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• CAPÍTULO 41 •


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41. Cifrado en Runas.
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El año escolar había transcurrido con los sobresaltos correspondientes a Hogwarts. La primera prueba del torneo de los tres magos dejó a Cedric Diggory en primera posición y a todos con la expectación necesaria para necesitar otro poco de adrenalina.

—¡Sí habrá un baile de navidad! —chilló una chica desde la mesa de Gryffindor. Respondía al nombre de Lavender Brown.

La nueva novedad del curso era esa, el baile de navidad sería llevado a cabo dentro de unas pocas semanas; Albus Dumbledore lo anunciaría dentro de poco, pero como era bien sabido dentro de Hogwarts, las cosas realmente importantes se sabían antes a modo de secreto a voces. Las chicas habían comenzado de inmediato a pensar en qué vestido usarían, en que peinado les vendría mejor y en quién querían que les invitara.

Los bailes siempre habían sido un tema muy importante cuando se trataba de distracción de la carga estudiantil,más aún si este año habían guapos extranjeros con los que asistir. Por todos los pasillos había algún estudiante pensando en cómo invitar a la chica que le gustaba o alguna bruja pensando en cómo verse infinitamente guapa para la ocasión. 

—Si es como he escuchado, el evento sería el próximo sábado—comentó Pansy mientras caminaba con Nina y Daphne hacia la sala común— De ser así tenemos que ir este fin de semana a Hogsmeade porque de lo contrario nos quedaremos sin vestido, claramente mi madre no me enviará nada nuevo pues ya he traído cuatro este año apenas ví en la lista de útiles que era necesario un vestuario de gala para una celebración importante. 

—¿Para qué vas a comprar uno nuevo si ya tienes cuatro?

—Oh, Daphne— respondió Nina—Es Pansy, no deberías necesitar más respuestas que esa.

—Me gustaría ir con alguien de Durmstrang, son tan varoniles y de sólo pensar en sus manos y voz grave me descontrolo.

—¡Daphne!—chillaron las otras dos poniendo mueca de asco— No queremos saber tanto sobre tus pensamientos impuros—mencionó Nina riendo.

—No tenemos que preguntarte para saber que quieres ir con Draco— mencionó la aludida—Eres tan predecible.

—Draco y yo somos el uno para el otro, ustedes saben eso— murmuró— Sólo que él se esmera en negarlo debido a que no puede perder su reputación de chico malo dentro del castillo, le gusto y eso se nota. 

Nina rodó los ojos, no volvería a discutir con Parkinson lo que ya habían hablando un montón de veces con respecto al rubio. 

—Pues vas a tener que ponerte a la cola—dijo Daphne al notar que él y su hermana estaban hablando de manera muy tranquila en un sillón de la sala común— Al parecer ahora tiene todo su interés en un libro de historia de la magia—aludió al comportamiento que estaba teniendo con Astoria. 

Pansy les observó con algo de enojo pero decidió que no haría ninguna escena, después de todo no quería que Draco se molestara con ella por otro episodio de celos y se quedó de pie esperando a que el profesor Snape fuera a darles la información que debía entregar, que claramente ellos ya sabían. Nina se quedó junto a ella hasta que el pocionista hizo su arribo a la estancia. 

—Bueno, como ustedes asumo ya saben, el colegio ofrecerá un baile de navidad en virtud a la celebración del torneo de los tres magos y tendrá lugar en dos semanas, deben saber que tiene que tener un traje de gala si es que quieren asistir o deben avisarme de inmediato si es que volverán a casa para las fiestas, no existe posibilidad de que se vayan después del baile pues el expreso no estará disponible para sus indecisiones, saldrá el día veinte si es que quieren ir a casa y volverá el día cinco de enero— explicó— No vamos a ensayar el baile como están haciéndolo los incompetentes de Gryffindor, pues asumo que si quieren aprender tomarán una clase por su cuenta o de lo contrario se abstendrán de hacer el ridículo.

Todos comenzaron a cuchichear sobre la información entregada por el pocionista y este frunció el ceño de inmediato. 

—Silencio— bufó— Los examenes de este periodo se van a posponer hasta fines de enero, por lo que todavía tienen tiempo de salvar la reprobación— Eso es todo, ahora pueden seguir con sus insignificancias. 

Nina observó la forma en la que Draco estaba observando a Astoria, ella no la conocía mucho; era de la generación de Luna por lo que no compartían ninguna clase. No obstante se daba cuenta que entre ellos al parecer había una conexión especial. Solían hablar de temas tan simples que a veces no podía creer que era Draco el que estaba allí tan tranquilo, hablando y no molestando al resto de la sala común con sus tonterías sobre la pureza de la sangre y diciendoles a todos que eran inferiores a él. 

Al verla, ella le enarcó una ceja y sonrió de forma molestosa. Él desvió la mirada y sonrió porque sabía que Nina le estaba molestando por estar allí. Después de todo, a ella le gustaba que él comenzara a rodearse de personas que veían algo más allá en él que la popularidad o su dinero. No es que no le gustara Pansy, pero ellos no se veían felices, ambos sacaban provecho de el otro y después de todo eso no era sano por mucho que estuvieran acostumbrados a aquello. 

Por otra parte, en otro lugar de la escuela Fred se encontraba teniendo una de sus clases favoritas, Runas Antiguas se le había dado de manera natural y ahora era uno de los mejores de la clase, tanto que en algunas ocasiones Hermione le pedía ayuda para que corroborara sus pergaminos aunque no quisiera que nadie lo supiera. Disfrutaba de las clases y eso era bastante extraño, jamás había estado pendiente de su desempeño académico, no obstante ahora con todo el movimiento del torneo de los tres magos había estado algo abrumado, no estaba acostumbrado a ver tantas personas por todas partes y eso lo hacía estresarse en ocasiones. 

Por ende ahora disfrutaba de las clases aunque no fuera a admitirlo tampoco. 

—Jóvenes, van a sacar un pergamino al azar, según los pergaminos del grimorio perdido de Excálibur, cualquier hoja que saquen de aquí, significa que es una predicción para ustedes.

Él en particular no era muy creyente de las predicciones, cuando niño había jugado en una feria y una supuesta bruja le había dicho que sería millonario y rico cuando tuviera quince años, ya los había cumplido y no tenía una gran fortuna.

—Siempre tratando de engañarnos— susurró George en su oído. 

—Esa es una de las cosas que vienen con la magia, por lo general siempre hay cosas que no vemos o cosas que nos quieren hacer creer que existen—se rió Fred.

—No se burlen, jóvenes— les respondió el profesor—Créanme cuando les digo que esto de verdad pueded darles una predicción certera del futuro, puede ser en relación a cualquier cosa, a cualquier ámbito de sus vidas, no sólo al que ustedes estén esperando. Propongo que mantengan su mente abierta y confien en el poder selectivo de sus manos.

Ambos gemelos tomaron un pedazo de pergamino amarillento.

—¿Profesor, desde cuándo que está usando estos trucos?

—Estas cartas están datadas desde hace siglos atrás, desde que Arturo sacó la espada de la piedra y después se hiciera rey, tienen veracidad muchachos.

George siguió riendo del asunto junto a Lee, Fred sin embargo se concentró en observar el sinfín de dibujos que conformaban la traducción que tenía que realizar durante la clase. Frunció el ceño y después se rascó detrás de la oreja, algo que por lo general hacía cuando estaba atento a una situación en particular. Sacó el diccionario de runas de su bolso y fue anotando los significados posibles de la interpretación.

Runas era realmente difícil y no era un trabajo que podía hacerse de un momento a otro. Perfectamente se podría estar traduciendo un pergamino de diez centímetros durante horas. 

—Hey ¿Vas a ayudarme?

—¿Qué, estás de broma George? No ves que estoy concentrado. 

—Ya has traducido la mitad de los símbolos y yo no llevo ni dos líneas.

—Pues no es mi problema que no pongas atención en clases—reclamó Fred y sin más fue a sentarse en un banco a solas al final del salón, tratando de alejarse al máximo de las distracciones que su gemelo y los demás compañeros generaban.

Fueron pasando los minutos y luego de los dos bloques que tenía la asignatura pudo dar con lo que creyó era el mensaje oculto en el papel amarillento que tenía delante de él. Probablemente si lo comentaba en voz alta le dirían que estaba loco o que quería hacer sentir bien al profesor, complaciendole por decir que quizás tenían algo de verdad ese montón de hojas sueltas.

No obstante él sentía que así lo eran.

O al menos en su casa.

Dejó la respuesta encima del escritorio del maestro y no aguardó a que el profesor le calificara la tarea realizada. Tomó sus cosas y salió disparado hacia el castillo, atravesó el pasillo principal a pasos veloces observando en los lugares que esperaba hallar a quien quería.

Terminó llegando a los invernaderos donde se estaba llevando a cabo la clase de herbología de cuarto año. La profesora Sprout estaba rodeada de hiedra mientras le daba clases a los estudiantes que tomaban apuntes. Fred le hizo una seña a la maestra y esta le atendió.

—¿Profesora? Perdón que irrumpa en la clase, pero necesito hablar con Illich, por favor.

Al principio ella creyó que necesitaba hablar con su hermano Ronald, no obstante podía notar claramente la mirada de un chico al que le interesaba una chica y lo que podía llegar a suceder.

—Señorita Illich, la buscan fuera del invernadero— siseó con tono sugerente y risueño. La bruja al notar que el pelirrojo estaba afuera sintió que un montón de mariposas revoloteaban en su estómago.

No emitió sonido y le dejó su cuaderno a Pansy que estaba al lado de ella en ese momento.

Fred por su parte se encontraba nervioso y suspiró al notar que venía la muchacha. Esbozó una leve sonrisa y sintió que sus manos comenzaron a sudar. Una cosa era ser popular y otra cosa muy distinta era ser audaz con la mujer que le interesaba.

—Fred ¿Ha sucedido algo? Estoy en clases.

—¡Y siento mucho interrumpirte! —exclamó juntando sus dedos —Pero he tenido una epifanía y no podía dejarlo pasar.

Nina sonrió ante la particular forma de expresarse del pelirrojo. Siempre hallaba la manera de hacerla reír y sus ocurrencias solían provocar que ella estuviese feliz.

—¿Y eso de qué trataría?

—Pues estuve en clase de runas antiguas y ellas me han hecho una predicción.

—¿Ah sí? Vaya eres un afortunado entonces ¿Se podría saber qué decía?

—Pues decía que la ninfa que solía vivir en el fondo del mar sólo quería saber si podía confiar, en el forastero que su corazón quería reclamar.

Nina tragó saliva ante aquello.

¿Esa era una especie de declaración?

Sí, efectivamente ella tenía miedo y no sabía lo que Fred sentía verdaderamente. Con esas palabras le hacía creer y confirmar que quería lo mismo que ella.

—Fred. . .

—Sé que es algo confuso y de eso podemos hablar más adelante, pero quiero saber otra cosa —admitió —¿Te gustaría ir al baile de navidad conmigo?

Los ojos de ambos se encontraron con los del contrario.

Sonrieron y no pudieron evitar fundirse en un abrazo conciliador. Percibieron la esencia del otro, no se juzgaron y de cierta forma se aceptaron definitivamente, pues se entregaron a lo que podía ofrecer el contrario.

—Sí, si quiero ir al baile contigo.

Fred volvió a abrazarla y la levantó por los aires sin poder contener la felicidad que sentía en su interior en ese momento.

Era una felicidad que no había experimentado antes.

Sintió que era una felicidad real.

Era una emoción que nunca antes había vivido.

Que jamás había sentido.

Y ahí supo que Nina sería demasiado importante para él.

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