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Capítulo 11

Me mantuve de espaldas para evitar ver esa escena tan asquerosa, ya que el rey no me permitía irme por lo menos al baño.

-Vamos, preciosa... ven y diviértete con nosotros -él aparece detrás de mí, acariciando mis brazos y susurrando en mi oído.

-Lo siento, Majestad... pero quiero negarme -apreté mis manos en mis brazos.

Él apoya su frente en mi hombro quejándose y suspirando.

-¿Quién dijo que podías hacerlo? Vamos, te haré sentir bien...

Sus manos comienzan a bajar las tiras de los hombros del vestido. Yo me sujete la tela para que siguiera cubriendo mis pechos.

-Por favor, señor... no quiero... -suplique.

Por suerte, ambas chicas lo alejaron de mi sutilmente. Yo suspiré aliviada. No entiendo como ellas podían hacer eso... es tan asqueroso...

Me coloqué bien las tiras del vestido y sin importarme lo que él fuera a decir me alejé de allí. Él pareció no notar mis movimientos por lo que fui a encerrarme en el baño. Me senté en el suelo frente a la puerta y traté de respirar mejor.

***

***

Ambas chicas estaban abrazando al rey mientras dormían a sus lados. Él me había obligado a salir del baño y mantenerme donde él pueda ver mis movimientos.

-Delia... ven aquí -dice sonriendo y palmeando el lugar libre a su lado.

Yo me agarré un brazo agachado la cabeza y quedándome quieta en mi lugar. No quería ir.

-¿Tengo que recordarte que si no me haces caso, dejarán de atender a tu madre? Ella morirá si nadie la atiende.

Cerré los ojos con fuerza mientras sentía tanta frustración acumulada. Suspiré y caminé con lentitud hacia él.

-Eso es... -habla mientras rodea mi cintura con un brazo y me apega a él.

Quería golpearlo... llorar... escapar de él...

Con su mano libre comienza a recorrer mi cuello. Acaricia desde allí, pasando por mis hombros hasta mi cintura.

-No voy a tocarte más hasta que aprendas y ya no te resistas... No es divertido con quien llora y pelea. Pero recuerda que en algún momento tendrás que dejarme hacerlo, porque ya conoces las consecuencias si no lo haces. No me sirve tener a quien no puedo tocar.

Tragué con dificultad al escucharlo, aunque me sentía aliviada de saber que por ahora me iba a dejar no hacer tales cosas.

-Eres mas hermosa que cualquier mujer que he visto... -comenta mirando mis ojos-. Por eso estás aquí, porque nadie más que yo merece tener tal belleza consigo... solo es digna de un Rey como yo.

Acaricia mi brazo y sonríe orgulloso de tenerme consigo. Él comienza a cerrar los ojos cansado, aprieta más su agarre en mi cintura para que aún estando dormido no pueda irme. Se duerme y yo pude suspirar..

Apreté los dientes con fuerza junto a mis manos apretadas en puños y maldecí. Odiaba esto con toda mi vida... Solo quería ir con mi madre y asegurarme de que estuviera bien...

No supe cuando me había quedado dormida, estaba tan cansada y agotada mentalmente de lo que pasó que no pude evitarlo. Pero cuando me desperté lo hice sola, por suerte.

Me miré el cuerpo para asegurar que tenía todo en orden. Así era.

Vi por la ventana como el sol de mañana alumbraba la habitación. Me levanté justo cuando entró una chica del servicio.

-El rey ordena su presencia para desayunar.

Suspiré resignada y asentí.

-Bien, enseguida lo haré -respondí yendo al baño para asearme y cambiarme de ropa.

Cuando salí de la habitación con un nuevo vestido, un guardia me esperaba para acompañarme. Cruzamos pasillos hasta una puerta gigante.

-Oh... Delia, llegaste -el rey se levanta y camina hacia mí cuando me ve llegar.

-Buenos días, majestad -saludé desganada.

Él me agarra por la cintura y me hace caminar para acercarme a la gran mesa.

-Ellos son mis hijos, y mi hermano con mis sobrinos -menciona apuntándolos.

Agaché la cabeza.

-Es un placer, altezas -saludé de nuevo.

Todos me miraban. Pude ver a Aren mirando a su padre y luego su mano en mi cintura, su pierna no dejaba de moverse de arriba a abajo. Se le veía ansioso o... molesto.

-Bueno, sentémonos -el Rey me hace sentarme junto a él por supuesto.

-Querido hermano, no exagerabas cuando decías que parecía una de las joyas más preciosas del reino- cometanta el hermano del rey.

-Yo nunca miento ni exagero, querido hermano.

-¿Dónde te la encontraste? Si se puede saber.

-Desgraciadamente, le tocó nacer en la pobreza, pero ahora estará mejor aquí. Estando a mi lado -al decir esto, agarra mi mano que estaba sobre la mesa.

Yo lo miré de reojo sintiéndome incómoda. Quería quitar mi mano pero él la apretó con fuerza y me miró con advertencia. Miré a los demás para evitar verlo a él. Habían cinco chicos en la mesa.

Entre esos cinco estaba Aren, y pude reconocer a sus hermanos Lars y Axe.

De los otros dos chicos, hijos del hermano del Rey, desconocía sus nombres. Mi vista pasó a encontrarse con la de Aren sin poder evitarlo. Sentía más comodidad al verlo a él...

Cubría su boca con sus manos unidas mientras seguía moviendo su pierna de arriba-abajo y mirándome a los ojos o viendo mi mano con la del rey.

-¿Pasa algo, Aren?

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