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• CAPÍTULO 7 •

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Una pequeña discusión.
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Draco se había estado metiendo en problemas, ya que todas las noches había estado saliendo a espiar a Harry, Ron y Hermione con tal de meterlos en problemas. Hasta que consiguió pillarlos infraganti en una conversación con Hagrid a altas horas de la noche, estaban fuera de la cama a una hora que no correspondía. No tuvo que pensarlo ni un minuto y cuando les descubrió corrió a acusarles con su jefa de casa. Minerva McGonagall.

Con lo que Draco no contaba, era que él también terminaría castigado. Porque claramente también estaba fuera de la cama a deshoras. El castigo terminó siendo ayudar a Hagrid en unas labores en el bosque prohibido. Claramente el rubio no estuvo conforme y escribió a sus padres para que intentaran zafarlo del problema. Más la respuesta de Lucius Malfoy, su padre fue tajante y contestó que no tenía tiempo para perderlo en niñerías tan estúpidas. Al señor Malfoy no le había gustado nada que él estuviera cerca de los traidores a la sangre y menos una sangre sucia, por lo que ahora tendría que asumir sus propias consecuencias.

— No entiendo cómo es que te castigan por estar fuera de la cama en la noche. — comentó Nina mientras le acompañaba al lugar acordado para el castigo. — teniendo que remediarlo, estando fuera de la cama en la noche. Es absurdo.

Draco asintió, ya que realmente era estúpido que le castigaran por algo que para el Slytherin era muy injusto.

— Todos los altos mandos en Hogwarts, este momento son de Gryffindor Nina, siempre intentaran castigar a los Slytherin y quitarles puntos, todo porque vamos arriba en la copa de las casas.

— ¿Eso que tiene que ver contigo Draco? No seas tan egocéntrico.

— Tiene que ver con que siento que tratan de hacer lo que sea para que perdamos puntos, esta vez fue castigarme a mí.

Nina reprimió una sonrisa, no entendía porqué su amigo creía que su existencia tenía una importancia tan relevante dentro del colegio. Como si su sola presencia significara tuviera que ver en todo lo que sucedía en la escuela.

— Bien — dijo Nina cuando llegaron a la puerta principal. — Te dejo hasta aquí, no quiero que después te atrases y llegues culpándome a la sala común.

— No digas tonterías, adiós. — dijo volviéndose algo enojado. Del hecho de tener que pasar horas con el trío de leones le daba una sensación de molestia que no podía controlar.

— ¡No te molestes! ¡Te arrugarás! — gritó Nina.

— ¡Pudrete! — le gritó el rubio mientras avanzaba. Draco tenía una capacidad de frustrarse de una manera muy veloz y no tenía nada de tolerancia. Era común que se enfadara con su amiga cuando le decía ciertas cosas, pero bueno, los niños son así y una discusión no iba a alejarles.

Nina rió y se fue en la dirección contraria a la que se dirigía Draco. Hizo un gesto de negación con su cabeza y decidió que volver a las mazmorras sería lo mejor, podría aprovechar de leer sus libros muggles  ya que cuando estaba con el rubio no paraba de molestarla y no la dejaba concentrarse. Antes de dirigirse a su habitación, decidió pasar a la lavandería, para buscar sus uniformes que había mandado a lavar.

Antes de que se diera cuenta, una persona le seguía, al volverse se dió cuenta que era uno de los gemelos, aún no aprendía a reconocerlos totalmente. El chico caminaba despreocupadamente mirando sus uñas, simulando estar en sus asuntos, más le observaba cada cierto tiempo, ella le restó importancia ya que justo miraba en dirección al suelo cuando ella posó sus ojos en él.

— Hey ¿Qué haces por aquí? — le saludó, sin mencionar su nombre.

Ella se volvió ceñuda, ya que no entendía el porqué no podría estar caminando por los pasillos del castillo. Pero ella desconocía que Fred solamente buscaba armar tema de conversación.

— Pues estudio acá en Hogwarts, al igual que tú. — respondió con algo de burla en su voz. — ¿No puedo pasear si es que quiero hacerlo? — le increpó de forma divertida.

— Pues claro que puedes hacerlo — aclaró — más no me refería a eso.

— ¿Y entonces? — agregó ella.

A esa altura, ambos niños ya iban caminando al mismo nivel.

— ¿Cómo es ese milagro que andas sola y no con tu fiel amigo? — comentó Fred, claramente con tono de sarcasmo en la voz.

— ¿Te refieres a Draco?

— Por supuesto, nadie más anda colgado de tí en todo momento. — soltó sin pensar — Si hasta parece que le gustas.

Nina rió ante el comentario del Gryffindor, ya que realmente era graciosa la forma en que tenía para acercarse a ella, era como si se materializara del aire o estuviera aguardando por ahí, ya que al menos ella jamás le veía venir, hasta que él salía con uno de sus disparates.

— Draco está ocupado en este momento, por eso no estamos juntos ahora, pero no te preocupes, pronto volveremos a juntarnos. — comentó la Slytherin, siguiéndole el juego al niño.

— ¿Ocupado?

— Sí, le han castigado, ahora está en el bosque prohibido con tu hermano y sus amigos.

— ¡Ah verdad! Ronald me contó que tu amigo era un soplón que los había delatado, pero que también salió castigado, eso le pasa por entrometido.

— Lo dices como que él no te agradara, como si te agradaras por esa situación.

— No me agradan los entrometidos y menos los arrogantes engreídos, por lo que si te soy sincero, me alegro que le hayan castigado. Además es de Slytherin — volvió a decir. — Iugh.

Eso había sorpendido a la chica, debía de admitir que este pelirrojo en cuestión llamaba bastante su atención, pero su comentario le había hecho poner atención. No pensaba que Draco le desagradaba sólo por ser de Slytherin, ella también pertenecía a la casa de las serpientes y allí estaba hablando con ella.

— ¿Es enserio lo que estás diciendo Frederick? — ella frunció más el ceño.

— Pues sí, lo merece.

— ¿Por qué? ¿Le conoces a caso?

— Claro que le conozco, a él y a su familia. Todos se han encargado de humillar a mi familia, se creen superiores por su sangre pura ¡Qué tontería! ¡Por su dinero! Además trata mal a los hijos de muggles.

Nina en un momento no tenía cómo rebatir los puntos de vista del león, ya que tenía razón, pues todas esas actitudes las tenía su amigo, sería mentira que ella lo negara, más él no tenía derecho a desearle el mal o alegrarse de que lo hayan castigado.

— Creo que si Draco no te agrada, está bien, tienes tus razones. — respondió la chica — más no tienes porqué alegrarte de lo que sucede.

— ¿Le estás defendiendo? — preguntó él, de forma incrédula.

— Claro que sí, Draco es mi amigo, y ustedes le dan una importancia exagerada a todas las cosas que hace, claramente no son correctas, pero ustedes le dan ese poder al pasar pendiente de él.

Fred no entendía lo que estaba sucediendo. Él se había decidido acercar a Nina, precisamente porque su amigo no estaba junto a ella, más había decidido una pésima estrategia, el hecho de hablar mal de Malfoy sólo había provocado que ella se enfadara, ya que claramente Nina estaba molesta con las palabras que él había soltado. Sus intenciones reales eran haber platicado un momento de cosas triviales y quizás darse valor para decirle que él le había regalado el llavero que días atrás le había dado. Decirle también que se había acobardado para reconocer que él se lo había dado y que no entendía el pir qué.

Pero ahí estaba, haciendo tonterías como siempre.

Había decidido molestar a Malfoy frente a su mejor amiga.

Mala decisión. Pésima.

—Además — volvió a decir Nina. — Yo también soy de Slytherin y si tanto asco te damos, pues no entiendo porqué estás hablando conmigo en este momento y en todas las otras ocasiones en las que hemos hablado.

—¡No dije eso! — se defendió Fred, en vano.

— ¡Claro que sí! — le acusó la chica, que no entendía en qué momento había comenzado esta extraña discusión.

— Bien, lo siento no pensaba que en hecho de decir la verdad te ofendiera tanto. — resolvió decir Fred, arruinandolo aún más.

— Pues no me interesa que me lo digas a mí, dícelo a él. — dijo, dando por terminada la conversación — Permiso, debo ir a hacer mis deberes.

Nina caminó a tranco largo, ya no quería seguir con esa discusión con él, ya que era absurda y ridícula. Prácticamente corrió cuando dobló el pasillo y lo perdió, ya que no quería que supiera a donde se dirigía. Fue a la lavandería y llevó el paquete con su ropa limpia hasta su habitación, no entendía porqué ese encuentro le había hecho enojar de esa manera tan seria.

Realmente estaba muy molesta por lo que Frederick Weasley había dicho sobre su amigo, porque Draco podía ser todo lo malo, más con ella era muy distinto y la apoyaba en todo lo que necesitaba. Lo que pasaba es que no todos conocían esa faceta del rubio y él tampoco permitía que vieran ese lado.

Luego de varias horas Draco volvió de su castigo, Nina se hallaba en la sala común, comiendo un gran tazón de cereal con yogurt. Él le contó todas las aventuras del bosque prohibido, que parecía que habían visto a Lord Voldemort moribundo, tema que tuvieron para conversar durante horas, mientras hacían teorías e hipótesis sobre lo que podría pasar y qué era lo que harían o quería hacer con los unicornios que había matado.

Hasta que después de desmembrar todas esas anécdotas, conversaron el tema de Fred, la niña le contó a su amigo todos los detalles de su conversación, dándole todos los diálogos que recordaba y también le traspasó la indignación que sentía.

Draco solamente se rió por lo que ella le comentó.

— ¿De qué te ríes? ¡Él dijo todas esas cosas sobre tí! Sé que no te importa pero no lo entiendo.

— En eso tienes razón, ya que no me interesa en lo más mínimo lo que una de las comadrejas puedan decir sobre mí.

— ¿Entonces? ¿Por qué no estás molesto?

— Pues porque es claro lo que le sucede a esa de las fotocopias, es evidente, no entiendo como no te das cuenta.

— ¿De qué?

— Pues tú le gustas, obviamente.

— ¡No! Eso es mentira— Nina sintió cosquillas en su interior.

— ¡Claro que sí! Ya que está celoso, está celoso de mí, de que tú te juntes conmigo y que seamos amigos. Él quiere que tú seas su amigo, de la manera que somos nosotros.

Ahí estaba otra vez Draco y su egocentrismo, claro que esta vez el tenía la razón.

— No creo que eso sea verdad, él tiene a sus amigas ¿Por qué querría estar cerca de mí?

— Pues porque eres mejor que cualquiera de las chicas que él frecuenta.

— ¡No seas engreído! — rió la niña.
— Ya vamos a dormir.

— Está bien, dormiremos, más no olvides lo que te dije, sé que tengo razón.

— Sí, como digas. — resolvió Nina, pensativa.

En este ocasión, fuera de todo el egocentrismo de Draco, el niño tenía razón.

Fred estaba celoso de él y la cercanía que tenía con la niña del cabello oscuro.

Él quería estar cerca de ella y no sabía cómo.

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