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09

-¿Entonces se pelearon por eso? -Julio y la novia de Camilo charlaban en el segundo piso cerca de una ventana

-Fue realmente estúpido -La chica costurera negaba con la cabeza aún recordando todo lo que había pasado ese día temprano

-Por favor dime qué alguien le tumbó un diente -Tenia en la mano un vaso con agua de fruta, lo movía en círculos para mover el hielo constantemente

-Tengo mano pesada -Alzo un brazo con orgullo, queriendo mostrar el músculo que no tenía- Le di una gran bofetada tan pronto como le dijo eso a Mirabü

-¿Solo una bofetada? -Sonrio con intriga mientras ignoraba aquel apodo infantil

-Una bofetada con el puño cerrado..-Admitio con vergüenza bajando el rostro- Soy muy brusca ¿No?

-Yo lo habría lanzado por una ventana -Se alzó de hombros dando el último trago a su bebida

-Ambos son pacifistas por como los veo -Julio casi escupe el agua al ver la mejilla terriblemente púrpura de Camilo

Como castigo por haber sido tan grosero con Mirabel le prohibieron la comida curativa de Julieta, lo que le dejo un enorme y doloroso moretón bastante visible
Su novia tomo su rostro con cuidado de no lastimarlo, mordía su labio con mucha culpa dibujada por toda su cara

-¿Te duele mucho? -La música apenas dejaba que sus palabras se escucharán

-Espero que si -Sonrío Julio con sorna ganándose una mirada enfadada de Camilo

-Mi tía me dará algo cuando acabe la fiesta -Se abrazo a su chica- No te preocupes por esto, me lo gane -Escondio su rostro en el cuello de Jiménez

-Que horror -Se asqueo el muchacho Hernández por verlos tan melosos

Sin despedirse de ellos se fue con un grupo de chicos más al fondo del lugar, por el momento no podía estar detrás de Mirabel pues ella era la festejada y todo mundo quería felicitarla

Él no fue hecho para charlar

Desde el primer piso Mirabel observaba a Julio charlar y reír con sus amigos, sintiendo un poco de celos por no estar cerca suyo para poder unirse a sus risas
De todos los invitados a quienes había saludado, él era el único que no le había dado un obsequio todavía pero estaba segura que había preparado algo, Julio mismo se lo confirmo días antes

-¿Se te perdió algo, cumpleañera? -Por estar tan concentrada en sus pensamientos olvidó que sus ojos estaban pegados en Julio

Él percibió su mirada y recargado en el barandal del segundo piso la veía con una ceja alzada y una sonrisa pícara, los demás muchachos junto a él se reían de la situación

Mirabel solo entorno los ojos, molestas pero también acostumbrada a la actitud tan burlona y sarcástica que tenía Hernández, no entendía exactamente qué era lo que le llamaba tanto la atención en él
Dió media vuelta para seguir charlando con el resto de los invitados, sin querer pensar más en Julio

No dejo de pensar en él hasta que terminó la fiesta

-¿No olvidas algo? -De brazos cruzados lo miraba fastidiada, él simplemente sonreía recargado en una ventana, disfrutaba molestarla

-No que yo sepa -Despreocupado soltó un bostezó falso- ¿Algo que quieras que recuerde?

-Dame -Extendio la mano al frente exigiendo lo que correspondía

-No se de qué hablas -Levanto las manos ante la exigencia de la chica

-Olvidalo, solo pierdo mi tiempo discutiendo contigo -Mirabel dió media vuelta lista para subir a su habitación

Ya casi no había invitados, el cielo estaba repleto de estrellas y la música ya no se escuchaba más, Camilo y su novia se habían perdido de la vista de los otros, Toñito ya descansaba en su habitación, Julieta y Pepa recogían la cocina mientras que Agustín y Félix quitaban decoraciones

Julio seguía a Mirabel por el pasillo, y las escaleras aún burlándose de ella

-¿No tienes modales, Madrigal? -Casi le pisaba los talones- Tienes que despedir a tus invitados en la entrada de tu casa

-Tu no eres un invitado mío -Contesto molesta, ya faltaba poco para llegar a su habitación y azotarle la puerta en la cara

-¿Entonces ya no vengo más por aquí? -Mirabel detuvo su mano en la perilla de la puerta, seguía molesta pero decir algo de lo que pudiera arrepentirse luego no era una opción

-Es mi cumpleaños ¿No podías dejar de ser un idiota conmigo por solo un día? -La sonrisa de Julio se esfumó, dejando expuesto su rostro monótono de siempre, la máscara que había formado para decirle al mundo que nada le afectaba

Sin obtener respuesta Mirabel abrió la puerta cansada de un día tan agitado
Pero una gran figura de madera la esperaba sobre una mesita de noche, bajo la tenue luz de las linternas que estaban encendidas en su habitación

Ella soltó un muy agudo grito cuando terminó de vislumbrar lo que era aquello

-Oh por dios, oh por dios, oh por dios -Julio se recargo en el marco de la puerta mientras veía a Mirabel inspeccionar su regalo con tanta emoción

-¿Que pasa mija? ¿Estás bien? -Julieta y Agustín llegaron tan rápido como escucharon el grito de su hija, pero asombrados se detuvieron junto a Julio

Mirabel daba saltitos de alegría, el regalo de Julio no era ni más ni menos que una réplica exacta de la casita, los mismos colores, la misma estructura, todo hecho a mano, incluso los muebles diminutos que la adornaban, no había cuadro que no estuviera incluído en aquella hermosa mini casita Madrigal

-¡No puede ser! -Se emocionó aún más cuando al abrir las puertas de cada habitación se encontraba con unas figuritas de cada uno de sus familiares tallados en madera

-Increible -Isabela murmuró asomando su cabeza por la puerta, no había detalle que faltará en esa casita

-Julio esto es.. -Mirabel no tenía palabras para expresar su felicidad, él demostró indiferencia

-Te dije que había sido un dolor de cabeza -Sonrío apenas- ¿Te gustó, cuatro ojos?

-No se que decir -Su felicidad se desbordaba, ni siquiera noto a su familia reunida

-¿Que tal un "Gracias Julio"? -Dijo obvio- Acabo de darte la casa de muñecas más increíble de todas

-Gracias Julio -Se lanzo sobre de él para abrazarlo

Por un momento el muchacho se desconcertó pero pronto correspondió el gesto, rodeando sus hombros con mucho cariño, orgulloso de si mismo por haberle dado el mejor regalo posible
Sus ojos se cerraron mientras disfrutaba del cálido tacto de Mirabel, con los brazos en su espalda la estrujó aún más hacia él grabando cada detalle de ese abrazo

-Y tu solo me diste un beso cuando cumplí dieciséis -Camilo le reclamo a su novia cuando vió el obsequio de su prima, Jiménez solo le dió un codazo y se marchó de ahí

Julieta y Agustín por otro lado veían enternecidos a su hija menor, ni siquiera ellos se habían hecho regalos tan fabulosos durante su vida de novios y esposos
Complacidos con el muchacho que Mirabel encontró

Sin saberlo, Julio ganó la aprobación de ambos

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