Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

• CAPÍTULO 52 •

______________________

52. Sueño con serpientes.
______________________

—Tienes que concentrarte— siseó Draco mientras notaba la incomodidad que mostraba su amiga debido al poder de la magia que estaba saliendo de ella—, esto no es cosa de niños.

Nina dejó escapar un suspiro cansado y dejó caer el brazo con la varita como peso muerto. Aquel fin de semana había pasado todo el día sábado junto a Draco encerrados en una de las aulas vacías en la sala común de Slytherin. El rubio no mentía cuando mencionó que iba a enseñarle todo lo que había leído y aprendido con su padre en su casa. 

Desde muy niño él estuvo ligado a conocimientos que no tendría cualquier chico de su edad, no obstante jamás había podido hacer mención del tema con alguien; puesto que Hogwarts tenía una política de cero artes oscuras mientras fuera un tema que no implicara la defensa contra este tipo de magia. 

—Ya lo sé. Estoy muy cansada además— declaró echándose encima de un sofá roído por las polillas. 

—Anda, te vi bastante entusiasmada cuando lo leímos en el libro que traje de casa ¿sucede algo?

—No es que suceda algo, es sólo que...

—Que tienes aprehensión todavía con respecto a esto. 

—Sí, de hecho sí ¿Sabes lo que sucedería si es que nos descubren?

—Pues tú eres quien me pidió hacerlo, no creí que fueras a arrepentirte después. Podemos dejarlo...

—¡No! Sólo tengo que...

—Dejar de lado el prejuicio que mantienes con respecto a aprender, sabes voy a ser sincero contigo. La vida te resultará más sencilla si dejas de pensar en el qué dirán y eso aplica a familia, pareja y amigos. 

Nina frunció el ceño y rodó los ojos. Si bien el rubio tenía razón; no era algo que él practicara con mucha frecuencia. En cierto modo él no lograba comprender las tribulaciones y el sentir de ella, el estar entre la espada y la pared a sabiendas de que conocía los riesgos de sumergirse en aquel mundo donde había un antes y un después; ahora estaba intentando entrar en la mente de su mejor amigo mediante lo que el llamaba "el arte de la legeremancia"

¿De qué sería capaz después?

—Ya es demasiado por hoy— mencionó poniéndose de pie—¿Qué harás?

—Pues a as seis tengo una cita en Hogsmeade, me veré con Astoria en la heladería.

Había una especia de brillo,algo especial en los ojos de Draco cuando hablaba a cerca de ella que le había entender a Nina que Astoria se estaba convirtiendo para Draco en lo mismo que Fred significaba para ella. Eso la hacía sentir feliz, después de todo su mejor amigo si tenía una parte dulce que no solía mostrarle a nadie, pero existía y yacía en él como una llama que cada vez cobraba más fuerza. 

—Pues yo también tengo una cita— siseó pensando en Fred. 

—Tienes tiempo de ir a besuquearte con el pelirrojo pero no para aprender Legeremancia a la perfección. Me pierdes, me pierdes enserio. 

—Deja de ser tan dramático, seguiremos con nuestro entrenamiento secreto, no obstante, debes darme un descanso, esto es abrumador—mencionó mientras llegaban al pasillo hacia el gran comedor. 

—Confía en ti misma, estoy seguro de que tienes el don innato escondido en alguna parte de ese corazón de Slytherin que posees.

Tras despedirse de él se dirigió hacia la biblioteca, pues sabía que su novio se encontraría allí. Eso era muy extraño teniendo en consideración que era de Fred de quien se hablaba. No obstante el pelirrojo debía preparar sus EXTASIS en vista y considerando que era su último año en la escuela; si bien tenía intereses muy diversos a lo que implicaban los exámenes, también se sentía con el deber de darle una satisfacción a sus padres, teniendo en cuenta los años de suspensiones, notificaciones y castigos en los que se había visto envuelto a lo largo de su vida académica. 

Lo divisó junto a George en una de las mesas lejanas, además estaba rodeado por el trío dorado y unos cuantos chicos más. Pudo percibir que cuando notaron que se acercó, los tres gryffindors ilustres se quedaron en silencio y la miraron con algo de aprehensión. 

—Siento interrumpir—se disculpó—¿podemos hablar un minuto?— se dirigió a Fred con ademán incómodo puesto que notó que había llegado a interrumpir una conversación al parecer sumamente importante. 

Fred por su parte se puso de pie de inmediato y miró a los chicos con mala cara, pues sabía a la perfección que ellos no querían que Nina se enterara de lo que estaban planeando a pesar de que él les hubiera mencionado que no tenían de qué preocuparse. Siguió a Nina hacia donde iba y antes de que esta pudiera decir algo, este la atrapó entre sus brazos, rodeándola por la cintura, antes de que juntara sus labios a los de ella de forma sorpresiva. 

Habían estado un tanto distanciados debido a los deberes que él estaba teniendo, por ende Fred notaba en su interior la manera gigantesca en que la extrañaba cuando no podían pasar tanto tiempo juntos. Le dedicó un beso con intención, delicado y lento, pues necesitaba de la esencia de la chica en demasía por todos los días en los que sólo se habían visto unos minutos durante las comidas en el comedor. 

—Siento que te he extrañado demasiado, serpiente—susurró encima de sus labios mientras en ellos se formaba una sonrisa cálida y plena, que fue correspondida por Nina. 

— Pues no he querido interrumpir tus estudios. 

—Debiste haber irrumpido antes, prefiero besarte obviamente antes de estar estudiando para los exámenes diagnósticos que se le ocurrió hacer a la cara de sapo. 

—¿Exámenes de diagnóstico?

—No hablemos de esta tontería y acompáñame—le susurró en el oído y la condujo por los corredores hasta encontrar un salón en el Nina que jamás había entrado. 

—¿Y esto?

—El otro día estuve recorriendo los pasillos—declaró—, sentí que debía mostrártelo porque te encantaría.

—Jamás había dado con este salón, es...

—Hace semejanza a un estudio de ballet—sonrió al decirlo—. Averigüé con la profesora McGonagall si podía ser usado, debido a que nadie lo ha mantenido en mucho tiempo—señaló—, ella dijo que no había problema mientras lo usarás y no dejaras de asistir a las clases. 

El salón estaba cubierto de espejos que rodeaban cada pared, había adoquines y barras de madera, muy similares a las que ella recordaba en  París. Una lámpara de telaraña colgaba en el techo con muchos cristales y lucecillas pequeñas, un piano y un arpa coronaban la estancia, logrando que desde ese instante esa habitación fuera a convertirse en la favorita de la Slytherin. 

—Fred esto es hermoso, enserio. 

El pelirrojo le dedicó una mirada completamente cautivada, estaba profundamente encantado y podía decirle a todo el mundo mágico lo enamorado que estaba de ella, pero ahora sólo quería ver una cosa. 

—¿Podrías bailar para mí?— le pidió con todo el sentimiento que podrían decir sus palabras—, ya llevamos cuánto, aún no veo cómo me encandilas con tus dotes de danzarina. 

Nina sonrió y emitió una risita nerviosa, era verdad. Jamás había bailado para Fred y hacía mucho tiempo que no practicaba. Temía ser un desastre y defraudar la imagen que el pelirrojo tenía de ella, no obstante al notar que Fred encantaba el piano para que sonara por sí sólo y darle una mirada para infundirle confianza, sintió que sus pies cobraban vida propia.

Poco a poco Nina se sintió en confianza y sus movimientos fueron cobrando más delicadeza, más sincronía, más suavidad y ritmo. Ella era una con la música y sus pasos fueron decorando todos los lugares y cada una de las esquinas de los espejos es ese salón. 

Una de las cosas por las que más extrañaba Francia era por la danza, sabía que hubiera tenido una prometedora carrera como bailarina de haber seguido en el mundo del baile clásico en el mundo muggle si es que su decisión se tratara de ella. La magia era más poderosa, era más reveladora y conducía por el camino correcto a la hora de las decisiones de vida. 

—Merlín, eres perfecta— farfulló Fred cuando la música se detuvo y cambió para dar paso a otra pieza—¿enserio, dime la verdad? ¿eres de este mundo o eres un ser de otro planeta? ¡Mírate, eres totalmente virtuosa en este arte!

—¡Morgana! Hace mucho que no bailaba, No sé cómo descubriste este lugar, o haciendo qué fechoría— señaló acariciando el rostro de Fred—, sin embargo estoy muy agradecida, me haz devuelto parte de mi infancia, de mi país, de lo que todavía está dentro de mí. 

—Gracias a ti por hacerme parte de esto, por permitirme verte haciendo algo tan tuyo, algo tan personal— murmuró para volver a pegar sus labios en los de ella. 

Desde hace mucho tiempo que sentía que no quería separarse de ella nunca más, que cada vez que juntaban sus labios aparecía una especie de atracción entre ellos y que no permitía que se separasen cuando el broche de sus labios se unía. Sus besos habían dejado de ser sólo dulces besos, ahora había mucha más compenetración y deseo en ellos, algo que asustaba y frenaba a ambos, pues los dos sentían esa chispa cuando su sangre empezaba a arder bajo su contacto.

Nina se separó con la respiración agitada, necesitando llenar sus pulmones de aire, él también sintió que debía controlarse; pues no quería incomodar a la bruja bajo ninguna circunstancia. 

—¿Dime, qué querías decirme?—preguntó mientras le ofrecía su mano. Era mejor que salieran de ese lugar si querían mantener la compostura—, perdona; llegué y te traje aquí, no fue mi intención el no escucharte. 

—Quería saber cómo iban tus actividades, además de saber que harás para navidad. Sé que es un poco apresurado, pero quería considerar el hecho de que fueras a casa y avisarle a mis padres con anticipación y que claro, pudieras hablar con tu familia. 

—¡Eso me encantaría! Aunque tengo que admitir que hablar con Molly Weasley sobre dejar la casa para navidad será todo un tema, pero tendrá que acostumbrarse a eso después de todo. 

—¿A qué te refieres con ese tendrá que acostumbrarse después de todo?

—Pues con George, tenemos pensado rentar un apartamento en el Callejón Diagon al salir de Hogwarts, queremos más independencia y te he contado que tenemos esta idea del negocio que podría materializarse si es que todo sale bien— comentó entusiasmado—, si eso llega a cumplirse, no podremos seguir viviendo en Devon. 

Nina asintió, sintiendo de forma casi palpable el entusiasmo y alegría del pelirrojo ante esta perspectiva. 

—¿No crees que si esta puede que sea la última navidad en la que potencialmente vivirás con tus padres, querrás pasarla con ellos?

—Tienes un punto, Illich. No obstante ahora debo tomar decisiones que tienen que ver con mi futuro, y si quiero pasar estas fiestas contigo en tú casa, es porque quiero que seas parte de él. 

Nina no pudo reprimir la sonrisa y el sentimiento de emoción que tuvo por aquellas palabras, sentir que los dos sentían lo mismo el uno por el otro era algo que la reconfortaba cuando sentía que estaba agotada o que ya no quería rodearse más de las personas. 

Aquella noche inició sus rondas como prefecta de manera tranquila, feliz y sin estresarse por el hecho de que tendría que merodear por los pasillos hasta la una de la madrugada sin necesidad de hacerlo, pues los estudiantes solían respetar el toque de queda, pues conocían que Snape era quien imponía los castigos en esos casos. 

Esa noche los prefectos de Gryffindor y Slytherin debían hacer guardias juntos, sin embargo Harry y Nina se habían organizado con los sitios, pues nada más verse Draco con Hermione habían comenzado a pelear, por ende los otros estudiantes les habían ignorado de inmediato con la finalidad de hacer menos estresante la ocasión. 

Nina pescó del brazo a Draco e hicieron su trabajo cada uno por el sector acordado, mientras pasaba el tiempo, la Slytherin comenzó a sentirse cansada y adormilada, pues había estado despertando temprano desde hacía unos días. No se percató cuando en un instante se quedó dormida al lado de las escaleras donde habían quedado de juntarse con Draco para volver a la sala común. 

Su mente se nubló. 

De pronto sin ser consciente de aquello, sus labios comenzaron a proferir palabras en una lengua extraña, que hace mucho no utilizaba. 

Pársel.

De pronto se vio caminando por el bosque, saliendo de entre la espesura de los árboles y la bruma negra que solía amenazar sus sueños. 

Notó la forma en que Draco se acercaba hacia ella y le extendía la mano, sin embargo ella estiraba la varita y de esta salía un resplandor verde que consiguió que se le erizaran los vellos de los brazos sin estar pendiente de aquello. 

—¡Nina ¡Nina! ¿Qué pasa?— susurró Draco remeciéndola con fuerza. 

—Merde ¿Qué pasó?— dijo alarmada, observando los ojos del rubio que trataban de contenerla. 

—Te oí gritar mientras venía hacia acá— musitó—, al parecer tenías una pesadilla. 

—No sé qué sucedió, de pronto todo se nubló. 

—Sólo es el cansancio, vamos a dormir. 

Nina se levantó de las escaleras, su respiración aún no era regular. No entendía lo que estaba sucediendo con ella, primero el pársel inexplicable, después la bruma y ahora esto.

Definitivamente su mente le estaba jugando malas pasadas. 

Esperaba que sólo fuera aquello. 








Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro