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-Y ahí estaba yo, con la casita derrumbándose bajo mis pies -Varios niños miraban con ojos expectantes a Mirabel mientras contaba su historia
Ella esperaba a Julio en el puente del río hasta que él terminara su trabajo, y en el tiempo en el que estuvo ahí, los niños que la conocían bien se acercaron para escuchar cualquier cosa que ella quisiera contarles
-Y cuando caiste ¿Tu novio no te atrapó? -Cecilia adoraba los romances, eso era algo que todo el pueblo tenía claro
-Yo no tengo novio -El primer chico que se le vino a la mente con tan solo escuchar esa palabra fue obviamente Julio, así que se limito a negar ese hecho
-¿Y el chico Hernández? -Hubo un tiempo en que las preguntas de Cecilia le parecían diviertas, más que nada cuando eran hechas para avergonzar a Camilo, sin embargó ahora eran contra ella
-Yo solo me encargo de mantenerla con vida -Todos los niños dieron un paso hacia atrás por el susto- Siento la demora, no quería llegar sudado y me di una ducha rápida - Su cabello aún húmedo respaldaba su historia
-Mi hermano también se baña antes de ver a su novia -Julio no era muy fan de Cecilia cuando ella decidía abrir la boca para decir algo- Aunque también lo hace después de que ella se vaya de la casa
-Cecilia se buena niña y dile eso a tus padres, no a mí -Mirabel tardo un rato en averiguar porque el hermano de Cecilia se bañaba antes y después de ver a su novia, cuando lo hizo su rostro enrojeció- Te tardaste -Julio rodó los ojos ante el lento procesamiento de palabras que tenía la chica
-Bueno las historias tendrán que ser para otro día -Mirabel se despidió de los niños con un gran gesto de manos
-Procuren no hacer nada que ella haría -Julio señaló a la Madrigal junto a él, ella le dió un codazo en respuesta
Todos los niñitos que anteriormente rodeaban a Mirabel se fueron corriendo en dirección a la placita del pueblo para jugar, dejándolos solos a mitad del puente sin que nadie pudiera perturbar su charla
-Baja de ahí, te caerás -Le advirtió cuando la vio subirse sobre la baranda del puente para bailar con al son de la música que se oía a lo lejos
-Oh vamos, no seas un amargado -Ella seguido bailando en ese puente, no era nada diferente de lo usual, podía hacerlo hasta con los ojos cerrados
-Solo no quiero tener que cargarte hasta tu casa por qué te lastimaste una rodilla -La seguía por debajo de la baranda para prevenir un accidente que, conociendo a Mirabel sería así- Otra vez
-No voy a..-Sus pies se atoraron entre ellos, simple torpeza por parte suya
-¡Maldición, Mirabel! -Dío un gran paso hacia el frente con los brazos extendidos listo para atraparla
-Creo que me quedé sin aire -La caída fue dura pero habría sido peor de no ser por el cuerpo de Julio que se interponía entre ella y el suelo
-Ahg -Apenas un sonido de dolor pudo salir de sus labios, los codos de Mirabel se habían clavado en su abdomen y seguían ahí aún cuando ella parecía haber reaccionado
-¿Estás bien? -No se movía todavía, un extraño deseo de estar pegada a él le impedía hacerlo
-Quitate -Alcanzo a decir sufriendo por la falta de oxígeno en sus pulmones
-Si, si perdón -No tenía la intención de lastimarlo más- Auch
-¿Estás bien? -Ignorando su malestar alzó su cabeza tan pronto como escucho la queja de Mirabel
-El tobillo, me duele si lo muevo -Julio se sentó para inspeccionar de mejor manera el estado de su lesión
-No está roto por suerte -Deslizaba sus dedos con cuidado de no lastimarla- Solo te lo torciste, ven aquí te llevaré con tu madre -Se dió la vuelta ofreciéndose a cargarla en su espalda
-Gracias -Se sujeto a él con pena, sus manos rodearon su cuello y se dejó llevar por todo el camino de forma lenta para evitar otra caída
-Lamento lo de esta mañana, no quería hacerte sentir mal -Ya estaban a mitad de camino a la casita, ese día Julieta no estaba en su puesto en el pueblo- ¿Te gustó?
-¿Que cosa? -Su sangre subió hasta sus mejillas
-La casita ¿Te gustó? -Ella se relajó, dejo caer el rostro sobre el hombro del chico que la cargaba, con una gran sonrisa dibujada en sus labios
-Bastante, no creo que exista cosa más fantástica -No podía ver su rostro pero si sus orejas que pronto se tornaron rojas, lo había avergonzado
-Y sobre lo otro de esta mañana.. -Lo interrumpió antes de que continuará con algo tan incómodo
-No, no -Casi se le cayeron los lentes por negar tan rápido- No fue nada no tienes porque..
-Queria besarte -Solto tan rápido y sorpresivo como una bomba- En verdad quería hacerlo
Su cuerpo se tenso, sin ningún otro pensamiento más que Julio declarando algo tan impactante con una voz tan firme y llena de confianza
Antes de que sus labios pudieran formular alguna palabra, de pronto desde el centro de la casa Madrigal se elevó una enorme y majestuosa palmera con alguien en la cima
-¡Isabela! -Grito de pronto la abuela por el susto, no por nada más
-¡Lo siento abuela! -Se reía en lo alto, luego bajo la mirada y los vio llegando a la entrada de su hogar- ¡Mamá, Mirabel y su novio llegaron!
-Mi niña -Se asomó desde la puerta Julieta- ¿Pero que te paso? -Detras de ella se veía como la palmera descendía levemente hasta caber dentro de una gran maceta
-Es hija de Agustín -Pepa apareció cargando a Toñito dormido en sus brazos- ¿En verdad necesitas preguntar?
-Lo siento, trate de atraparla pero termino lastimada igualmente -Julio se disculpo de antemano cuando la madre de Mirabel le indicaba por dónde pasar
-No te apures, mi esposo se lastimaba todo el tiempo, bueno aún lo hace -Recorrio una silla para que dejara ahí a Mirabel- Incluso venía conmigo por una sola cortada de papel
-Me imagino que en ese entonces el señor Agustín ya estaba enamorado de usted -Julieta se rio mientras preparaba algo rápido para curar a su hija
-Y no te equivocas -Sacudio la harina de sus manos- Me propuso matrimonio con una pierna rota
-Y años más tarde su hija menor casi se rompe una -Julio se recargo en la barra de la cocina, viendo cómo la herida de Mirabel y su dolor se esfumaban tan pronto como le dió una mordida a lo que su madre ofrecía
-Pero mijo, mira nada más -Julieta abrió los ojos sorprendida cuando inspeccionó los brazos de Julio
-Ah rayos -Junto las cejas cuando vio los grandes raspones que tenía por consecuencia de haber salvado a Mirabel de aquella caída- Gracias -Le dijo a Julieta cuando a él también lo curo
-Niños, niños -Nego con la cabeza- Tengan más cuidado
-Si, una vez más lo siento -Estaba caminando a la salida- Iré con Jiménez para que repare la camisa antes de que mi madre me regañe, hasta luego
Mirabel tenía aún comida en la boca y no pudo despedirse, su madre se burló en silencio al verla intentar pasar toda la comida rápidamente sin éxito
-Te vas a ahogar si haces eso -Palmeo su espalda con cuidado
Fuera de la cocina Isabela solo repetía >>Mirabü tiene novio<< una y otra vez burlándose de su hermanita
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