CAP 11: "Secreto"
A la mañana siguiente, todo fue mucho mejor. Lograron hablar como las personas civilizadas que eran y llegaron al acuerdo de confiar el uno en el otro, por supuesto, no habría besos en los labios entre ellos y sus respectivas "novias", tampoco muestras de cariño exageradas. La actuación era únicamente dirigida hacia sus padres, por lo que solos podían ser libres y brindarse el amor que tanto se tenían.
Le comentaron a las chicas lo que habían hablado y ellas aceptaron sin poner problema alguno, no querían que se volviera a repetir una pelea como la del día anterior, mucho menos ser la manzana de la discordia entre ambos chicos.
A partir de ahora, tendrían que actuar como algo que no eran, todo con el único fin de no ser separados por sus padres. Sería duro, pero tratarían de soportar lo más posible, por lo menos hasta que cumplieran la mayoría de edad y pudieran valerse por su propia cuenta.
—¡Taehyung, baja! Tu novia te está esperando— la voz de su madre hizo eco en toda la casa. El susodicho, de ahora diecisiete años, bajó corriendo las escaleras para encontrarse con Lalisa.
La muchacha llevaba su cabello recogido en una coleta con su característico flequillo cubriéndole hasta un poco más arriba de los ojos, su vestimenta casual y un bolso de mano que siempre la acompañaba.
—Hola Lis ¿Cómo estás?— se acercó a ella y dejó un beso en la mejilla de la rubia. Volteó a ver a su madre, quien los estaba observando con una sonrisa de oreja a oreja.
—Estoy bien, Tae— se limitó a responder, algo incómoda por la situación.
Hace ya dos años que venían con esta situación. Para su fortuna, el único de sus progenitores que sabía de ello era el padre de Taehyung y éste no había dicho ni hecho nada que pudiera perjudicarlos.
Lastimosamente, las cosas entre el señor Kim y su esposa cada vez eran más tensas. Tenían discusiones más a menudo y él casi siempre terminaba en un bar, emborrachado hasta la corbata. Sin embargo, aunque estuviera harto de la situación, jamás le diría a su hijo que la razón de sus peleas era él.
La señora Kim no dejaba de hablar sobre la magnífica relación que su hijo tenía con Lalisa, tocaba el tema al desayuno, al almuerzo y a la cena; era desesperante tanto para Taehyung como para el señor Kim, solo que el primero no sabía que sus progenitores discutían, ya que éstos siempre lo hacían cuando él no estaba o yacía dormido.
Como casi siempre, su padre no estaba. Decidió que lo mejor sería irse de una buena vez y dejar a su madre sola, con tal, su padre no tardaría mas de un par de horas en llegar.
Se tomaron de las manos, se despidieron de la fémina y salieron de la casa rumbo a una dirección desconocida para la mayor.
No fue sino hasta después de un par de cuadras que se permitieron soltarse.
—Tae, lo siento por decirte esto, pero tu madre me incomoda muchísimo— admitió, sacando su teléfono para marcarle a Jennie y decirle que ya iban en camino.
—Lo sé y no te disculpes. Las cosas han estado bastante tensas en casa. Papá está ausente casi todo el día, inclusive cuando no está trabajando— el castaño no tenía idea de la situación, imaginaba que tal vez, su padre estaba teniendo problemas en el trabajo y por eso tanto estrés. No estaba seguro, pero prefería pensar eso a tener que preguntarle directamente, no quería ser una carga más para su padre.
Lalisa solo asintió y se mantuvo en silencio unos minutos. De un momento a otro, abrió su boca para decir algo, pero al parecer se arrepintió porque la cerró de inmediato.
—¿Qué sucede?— cuestionó intrigado, cruzando la esquina del parque donde se encontrarían con sus parejas.
—Lo que pasa es que...— jugó con un mechón de su cabello antes de hablar —No le digas nada de esto a Jennie, por favor— Taehyung hizo como si estuviera cerrando su boca en un cierre, sellando la promesa. La rubia dejó salir un suspiro cansado —Lo que pasa es que me enteré de que mis padres planeaban enviarme de nuevo a Tailandia si yo resultaba saliendo del clóset.
Taehyung se ahogó con su propia saliva, deteniendo su caminar para ver a la muchacha y tratar de buscar en ella algo que le confirmara que eso no era más que una vil broma.
—Estás bromeando.
—Te juro que no.
Ambos se sentaron en una banca cercana, tenían que hablar sobre esto antes de llegar con Jungkook y Jennie.
—¿Cómo lo descubriste?
—Verás... Papá y mamá estaban charlando conmigo sobre varias cosas, entre ellas, me revelaron que antes pensaban que yo era lesbiana... Lo dijeron como algo que les causara mucha gracia, así que yo solo les seguí el juego para sacarles información. Después me dijeron que si eso hubiera resultado siendo verdad, me hubieran enviado con mi tía a Tailandia para que ya no pudiera verlos a ustedes... Era como una especie de castigo.
Taehyung se sentía ofendido, si bien su madre planeaba hacer lo mismo con él, al menos pensaba en enviarlo a otra ciudad, fácilmente podría escaparse y tomar un tren hasta Seúl nuevamente. Pero Lalisa no podía, no era como si pudiera estar tomando un avión a cada rato para viajar hasta Corea, el asunto con ella era más delicado.
—¿Y por qué no quieres que Jennie se entere? No deberías guardarle secretos a tu novia.
—¡Ya lo sé! Pero no quiero preocuparla. Además, no es algo que fuera a ocurrir pronto. Todo está yendo conforme al plan, ni mis padres ni los suyos tienen porqué enterarse de esto— bajó su mirada —Por eso no podemos correr riesgos de ser descubiertos, a ambos nos enviarán lejos si lo hacen. Por cierto ¿Qué opina Jungkook de eso?
—Tú sabes como es Kook. Primero se enojó con mis padres, luego hizo una rabieta y después terminó prometiéndome que, pasara lo que pasara, no se iba a alejar de mí. Es muy lindo— dejó salir su característica sonrisa geométrica al recordar las palabras de su novio, pero teniendo que borrarla a los pocos segundos a causa de la falta de aire en sus pulmones.
Llevó su mano a su pecho y cerró sus ojos con fuerza, sintiendo la incapacidad de poder respirar y desesperándose por ello.
—Ay, por Dios, Tae— la muchacha se alarmó y miró asustada a su mejor amigo —Dios mío ¡¿Dónde está tu inhalador?!
—M-mi male-tín— logró decir a duras penas, haciendo fuerza para poder abastecer de aire su pulmones.
La rubia no necesitó de más indicaciones para arrebatarle el objeto y sacar de éste el inhalador que le habían recetado a Taehyung desde hace años. Agitó el artefacto unas cuantas veces, le quitó la tapa y se lo ofreció de inmediato. El castaño lo tomó con rapidez, llevó la boquilla a su boca y presionó dos veces la válvula de dosificación, logrando calmar el ataque después de unos cuantos segundos.
—Ya... Ya estoy bien— informó todavía agitado, poniendo de nuevo la tapa en la boquilla y guardando de nuevo el inhalador.
—Taehyung, últimamente te han dado más ataques que antes, estoy preocupada— no era mentira, la muchacha había tenido que presenciar cómo últimamente, el menor sufría de ataques de asma por lo menos dos veces a la semana.
La situación era preocupante; antes, los ataques de asma solo le daban cuando sufría de un susto bastante fuerte, se sobre-esforzaba haciendo ejercicio o pasaba por una situación delicada. Un claro ejemplo de lo último fue cuando su abuelo materno murió el año antepasado, la noticia le dio tanta impresión que sufrió de un ataque en pleno funeral.
Pero ahora era diferente; de hace unos meses para acá, venía sufriendo de ataques más seguidos. Sin embargo, a pesar de esto, había preferido sufrir en silencio, la única que sabía de sus ataques era Lalisa porque ni siquiera Jungkook estaba enterado.
—Insisto que deberías decirle a Kook— retomó la palabra al darse cuenta de que Taehyung no le iba a responder.
—Sabes que no lo voy a hacer, está muy estresado con todo este asunto, aparte de que debe apresurarse a elevar sus notas antes de que acabe el año, sino, no va a poder graduarse— hizo sus labios una línea —Lo que menos quiero ahora es ser un estrés más para Kookie.
Lalisa lo miró con pesar, colocó una mano sobre su hombro para después hacerle señas para que se levantara. Una vez hecho esto, ambos retomaron su camino en silencio.
Taehyung era consciente de que le estaba ocultando algo importante a su novio, después de todo, la salud es algo que no se debe tomar a la ligera, pero también era consciente de que el azabache estaba pasando por un momento difícil y su intención no era ser otro dolor de cabeza. Tal vez, después le comentaría a sus padres lo que le estaba pasando, pero por el momento, no.
No tardaron en llegar a la banca donde Jungkook y Jennie los esperaban, éstos al verlos, se levantaron y fueron a abrazarlos.
—TaeTae ¿Cómo estás?— el mayor lo atrajo hacia sí y besó sus labios con cariño —Tardaron mucho, me estaba preocupando.
—Estoy bien y lo siento por lo otro, Lis y yo nos entretuvimos charlando en el camino— miró a la susodicha para que confirmara su excusa.
—Así es, Kook— respondió casual, habiendo captado la indirecta de inmediato —No te preocupes, no voy a robarte a tu novio— soltó una risa nasal y le guiñó un ojo antes de volver a concentrarse en su novia.
Jungkook rodó los ojos divertido para después tomar la mano del menor y empezar a caminar. Hoy estaban cumpliendo cuatro años de relación y lo festejarían en un parque de diversiones.
Iba a ser un día espectacular.
Cerca de las ocho de la noche, un Taehyung cansado, pero sobre todo feliz, regresaba a su casa. Toda la tarde disfrutó de la compañía de su novio; primero fueron al parque de diversiones y se subieron a casi todos los juegos, y digo casi todos porque Jungkook se rehusó a subirse al péndulo y Taehyung no quiso hacerlo solo. Saliendo de allí, fueron a cenar algo delicioso en el restaurante más cercano y por último, intercambiaron detalles allí mismo.
Queriendo volver a sellar su promesa, Jungkook le regaló un anillo de compromiso que hizo a Taehyung llorar de la felicidad, llamando la atención de los demás comensales. El castaño por su parte, le obsequió un abrigo para el invierno que le costó dos meses de mesada, pero que al fin y al cabo, no se arrepentía de regalárselo.
Inconscientemente, llevó su mano derecha al dije que colgaba de su cuello, ese que tenía entrelazadas sus iniciales con las de su novio. También conservaba el perrito de peluche blanco, aunque claro estaba que tanto éste como los demás detalles estaban ocultos a la vista de su madre. Era una suerte que pudiera esconder el collar bajo su ropa y tanto el peluche como los demás regalos que le habían sido obsequiados, podían ser fácilmente ocultados en su armario.
Con el cansancio apoderándose de su cuerpo, entró a la casa, encontrando ésta a oscuras y casi en silencio. Torció su boca en clara disconformidad, creía que sus padres no lo habían esperado y simplemente se fueron a dormir, pero instantáneamente, descartó esa idea al ver luz por debajo de la puerta de la recámara de los mismos.
Con lentitud y cuidado de no hacer ruido, se acercó a la puerta y colocó su oreja en el mueble de madera para escuchar lo que sucedía allí dentro. No le gustaba escuchar detrás de las puertas, pero la situación le impulsaba a hacerlo. No era normal que sus padres dejaran la casa a oscuras y se encerraran en su habitación a hablar.
Al principio, no escuchó más que unos murmullos, pero poco después, pudo distinguir las palabras «Problema» y «Taehyung».
Tragó grueso, tenía miedo de lo que pudiera estar sucediendo allí dentro, así que con el corazón aporreándole el pecho, tomó el pomo de la puerta y la abrió, quedándose estático al ver a sus progenitores discutiendo y segundos después, a su padre dándole una fuerte bofetada a su madre.
©AlejaDeMin
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