FINAL
Cuatro años después.
Había sido dura la manera en que llegaron hasta aquí, la vida les colocó cientos de obstáculos en frente para separarlos, pero no se dejaron vencer por ninguno de ellos. Era especial la manera en que una simple promesa de niños se convirtió en el pacto sagrado más importante en la vida de ambos.
Ahora mismo, Taehyung estaba siendo ayudado por Lalisa, quien se levantó primero que nadie para empezar a arreglar al novio. Fue graciosa la manera en que despertó a su mejor amigo, fue algo así como...
—¡Taehyung, despierta! Sino te levantas en menos de cinco segundos, te juro que me robo al novio.
Y el castaño no necesitó de más para salir de un brinco de la cama y levantarse lo más rápido que pudo, por supuesto, ésto ocasionó que se mareara y cayera de rodillas contra el suelo.
Las primeras horas de la mañana transcurrieron con gran rapidez. Apenas sí alcanzó a bañarse bien y afeitarse antes de que su rubia y alocada amiga lo arrastrara hasta la habitación para darle unos cuantos toques de maquillaje. Mientras la chica hacía su labor, el menor se encontraba hecho un manojo de nervios, sobre todo porque no había hablado con Jungkook desde el día anterior, horas antes de que se fuera a su despedida de soltero con un grupo de amigos de la universidad. Y aunque el azabache le prometió que sería una despedida sana, no podía evitar preocuparse.
—Lis, por favor, déjame llamar a Jungkook, no he tenido noticias de él desde las seis— suplicó con ojos de cachorro, pero la rubia no se dejó convencer.
—Lo siento, pero no puedo, es de mala suerte que los novios hablen antes de la boda.
—¡Eso es mentira! Sino me entregas mi teléfono, saldré corriendo a buscarlo.
Lalisa rodó los ojos y siguió aplicando un poco de sombras color tierra en sus ojos como si nada. Taehyung comenzaba a desesperarse hasta que se oyeron tres golpecitos en la puerta del cuarto. Sin importarle si arruinaba el trabajo de su amiga, se levantó y fue corriendo a abrir. Al hacerlo, un hombre desconocido apareció en su campo de visión, tenía un uniforme verde y un ramo de rosas en las manos.
—Buenos días— leyó la nota que traía el ramo —¿Kim Taehyung?
—Sí, soy yo— respondió nervioso.
El hombre le sonrió y le entregó el ramo cuidadosamente —Son para usted, la nota dice quien las envía— y tras hacer una pequeña reverencia, se marchó.
Taehyung estaba perplejo, si bien no necesitaba de pensar mucho para saber quien las había enviado, no se esperaba para nada que su novio le mandara un ramo tan bonito antes de la boda.
Con una sonrisa, se sentó en la cama y empezó a leer la nota.
Mi lindo, TaeTae.
Hola cariño. Hoy es nuestra boda y como primer regalo, te envío el ramo más bello que encontré en la floristería. Estas rosas me recordaron a ti, porque se ven vivas y alegres, pero sobre todo, hermosas. No puedo esperar para verte en el altar, sé que estarás mucho más bello que nunca y allí estaré yo para darte el "Sí, acepto". Te amo mucho.
Att: Jungkookie♡
Al terminar de leer, una lágrima se encontraba rodando por su mejilla.
—¡Taehyung, no te pases! Ahora tendré que maquillarte de nuevo— renegó la mayor, pero sonriendo para sus adentros al ver el ramo.
Ya estaba enterada del regalo y por esto mismo, no quiso permitir que el menor se comunicara con Jungkook. Había hablado con su novia mientras Taehyung se bañaba y ésta le comentó lo que el azabache planeaba hacer, por supuesto, le pidió que no dijera nada ya que sería una sorpresa.
El castañito sorbió su nariz, mostrando su particular sonrisa geométrica y sin poder borrarla, fue a dejar las flores en un florero de forma cuidadosa. El maquillaje en sus ojos se había echado a perder, pero no le importaba, debía mostrar lo feliz que estaba en estos momentos o en cualquier momento explotaría. Estaba seguro de que esta no sería la última vez que llorara durante el transcurso del día.
Un angustiado azabache se encontraba mordiéndose las pocas uñas que tenía mientras escuchaba a su amiga castaña hablar con su novia por teléfono. Cuando ella colgó, él no tardó en abordarla con preguntas.
—¿Qué pasó? ¿Qué te dijo? ¿Taehyung sí recibió el ramo? ¿Le gustó?
Jennie soltó una pequeña carcajada antes de guardar su teléfono en su bolsillo —Claro que le gustó, tontín. LisLis dijo que hasta lloró de la emoción.
Al oír esto, una bella sonrisa se esbozó en el rostro de Jungkook. Tenía miedo de que aquellas rosas no fueran suficientes para su dulce novio, pero le alegraba en demasía saber que le habían encantado. Esa era la primera sorpresa del día, la segunda se la daría durante la ceremonia y la tercera, en su noche de bodas.
Cuando la castaña terminó de acomodarle el corbatín, se miró al espejo y sonrió con autosuficiencia. Aquel traje blanco le quedaba genial, sin mencionar que la chica le había maquillado solo un poco para hacerlo ver más guapo de lo que ya era. Estaba a punto de salir del cuarto cuando la voz de Jennie se lo impidió.
—¿A dónde crees que vas? Aún no estás listo.
—¿Eh?— parpadeó perplejo —Pero ya lo estoy, no veo que me falte nada— se giró frente al espejo para verse de pies a cabeza, corroborando que en efecto, según él, estaba listo.
Jennie negó con su cabeza, mirándolo como si hubiera dicho la cosa más extraña del mundo. Se acercó al armario de tocador y sacó un prendido de color azul de una de las gavetas.
—Mi abuela siempre decía que, para tener éxito durante todo el matrimonio, el día de la boda debes llevar cuatro cosas— hizo una pequeña pausa y empezó a enumerar con sus dedos —Algo nuevo, algo viejo, algo azul y algo prestado— dicho esto, colocó el prendido en la solapa del traje —Esto cuenta como algo azul. Tu traje es nuevo... Conociéndote como eres, me imagino que tus calcetines son viejos.
Jungkook abrió su boca ofendido —No lo son, los compré hace cinco meses.
Jennie soltó una carcajada —Eso cuenta como viejo, tonto— se detuvo a pensar unos momentos hasta que se le ocurrió algo —Uhm, creo que esto servirá— llevó sus manos a su propio cuello y desabrochó la cadena de plata que portaba, segundos después, la colocó en el cuello ajeno —Ahora sí estás listo.
Jungkook sacó a relucir su particular sonrisa de conejo y sin poder evitarlo, atrajo a la castaña en un abrazo.
—Gracias por ayudarme tanto, tú y Lis son las mejores amigas que pude tener— sintió los delgados brazos de la chica corresponder a su abrazo y un pequeño beso en su mejilla.
—No tienes que agradecer. Recuerda que los cuatro somos el combo de los revoltosos— Jungkook soltó una risa nasal —Además, fui tu "novia" durante un par de años, debes saber que me preocupo por ti.
—Lo sé... De todas formas, gracias.
Dando la charla por terminada, la menor colocó algo de colonia en sus muñecas y se encaminó hacia la puerta del cuarto de hotel donde se hallaban —Muy bien, ahora sí vámonos, creo que a tu suegrito no le vendrá mal un poco de ayuda. Los invitados llegarán en cualquier momento.
Por decisión de los novios, se había decidido que la ceremonia se festejaría en la playa Anmok, la cual se encontraba en la ciudad de Gangneung, a unos ciento sesenta y ocho kilómetros de Seúl. Por tal razón, todos tuvieron que viajar dos días antes para hallar hospedaje en uno de los hoteles cercanos a la playa.
Habían reservado cierta parte de la anterior mencionada para poder celebrar la ceremonia amenamente. Una carpa blanca se hallaba a una distancia considerable de la orilla, los arreglos florales se dispersaban desde ésta hasta el inicio de la alfombra, pasando por los asientos —también decorados con flores— donde irían los invitados.
Gongyoo, ahora mismo, se encontraba terminando de organizar los últimos detalles para que todo saliera perfecto, ésto hasta que su yerno apareció en su campo de visión.
—Hey, Jungkook ¿Qué tal?— saludó amistosamente, yendo a abrazarlo —¿Estás listo para desposar a mi hijo?
El primer mencionado soltó una risa nasal y asintió efusivamente. Su vista vagó hacia la decoración y realmente creyó que no habría una boda más hermosa que la suya.
—Realmente se esmeró mucho, señor Kim— halagó, tocando cuidadosamente las flores —Cuando Taehyung vea esto, creo que va a llorar.
—No lo dudes, mi hijo es muy sentimental. Por cierto ¿Sabes si ella ya está aquí? La boda será en una hora y no contesta el teléfono.
El azabache frunció el entrecejo y sacó su propio teléfono para marcarle, se suponía que debía llegar temprano y que no diera señales de vida le preocupaba en demasía. Los característicos pitidos de espera se hicieron escuchar y después lo mandó al buzón de voz, trató de nuevo unas tres veces, pero obtuvo el mismo resultado ¿Dónde se había metido? Sino llegaba a tiempo, su segunda sorpresa se echaría a perder.
—Es raro, ella me confirmó que vendría— murmuró más para sí mismo. Dio un suspiro cansado y guardó de nuevo su teléfono en su bolsillo. Debía esperar pacientemente y no desesperarse, tal vez se le había presentado algún percance que la estaba demorando. De todas maneras, aún tenía una hora para llegar y de verdad esperaba que lo hiciera.
Los invitados empezaron a llegar con el transcurso de los minutos; algunos amigos de la universidad por parte de Taehyung y Jungkook, familiares de ambos que no se oponían en lo más mínimo a su unión, Jennie y Lalisa por supuesto, y hasta la tía de la primera había asistido. Pronto, los asientos se fueron llenando hasta que solo faltaba uno en primera fila por ser ocupado.
Cuando ya solo faltaban quince minutos para dar inicio a la ceremonia, Jungkook entró en un ataque de nervios y Gongyoo lo entendió a la perfección.
—¡Ella me dijo que vendría! No es justo que le haga esto a Tae— apretó la mandíbula y los puños. Aunque el castaño no tenía idea, su novio se había tomado el tiempo de contactar a su suegra para que ésta estuviera presente en la boda.
Después de que la mujer les pidiera tiempo para asimilar la idea de que su único hijo era homosexual, se alejó más de lo que a Taehyung le hubiera gustado. Venía a visitarlo de vez en cuando y aunque ya no mostraba estar en contra de su relación con el azabache, casi no lo veía y eso le dolía mucho. Por tal motivo y a escondidas de su novio, Jungkook la citó un mes atrás en un restaurante para que hablaran sobre el menor. Le explicó que se casarían muy pronto y lo mucho que le gustaría que ella estuviera allí, porque a pesar de todo, Taehyung la quería mucho y estaba seguro de que su día especial lo sería el doble si ella accedía.
Tras meditarlo unos minutos, ella terminó por aceptar y prometer que estaría allí para cumplirle ese sueño, pero ahora faltaban solo doce minutos y no daba señales de querer aparecer.
—Creo que es hora de que vayas al altar— murmuró su suegro a su lado y en ese momento, perdió el control.
—¡¿Por qué dijo que vendría si al final no iba a hacerlo?!— estalló, sintiendo las lágrimas picar en sus ojos —Es una mentirosa, yo...— detuvo sus gritos al ver una presencia familiar a unos metros fuera de la playa.
Sin dar explicaciones de ninguna clase, salió corriendo hacia ella antes de que pudiera dar señales de querer escaparse. Podía sentir su respiración agitada con el pasar de los segundos y una fina capa de sudor cubrirle el rostro, pero nada de ésto le importaba en lo más mínimo, debía hacer que la mujer se presentara a la boda o no sabía qué haría.
Cuando estuvo a dos metros de distancia de ella, se permitió llevar sus manos hacia sus rodillas y recuperar el aire que perdió en su carrera. Al recomponerse, se incorporó para ver a su suegra y se sorprendió al verla completamente arreglada para la ocasión, pero con una expresión de aflicción en su rostro.
—Señora Kim... Me hizo pensar lo peor, realmente creí que no vendría— fue lo primero que dijo.
La fémina mordió su labio inferior al tiempo que bajaba la cabeza completamente apenada —Lo siento mucho, es que... No estoy segura de poder ir allá, no he estado pendiente de él la mayor parte de su vida y no me siento con el derecho de hacer esto— aquella confesión solo lo decepcionó.
—Pero usted es su madre y él la ama. Puedo asegurarle que Taehyung no le guarda ningún rencor y si algo lo haría feliz sería que su madre se presentara en su día especial— dicho esto, sacó su as bajo la manga en un último intento por convencerla —Si de verdad lo ama, demuéstrelo ahora.
La mujer lo miró con los ojos brillosos y luego dirigió su vista hacia donde estaban los invitados. Dudó por unos segundos, pero al final terminó dando un asentimiento decidida, ocasionando que la presión en el pecho del azabache disminuyera.
—Lo haré— se acomodó el vestido y le sonrió a su yerno —Vamos.
Jungkook le sonrió de vuelta y, haciendo un gancho con su brazo para que la mujer se aferrara a él, empezó a caminar hacia el lugar donde por fin se uniría a su bello novio.
Los minutos pasaron y el chico se situó en el altar con una gran sonrisa en el rostro. Ahora sí estaba listo.
La marcha nupcial se hizo escuchar y él tuvo que morderse los labios para no soltarse a llorar por las repentinas emociones del momento. Lo estaba haciendo, al fin estaba cumpliendo aquel sueño y promesa que pactó con Taehyung hace quince años.
Sin poder borrar esa sonrisa de su rostro y con el corazón latiendo a mil por hora, se dio la vuelta. Sus ojos brillaron al apreciar al castaño vestido de blanco, con un bello sonrojo en sus mejillas y su particular sonrisa saliendo a relucir. Éste estaba haciendo un enorme esfuerzo por no gritar de lo nervioso que estaba. Mientras su padre lo llevaba al altar, su mirada se paseaba desde su novio hacia los invitados.
Fue allí cuando la vio.
Sus ojos se abrieron en grande y su boca se abrió en completa sorpresa, aun así, se permitió regalarle a su madre la más bonita de las sonrisas, siendo correspondido por ella de la misma forma.
Cuando llegaron a una distancia prudente del altar, Jungkook caminó hacia ellos y atrajo en un abrazo a su suegro.
—Te entrego a mi hijo para que lo hagas feliz y le des todo el amor que se merece, aunque creo que no tengo que pedírtelo— sonrió, mirando a su hijo —Sé que no puedo dejar a mi bebé en mejores manos, por favor, cuídalo mucho.
—Lo haré, señor Kim. Se lo prometo— hizo una reverencia para después tomar la mano de Taehyung —Amo a su hijo como no tiene idea. Le prometo que lo haré feliz cada día de nuestras vidas.
Satisfecho con aquella promesa, Gongyoo les deseó la mejor de las suertes y soltó la mano de su hijo para irse a sentar en su respectivo asiento. Coincidentalmente, su lugar estaba al lado de su ex esposa, pero ésto no le molestó. Ya la había perdonado por sus errores en el pasado y le agradecía que estuviera haciendo esto por su hijo.
Una vez llegaron al altar, el abogado empezó con la ceremonia.
—Te ves hermoso— susurró contra el oído del menor, provocando que un bonito sonrojo se apoderara de sus mejillas.
—Gracias, tú también te ves muy guapo— susurró de igual forma para no interrumpir al hombre frente a ellos. Los segundos pasaron y se atrevió a confesar —Estoy temblando.
El mayor de ambos posó su vista en sus manos, notando que, en efecto, sus manos estaban moviéndose por los nervios. Sin pensarlo dos veces, acarició el dorso con su pulgar y posteriormente, dejó un beso en sus nudillos.
—Aquí estoy para ti, mi amor. No me iré a ningún lado.
Contento con esto, Taehyung le tiró un besito volador disimuladamente y se acercó solo un poco más a él durante el resto de la ceremonia.
Llegado el momento, el abogado les pidió que dijeran sus votos. En ese instante, Jennie se acercó y le entregó el anillo de oro al azabache. Éste lo tomó y antes de colocarlo en el dedo del menor, lo tomó de las manos y empezó.
—Kim Taehyung. Realmente no sé cómo empezar a decirte esto, pero haré el intento— aclaró su garganta y continuó —Desde que éramos pequeños, siempre tuve un enorme cariño hacia ti y creo que empezó cuando te vi llorando en el salón de clases porque habías olvidado tus crayones— aquel recuerdo hizo reír bajito al menor —Cuando te presté los míos y vi tu hermosa sonrisa, supe que allí es donde quería quedarme. Quería ver esa sonrisa todos los días de mi vida y mejor aún, ser yo quien la provocara. Durante todos estos años, no ha habido un día en el que no piense en ti. Eres el chico más bello que alguna vez haya conocido y me siento afortunado por tenerte en mi vida. Quiero que seas lo primero que mis ojos vean al despertar cada mañana y lo último que vea en las noches antes de quedarme dormido. Hoy, frente a todas estas personas, te tomo como mi esposo y te prometo hacerte feliz todos los días que vengan de aquí en adelante— dicho esto, deslizó el anillo en el dedo anular del menor, sellando aquella promesa llena de sinceridad y amor.
Taehyung limpió las lágrimas que habían resbalado por sus mejillas antes de recibir el anillo que le entregaba Lalisa. Sorbió su nariz y miró a los ojos de su prometido antes de hablar.
—Jeon Jungkook, mi amor. Desde que llegaste a mi vida, siempre has sido mi luz, mi soporte y mi compañero. Incluso antes de descubrir que lo que sentíamos el uno por el otro era más que amistad, yo ya te adoraba porque siempre estuviste ahí para mí, brindándome amor puro y sincero. Realmente no me imagino una vida sin ti y estoy realmente feliz de que al fin estemos cumpliendo nuestro sueño de unirnos para toda la vida. Sé que no soy perfecto y que cometo errores, pero si decides aceptarme tal y como soy, te prometo que te cuidaré por siempre, estaré ahí para apoyarte en cada paso que des y te daré todo el amor que mi corazón sea capaz de otorgar. Hoy te tomo como mi esposo y prometo respetarte, apoyarte y amarte en cada momento sin importar los obstáculos que debamos atravesar— mordiéndose el labio por los nervios y la emoción, colocó el anillo en el dedo de su pareja.
Los ojos del azabache se llenaron de lágrimas, pero aun así, hizo su mayor esfuerzo para no llorar en ese lugar. Se sentía más enamorado de su novio y eso que creía que sería imposible, porque amaba a Taehyung con locura y estaba seguro de que no habría un amor más real que el que ambos sentían el uno por el otro.
—Jeon Jungkook— llamó el abogado —¿Aceptas a Kim Taehyung como tu esposo para amarlo, respetarlo, estar con él en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?
El primer mencionado no necesitó más de un segundo para responder con un rotundo —Sí acepto.
—Y tú, Kim Taehyung ¿Aceptas a Jeon Jungkook como tu esposo, para amarlo, respetarlo, ser su soporte cada día, estar con él en la pobreza y en la riqueza, hasta que la muerte los separe?
—¡Claro que sí!— respondió con una enorme sonrisa en su rostro, ganándose una bonita sonrisa de conejo por parte del mayor.
Hasta el abogado sonrió, pero lo disimuló bastante bien.
—Muy bien. Entonces, por el poder que se me confiere, ahora los declaro oficialmente esposos. Pueden sellar sus votos con un beso.
La pareja no necesitó de más indicaciones para acercarse, cerrar sus ojos y unir sus labios en un armonioso beso que marcaba el inicio de sus vidas como un matrimonio.
Los gritos de emoción y felicidad por parte de los presentes no se hicieron esperar. Una vez se separaron, juntaron sus frentes con una enorme sonrisa en sus rostros y, posteriormente, salieron caminando por la alfombra central sin deshacer el agarre en sus manos.
La mayoría de sus amigos empezaron a lanzarles arroz seco mientras les deseaban salud y buena suerte en su matrimonio. Al salir a la playa, los padres del castaño los felicitaron y pronunciaron palabras de buena fortuna para ambos.
Taehyung se dirigió hacia su madre y la atrajo en un abrazo fuerte.
—Gracias por venir, mami— fue lo que dijo una vez se separaron.
La fémina le sonrió para después mirar a Jungkook, unos pasos atrás del menor —Dale las gracias a tu esposo, él fue quien se contactó conmigo y me pidió venir a su boda.
Ante esta declaración, el castaño se dirigió al azabache, preguntándole con la mirada si aquello era cierto y recibiendo una sonrisa nerviosa por su parte.
—Sorpresa— pronunció divertido, riendo aun más cuando el menor corrió hacia él y lo abrazó como un koala.
—Eres el mejor— dejó un besito en los labios ajenos —¿Este era el otro regalo del que hablaste en la tarjeta?
—Ah, sí— se rascó la nuca —En realidad, este es el segundo, el tercero te lo daré en la noche.
Los ojitos del menor se abrieron un poco y su cabeza se ladeó en señal de confusión —No entiendo ¿Por qué en la noche?
Las comisuras de los labios del azabache se alzaron en una sonrisa coqueta. Verificando que sus suegros no podían escucharlo, se acercó al oído del pequeño para susurrar:
—Será nuestra noche de bodas.
La boquita del menor se abrió en clara sorpresa y sus mejillas adoptaron un bonito sonrojo que trató de disimular.
—Kookie pervertido— murmuró bajito.
—Oh, por supuesto que sí, cariño— admitió desvergonzado.
La melodiosa risa del castaño se hizo escuchar segundos antes de que éste se colocara de puntitas para dar un profundo beso en los labios de su pareja.
—Te amo mucho— declaró sonriente, llevando sus manos detrás del cuello ajeno para abrazarlo.
Las manos del azabache se posaron en su cintura antes de volver a besarlo, esta vez, de una forma más demandante que le arrancó suspiros al menor, dándole un pequeño indicio de lo que sería su noche de bodas.
—Y yo te amo a ti, TaeTae.
FIN
©AlejaDeMin
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro