Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Final

-Ya olvide la última vez que abrí mi puerta y no te ví medio dormida esperándome -Le paso una manta encima a su novia esperándolo temprano por la mañana

-Buenos días -Le sonrió tallando uno de sus ojos, adormilada aún por ser tan temprano

-Tienes veintitrés años, princesa -La beso en los labios con dulzura para ayudarla a despertar- Ya estás grandecita para tener sueño a las ocho de la mañana

-Pero aquí estoy -Se señaló de cuerpo completo- Lista para molestar al amor de mi vida

-Que tierna -Giro los ojos con una sonrisa sarcástica- Vamos, pasa -Se hizo a un lado para invitarla a entrar- Aún tengo cosas que hacer y hace algo de frío

-Permiso -No tuvo que decirlo dos veces antes de que ella ya estuviera llegando a mitad de la sala

-Me tardaré un rato -Se encamino a la cocina, estaba preparando una gran dotación de alimentos para su abuelo y sus vecinos ya incapaces de hacer muchas cosas- No están mis padres si quieres duerme un rato en mi cama hasta que acabe

-Buenas noches entonces -Corriendo subió las escaleras teniendo un tropiezo a mitad de ellas

Abrió de un golpe la puerta de la recámara con más fuerza de lo que hubiera querido

-¡No azotes puertas! -Le grito Julio desde abajo, Mirabel no pudo evitar soltar una ligera risa

Con las manos en la espalda entro con cautela a la habitación como si algún secreto de Julio pudiera esconderse en cuanto la viera; inspeccionaba con la mirada los muebles, la ropa, los marcos de fotos, deslizando las yemas de sus dedos entre los cajones del buró azúl marino con decoraciones oscuras

-Ups -Fingio inocencia cuando por accidente abrió uno de esos cajones

Sabía bien en cuáles buscar alguna cosa o regalo y en cuáles solo encontraría ropa; tantas veces que se quedó en esa habitación esperando que Julio terminara de hacer algún trabajo en su casa, le dieron la oportunidad de desenmascarar hasta el más mínimo detalle de esa alcoba

Dando un último vistazo a la puerta para verificar que Julio no entrará en ese momento comenzó con su inspección rápida en búsqueda de algo para ella, él siempre le daba detalles pequeños pero hermosos que la habían mimado demasiado y ahora adoraba hallar esos obsequios ocultos entre las cosas de su pareja

-Ay dios.. -Por un momento sintió que su alma abandonaba su cuerpo

Entre sus manos sostenía una pequeña y bella cajita abierta que dejaba expuestas dos hermosas argollas de oro

Una explosión se escuchó en su cabeza, cientos de pensamientos la hicieron marearse, agotada por todas los escenarios posibles que creaba en su imaginación en tan solo unos segundos

Las fuertes pisadas de Julio en las escaleras la hicieron dar un brinco, guardando todo de vuelta en su lugar para no hacerlo enfadar por haber descubierto los anillos

-¿Que estás haciendo? -Con un paño húmedo se limpiaba la harina de sus manos, confundido de porque Mirabel estaba frente aquel buró

-Nada -Una risa nerviosa salió apenas de ella, sin saber cómo actuar ahora

-Siempre tan sospechosa -Dejo aquella tela sobre una mesita de noche, acercándose para darle un beso en la frente- ¿Nos vamos?



[...]


-¡Tres semanas! -Se quejaba con rabia- Tres semanas y no me ha pedido nada -Alzo el rostro para ver a su hermana- ¡Nada!

-Tampoco parece que tenga planes de hacerlo -Dolores tomaba una de sus manos tratando de tranquilizarla- No ha hablado con nadie sobre eso

-No ayudas Dolores -Refunfuño Mirabel queriendo pensar que Julio pronto se le propondría

¿Que tan lento podría ir ese hombre en su relación?

-Calmate, sabes cómo es Julio -Isabela sobaba sus hombros- Siempre has sido tu quien tiene más control en su relación -Se reía recordando tantos años de ver a su hermanita mangonear a Julio- Solo se paciente, ya te lo pedirá

-¡Eso es! -Se levanto asustando a quienes la consolaban- Solo tengo que ser yo quien tome cartas en el asunto, la que maneje las riendas, como siempre hago

-No creo que eso.. -Dolores e Isabela se miraron intranquilas, Mirabel no les prestaba atención ya, mucho menos cuando Hernández apareció para su cita de esa tarde

-Que raro, estás a tiempo -Con una inclinación saludo a las mujeres presentes- Señoritas -Volvio así novia para darle un rápido beso de saludo- ¿Lista?

-Para lo que sea contigo -Confundido parpadeo unas veces pero ignoro aquella frase de Mirabel, emprendiendo camino al lago que relucía tan bello bajo esa hora del día

Risas, caminata y unos besos fue lo que represento mayormente su paseo, con el mero gozo de estar juntos compartiendo otra magnífica tarde bajo el precioso atardecer del encanto

Mirabel se mordía el labio impaciente, Julio no daba señal alguna de querer proponérselo en ese momento ¡Y tan hermosa que era la tarde!

-Julio -Llegados a un claro se armó de valor, preparada para afrontar lo que se viniera- Te amo

-Y yo a tí -Quiso besarla pero ella aparto el rostro, no quería perder la inspiración- ¿Mirabü?

-Eres un gruñon, un grosero, mandon, pesimista, antipático, pésimo bailarín, poco hablador, antisocial -Abrio enormemente los ojos ante la sorpresa, sin captar bien todo lo que su amada Madrigal enlistaba sin piedad- Pero también eres el hombre más fuerte, inteligente, bondadoso, buen cocinero, caballeroso, espléndido y trabajador que jamás haya conocido -Eso lo hizo sonreír, ligeramente orgulloso por oír sus puntos buenos- Te amo como seguramente jamás amare a alguien

-Mirabel -Inclino la cabeza, cada día a su lado se enamoraba más y más de ella- ¿Mirabel? -Se asustó cuando la vio arrodillarse

-Por eso -Las manos de ambos sudaban a chorros, por suerte no había nadie que los estuviera viendo (o eso creían)- Julio Estevan Hernández García

-¿Que estás haciendo Madrigal? -El pobre se sentía contra la espada y la pared

-¿Quieres casarte conmigo? -Golpe bajo para su orgullo, sus rodillas fallaron y cayó de golpe frente a Mirabel, pálido hasta el cuello

-Estas demente -Le dijo con voz apagada antes de soltar una carcajada amarga

-¿Julio? -Se sintió nerviosa de como había reaccionado

-Claro que me casare contigo -Solto un largo suspiro frustrado- Te amo con tanta pasión que me quedo sin aire cuando no estás junto a mi -La miro a los ojos- Y estás tan loca que ni siquiera puedes esperar a que yo te lo pida

Riendo de alegría Mirabel se arrojo a su ahora prometido provocando que ambos cayeran de espaldas contra el césped, experimentado una ola de emociones tan grande que no habían experimentado nunca antes
Bajo la atenta mirada de Dolores, Isabela, Antonio, Luisa, Camilo y Jiménez

Los anillos en el cajón de Julio eran de sus padres, que él se encargó de restaurar como regalo de su aniversario número treinta

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro