CAP 03: "Celos"
Luego de aquel incidente en la boda, ambos niños se hicieron más cercanos que antes. Les importaba cinco bloques de lego que sus madres los hubieran castigado por dos semanas sin salir a jugar, la habían pasado genial aquel día y nadie podía decir lo contrario.
Inclusive, decidieron incluir a Lalisa y Jennie a sus tardes de diversión en el patio trasero de los Kim. Tras lo ocurrido, ambas niñas fueron a disculparse por haberlos hecho quedar en ridículo, excusándose con el hecho de que la rubia no sabía bailar si no era con su mejor amiga. Ahí fue cuando comprendieron que ellas tenían una relación similar a la de ellos, la única diferencia era que las pequeñas no tenían inconvenientes cuando querían abrazarse o darse besitos en la carita. Para las niñas, eso era considerado normal, totalmente diferente a la situación de Jungkook y Taehyung.
Fue así como el combo de 'los revoltosos' —nombre sugerido por Jennie— terminó siendo el más unido durante el resto de su infancia.
Habían pasado seis años desde que fundaron su grupito. Ahora Jungkook y Lalisa tenían la dulce edad de trece años, mientras que Taehyung y Jennie aún tenían doce, lo cual era la excusa perfecta para que los dos mayores se aprovecharan de ellos, haciéndoles bromas que terminaban con los más pequeños llorando.
Todavía recordaban la vez que pactaron ver una película en la casa de Jungkook y todo terminó hecho un desastre. Se suponía que verían una película linda de Disney que recién había salido, pero lo que ambos menores no sabían era que la pequeña tailandesa intercambió el disco de CD por uno de la película 'El aro'.
Sobra decir que Jennie terminó llorando detrás del sofá y Taehyung con un ataque de asma. Tal fue el susto que tuvieron que llamar a la señora Kim de emergencia para que trajera el inhalador del castaño para calmar el ataque.
Luego de ser regañados por la broma pesada que le habían jugado a los menores, decidieron no volver a causarle sustos a Taehyung. Tuvo que pasar aquello para que entendieran que el asunto del asma era algo delicado y que no debían jugar con ello.
Desde ese día, el azabache se encargaba de proteger a su mejor amigo de cualquier posible susto, tanto en la escuela como fuera de ella. Era tal el cuidado que el castañito lo había bautizado como 'Super Kook', apodo que le encantó tanto al mismo Jungkook como a las dos niñas.
Ese día era especial. Hesseung y Jisoo regresarían de Tailandia para visitar a sus familias y de paso, presentarles al nuevo miembro de la familia. Un pequeño bebé de mejillas rechonchas y cabello azabache se robó la atención de todos los presentes, incluyendo a Taehyung, fielmente presente.
Después de que le dejaran cargar al bebito de solo cuatro meses de nacido, se sentó con cuidado en el sofá y empezó a mecerlo sobre su regazo, haciendo ruiditos graciosos para hacerlo reír. Jungkook se sentó a su lado para mirar al nuevo dueño de las miradas. Realmente no sabía cómo sentirse al respecto; le parecía lindo su sobrino, pero también le daban celos que todos dejaran de prestarle atención por estar pendientes de Jaejin.
Y cuando decía todos, eran todos, incluyendo a su pequeño TaeTae que desde hace rato lo venía ignorando —claramente, no a propósito—, por estar dándole mimos al bebé.
—Tae...— le llamó por novena vez, ya exasperado —Hazme caso, yo también existo y soy más importante que Jaejin— se cruzó de brazos, mirando a otro lado.
Solo en ese momento, Taehyung volteó a verlo confundido, no entendiendo la actitud de su mejor amigo.
—¿Por qué dices eso? Jaejin es un bebé y además es muy bonito ¡Mira!— sostuvo al pequeño por debajo de los brazos para que Jungkook pudiera ver mejor a su sobrino —¿No es lo más adorable que has visto?
—No.
Sin decir más, se levantó y fue directo hacia su cuarto para encerrarse en él. Como era de esperarse, nadie más lo notó a excepción de Taehyung, quien, para este punto, ya no jugaba con Jaejin, pues estaba confundido por la repentina reacción de Jungkook. No esperaba que le molestara tanto la presencia de un nuevo integrante en la casa.
Se levantó del sofá con cuidado de no dejar caer al bebé y se lo entregó a Jisoo. Luego de pedirle permiso a los adultos, mismo que no fue escuchado por nadie, se dirigió al cuarto del mayor y dio tres golpecitos a la puerta.
—¿Quién es?
—Soy Tae, ábreme Kookie.
—Vete.
—No lo haré hasta que me abras— hizo un puchero, cruzándose de brazos, realmente dispuesto a cumplir con su palabra si Jungkook no le abría.
Luego de un rato, pudo ver cómo la puerta se abría un poquito y dejaba ver la carita del azabache, quien al verlo, soltó un suspiro pesado y la abrió por completo para dejarle libre el paso; verdaderamente, creyó que Taehyung se iría, pero no fue así.
Al entrar, el castañito cerró la puerta tras de sí y se sentó en el borde de la cama, justo al lado del mayor. Éste no emitió palabra alguna y Taehyung tampoco, por lo que la habitación quedó sumergida en un silencio bastante incómodo; únicamente se escuchaba el bullicio de la planta baja y las respiraciones de ambos.
El castaño se tomó un momento para detallar las facciones de su mejor amigo; tenía el entrecejo claramente fruncido, las comisuras de sus labios tirando hacia abajo y el brillo tan particular en sus ojos, no estaba. Entendía que estaba molesto, pero no sabía exactamente porqué e intuyó que sino le preguntaba directamente, él no se lo diría por su cuenta.
—Kookie ¿Por qué te enfadaste? ¿Hice algo malo?— cuestionó en voz baja, esperando que el mayor lo escuchara.
Claramente lo hizo, el silencio permitía escuchar a la perfección hasta el más mínimo susurro. El mayor se mordió los labios y desvió su mirada, no sabiendo por donde empezar y enojándose por ello.
—Yo... Pude ver cómo todos le pusieron atención al hijo de noona— comenzó, sintiendo un nudo en su garganta —Sabía que esto ocurriría, me mentalicé desde que mi hermana se casó, supe que solo era cuestión de tiempo para que tuviera un bebé y todos en mi familia le pusieran más atención que a mí... Lo sabía, pero... No esperaba que tú también lo hicieras— una lágrima rodó por su mejilla, siendo crédito de que aquello provenía de su corazón.
Taehyung no sabía qué decirle, creía que Jungkook estaba celoso de él por no permitirle cargar al bebé, pero estaba equivocado ¡Él estaba celoso de Jaejin por haberle robado toda su atención! Tragó grueso, nunca deseó que con sus acciones terminara hiriendo a Jungkook, pero igualmente, terminó haciéndolo.
—Kookie, yo... Lo lamento, no quería hacerte sentir mal— rascó su nuca —Es solo que me dejé llevar porque... Bueno, es un bebé y da mucha ternura.
—¿Más que yo?
—¡No digas eso! Son ternuras distintas— balbuceó esto último —Como sea, si tuviera que escoger entre Jaejin y tú ¡Obviamente, me quedo contigo! Eres lo más importante para mí y te quiero mucho— sin darse cuenta, él también estaba llorando, se había sincerado y sacado todo lo que sentía por él.
Ya habían crecido, por lo tanto, fueron entendiendo muchas cosas que cuando eran pequeños, las veían de forma inocente. Ahora entendían porqué sus mamás se las pasaban alejándolos cuando se demostraban la más mínima muestra de afecto. Entendían que vivían en un mundo donde querer a una persona igual a ti, era un pecado o simplemente una aberración para algunas personas, lastimosamente, sus madres hacían parte de ese grupo. Pero no les importaba, ahora eran "más maduros" y gracias a sus clases en la escuela y la relación que llevaban, fueron entendiendo qué estaba bien y qué estaba mal.
Y Taehyung solo tenía una cosa en claro.
Que estaba bien amar a quien quisieras y estaba mal privarte de ello por el simple temor de "qué dirán los demás".
Por lo que, con ese pensamiento en mente, se armó de valor para tomar entre sus manos la carita de Jungkook y así, obligarlo a mirarlo.
—Jungkook, sé que hicimos una promesa... Pero ahora voy a romperla, no me importa si te enojas conmigo— agachó su mirada para permitirse respirar —Sino lo hago ahora, voy a sentir miedo después y no quiero... No quiero privarme de amarte, Kookie.
Se sorprendió al sentir las manos del azabache en su rostro, esta vez siendo él quien lo obligaba a mirarlo.
—Me alegra que hubieras sido tú quien lo decidiera... Te juro que yo no hubiera sido capaz a pesar de que también lo quiero tanto como tú.
El castaño esbozó una sonrisa y se inclinó un poco hacia adelante para juntar su frente con la de Jungkook. Se sentía nervioso, podía sentir cómo su corazón golpeteaba con fuerza en su pecho y sus manos empezaban a sudar. Trató de imaginarse muchas veces cómo sería este momento, pero ahora, todo se había borrado de su mente y no tenía idea de cómo hacerlo. No quería que su primer beso con Jungkook resultara siendo un completo fiasco.
Gracias al cielo, el azabache fue quien tomó la iniciativa. Por ser el mayor, se propuso a buscar en internet cómo besar a alguien, encontrando mil y una formas para hacerlo, pero sin duda, la que le gustó más fue la primera que encontró.
Tomó delicadamente el mentón del castaño e hizo que levantara un poco más la mirada. Se remojó los labios, causando que el corazón de Taehyung se acelerara más de lo que ya estaba. Él hizo lo mismo, dado que sentía sus labios resecos, y se preparó mentalmente. Casi por inercia, llevó sus brazos detrás del cuello de Jungkook, logrando así quedar a escasos centímetros el uno del otro.
No pudo aguantar más, el azabache terminó de acortar la distancia que los separaba, estampando sus labios contra los ajenos con suavidad. Taehyung jadeó por la impresión, los labios de Jungkook sobre los suyos le proporcionaban un sentimiento extraño, bonito e irreal. Le gustaba la sensación en la boca de su estómago, misma que cada vez, incrementaba más y más. Se sentía feliz.
—Abre la boca, Tae— pidió en un susurro, separándose un par de centímetros para hablar. El susodicho hizo lo pedido, sintiendo cómo sus labios volvían a ser atacados, solo que esta vez, era algo diferente. Los labios de Jungkook se abrían y cerraban lentamente, y lo invitaban a hacer lo mismo.
Con toda la inexperiencia que se cargaba, trató de mover los labios al compás de los del mayor, consiguiendo un ritmo que le arrebató suspiros a ambos. Por supuesto, al ser su primer beso, era uno inexperto, pero a parecer de ambos, era el mejor. Solo bastaba con ver el brillo en sus ojos para darse cuenta de que la nueva experiencia ocasionó estragos en ellos.
Los ojos de Taehyung se aguaron, alarmando a Jungkook.
—¿Qué sucede, Tae? ¿No te gustó?— recibió una negación.
—No es eso, es que... Estoy tan feliz que estoy llorando— admitió apenado, bajando su mirada para permitirse derramar lágrimas con total libertad —No sabes cuanto deseé esto, cuanto tiempo pensé en cómo sería nuestro primer beso.
El azabache le brindó una sonrisa cálida, acariciando su mejilla —¿Y cumplí con tus expectativas?
—Fue mejor de lo que pensé— rió suavemente —Quiero besarte de nuevo, Kookie.
Éste no tuvo reparos en cumplir con su deseo, lanzándose sobre él para quedar acostados sobre el colchón, Jungkook encima de Taehyung.
Volvió a besarlo con la misma intensidad de antes, estando lo suficientemente emocionado como para pensar con claridad. Ambos cerraron sus ojos y solo se dedicaron a disfrutar del sabor y la textura de los labios contrarios. Era un beso inocente en una posición que no lo era tanto.
—Kookie ¿Estás aquí?— su hermana entró de golpe en la habitación, quedando estática al igual que los dos niños —¿Pero qué están haciendo?
©AlejaDeMin
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