-Estuvo muy lindo el paseo... Gracias, príncipe Axe -mencioné al bajarme de Lex y acariciar al caballo mientras sonreía aliviada gracias al paseo que Axe me había dado con Lex.

-No fue nada, era mejor que algo bueno te sucediera hoy ¿no? -me mira de reojo a la vez que dejaba que Lex pastara un poco más.

Suspiré pesadamente, tratando de no matar mi sonrisa al recordar al rey y lo asqueroso que era estar con él. Asentí leve y desganada.

-Bueno... Será mejor que regrese... -comenté cabizbaja y apartando la mirada hacia el castillo.

-Está bien, ve, yo ayudaré con Lex -responde acariciando al animal.

Asentí nuevamente y agradeciendo otra vez en voz baja. Él me sonríe y se va seguido del caballo. Me quedé a ver como desaparecía en los establos hasta que resignada me di vuelta y comencé a caminar de regreso al castillo. En la entrada había un guardia para llevarme de regreso. Suspiré abrazándome a mí misma y caminé hasta la habitación del rey. Al entrar allí, me sorprendí de verlo esperándome, y otro mal presentimiento invadió mi cuerpo.

-¿Te divertiste en tu paseo a caballo? -pregunta, pero se veía molesto.

-Y..Yo... Bueno...

Él se levanta haciendone guardar silencio por sentir que algo malo iba a venir, se me acerca de manera amenazante que consigue intimidarme.

-¿Sabes? Eso no me molesta, te dije que podías hacer lo que quieras, pero... que mi hijo menor te acompañe... eso rompe una regla.

Abrí los ojos de par en par.
¿Pensaba castigar a su hijo por acompañarme?

-Es tu hijo... -traté de evitarlo.

-Me quedan dos más.

-Eres despreciable... -no pude evitar decirlo aunque sabía que cometía un error.

Repentinamente me acorrala de golpe contra la puerta haciéndome sobresaltar.

-¿Quién te has creído? Insolente. No tienes permitido hablarme de esa manera.

-No tengo permitido a nada... -murmuré entre dientes.

-Así es, por eso es mejor que te quedes callada y bien portada.

-N..No le hará nada al Príncipe Axe ¿cierto? -pregunté.

-No lo sé, convénceme de no hacerle nada -su sonrisa me daba asco.

Me toma por la barbilla y levanta mi cabeza para que lo viera bien a los ojos. Maldecía en mi mente y cerré los ojos con fuerza apretando los puños. Él se queda así por mucho tiempo hasta que se separa.

-No le haré nada, pero que te quede claro que esto no sucederá una segunda vez. Sin importar cuál de mis hijos sea.

-Sí, Majestad...

Se va de la habitación dejándome sola finalmente. Suspiré agotada y me senté en la cama. Estaba pensando, miraba el suelo sin hacer nada, pero terminé por querer levantarme e irme.

Abrí la puerta y salí de la habitación. Me dispuse por mirar más a fondo el castillo y explorar.

Me sorprendía con todo lo que encontraba ya que nunca en mi vida me hubiera imaginado ver esto en persona.

Pero claro... no es lindo que sea de esta forma...

Escuché un golpe en seco que me hizo detener de golpe. Vi una puerta entre abierta y me acerqué para ver que sucedía adentro. Me asomé pero terminé espantándome por lo que vi, abrí los ojos de par en par y antes de que pueda emitir cualquier ruido sentí una mano cubrir mi boca y alejándome un paso para escondernos.

Miré arriba y vi a Aren, pero él mantenía la vista en la puerta, estaba serio y molesto de nuevo.

-¡Hm! -cerré los ojos y me sobresalté por escuchar otro golpe y luego más.

-Tus hermanos y tú tienen prohibido acercarse a ella de nuevo. ¡¿Me has entendido?! -le grita el rey a Axe.

-Padre...

Lo interrumpe al golpearlo de nuevo. No pude evitarlo, quité la mano de Aren de mi boca y entré a la habitación.

Me puse frente a Axe quien estaba en el suelo y sujeté la muñeca del rey antes de que lo volviera a golpear con el cetro.

-¡Ya déjalo! ¡Dijiste que no le harías nada...!

-¡¿Tú que haces aquí?! ¡No puedes entrar a esta habitación! -grita aún más molesto al verme.

Intenta librar su muñeca pero yo apreté más mi agarre hasta hacerlo fruncir el ceño. Apreté los dientes con fuerza por la rabia acumulada.

-Me importa una mierda.