Capítulo 12
-No pasa nada, padre -responde Aren dejando de mover su pierna y apartando la mirada a él.
El rey asiente y mira de nuevo a su hermano retomando su conversación. Por suerte suelta mi mano y me dice que empiece a comer.
En realidad no tenía hambre, todo este asunto me quita el apetito, pero no quería que eso sea tema de conversación, ya que hablaban de mí en todos los aspectos. Comencé a comer sin muchos ánimos.
La situación era demasiado incómoda que solo quería que la tierra se abriese en dos y me tragase. Tomé agua pero casi la escupo al sentir la mano del rey en mi regazo.
-¡Hm! -cubrí mi boca para no escupir.
-¿Estás bien, jovencita? -pregunta el hermano del rey.
Yo comencé a asentir mientras aclaraba mi garganta y dejaba la copa sobre la mesa.
-Sí... estoy bien, gracias por preguntar.
Miré a otro lado, incómoda. El rey aún tenía su mano en mi regazo, apretando mi pierna. Apreté los dientes y cerré mis ojos con fuerza.
Suspiré pensando en que si no aguantaba esto, mi madre saldría perjudicada... Eso hizo que me obligara a calmarme y volviera mi vista al frente.
Sentía la mirada constante de Aren sobre mí.
Los demás chicos también me miraban de vez en cuando pero con lástima. Apoyé mi codo sobre la mesa y mi cabeza en mi mano mientras cerré los ojos.
Comencé a jugar con un hilo del mantel mientras esperaba que este desayuno terminase.
-Y dime, hermano... ¿Quién de tus hijos asumirá el cargo a Rey?
Abrí los ojos, por fin un tema que no era yo.
-Siendo el mayor, Aren debería de asumirlo -responde-. Pero aún no está listo para eso.
-¿Por qué lo dices, padre? Me he preparado bien para eso -pregunta el susodicho confundido. El rey sonríe.
-Te dije hace tiempo que no te juntaras con los pobres -siento su mano en mi hombro-. No me hiciste caso, ahora... es muy fácil provocarte ira. Y como rey, debes abstenerte y demostrarle al contrario que lo que haga no funcionará contigo.
El rey me agarra por la barbilla y me obliga a verlo. Automáticamente y como acto reflejo, agarré su muñeca apretándola mientras apretaba mis dientes con fuerza.
-Padre... -el rey mira sonriendo a Aren quien apretaba más sus puños sobre la mesa.
-Y tú... -me mira-. Será mejor que te comportes.
Mira su mano con la advertencia clara, resoplé y lo solté cerrando los ojos.
-Como ves, Aren, te falta mucho por aprender. No puedes dejar que tus sentimientos te dominen o morirás antes de asumir el cargo.
Aren nos mira por un momento pero luego suspira obligándose a calmarse y asiente.
-Entiendo... lo siento, padre.
-Bueno, tengo que irme, ha sido un placer volver a verte hermano -el hermano del rey se levanta al igual que él mismo y camina hacia su hermano quien sonreía.
Ellos se quedan de pie a un lado de nosotros, despidiéndose. Puse mi codo nuevamente sobre la mesa y tape mi rostro con mi mano, a la vez sujetando mi cabeza.
Suspiré para calmarme.
Entonces sentí un leve toque en mi mano apoyada sobre la mesa y cuando me fijé vi al hermano de Aren, Lars.
Era el segundo hijo. Me sonreía con calidez y con ánimos. Recuerdo haberlo visto a él y su hermano pasear en sus carruajes varias veces cerca del pueblo, pero a Aren nunca lo había visto con ellos. Estoy segura que fue por estar ocupado con sus lecciones como heredero.
Pero aquel gesto solo fue de pasada porque se fue después de eso.
-Bien, Delia... ven -el rey me llama.
Yo cerré los ojos resignada y me levanté. Caminé rodeando la mesa hasta él.
-Es hora de irnos, adiós muchachos -dice el rey.
Ellos solo se despiden con un asentimiento de cabeza. El rey me agarra por la cintura y me hace caminar fuera de aquel comedor.
Volví a mirar a Aren, sentía tanta calma aunque sea con una mirada pero él estaba más ocupado sintiendo molestia y lástima. Me mira con aquellos sentimientos reflejados en su mirada hasta que suelta un resoplido frustrado antes de levantarse e irse por la otra puerta.
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