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• CAPITULO 30 •


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30. El mejor mejor amigo
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¿Cómo podías simular los sentimientos que afloraban en tu interior?

Eso estaba siendo muy difícil para Nina últimamente, quien sentía como si un torbellino de emociones la embargara cada cierto tiempo, sentimientos que no comprendía del todo y que no quería que le afectaran.

La verdad de las cosas es que ella no quería reconocer que el motivo de esos sentimientos era haber visto a Fred actuar con Angelina de esa forma frente a todos en el Gran Comedor. Se sentía estúpida pues ella era su novia y podía hacer lo que se le plantara en gana, no obstante ella no podía dejar de pensar en eso.

Negó con la cabeza, reprimiendo la indignación que sentirse así le provocaba y cogió su varita.

Serpentsortia— susurró y una serpiente de color negro comenzó a salir de la punta de su varita.

De manera inexplicable ella tenía un gusto peculiar por aquellos reptiles que tenían escamas y avanzaban de manera sigilosa para atacar a sus enemigos o posibles presas. La serpiente que salió de allí comenzó a arrastrarse y levantó su cuerpo mostrando su autoridad, sin embargo al notar a Nina avanzó y se enroscó en el suelo de manera pacífica.

La niña estiró la mano y pudo acariciar la cabeza del animal de forma pausada.

¿Acaso estaba tratando de consolarse con aquella serpiente?

Hace ya un tiempo le habían castigado por haberle lanzado una serpiente a una chica de Gryffindor cuando estaba molestandola, el hechizo había salido prácticamente de manera involuntaria de su varita. Ahora sabía que sí otra vez la veían con una serpiente conjurada por ella no tendría la misma suerte que en aquella vez.

Suspiró y luego de unos veinte minutos de observarla hacer algunas maniobras la apuntó nuevamente.

Vipera evanesca — Poco a poco la serpiente fue desapareciendo hasta hacerse cenizas en el suelo.

Una voz conocida por ella sonó a sus espaldas y Nina se volvió para enfrentarla.

—¿Por qué me espías, Draco?

El rubio se acercó y se soltó un poco la corbata dejando abiertos unos botones de su camisa. Llevaba consigo  algunos libros que tenían que usar en las clases siguientes y los dejó caer en el césped.

—No lo hacía, sólo venía a buscarte pues tenemos la clase de transformaciones en diez minutos —aclaró —Supongo que no quise interrumpirte conjurar serpientes y después matarlas sin remordimiento.

—Sólo estaba practicando.

—Oh, pensaba que el ser cruel de esta amistad era yo.

—Lo eres.

—Yo no mato a nuestras bellas amigas sólo porque estoy enojado.

Nina sintió el tono de ironía que comenzaba a tintar la conversación y se puso de pie de inmediato, cogió sus libros y guardó su varita dentro de la túnica. De verdad que esto no podía conversarlo con Draco; aunque este fuera su mejor amigo, él detestaba a los Weasley y todos los que consideraba traidores a la sangre debido a su familia, hablar sobre esto no traería nada más que una discusión entre ellos y no quería estar enojada con él además.

—¿Vamos a la clase de McGonagall? Se supone que venías a buscarme para eso.

— Sí y de saber que estabas así de insoportable no habría venido por tí.

De manera sumamente infantil ella le sacó la lengua y arrugó la nariz para rebatir a aquel argumento que él había echado en su contra.

—¿Vas a decirme a qué se debe tu humor de mierda de estos últimos días?

—No —dijo de forma seca —Y no me vuelvas a preguntar por el tema o de lo contrario seguiré así; debo superarlo y así pasará.

Nina se tomó del brazo del rubio y ambos caminaron por los pasillos de la torre de Gryffindor para dirigirse al aula de la jefa de los leones. Cuando les faltaban pocos metros para llegar, ambos pudieron notar que el trío de oro de hallaba en compañía de otros dos leones pelirrojos e idénticos.

Uno de ellos fijó su mirada en la pareja que venía en dirección al salón, Draco pudo percibir aquella mirada que uno de los pelirrojos le echó a su amiga, aún no distinguía cuál era cuál y tampoco le interesaba saberlo; lo que si distinguió de inmediato fue la manera en que el cuerpo de su amiga se tensó al notar la presencia del chico; también vió cómo se esmeró en no hacer contacto visual con el pelirrojo a pesar de que él no apartó su mirada de ella.

Allí pudo comprobar lo que se había dado cuenta en el Gran Comedor hace días atrás. Su mejor amiga Nina gustaba de ese león y al parecer él también de ella; pero como en la vida nada era perfecto él no podía despegarse de la empalagosa chica que tenía por novia.

Draco les detestaba, sobre todo porque eran hermanos de Ronald y él detestaba a Ron. No obstante no sentía por ellos el rechazo que sentía por su hermano. Debido a eso actuó por impulso y cuando pasó por el lado del grupo pasó un brazo por los hombros de su amiga y le dejó un beso en la coronilla.

—¿A qué debo tanto cariño? —le espetó Nina —¿Qué quieres?

—Calla y sígueme la corriente.

—¿Ah? —preguntó sin entender.

—No puedo creer lo lenta que eres para algunas cosas; ya pasó y pude conseguir lo que quería.

—¿Me usas para darle celos a alguien?

Draco lanzó una risita burlona y acarició la nariz de la chica con el dedo índice.

—No, ya lo dije; ya pasó y deberías sentirte agradecida —murmuró mientras se sentaban en un puesto vacío en medio de la sala.

Y claro que había causado el efecto que Draco imagino, todos los Gryffindor –sobre todo Fred– habían observado con mucha atención cada movimiento que el rubio había tenido para con la chica.

—¿Malfoy, está saliendo con Illich? —preguntó Ron sin poder ocultar su curiosidad —Me sorprende pero no es algo que me extrañe.

Harry miró de manera disimulada en dirección al pupitre donde se habían instalado y negó.

—No lo creo, yo pienso que sólo son buenos amigos y ya —dijo restándole importancia —Esperen ¿Por qué hablamos de Malfoy? ¿No era que no nos interesaba lo que hiciera?

—No, sé que dijimos eso; sólo que me llama profundamente la atención que se comporte de una forma que no sea su faceta de imbécil —replicó Ronald.

Durante toda aquella mención a los Slytherin, Fred no fue capaz de emitir una sola palabra pero se quedó muy atento a lo que su hermano y amigos hablaban de ellos, después de todo ellos siempre compartían clases juntos y podían observarlos mejor.

—Ella me parece muy agradable, pero es rara—farfulló Hermione —Últimamente no hemos hablado mucho pero creo que juntarse con Malfoy le ha hecho muy mal.

—¿Por qué, porque es mejor que tu en artes oscuras? —se burló Ron, logrando que su amiga se pusiera de todos colores.

—No seas absurdo Ronald, sólo que creo que siempre tendremos que estar enfrentadas de cierta forma; ella le defiende a él y yo a ustedes —murmuró —Pero fuera de eso, no sé si tienen química como pareja; aunque pareciera que a él le gusta ella.

Cuando Minerva entró dentro del salón todas las pláticas se convirtieron en silencio y Draco le susurró a Nina en el oído.

—Menos mal que llegó, de otra forma todo el grupito que estaba en la puerta seguiría hablando de nosotros —declaró de manera altanera.

La chica observó de manera desinteresada al grupo de leones que se dispersó y vió a través de los ventanales cómo ambos gemelos se alejaban del salón. Se reprendió de forma silenciosa el porqué se quedó observando de más cómo el cabello de Fred comenzaba a crecer.

—No creo que hablaran de nosotros, creo que Potter tiene cosas mejores de cuales preocuparse; por ejemplo, Sirius Black –tu tío–

Draco rodó los ojos al escuchar ese particular nombre.

—Calla, no menciones a ese traidor que arruinó el apellido de mi madre y su familia —respondió con fastidio—Y créeme que hablaban de nosotros, no dejaban de mirar hacia aquí.

—¿Acaso hiciste o dijiste algo que tiene que ver conmigo y nos convertiremos en el nuevo cotilleo de Hogwarts? —preguntó ella sin dejar de escribir en el pergamino —Sabes que no me agrada para nada la popularidad de la que tu disfrutas.

—Nada de eso, sabes que cuando hay gente interesada en uno; es inevitable permanecer en el anonimato—sonrió —Además, debes aprender a usar la fama a tu favor, ya aprenderás.

El resto de la clase transcurrió en silencio mientras los estudiantes terminaban sus actividades. Nina había estado concentrada por lo que fue una de las primeras en terminar el pergamino acerca de los metamorfomagos que la profesora les había dejado por hacer, incluso se había extendido un poco del límite que había solicitado.

Decidió esperar a Draco para salir con él del aula y así no caminar sola a las mazmorras. No quería tener que ver otra vez una escena como la del otro día, no sabía porqué aquello le había afectado tanto, no entendía porqué su cuerpo se había tensado de esa forma cuando Fred la observó de manera tan atenta hace menos de una hora.

Cuando la clase se dió por terminada ella iba sumida en sus pensamientos y sólo salió de ellos cuando Draco le tomó de la mano y la arrastró hacia uno de los salones que estaban junto a los pasillos de la torre de Gryffindor.

—¿Me vas a explicar de una vez porqué actúas como una desagradable? He tratado de hacerte reír o de actuar como un maldito o decir comentarios malos sobre los demás para que reacciones y no obtengo nada.

—Sabes, creo que no lo puedo conversar contigo —dijo al final de unos minutos.

—¿Esto es por una de las fotocopias pobretonas? —soltó con tal de hacerla enojar. —Sé que te hablas con uno de ellos y no soy tonto, sé como le miras.

—¿De qué hablas?

—Hablo de que tienes un gusto horrible y que deberías aspirar a algo mejor, no estar con este humor de perros porque él se besa con la novia ridícula que tiene.

—Sabes, realmente no quiero hablar de esto contigo.

—¿Por qué? ¿Porqué te descubrí y no me lo habías contado? ¿O acaso no pensabas decirlo nunca sólo porque los encuentro lo peor de la escuela?

—¡Cómo pretendes que hable de él contigo si sé que estas van a ser tus respuestas!

—¿Pues será porque soy tu maldito mejor amigo? Puedo detestarles a todos ellos pero siempre va a interesarme lo que te suceda ¡Maldición, somos como un equipo! Pensé que nos lo decíamos todo y ahora descubro que te gusta el imbecil de Fred Weasley y que al parecer el no tiene el suficiente coraje.

Nina se quedó en silencio durante unos largos minutos hasta que decidió sentarse en uno de los escalones que tenía el salón de piedra en el que estaban discutiendo. Tragó saliva y después dejó exhalar el oxígeno contenido, aferrándose a los libros.

—Sé que él no debería gustarme en lo más mínimo —admitió por fin —Es mayor que yo, tiene novia y es sumamente diferente a mí, es evidente que le interesan otras cosas y que su carácter no es para nada compatible conmigo —explicó —Sin embargo todas las veces que hemos coincidido se comporta de una forma tan genial que me fue imposible no caer como las polillas caen con la luz.

Draco escuchó en silencio todas las palabras que Nina le dedicó en silencio a Fred.

—Pensé que todas las cosas y lo bien que nos llevábamos era sólo una amistad que tendría con un chico divertido que es amigo de todos, pero cuando le ví besar a Angelina en el andén al irnos a casa el año pasado o ahora cuando la besó en el Gran Comedor me sentí terrible, jamás pensé que podría llegar a sentir celos y pues creo que eso es lo que siento, o tal vez son las malditas hormonas que comienzan a invadir mi cuerpo.

—¿Entre tú y él ha pasado algo?

—No, pero en varias ocasiones pensé que tal vez también le gustaba—mencionó —Y creo que eso no es así, creo que sólo le he idealizado de manera infantil ¿Crees que podría gustarle una chica de mi edad?

—Siendo honesto, creo que él está muerto de celos también.

—¿De quién?

—Pues de quién más que de mí, es evidente que cree que entre nosotros pasa algo y que eso lo hace volverse loco.

—Eso lo dudo.

—Oh, maldita sea; créeme que sé perfectamente cuando a algún chico le gusta una chica, son cosas de hombres— recalcó —No es por menospreciar, pero eres mil veces mejor que Angelina Johnson y él sabe que es así ; le gustas, insisto.

—Hay algo más que no te he dicho —confesó y Draco le miró con preocupación —El otro día Zimej me robó un beso y eso me dejó tan mal, me sentí terrible, me sentí forzada.

Eso le hizo sentir un sensación de desagrado terrible, quizás no podría entenderla completamente, pero trataba de ponerse en su lugar.

—¿Él, ese maldito trató de hacer algo más. . . contigo?—preguntó con la cara turbada por el enojo.

—No, pero siento que me robó una experiencia que quería vivir con alguien más y siento que no volverá a ser igual, o no será como yo lo pensé.

Draco frunció los labios y le abrazó.

—Gracias por contarme todo, haremos que ese maldito se arrepienta; nos vengaremos, averiguaremos algo vergonzoso y lo expondremos y no volverá a meterse contigo —dijo tratando de controlar su enojo —Te lo prometo y con respecto a Fred, te aseguro que como dice tu madre, todo se dará como nace la magia, de forma simple y natural.

Nina le miró con agradecimiento, la verdad es que no esperaba aquella respuesta.

Tenía al mejor amigo que podría haber encontrado aunque todo Hogwarts dijera que era el peor chico de ella.

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