Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAP 04: "Resfriado"

Jungkook se separó rápidamente de Taehyung y corrió hacia la puerta para cerrarla con seguro, dejando a su hermana encerrada con ellos. Ésta aún seguía en un estado de trance, solamente había subido porque le extrañó no ver a su hermanito ni a su mejor amigo en la sala, pero lo que menos esperaba era encontrarlos a ambos besándose y como si fuera poco, acostados en la cama.

—Dios... Ustedes apenas son unos niños— balbuceó, mirándolos aterrada —¿Por qué iban a hacerlo?

Taehyung entendió a lo que se refería y rápidamente intervino.

—¡No es lo que piensas! Kookie y yo solo nos estábamos besando— susurró la ultima palabra, teniendo que taparse el rostro con ambas manos por la vergüenza.

—¿Te parece poco, Tae?— cuestionó con voz calmada —Ustedes dos son niños, hombres— recalcó —¿Cuando sucedió todo esto?

Jungkook se sentó en la cama junto a Taehyung y la invitó en una seña para que hiciera lo mismo. Cuando ya estuvieron los tres sentados, decidió hablar.

—Tae siempre me ha gustado, noona. Desde los siete años, para ser más preciso— explicó con la mirada gacha —No te diste cuenta porque estabas casada y además te fuiste a vivir a Tailandia. Aparte de eso, obviamente no te lo iba a contar.

—¿Y por qué no?

—¡Porque le dirías a mamá! Siempre me has acusado con ella por todo lo que hago... No quería que le dijeras y me separaran de Taehyung— casi por instinto, abrazó al susodicho, siendo correspondido por él al instante.

Jisoo miraba la escena sin saber qué decir. Tal vez sí se merecía el recelo de su hermano, pero no quería que la viera como una bruja. Ella tenía sus límites y sabía hasta donde llegar, ya era una mujer hecha y derecha.

—Quiero preguntarte algo, Kookie— lo miró fijamente —¿Tú consideras que lo que estás haciendo con Tae está mal?

—Por supuesto que no— respondió de inmediato.

—Entonces ¿Por qué habría de acusarte con mamá? Sino estás haciendo nada malo.

El azabache abrió sus ojos de golpe, mirándola incrédulo ¿Sería posible?

—¿Qué quieres decir, noona?— esta vez preguntó el castaño, mirándola mientras se mantenía abrazado al pecho de Jungkook.

—Quiero decir que no le voy a decir a nadie lo que sucede entre ustedes dos— afirmó —Tampoco soy una bruja insensible, niños... Si sus mamás se llegan a enterar de esto, que sea porque ustedes mismos les dijeron, yo no voy a intervenir en eso. Solo les voy a decir que tengan cuidado para que no los separen, me dolería mucho dejar de verlos juntos porque sé lo buenos amigos que han sido y además se quieren mucho.

Jungkook jadeó, mirándola con su particular sonrisa de conejo. Sin pensarlo dos veces, soltó a Taehyung para abrazar a su hermana. Este imitó su acción, teniendo que bajarse de la cama para poder hacerlo.

—Muchas gracias— susurraron ambos, aún pegados a su cuerpo.

—No hay de qué, niños— les brindó una cálida sonrisa —Ahora bajemos, no sea que a alguien le dé por subir.

Los dos asintieron y se separaron del abrazo con sonrisas sinceras en sus rostros. Por un momento llegaron a pensar que todo estaba perdido, pero gracias al cielo, la hermana del azabache resultó siendo mejor de lo que esperaban. Se tomaron de las manitos antes de salir corriendo escaleras abajo, separándolas de golpe al recordar la presencia de los demás.

De alguna forma, se sentían libres, no completamente, pero allí persistía el sentimiento. Ahora tenían más valor para afrontar lo que vendría de aquí en adelante, porque estaban ellos juntos contra el mundo, y bueno, también junto a Jisoo.

El lunes siguiente se fueron juntos al colegio como era costumbre, ese día tenían planeado algo que involucraba a Lalisa y a Jennie. Después de pensarlo mucho, llegaron a la conclusión de que les gustaría contarles su secreto a ambas niñas, sabían que eran de confianza y no los juzgarían. Con esto en mente, entraron corriendo al salón, naturalmente siendo regañados por el profesor de turno que estaba allí, aunque esto no les importó mucho, lo que más les preocupó fue no ver a las niñas en sus respectivos pupitres.

Jennie era la estudiante más inteligente y puntual del salón, por lo que, generalmente, llegaba antes de que sonara el timbre de entrada. Lalisa por su parte, siempre la acompañaba para que no estuviera sola mientras llegaban sus compañeros. Esa era su rutina, y Taehyung y Jungkook la conocían muy bien, por lo que se les hizo demasiado extraño que el profesor ya estuviera sentado en su escritorio y las niñas no estuvieran por ninguna parte.

Con algo de temor, el castaño se acercó al profesor para preguntar por ellas. El hombre sacó algunos papeles debajo de su portafolio y leyó una carta que habían dejado en la dirección, precisamente para su clase y que no había leído hasta el momento.

—Al parecer la estudiante Kim Jennie está enferma y no pudo venir a clases, su mamá llamó también al director y le dijo que mañana vendría puntualmente como de costumbre— resumió lo dicho por aquella hoja de papel.

—¿Y Lalisa?— esta vez, Jungkook hizo acto de presencia para preguntar por la rubia.

—Ella no ha presentado excusa de incapacidad, no sé porqué no ha venido todavía, pero sino lo hace, tendré que ponerle falta— se colocó sus lentes y empezó a llamar a lista.

Como era de esperarse, la niña no apareció y el profesor tuvo que ponerle falta en su clase. Ambos niños estaban preocupados por ellas, al menos sabían que Jennie estaba enferma en su casa, pero no tenían idea de donde podría estar Lalisa, lo peor es que no tenían forma de comunicarse con ella por la falta de un teléfono celular.

Flashback

Los Kim, Jennie, Lalisa y algunos otros amigos de Jungkook estaban reunidos en la casa de los Jeon para celebrar el cumpleaños número trece del azabache.

Ese día comieron pastel, bailaron y jugaron hasta que cayeron rendidos, esto hasta que la señora Jeon pronunció la palabra mágica.

«Regalos»

Inmediatamente, todas las energías volvieron a los cuerpos de los infantes, quienes se sentaron en la mitad de la sala para ver cómo el azabache cumpleañero abría sus regalos.

Taehyung le había regalado un carrito a control remoto, claramente comprado con el dinero de sus padres; Jungkook no podía estar más feliz con el preciado regalo. Siguió abriendo uno por uno los regalos de sus amigos y los padres de los mismos, agradeciendo a todos por haberlo llenado de presentes en su día.

No fue sino hasta que abrió el regalo de sus padres que el descontrol se adueñó de la sala.

—¡Un celular!

El que más dramatizó fue Taehyung, estaba emocionado por ver el artefacto en las manos de su mejor amigo y bueno, éste no podía estar peor ¡Hasta se puso a llorar de la emoción!

—¡Gracias, gracias, gracias!— abrazó a sus padres y salió corriendo hasta el sofá para encenderlo y programarlo, con ayuda de uno de los adultos presentes, claro está.

Le encantaron todos sus regalos, pero estaba más que emocionado con el teléfono porque así tendría cómo comunicarse con Taehyung todo el tiempo, pero cuando el castañito fue hacia sus padres para pedirles también un celular, se llevó la decepción del siglo.

—Tae, tú no puedes tener un celular todavía, estás muy chiquito— su madre fue la encargada de arrebatarle la sonrisa.

—¡Pero Kookie tiene uno! ¡Yo también quiero!— sin darse cuenta, se encontró haciendo un berrinche en medio de la sala, siendo visto por su mejor amigo a pocos metros. Si él hubiera sabido que no le darían un celular a Taehyung, no habría abierto el regalo frente a él para no ilusionarlo.

—Taehyung, no hagas berrinche que estamos en casa ajena— le regañó su papá, solo consiguiendo que el niño saliera corriendo hasta el jardín para llorar allí.

Jungkook dejó su teléfono sobre la mesa del comedor antes de salir corriendo tras él. Al encontrarlo, se le removió el corazón. Su pequeño estaba llorando, abrazando sus piernitas y escondiendo su rostro entre éstas.

Caminó hacia él y lo abrazó con fuerza mientras susurraba cosas bonitas a su oído.

—Tae, no llores ¿Sí? Eres muy bonito como para llorar, mira, tus ojitos se hincharon— levantó el rostro de Taehyung, sacándolo de su escondite.

Aprovechando que estaban solos, dejó un besito en cada párpado y luego uno en la punta de su nariz. Recibió como respuesta un suspiro y un abrazo de oso.

—Te prometo que te voy a prestar mi celular siempre que quieras, también va a ser tuyo ¿De acuerdo?— los ojitos de Taehyung brillaron por las lágrimas.

—¿De verdad?— limpió sus ojitos con su antebrazo.

—De verdad— afirmó, dándole otro besito en la cabeza.

En ese momento, la madre del castañito hizo acto de presencia, mirando a ambos niños con ternura y algo de pesar a la vez. Fue hasta ellos y se colocó de cuclillas frente a su hijo, retiró un mechón de su cabello e hizo que la mirara.

—Tae, no te pongas a llorar ¿No te da pena con Kookie?— miró al niño unos segundos —Mira, cuando cumplas trece, te doy un celular.

El niño la miró con los ojitos bien abiertos —¿De verdad, mami?

—Sí bebé, pero si dejas de llorar y vuelves con Kookie a la fiesta— condicionó.

Los dos infantes no necesitaron de más para levantarse y correr hacia el interior de la casa nuevamente.

Fin del flashback

Las niñas también se antojaron de que les compraran un celular, pero al igual que Taehyung, sus padres les habían negado la petición. A Jennie porque era la mejor estudiante y no querían arriesgarse a que bajara sus notas por tener una distracción todo el tiempo consigo, y a Lalisa porque, al contrario que Jennie, era una estudiante que no mejoraba sus notas aunque le pagaran clases particulares, así que no iban a premiarla con un celular hasta que no mejorara.

A causa de esto, el único del 'combo de los revoltosos' que tenía celular era Jungkook, sin embargo, casi no lo utilizaba a excepción de cuando lo necesitaba para sus tareas. El que más lo utilizaba era Taehyung, pero esto no le molestaba en lo absoluto, mucho menos cuando, al final del día, era premiado con muchas fotos del castañito en todas las poses adorables posibles.

Cuando el timbre que indicaba la hora de salida sonó, ambos salieron corriendo de la escuela para llegar a sus casas a alistarse; esa tarde saldrían a comer en el nuevo fast-food que inauguraron cerca de sus hogares y no se lo perderían por nada del mundo.

La mañana estaba fría, tanto que la pobre niña ya tenía su nariz y orejas rojas de tanto esperar a su mejor amiga. Venía tocando la puerta desde hacía rato, pero nadie le abría, hasta llegó a pensar que la castaña se había ido sin ella y eso la desanimó muchísimo. De casualidad, dio un último golpe a la puerta y por milagros de la vida, el padre de la niña le abrió.

—Hola Lalisa ¿Cómo estás?— preguntó con una sonrisa cansada, no característica de él.

—Muy bien, señor Kim— respondió sonriente, pero algo preocupada por la apariencia del hombre, sin embargo, no dijo nada al respecto —Una pregunta ¿Jennie todavía no está lista o ya se fue?

—Ah, eso— rascó su nuca —Lo lamento por no avisarte antes, Jennie se enfermó anoche y tuvimos que llevarla a la clínica porque le dio mucha fiebre. Apenas llegamos como a las tres de la mañana y desde eso ha estado durmiendo, su mamá en estos momentos le está tomando la temperatura— volteó su mirada hacia las escaleras, notando la repentina presencia de su esposa con el termómetro en sus manos —¿No le ha bajado la temperatura?

—Aún no, todavía está en 39°— respondió cansada, pero al notar la presencia de la niña, cambió su semblante a uno más alegre para no preocuparla —Hola Lis, lo siento, Jennie no puede ir al colegio hoy.

—Entiendo, señora— respondió triste —¿Puedo pasar a verla? Prometo no molestar.

—Se te va a hacer tarde para ir a la escuela, además te puede contagiar, el doctor dijo que era un resfriado mal cuidado.

—No importa, quiero verla, por favor— insistió, consiguiendo que la fémina le otorgara su permiso y la llevara hasta la habitación de la castaña con la única condición de no acercarse mucho a ella.

Cuando llegó, lo primero que vio fue a su mejor amiga durmiendo en su cama con un paño húmedo en la frente y arropada hasta los hombros. En ese momento, en lo único que podía pensar era en que debía quedarse a cuidarla. Las clases podrían esperar, la salud de su niña, no.

©AlejaDeMin

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro