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08

-¿Y cuántos años cumples? -Los niños del pueblo seguían a Mirabel hacia la casa Madrigal dónde se preparaban para su fiesta

-Cumplo dieciséis -Orgullosa movía su falda de lado a lado mientras caminaba en reversa

-¡Ya te puedes casar! -Cecilia alzó los brazos con un grito de entusiasmo y una amplia sonrisa

Woah! -Mirabel tropezó con sus pies al ir caminando hacia atrás y haber escuchado algo tan fuera de lugar

Lista para el impactó contra el suelo de roca que marcaba el camino cerro los ojos imaginando que pronto llegaría con su madre para quitar los raspones que se haría, incluso los niños se preocuparon de tal forma que al unisonó gritaron >>¡Mirabel!<<

-Epa~ -Un brazo alrededor de su cintura había evitado la caida- ¿Cómo es que llegaste con vida a tus dieciséis sin mi a tu lado para cuidarte?

-Julio -Se sorprendió cuando abrió los ojos y se topo con los marrones del muchacho

-Tan descuidada como siempre ¿No? -La ayudo a enderezarse, los niños por un momento pensaron en desaparecer de la escena y dejarlos en su momento, pero la última vez que lo hicieron resultó algo mal

-Llegaste temprano -Le dijo con una sonrisa resplandeciente al verlo llegar a un evento sin que tuvieran que arrastrarlo

-Era venir por mi cuenta o esperar a que me secuestraras -Alzo los hombros en un gesto despectivo

-¡No le creas linda, estaba bañado y cambiado desde las nueve de la mañana! -La señora Hernández le gritó unos metros más atrás apenas llegando junto a su esposo

-Mamá -Avergonzado le reclamo con los dientes juntos

-Y cuando te vio se vino corriendo -Su padre le revolvió el cabello mientras se burlaba de él

-Ya basta -Aparto su mano con el rostro rojo, incluso los niños se habían ido corriendo entre risas por aquella escena

-Feliz cumpleaños linda -Se despidieron de ellos, los invitados llegaban apenas, aún era temprano y faltaba un rato para que todo comenzará, por lo pronto casita se encargaba de entretenerlos

Julio miraba a otro lado mientras fingía que se acomodaba el cabello cuando en realidad estaba tratando de calmarse para olvidar la vergüenza que paso tras el bochorno que sus padres le provocaron, vaya forma de involucrarse en su vida sentimental

-¿Dónde está Julio? ¿Dónde está Julio? -Mirabel buscaba su rostro por todos lados a dónde él se giraba sin darle oportunidad de calmarse apropiadamente

-Ya basta -Volvio el rostro con rapidez, aún sonrojado queriendo hacer una mueca de enojo

-Ahí está Julio -Él solo gruñó ante su juego tonto


Hasta que la fiesta comenzará decidieron quedarse fuera de casita mientras saludaban a las personas que iban llegando, Mirabel era el centro de atención esa noche así que todos querían darle sus felicitaciones
En algún punto Julio la vio agotarse un poco por tantas palabras que intercambiaba con las personas que llegaban así que con un gesto discreto se acercó a ella para alejarla hasta el corral de burros en dónde eran muy poco notados por todos

-Creí que te gustaba llamar la atención -Con un semblante neutral veía a la lejanía queriendo darse un respiro, estar junto a la cumpleañera era tedioso

-Yo..no estoy tan de humor -Suspiro pesadamente mientras se recargaba sobre la valla de madera del corral de burros

Toda la atención del chico se dirigió a ella, cada nervio de su cuerpo le decía que ella necesitaba consuelo, algo había pasado y él debía mostrar empatía, su área fuerte claro

-¿Que sucedió, Mira? -Suavizo su voz de forma que pudiera transmitir confianza

-No es nada -Sacudio la cabeza como si pudiera apartar sus preocupaciones con ese gesto- No es nada, olvídalo -Le mostró una falsa sonrisa poco creíble

-Mirabel -Volvio a llamarla, ella cedió ante la profunda voz de Julio y soltó un sollozo

-Es algo tonto, no tiene importancia -Tallaba sus ojos por debajo de sus gafas- Hoy temprano tuve una pelea con Camilo, fue algo estúpido y sin sentido -Un sollozo más hizo que Julio quisiera entrar a echar bronca al primo de Mirabel- Ni siquiera recuerdo toda la pelea pero al final él dijo.. -Sus palabras se negaban a salir

-Él dijo ¿Que? -Con las cejas juntas exigió saber el resto

-Dijo que lo más cerca.. -Las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos-.. que llegaría a tener de una propia familia sería cuidando a mis sobrinos por qué.. -El llanto aumentaba así como el enojo de Julio-.. por qué no tendré hijos ya que no hay nadie en la tierra que quisiera estar conmigo

-Es un cretino -Aparto las manos de Mirabel que le impedían ver su rostro, ella giro la cabeza para que no la viera con esa apariencia- Mirabel mírame -Dijo serio- ¡Mírame Mirabel!

-Yo se que es tonto que este así por eso pero -Bajo la mirada, concentrada en sus zapatos- No soy tan bonita como Dolores, o tan agraciada como Isabela ni tan increíble como Luisa

-Mirabel.. -Julio la soltó, sin saber cómo expresar lo que quería

Ella aprovecho el momento para girar a otro lado y secar su rostro, respirando con calma para ahuyentar la tristeza que albergaba en su interior

-Vaya mira ese atardecer ¿No es precioso? ¿Ju..Julio que estás haciendo? -De pronto unos fuertes brazos se deslizaron por su cintura

Julio la estaba abrazando por la espalda, con sus fuertes brazos presionaba a Mirabel, juntado su pequeña espalda contra su pecho
El corazón de Mirabel se aceleró tan pronto como la voz de Julio se escuchó contra su oído

-Escuchame Madrigal -Su voz era firme- Eres hermosa, tu cabello, tus ojos, tu encantadora estatura -Con los nervios a flor de piel cerro los ojos dejándose embriagar por las palabras de Julio- Tu voz y tu forma de ser son tan espléndidos que apenas soy capaz de mantenerme sereno cuando estoy a tu lado

Mirabel podía sentir como su rostro se calentaba hasta el último de sus poros, sus manos se aferraron a los brazos de Julio respirando con profundidad la colonia impregnada en la ropa del muchacho

-Julio tú.. -Entre ellos se había formado un ambiente algo meloso en el que las palabras estaban de más

-¡Oye Julio! ¡Ayúdanos en la cocina! -La voz de la señora Hernández los hizo saltar de sorpresa, se separaron por inercia pensando que los atraparían en aquel momento tan especial

-Te veré dentro -El chico aclaró la garganta antes de ir a dónde su madre lo necesitaba

Contra el corral de los burros Mirabel lo vio irse, algo nuevo había surgido entre ellos gracias a ese abrazo, además de sus palabras tan encantadoras

-Oh rayos -Murmuro cuando su mano sintió a su corazón acelerado por el momento


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