• CAPÍTULO 18 •
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18. Padre e hija.
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Amelie Illich lamentablemente no había podido despegarse de todas las labores del ministerio y tendría que quedarse trabajando en el departamento de seguridad mágica. Obviamente Nina lo había sentido, ya que su madre no les había podido acompañar para el viaje que programaron tiempo antes. Su padre y ella habían tomado maletas y se fueron en una aerolínea muggle a América.
Durante todo el verano habían paseado por Estados Unidos, sin mencionar que antes de que pudieran dar rienda suelta a los paseos y dárselas de turistas; John tuvo que presentar su credencial de auror en el ministerio norteamericano americano de magia. Como en un principio tuvieron que realizar trámites, Nina pudo conocer la Macusa aunque solamente la parte del vestíbulo, ya que la prisión era de alta seguridad, aunque claramente Azkaban era la peor de todas.
Los americanos eran muy liberales en su pensamiento y no tan conservadores como los ingleses. Junto a su padre pudo visitar varios edificios del mundo mágico estadounidense, como la Macusa, el ministerio, el banco y también pudo pisar las dependencias de Ivellmorny – el colegio de magia americano – su padre era un auror reconocido, por ende estuvo siendo parte del comité de reestructuración de la escuela.
Después de dos semanas de algunos trámites y labores, al fin fueron libres. Decidieron ir al oeste, exactamente a Denver, Colorado. Su padre tenía gratos recuerdos de esas tierras.
— En este lugar le pedí matrimonio a tu madre. — le contó su padre. — Vinimos a un viaje de expedición con el ministerio inglés, en ese tiempo había habido un incidente con los residentes de este lugar y hubo que desmemorizar a muchos granjeros.
— ¿Cómo fue que llegaste a pedirle que se casaran? — preguntó la niña.
Él hizo memoria y sonrió al recordar los momentos con su esposa que en ese momento estaba en Inglaterra.
— Ella era brillante, fue la mejor de su generación en Beauxbatons. Ella había pedido una práctica en Inglaterra y se la asignaron, ahí nos conocimos — recordó y Nina estaba muy atenta a la historia de su padre — recuerdo que nada más ver su melena totalmente chic y su chasquilla que contrastaba con sus ojos verdes hicieron que cayera rendido a sus pies.
Nina rió y se sintió feliz al ver que su padre recordara esos momentos con tanto amor.
— Tu madre tenía muchos pretendientes además de mí, sus padres querían planear un arreglo matrimonial importante para ella. — habló, haciendo memoria — pero nosotros fuimos firmes y no dejamos que eso nos afectara.
— ¿Mis abuelos no querían que se casaran? — interrogó la pequeña.
— No era eso, sólo que ya le tenían buscado un esposo y eso rompió sus planes, cuando vinimos aquí yo ya había comprado el anillo. En ese tiempo no tenía tanto dinero, pero me esforcé en pedirle su mano con el anillo que ella merecía.
— Es una historia muy linda. — respondió Nina mientras miraba el atardecer junto a su padre.
— Oh, pero no imaginas la cara que puso Ane Marie al enterarse de que se había comprometido ¡Casi le dió un infarto! — exclamó John — tus abuelos no se calmaron hasta que investigaron mi historial y vieron que tenía muchas tierras heredadas en Rumania y que mi familia era antigua y respetada en esas tierras, nada más que habían fallecido.
— ¿Los padres de mamá, siempre han sido así? — preguntó Nina, claramente insinuando lo puristas que eran.
— La verdad es que Garfunkel no, pero con esa esposa que tiene — bromeó John — es imposible tener voz propia, la verdad es que yo estaba seguro de casarme con tu madre — señaló — pero no pensé en lo complicado que podría ser tener unos suegros como ellos.
— Pero mamá te amaba y luchó por su amor. — señaló Nina.
— Sí, ella era una mujer muy fuerte, tenía una personalidad muy atrayente, muy francesa. — jugó el mago. — siempre le digo que su forma de ser; rebelde y femenina habían conseguido enamorarme de inmediato.
— ¿ Por qué dices que era rebelde? No imagino a mamá en plan caótico la verdad.
— Verás cariño, en esa época rechazar un arreglo matrimonial no era favorable, sobre todo viniendo de dos familias tan respetadas, tu madre tuvo la posibilidad de emparentase con los Black y lo desechó. — comentó John — sin importar que sus padres perdieran negocios o prestigio o que se cotilleara sobre ellos en París.
Nina le dió una mordida grande al sándwich que comían.
— ¿Tienes pensado ya mi arreglo? — bromeó la niña.
John la fulminó con la mirada, él era un padre bastante protector.
— Tú no podrás casarte hasta que tengas cincuenta años, si es que se me da la gana— rebatió John — eres mi niña y ningún hombre te merece, por lo que esas tradiciones anticuadas no caben en esta familia.
La chica sonrió y soltó una carcajada ante la actitud infantil de su padre.
— ¿Qué pasaría si te digo que tengo novio entonces? — bromeó, provocando que él tosiera en reiteradas ocasiones.
— ¿¡ Qué!? — se sorprendió el hombre observándola — ¡No me digas que tienes novio! ¡Te lo prohíbo!
La bruja estalló en una carcajada sonora y contundente, de cierta forma burlándose de su padre por lo que acababa de decir.
— Papá, creo que no puedes prohibirme tener novio, siempre me dijiste que podía tomar mis propias decisiones, además todos los padres que le prohíben cosas a sus hijos sólo consiguen que hagan las cosas a sus espaldas. — señaló Nina — pero para tu tranquilidad no tengo novio, aún.
El hombre puso cara de fastidio, una cara que su esposa ya le hubiera obligado a quitar de no ser porque no se hallaba en el lugar.
— Espero que en algún momento, muy lejano— continuó John — llegases a tener novio, debes conocerle, saber de dónde viene, cuáles son sus valores. Eso es lo importante, saber cuáles son sus pensamientos.
Nina de inmediato captó la indirecta que su padre había lanzado.
— ¿Eso lo dices por Draco no es así? — le preguntó dejándole en evidencia. — Sabes que tampoco se puede prejuzgar a alguien.
El mago asintió y bebió un poco de su refresco.
— Lo sé hija, pero también sé por experiencia y por años de trabajo, que relacionarse con personas que tienen ideologías demasiado oscuras no es favorable. — le aclaró su padre — Draco es un niño y contigo ha sido muy bueno y ustedes tienen una relación muy cercana, pero no olvides que su padre está ligado íntimamente al lado tenebroso, que ha recibido una crianza diferente a la tuya, que tiene una familia purista y que son capaces de exterminar a las personas sólo por no ser supuestamente sangre pura.
— Te entiendo papá, pero creo que exageras un poco.
En ese momento la niña se aprovechó para poder hacerle preguntas a su padre sobre todo lo ocurrido el año pasado en la escuela. Anteriormente sólo le había contado los acontecimientos sin tener mayor respuesta por parte de sus padres.
— Papá... me gustaría saber si el padre de Draco está ligado a los incidentes del año pasado en Hogwarts.
John observó a su hija, sabía que no debía hablar cosas con ella que implicaran estos temas tan oscuros, pero Nina era madura y muy astuta, no era fácil engañarle.
— La verdad Nina, es que lo más probable es que Lucius se haya visto implicado, pero el ministerio no encontró pruebas en su contra. — le contó — según lo que nos comentaste Draco reconoció el diario como un objeto que se hallaba en su casa, por ende la persona dueña de ese objeto era su padre y anterior a él le perteneció al señor tenebroso.
Nina tragó saliva, ella no temía a Voldemort como muchos de sus compañeros, pero sí que era un tema complicado de tratar.
— ¿Eso es posible padre? ¿Convertirte en un recuerdo? ¿Poder causar mal solamente por estar dentro de un diario?
— Querida mía, hay ramas de la magia que no deberían haberse descubierto jamás, como te darás cuenta a tu corta edad, el hombre es ambicioso, siempre quiere más y no se conforma con nada. — murmuró — es por eso que se han cometido muchas cosas terribles a lo largo de los años, el hombre no sabe decir basta, siempre desea más.
Padre e hija intercambiaron una mirada.
— Bueno, de eso tú debes saber. — la molestó — después de todo eres una Slytherin.
Ellos siempre bromeaban con ello, como Amelie no estaba ahora lo hacían recurrente. A su madre no le gustaban esas bromas haciendo alusión a las rivalidades. Nina se tomó enserio las palabras de John y se aclaró la garganta.
— ¿Alguna vez estuviste molesto conmigo por haber sido sorteada en Slytherin? — le preguntó — a mamá no le gustan este tipo de conversaciones, lo sé. Pero creo que es algo que después de todo tenía que preguntarte directamente.
En la cara del hombre surgió una sonrisa.
— ¿Cómo puedes pensar eso? Eres mi hija a pesar de la casa en la que hayas sido sorteada y te amo. — respondió acariciando su mejilla con amor. — Después de todo eres tú la que debe vivir con el peso de ser una serpiente rastrera, que sale segunda siempre, en todo.
Nina frunció el ceño.
— El director Dumbledore siempre muestra preferencia por los leones— incriminó — ¿No les da vergüenza no ganar por mérito propio? — interrogó la chica para molestar a su padre — de verdad que me avergonzaría sentir que me dan puntos por nada y así cumplir mi falta de capacidad.
John fingió indignación por las palabras de su hija. Si que en estos dos años se había convertido en una serpiente con la lengua muy hábil.
—Vaya, vaya. Voy viendo ahora porqué el sombrero te envió allí, eres una de ellos. — le molestó y se rió fuerte — Pero no, hablando en serio mi Nina; serás una bruja excepcional, solamente el sombrero sabe porqué te seleccionó en Slytherin, cosa que sí me sorprendió, pero tengo la certeza y la claridad de que por una razón debe de haber sido, harás grandes cosas allí, solamente debes descubrir que es lo que el destino tiene deparado para tí.
El hombre acarició la cabeza de su hija y ambos entraron dentro de la cabaña donde se estaban alojando dentro de una granja muy cerca del río.
— Debo admitir que si bien estas vacaciones he extrañado a tu madre en demasía y a los Lovegood. — dijo John — eres una compañera de viaje excelente, me alegra mucho que estemos aquí y no hayamos tenido que ir a ver a tus abuelos.
Ambos rieron, mientras se enjuagaban las manos.
— La verdad es que concuerdo contigo, odio que la abuela se ponga en plan elegante y de etiqueta.
— Bien, pues no le digas a tu madre que he mencionado eso de sus padres.
— Papá, yo creo que ella lo sabe ¿No lo crees?
— Sí, pero creo que no es correcto que nos burlemos de tu abuela histérica.
Ambos se miraron nuevamente y una carcajada al unísono salió de las bocas de ambos magos.
Nina se dispuso en el sofá para poder enviar cartas a sus amigos –Draco y Luna– también le escribiría a su madre ya que la extrañaba y desearía que estuviera pasando las vacaciones con ellos. Pero eso este año no había podido ser, Nina ya había sacado sus conclusiones, la presencia de su madre era requerida en el ministerio, ya que con todo lo que pasó en Hogwarts no todos podían salir de vacaciones.
— En la mañana habían llegado cartas para tí ¿Quién te había escrito? — le preguntó su padre incapaz de esconder su curiosidad.
Nina hizo una mueca. Xavier le había escrito, pero ella no tenía intenciones de responderlas. No le diría a su padre ya que no quería involucrarlo, pero realmente le había incomodado el comportamiento del chico para con ella en las escaleras el último día de clases. El hecho de que él se acercase tanto a ella y que no parara de hacerlo la había incomodado y provocado que se colocara tensa. Él no se había ni inmutado y ella sentía que no debía ni de tener idea.
— Unos amigos de la escuela. — respondió por fin.
Su padre calentaba la tetera con magia, tal como su madre le había enseñado. Todos estos días era él quien se había encargado de hacer los labores con magia. Algo que se le daba muy bien. Mientras esperaba que se calentaba para hacer café John abrió el periódico.
— ¡Mira si son los Weasley! ¡Están en Egipto!
Al oír la palabra Weasley, Nina se acercó al periódico y miró la noticia. Al parecer Arthur se había ganado ese viaje. En la foto la niña pudo ver a toda la familia y sus ojos fueron de inmediato a uno de los pelirrojos en particular.
Ahí estaba Frederick en la fotografía junto a su familia y Nina sintió una punzada en su interior. Había pensado durante el verano y había llegado a la conclusión de que le gustaba, pero él no de ella. Él estaba al parecer con Angelina Johnson, otra Gryffindor.
— Ellos se lo merecen, Arthur es un buen compañero. Es más si alguna vez quisieras tener un novio — señaló John — me gustaría que fuera como uno de los Weasley.
Nina no pudo evitar sonreír.
Ella quería algo similar, aunque aún no lo sabía.
Decidió volver a sus cartas.
No quería ponerse a pesar en Fred y su beso con Angelina. Según Nina ella era demasiado joven para enredar sus pensamientos en un muchacho.
Aunque este fuera un mago risueño, pelirrojo y apuesto.
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