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CAP 08: "Al descubierto"

La castaña lloraba en el regazo de su novia mientras recibía caricias en el cabello por su parte. Ahora mismo estaban en el colegio acompañadas de Taehyung y Jungkook, quienes apenas se enteraban de lo ocurrido la noche pasada en la casa de la muchacha. Sentían la sangre hervir por sus venas, Jennie era su mejor amiga y que un chico tratara de sobrepasarse con ella, era suficiente motivo para hacerlos querer golpearlo hasta dejarlo inconsciente en el suelo.

—Vamos a hacerlo pagar por lo que te hizo, Nini— el castañito acarició la mejilla de la muchacha con sus nudillos. Volteó a ver a su novio buscando su apoyo y obteniéndolo al instante.

—Tae tiene razón, pero lo golpearé yo, no él— el menor lo miró confundido, por lo que se dirigió a él antes de presenciar una rabieta por su parte —Lo siento bebé, pero no voy a dejar que un tipo así te ponga la mano encima. Te juro que ahí sí lo mato.

Taehyung no pudo hacer más que bufar y cruzarse de brazos, tragándose sus palabras para no iniciar una discusión porque simplemente no era el momento.

La castaña se levantó y los abrazó con fuerza, agradeciendo al cielo por tener un par de amigos tan buenos como lo eran ellos.

—Gracias, chicos.

No pasó mucho para que Jennie lograra hallar la dirección donde vivía el amigo de su padre y, por supuesto, el imbécil de su hijo. Solo fue cuestión de saber preguntar discretamente a su padre y éste terminó soltando toda la sopa sin sospechar absolutamente nada.

Con la dirección en mano, Jungkook caminó varias cuadras en compañía de Taehyung para "hacerle una visita" al tal Siwon.

—Tae, te dije que no tenías que venir— repitió por tercera vez en la tarde, mirando al castaño a su lado.

Cuando se disponía a salir de su casa, encontró a su lindo novio esperándolo afuera, argumentando que él debía acompañarlo por si algo malo sucedía. No tuvo corazón para decirle que no y mucho menos cuando el castañito le hizo ojitos de cachorro para que lo dejara ir con él.

Llegaron a la calle que indicaba la dirección, por lo que ahora solo debían mirar el número de cada casa para dar con la que necesitaban.

Pero no fue necesario.

En el jardín delantero, justo en frente de la acera, se encontraba el muchacho con las cualidades descritas por Jennie. Taehyung tuvo que detener a Jungkook por el brazo para que éste no corriera hacia él y le propinara la paliza de su vida.

Siwon estaba sacando la basura y ya se disponía a regresar a su casa cuando el azabache lo interceptó.

—¡Oye, imbécil!— no le dio tiempo ni oportunidad de reaccionar debido a que su puño se había enterrado en su pómulo izquierdo, haciéndolo caer sentado sobre la acera.

—¡¿Qué te pasa?!— se levantó rápidamente y caminó de manera intimidante hacia Jungkook, pero éste lo empujó nuevamente hasta hacerlo tropezar con las bolsas de basura.

—Intentaste violar a mi mejor amiga. Me las vas a pagar, idiota.

En ese momento, Siwon entendió a qué venían ambos chicos y no se contuvo en soltar una risa burlesca. Se limpió la ropa y se abalanzó sobre el azabache para devolverle los golpes, logrando propinarle varios en las costillas y uno que otro en el rostro.

Taehyung corrió hacia ambos y trató de separar a Siwon de su novio, jalando la camisa del primero, pero lo único que consiguió fue que el tipo le empujara y le hiciera caer hacia atrás, lastimándose el coxis en el acto.

Al ver aquello, los ojos de Jungkook se dilataron en furia. Cambió las posiciones y se colocó sobre el cuerpo de Siwon, aprovechando esto para situar sus manos sobre su cuello y comenzar a asfixiarlo.

—¡Jungkook, ya basta! ¡Ya lo golpeaste lo suficiente!— el castaño trató de separarlo, mirando de reojo cómo el rostro de Siwon empezaba a tornarse de color rojo por la falta de aire.

—Te voy a matar, idiota— el azabache hizo caso omiso a las palabras de su novio e implementó más fuerza en su agarre, tanta que si el padre de Siwon no hubiera aparecido en ese momento para separarlos, seguramente le hubiera roto el cuello.

Por la algarabía, mucha gente se había reunido en un punto para presenciar la escena y satisfacer su sentido chismoso. Taehyung levantó a Jungkook del suelo y miró asustado al hombre que, no sabía, se llamaba Chanyeol.

—¡Ustedes! Querían matar a mi hijo, voy a llamar a la policía— amenazó, sacando su teléfono y revisando las marcas en el cuello de su hijo.

—Hágalo, llame a la policía para poner la denuncia de una vez. Que se lleven a su hijo por intentar violar a mi amiga Jennie— las bocas de los presentes se abrieron notoriamente. Jamás imaginarían que ese muchacho tan bien portado y que conocían desde niño, sería capaz de cometer un acto tan atroz.

Al no obtener más respuesta que unos cuantos balbuceos sin sentido, Jungkook sonrió con autosuficiencia y tomó de la mano a su novio.

—Con la paliza creo que basta, pero si trata de denunciarnos por hacer justicia por nuestra propia mano, lo vamos a hundir a él. Usted elige— sin decir nada más, dio la vuelta y se fue caminando con Taehyung por donde habían venido.

La multitud de chismosos ya se había disipado y ahora reinaba el silencio de antes. Ambos caminaban sin pronunciar palabra alguna, solo escuchando sus pasos y los leves quejidos de Jungkook por los golpes recibidos. Sus pómulos estaban rojos al igual que sus nudillos, tenía un ojo levemente morado y por debajo de la camisa, el área de sus costillas tenía hematomas violáceos.

Al llegar a la casa del mayor, éste detuvo su caminar para dirigirse a Taehyung, haciéndolo detenerse también.

—Mis papás me matarán si me ven así, vamos a tu casa, por favor.

Taehyung asintió con un movimiento de cabeza y siguieron el rumbo hasta su casa, la cual, para su suerte, quedaba a unas cuantas de la de Jungkook. Su madre estaba en una reunión con sus amigas y su padre en quien-sabe-donde. Solo sabía que el hombre había salido desde la mañana y no daba indicios de regresar pronto.

Perfecto.

Ingresaron a la residencia, se quitaron los zapatos y se colocaron unas pantuflas para estar en casa. Caminaron en silencio hasta la habitación del menor y una vez allí, el menor le ordenó al azabache que se sentara en su cama.

—Traeré el botiquín de emergencias, ya vengo— se limitó a decir antes de perderse por el pasillo e ir a buscarlo.

Jungkook se mantuvo en silencio, sentado en la cama del menor. Estar ahí le hizo sonreír, aquel era el lugar donde se había comprometido con el lindo castañito hace casi nueve años, recordar ese día le hacía sentir mariposas en el estómago y un cosquilleo agradable en el pecho.

Taehyung no tardó en aparecer nuevamente con el botiquín, cerró la puerta de la habitación y se sentó en la cama junto a él. Estaba callado, demasiado para el gusto de Jungkook. Sabía que lo ocurrido le habría molestado y por eso tanto silencio. Su novio siempre se había preocupado demasiado por él y que ahora tuviera que curarle las heridas era suficiente preocupación.

Pero ya no podía más con el incómodo silencio, debía decir algo o sentía que desfallecería.

—¿Estás enojado conmigo, TaeTae?— preguntó con voz amena y calmada, mirando cómo el susodicho le curaba los nudillos lastimados con una mota de algodón y alcohol.

—No lo estoy— se limitó a responder y siguió con su tarea, dejando los nudillos y pasando a curar del mismo modo los pómulos de su novio.

Éste se dejó hacer, quedándose quieto para no salir lastimado accidentalmente. Luego de un par de minutos, el menor había terminado, le colocó unas curitas con estampado de conejitos y dejó unos besitos en las mejillas de su hyung.

—Levanta tu camisa— pidió con voz suave, dejando el botiquín a un lado para no tener ningún objeto estorbando por ahí.

Jungkook hizo lo pedido, apartando completamente la prenda y dejando así su torso completamente desnudo. Taehyung tragó grueso ante la vista, pero no dijo nada, acercó un paño con ungüento y empezó a frotar la zona con cuidado.

El golpe que había recibido le dejó la costilla en un tono violeta con verde, le dolía, pero no se permitiría mostrarse débil ahora frente a su novio, quería demostrar que era capaz de aguantar este tipo de cosas sin andarse quejando. No obstante, su cometido se vio arruinado cuando el castaño hizo demasiada presión, claramente sin querer, en el hematoma que estaba curando, arrancándole así un grito de dolor y provocando que unas cuantas lágrimas se asomaran por sus ojos.

—¡Lo siento, lo siento!— se apresuró a disculparse, apartando el paño e intercambiándolo por su mano para sobarlo con delicadeza —No era mi intención, Kookie.

—Lo sé, Tae, tranquilo— sonrió, mostrando su hilera de dientes que le daban la apariencia de un conejito —No te preocupes, estoy bien. Tu novio es fuerte.

Aquello le hizo soltar una pequeña risita al menor. Dejó los implementos utilizados en una mesita de la habitación y regresó a la cama. Se sentó cerca del mayor y comenzó a repartir caricias en sus piernas y brazos, en un intento porque dejara de pensar en el dolor de los golpes y se concentrara únicamente en él.

—Creí que estabas molesto— comentó, cerrando sus ojos y disfrutando de las caricias.

—No me molesté, Kookie. Solo estaba preocupado porque ese tipo te golpeó muy fuerte, además, tú casi lo matas— reclamó con el entrecejo fruncido, luciendo adorable ante los ojos de Jungkook.

—Oww, no tenías porqué, lo tenía todo controlado.

—¿Sí? Pues los golpes en tu cuerpo no opinan lo mismo.

El mayor soltó una risa nasal y terminó de acortar la distancia entre ellos, atrayendo a su novio en un cálido abrazo para llenarlo de mimos y besitos en el cabello. Luego de un rato, la preocupación y mínima molestia que habitaba en Taehyung desapareció para dar paso a un sentimiento de paz y armonía.

No tardaron en besarse como solo ellos sabían hacerlo, moviendo sus labios al compás y creando así una hermosa danza que les reconfortaba el corazón. Taehyung dirigió sus manos tímidamente al cabello azabache de Jungkook para jalar de él con suavidad, arrancándole un gruñido de satisfacción.

—¿Qué estás haciendo?— su voz salió extrañamente más ronca.

Pero no un extraño raro, sino un extraño agradable.

—¿No te gusta?— preguntó con miedo de haber hecho algo malo, pero aquella inseguridad desapareció al ver la sonrisa de su novio.

—Al contrario, sigue haciéndolo— volvió a estampar sus labios contra los ajenos, tomando impulso para acostarse sobre el castaño y empezar a acariciar su cuerpo por encima de la ropa.

Taehyung y Jungkook ya tenían quince y dieciséis años, así que ya tenían una idea sobre lo que eran cosas de adultos y aquello les llamaba poderosamente la atención. Se sentían ansiosos, por lo que esta era la oportunidad perfecta para saciar aquellos deseos sin que nadie los interrumpiera.

Jungkook se sentó sobre el regazo de Taehyung para apartar la camisa de éste. Asimismo, el castaño ayudó para que le quitaran la prenda y bajó sus propios pantalones.

Volvieron a unirse en un beso más ruidoso y apasionado, quitándose la ropa a tientas sin separarse por un segundo. Pronto, ambos portaban únicamente la ropa interior y el calor de sus cuerpos les pedía a gritos deshacerse de ella.

Mientras tanto, un hombre con demasiado alcohol en su organismo entraba por la puerta de entrada y la cerraba luego de ingresar. Llevaba bebiendo desde la mañana, pero ya era momento de regresar. Se quitó los zapatos a duras penas y caminó hasta la cocina para buscar algo de comer, encontrando en el microondas un pedazo de carne fría del almuerzo.

Gruñó ante esto y se dispuso a recalentarla. Estaba demasiado mareado, por lo que decidió sentarse en el comedor a esperar, pero justo en ese momento, escuchó un gritito proveniente de la habitación de su hijo.

—¿Pero qué...?— se levantó con el entrecejo fruncido, caminando y trastabillando hasta llegar al cuarto.

Sin tocar por simple impertinencia, abrió la puerta y dirigió su vista directamente hacia la cama, sintiendo todo el alcohol abandonar su cuerpo al ver al mejor amigo de su hijo metiéndole dos dedos ahí.

—¿Pero qué demonios...?

©AlejaDeMin

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