CAP 20: "La calma después de la tormenta"
Ya había caído la tarde y para este punto, los señores Kim estaban considerando llamar a la policía para reportar la desaparición de su hija. Desde que llegaron de sus compras y no la encontraron, intuyeron que la menor se había escapado, pero descartaron esa idea cuando se percataron de que toda su ropa y pertenencias se encontraban en su cuarto.
A las cinco y media, cuando el sol ya empezaba a ponerse, el timbre de su casa sonó. Inmediatamente fueron a abrir y sintieron verdadera sorpresa e ira al ver a su hija llegar con Lalisa, Chaeyoung y un oficial de policía.
—¿Me puedes explicar qué significa esto, Jennie?— su padre preguntó lo más sereno posible para no armar una escena frente al oficial.
Sin embargo, la respuesta de su hija no llegó, en su lugar, el uniformado le entregó un papel que no tardó en tomar y leer.
—Su hija puso una demanda— explicó el hombre —Esta es la citación al tribunal de familia. Se presentaron pruebas de maltrato hacia la menor y se pidió que la custodia pase a su tía materna Park Chaeyoung aquí presente.
En ese momento, todo rastro de serenidad en los padres se esfumó y los gritos no tardaron en aparecer.
—¡¿Cómo pudiste?! ¿Estás loca? ¿Cómo te vas a ir con esta mujer? ¡Nosotros somos tus padres, tienes que permanecer a nuestro lado!— sus gritos y reclamos fueron detenidos por el oficial.
—Si tienen algo qué reclamar, deberán dejarlo para el día de la citación. Por ahora, la joven viene a recoger sus pertenencias.
Dicho esto, Jennie, acompañada de Lalisa, subió a su cuarto y empezó a empacar una maleta con su ropa, zapatos y demás cosas.
Claro que los señores Kim trataron de impedirlo, pero para eso estaba el oficial allí y tuvieron que someterse. Chaeyoung se mantenía a una distancia prudente de su hermana y cuñado, sabía que si se acercaba, éstos eran capaces de agarrarla a golpes por estarle arrebatando a su pequeña, pero es que cuando su sobrina llegó a la puerta de su casa con una chica rubia que decía ser su novia y le pidió ayuda con su situación, simplemente no pudo negarse. No quería que la castaña sufriera lo mismo que ella cuando reveló a su familia que era bisexual, Jennie tenía la oportunidad de vivir de manera distinta y si ella podía ayudar para que esto sucediera, haría todo lo que estuviera en sus manos.
Un cuarto de hora después, la menor bajó junto a su novia con la maleta ya hecha. El oficial estaba esperando afuera de la casa y Chaeyoung se encontraba en el marco de la puerta. Cuando se dispuso a despedirse de sus padres, su madre la tomó por el brazo con brusquedad, logrando encajarle las uñas en la piel.
—Esto no se queda así, mocosa— escupió con rabia —Vas a ver que dentro de unas semanas, vas a volver aquí con nosotros y nos las vas a pagar.
Lalisa frunció el entrecejo y empujó con fuerza a la mujer para hacer que dejara de lastimar a su pequeña.
—Pues lo veo muy difícil, señora— abrazó a la menor de manera reconfortante —Ustedes no le harán más daño, Jennie no los necesita— dicho esto, tomó a la susodicha por el brazo y salieron juntas de la casa, oyendo tras de sí un montón de maldiciones e insultos a los que prefirieron hacer oídos sordos.
Aunque aquello le dolía en lo más profundo de su corazón, la castaña sabía que estaba haciendo lo correcto, debía salir de aquel infierno y ya había dado el primer paso. Mientras el auto de su tía se dirigía a su nuevo hogar, sintió un gran alivio venir a ella. Ahora que estaba junto a las personas que en verdad la amaban, podía ver el sol después de tanta oscuridad.
Cabe decir que los señores Jeon no estuvieron muy contentos cuando sus hijos aparecieron en su casa con una citación al tribunal de familia. La demanda por maltrato se leía en el documento.
—Solo vinimos a recoger las cosas de Jungkook— fue lo único que pronunció Jisoo antes de subir las escaleras junto a su hermano.
Para su buena suerte, sus padres no armaron ningún alboroto ni les reclamaron por nada, al contrario, esperaron pacientemente en la sala a que hicieran las maletas. Su silencio y calma preocupó bastante a los hermanos.
Al momento de bajar, sus progenitores se levantaron de sus lugares y fueron hacia ellos con una expresión neutra en sus rostros.
—Nos vemos el día de la citación y no se preocupen, vamos a firmar para que la custodia pase a manos de Jisoo— ambos abrieron sus ojos en grande al escuchar aquello —Pero después de eso, no queremos volverlos a ver, olvídense de nosotros así como nosotros lo haremos de ustedes.
Aunque aquello les dolió a ambos, asintieron con un movimiento de cabeza y tras pronunciar un corto "Adiós" como despedida, salieron de la casa.
Luego de eso, la situación mejoró para los chicos.
El día en que los señores Kim fueron citados a tribunal, hubo un gran problema, ya que ellos lucharon con uñas y dientes por conservar la custodia de su hija. Cosa que no les sirvió de mucho porque la castaña tenía testigos, evidencias y aparte de eso, al ser menor de edad, estaba protegida por el gobierno. De esta manera, su custodia pasó a manos de su tía Chaeyoung y sus padres no tuvieron más remedio que aceptarlo a regañadientes.
El caso con los Jeon fue más sencillo. Los padres aceptaron todo con tal de agilizar el proceso y cuando llegó la hora de firmar, ellos no titubearon al tomar el bolígrafo para hacerlo. Esto le dolió a Jungkook, pero de todos modos, lo aceptó.
Con respecto a Lalisa, ella le había pedido a la tía de su novia dejarla vivir en su casa hasta que cumpliera la mayoría de edad. Cuando lo hiciera, se mudaría a un departamento cerca para estar visitando a su niña. Chaeyoung aceptó sin problemas, aunque le dijo que lo último no era necesario porque podía quedarse con ellas todo el tiempo que deseara.
Taehyung ahora estaba mucho mejor de salud. Sorpresivamente, las crisis asmáticas disminuyeron considerablemente desde su reencuentro con Jungkook, por lo que aquella navidad no fue la peor de su vida después de todo.
—¡No tardamos, papá!— avisó el menor mientras se colocaba su gorrito, guantes, bufanda y abrigo para el invierno.
—Bien, pero no tarden, ya casi servimos la cena— condicionó el señor Kim mientras colocaba la mesa con ayuda de Hesseung. Entretanto, Jisoo se encargaba de calmar el espíritu glotón de Jaejin para que éste no siguiera comiéndose las galletas de navidad.
La parejita sonrió entre sí para después salir de la casa. Al llegar al amplio jardín, Taehyung empujó amistosamente a Jungkook para que cayera de cara contra la nieve.
—¿Con que sí?— el azabache se levantó risueño y empujó a Taehyung, esta vez cayendo él sobre su cuerpo, sin lastimarlo.
Las risas del castaño eran la melodía más preciosa que Jungkook extrañaba escuchar, por lo que, sin moverse de su lugar, se permitió recostar su cabeza en el pecho contrario para escuchar los latidos desenfrenados de su corazón, combinados con su hermosa risa.
En la casa, todos los adultos habían dejado sus quehaceres de lado para mirar por la ventana a los dos enamorados. Jisoo, por su parte, sacó su teléfono para tomarles unas cuantas fotos.
Sin poder apartar su sonrisa cuadrada de su rostro, el menor se incorporó, provocando que Jungkook también lo hiciera. Al quedar sentados sobre la nieve, dirigió sus manos a la bufanda del mayor y la bajó un poco.
—Te extrañé mucho— susurró lo suficientemente audible para que el azabache escuchara, antes de acercarse y plantar un beso tierno en los labios contrarios.
Las mejillas del mayor se tiñeron de color rosa al tiempo que correspondía y abrazaba al pequeño frente a él. Se sentía muy afortunado porque ahora sabía que tanta espera había valido la pena.
—¿Tienes frío?— preguntó al separarse. Su atención fija en el rojizo de las mejillas, orejas y nariz de Taehyung.
—Solo un poco— mintió descaradamente, acercándose aun más para calentarse con el cuerpo de su novio —Pero no quiero entrar aún, estoy muy cómodo aquí contigo.
Jungkook lo acogió entre sus brazos, dando suaves besitos en la cabellera contraria para demostrarle todo el amor que sentía por él —Si entramos ya, te prometo que esta noche dormiremos juntos— prometió en un susurro, provocando que las mejillas del menor se encendieran aun más de lo que ya estaban.
—¿Lo prometes?— lo miró con ojos brillantes.
—Te lo prometo— dicho esto, selló su promesa con un beso en los labios.
Y Taehyung no necesitó de más para levantarse y salir corriendo al interior de la casa, seguido del azabache.
Esa noche, como Jungkook se lo había prometido, después de cenar, ambos durmieron en la habitación del menor. Después de cerrar la puerta con seguro, el azabache atacó los labios de su novio como nunca antes lo había hecho, deseaba poseerlo en ese preciso instante. Bastante se contuvo de hacerlo desde que se enteró del problema de asma de su novio, pero ahora que el castañito estaba mejor, aprovecharía el momento.
Taehyung se dejó hacer y ayudó a quitar su propia ropa y la contraria. Cuando ambos estuvieron desnudos, se besaron con intensidad y cayeron abrazados a la cama.
Mientras el azabache lo poseía, el castaño trataba de callar sus gemidos mientras mordía el cuello de su novio. A su vez, Jungkook abrazaba con posesión y cariño su delgado cuerpo, como si temiera que al soltarlo, éste volviera a irse de su lado. Los besos en sus labios y cuello fueron la prueba más bella de amor, y cuando ambos llegaron al clímax, se sintieron tan plenos como nunca antes.
©AlejaDeMin
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