a mirar a nuestros platos con comida de nuestro almuerzo. Estaba bastante tranquila esta vez... pero esa tranquilidad no dura mucho pues sentí la mano del rey en mi espalda baja. Lo miré un momento y el solo siguió comiendo con una sonrisa.
Hice una mueca antes de mirar al frente y notar la mirada de Aren en mí como ya era costumbre. Bajé la mía hasta mi plato y seguí comiendo mientras sentía la incómoda sensación de la mano del rey en mi espalda.
***
***
-Quiero que te presentes en la fiesta de Axe -ordena el rey mientras se levanta de su cama y camina hasta mí.
Yo estaba de espaldas ya que él había llevado a dos mujeres esa tarde de nuevo y obvio no quería ver eso.
-Estarás a mi lado -sigue hablando mientras empieza a acariciar mis brazos y besando mi nuca. Yo hice una mueca pero me aguanté cualquier reacción.
-Sí, Majestad...
Comienza a dejar marcas por mi cuello y hombros. Mordiendo y besando de manera tan asquerosa... Cerré los ojos para tratar de aguantar este sentimiento de repulsión.
-No quiero que tapes ninguna marca... quiero que a todos les quede claro a quien perteneces...
Apreté los dientes y no me permití llorar. Sabía que se refería a Aren, quería más que nadie que él viera esto. El rey me suelta y se acerca de nuevo a la cama donde estaban las dos mujeres durmiendo. Él las despierta y comienzan una nueva ronda con ellas.
Yo me tapé los oídos y cerré los ojos con más fuerza. Me acerqué a la ventana para distraerme.
Podía ver el jardín... los establos, muchas cosas más desde aquí. Entonces me distraje cuando vi a los tres hermanos saliendo de los establos a caballo.
Ellos comenzaron a correr juntos por todos lados. Se divertían ellos juntos... Hasta que el menor miró en mi dirección y llamó a los otros dos para avisarles. Mis ojos conectaron con los de Aren pero yo aparté la mirada y me puse a un lado de la ventana para apoyarme por la pared, evité levantar la mirada aún.
Sentí entonces una nueva lágrima resbalando por mi mejilla... quería ir afuera y estar con ellos, estar con Aren...
***
***
-Bien, recuerda. No te acerques a nadie -dice el rey acaricia mi mejilla-. Eres únicamente mía y no quiero que alguien más te hable.
-Sí, Majestad -respondí desganada.
Ambos entramos al gran salón donde habían muchas personas importantes de la nobleza. Todos voltearon a vernos cuando entramos. Yo agaché la cabeza y me quedé un paso atrás del rey quien comenzó a caminar y saludar a todos los presentes.
Sentí la mirada de los tres hermanos príncipes sobre mí. Los miré de reojo. También escuchaba muchos murmullos que se trataban de mí por parte de los demás. Pero no eran agradables...
Apreté los dientes y traté de ignorarlos. Nos detuvimos frente a Axe. Su padre lo felicita por su cumpleaños entonces me mira a mí.
-¿No felicitarás a mi hijo? -pregunta el rey.
Miré al príncipe y me incliné un poco en una reverencia.
-Felicidades por su cumpleaños, Príncipe Axe... -hablé.
-Gracias Delia -lo vi solo por un momento.
Me sonreía cálidamente. Le sonreí apenas como respuesta pero aquella sonrisa se borra casi por automático. No podía mantenerla, no me sentía con ganas para hacerlo.
-Bien, Delia... disfruta de este día. Haz lo que quieras -comenta el rey.
Yo asentí y caminé alejándome de ellos. Me acerqué a un pilar y me escondí tras este. Resoplé cansada y cubrí mis hombros con mis manos.
Decidí quedarme por más tiempo pero pronto me vi caminando hacia la mesa de bocadillos. Jamás había visto tanta comida junta y de diferentes variaciones.
Comencé a escuchar a unas chicas hablando a mis espaldas. Las miré de reojo, me miraban despectivamente.
Rodé los ojos y solo me fui. Me apoyé por la pared y miré a las demás personas. Algunos bailaban, otros hablaban, y otros estaban igual que yo, haciendo nada.
-¿No quieres comer algo?
-Si hablas conmigo nos va a ir mal -respondí sin voltear a verlo.
-Me preocupa que no comas algo.
-Sobreviví toda mi vida sin comer tres o dos veces al día, puedo aguantar una noche... príncipe Lars.
Escuché su suspiro profundo pero él no parecía querer quedarse con esa respuesta, por lo que sigue insistiendo.
-¿Si llamo a Aren y te convence?
Me reí un poco amarga pero finalmente volteé la cabeza para verlo a los ojos.
-No sucederá, Lars, no tengo hambre.
-Entonces ¿qué tal si bailamos?
Me tiende la mano para que baile con él pero mi vista fue hasta el rey quien estaba riendo con unos invitados hasta que desvía la mirada y me encuentra con Lars. Su sonrisa desaparece y me mira con advertencia, bajé la cabeza y me alejé del príncipe.
-No se bailar, y por favor... ya no insista príncipe -caminé alejándome de él.
Fui hasta el único lugar donde no había nadie por el momento, el balcón era una buena opción para tomar un poco de aire y estar sola. Me apoyé por el borde para mirar desde aquí.
-¿A caso estás tratando de desafiarme?
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