El viaje era extremadamente incómodo. Quería tirarme del carruaje en el que íbamos por esta sensación tan sofocante. Los tres chicos me miraban queriendo hablar conmigo pero yo solo miraba por la ventana sin hacerles caso ya que íbamos con varios guardias escoltándonos, que eran de confianza para decirle al rey si hacíamos algo.

Resoplé y cerré los ojos agotada de esto, quería ver por la otra ventanilla así que voltee hacia allí para contemplar la vista del paisaje.

-¿Y eso? -escuché decir a Lars.

Al mirarlo me di cuenta de que estaba viendo algo en mi cuello, supe lo que veía y me apresuré a cubrirlo con mi cabello y así volver la vista a la otra ventana.

-Tsk... -escuché a Aren- ¿Qué más va a ser? Sino otra de las formas de nuestro padre para marcar lo que es suyo como a un objeto.

Rodé los ojos por su comentario tan indirectamente directo hacia mí. El silencio entre nosotros creció de nuevo luego de ese comentario, al igual que también creció la incomodidad. Finalmente el carruaje se detiene frente a una de las tiendas de sastres más populares entre la alta sociedad, porque era en donde la familia real siempre mandaba a hacer su ropa.

Los chicos fueron los primeros en bajarse y al hacerlo yo vi una mano tendida hacia mí para ayudarme a bajar, era Lars... me sonreía de manera amable pero al mirar a los guardias ellos estaban con su mirada fija en nosotros. Cerré los ojos y bajé por mi cuenta con la cabeza agachada. Los tres hermanos me miran pero yo los ignoré; entramos al lugar de sastrería y me quedé mirando todo al instante.

Todo era tan... elegante, fino, de calidad. No me sorprendía. Si era para los hijos del rey... esto era lo mínimo.

Me fui a sentar para esperar mientras que los chicos iban a buscar sus trajes de entre todos los que habían aquí y luego buscar accesorios que queden con lo que elijan.

Cerré los ojos de nuevo, solo para descansar la vista por un momento y cuando los volví a abrir ya tenía a los tres chicos cambiados mirándose en los espejos.

-¿Delia? ¿Qué opinas? -pregunta Lars.

Los tres chicos me miran expectantes por mi respuesta pero mis ojos permanecían en los del mayor. Estaba realmente hipnotizada por él...

-¿Delia?

Parpadeé un par de veces y me enderecé mientras aclaraba mi garganta al reaccionar. Sentía mi rostro ardiendo pero lo ignoré y miré detalladamente a los chicos.

-Hm... Axe, creo que un blanco te quedaría mejor, como es tu fiesta pues deberías ser el que resalte. Yo creo... -mencioné.

Él sonríe antes de asentir estando acorde conmigo.

-Tienes razón, buscaré algo.

Me levanté mirando a Lars, caminé un poco y busqué una mejor chaqueta y se la di.

-Prueba con esto.

-Es muy bueno... Gracias Delia.

Asentí sonriéndole amable pero aún manteniendo mi distancia. Miré entonces al mayor de los hermanos...

Me quedé pensando por bastante tiempo. Sinceramente... él estaba muy bien así como estaba. Todo le quedaba tan bien, él sabía como combinar los tonos y colores además de los detalles de la ropa. Era realmente un hombre elegante que sabe lo que hace.

-Delia... -levanté la mirada de su ropa a sus ojos.

Lo vi con intenciones de crear una conversación sobre lo que sucedía por lo que me apresuré a agarrar alguna capa y se la di.

Por suerte, era una capa bastante buena, blanca, con detalles en negro... combinaba con lo que él traía.

-Ten, ponte esta -mencioné apartando la mirada mientras le entregaba la capa.

Él la toma, podía sentir su mirada sobre mí pero cuando ya no tenía la capa en mi mano me apresuré a alejarme. Volví a mi lugar mientras lo veía dándose vuelta y con un movimiento se colocaba la capa de una manera elegante... ¡Es la palabra que lo define a la perfección!

Lo veía era lo primero que se me veía a la mente: elegancia.

En estos momentos me alegraba haber pasado mi vida soñando con vivir en la nobleza porque eso me hizo querer mirarlos con atención. Veía sus ropas y como las combinaban así que no tenía tan mal gusto ni mal modo de combinar. Y sinceramente, me gustaba mucho. Aprendí bastante con solo ver como combinaban sus trajes y para las ocasiones.

-Listo -Axe vuelve hacia mí junto a Lars.

-Están mejor -comenté.

-¿Tú crees? -ellos se miran y por el espejo.

-Así es.

Aren se acerca de igual forma hasta sus hermanos. Me le quedé viendo de nuevo, ya que ese traje combinaba muy bien con él... Sin darme cuenta dejé salir un suspiro.

-¿Delia? -los otros dos hermanos me miran, pero yo me levanté y evité mirarlos.

-¿Eso es todo? ¿Podemos irnos? -pregunté.

Sentía mi rostro arder por lo que no me giré hacia ellos. Los escuché suspirar profundo.

-Sí, solo... deja que nos cambiemos -menciona Axe.

Yo asentí aún sin mirarlos. Escuché como se alejaban para ir a cambiarse de nuevo. Volteé hasta ver al mayor entrando al probador. ¿Por qué tenía este impulso de ir y meterme al probador con él? ¡Basta! ¡¿En qué se supone que estás pensando, Delia?!

Sacudí mi cabeza y aplaste mis mejillas para hacerme despertar. Volví a sentarme y cerrar los ojos para esperar tranquil a que ellos terminen con todo este tema. Ya quería irme.