Capítulo 6: Programación.
Sasuke observaba la casa con curiosidad mientras Naruto pedía algo de comer a domicilio. Se detuvo ante una lámpara y golpeó un lateral con su dedo para encender la luz. Sasuke sonrió. Todo era muy tecnológico e imaginó que el resto de las viviendas serían del mismo estilo. Por una parte, a Sasuke le resultaba irónico que Naruto pudiera vivir en un lugar así teniendo en cuenta lo que detestaba las máquinas y, por otro, entendía que los altos mandos hubieran decidido mantener a los androides lejos de su ciudad "humana". Todo lo que allí había habría sido fácilmente hackeado por él. Cualquier máquina de la vivienda, él podría haberla manipulado o cambiado su programación. Era un riesgo tener androides por la ciudad que pudieran atentar contra los humanos entrando en las programaciones de sus sistemas.
Al ver que Naruto golpeaba su oreja, Sasuke entendió que estaba cortando la llamada. Todos los humanos se manejaban con ese nuevo sistema, un audífono que colocaban en su oído y por el cual podían llamar y comunicarse con otras personas, tripulaciones e incluso empresas. Sasuke no necesitaba uno de ellos y tampoco había hackeado ninguno como para saber todas las utilidades que podía tener o cómo funcionaba realmente, aun así, sí sabía que se habían puesto de moda hacía años y prácticamente todos los humanos que vivían en la ciudad disponían de uno.
— Estoy agotado. ¿Te importaría abrir la puerta al repartidor cuando llegue? Voy a ir a darme una ducha antes de cenar – comentó Naruto.
Al pasar al lado de Sasuke para dirigirse al pasillo que conducía al otro extremo del apartamento donde se encontraban las habitaciones y el aseo, Naruto se detuvo. Sasuke parecía muy interesado en la tecnología de la vivienda, aunque parecía un poco dudoso de tocar las cosas. Una duda le asaltó entonces.
— No te he preguntado, pero... ¿Quieres ducharte? – Sasuke elevó la cabeza y la ladeó, consiguiendo que Naruto se sonrojase ligeramente y sonriese al recordar ese gesto a la de un perro cuando sentía curiosidad por algo –. No he tratado demasiado con androides, así que no sé si ducharos es algo que hagáis o podáis. Quizá el agua podría crear un cortocircuito o algo...
— Los cables van por dentro. Todo mi cuerpo simula casi a la perfección la de un ser humano. La piel, los músculos... salvo que no tenemos órganos internos, todo es maquinaria, así que podemos ducharnos, nadar, etc... no hay problema con el agua. Aun así, no es algo que "necesitemos" – dijo con claridad frente al rostro de sorpresa que puso Naruto.
— ¿Cómo que no lo necesitáis?
— Quiero decir... que no tenemos glándulas sudoríparas o cosas así, por lo que al no sudar, no desprendemos olor. Sólo nos duchamos si nos hemos manchado.
Naruto observó a Sasuke. Su uniforme estaba impoluto y también su cuerpo. No estaba manchado. Seguramente había cambiado su uniforme tras la misión.
— Entiendo. Entonces iré yo.
— Vale.
Al encender la luz del pasillo, la bombilla del salón pareció hacer un mal contacto, parpadeando un par de veces. Sasuke la miró instintivamente. Naruto sonrió.
— No sé por qué ocurre, pero a veces fallan algunos aparatos. Hasta la televisión en ocasiones, cuando le doy el comando de voz para que se encienda, me toca repetirlo varias veces para que haga caso. Supongo que es lo que tiene la tecnología, pero yo no entiendo demasiado de ello.
Sasuke no pronunció palabra. Dejó que Naruto se marchase a la ducha mientras él seguía mirando la bombilla parpadear de vez en cuando. Sonrió. A él le resultaba realmente fácil encontrar el problema siempre que pudiera entrar en la red eléctrica de la casa.
En Yggdrasil estaba completamente prohibido que las máquinas accedieran a la red eléctrica o hackeasen cualquier sistema u aparato sin previa autorización. Era una norma que nadie se saltaba ni se cuestionaba.
Sasuke se sentó en el sofá. Era cómodo. No es que él necesitase sentirse cómodo, pero le agradaba la sensación de los mullidos cojines en lugar de sentarse sobre una superficie más dura. La bombilla parpadeó de nuevo, pero él miró la estantería del fondo que tenía los libros. Se levantó para ir a comprobar qué clase de libros podía tener su capitán en su casa. Jamás le había visto con un libro en las manos.
Leía los títulos del dorso de todos ellos, cuando la bombilla volvió a parpadear, teniendo que cambiar a la visión nocturna y regresando a la normal casi al instante. Resopló. Era un auténtico fastidio esa bombilla.
Dejó la estantería a un lado y revisó la pared en busca de un panel donde poder conectarse. Cerca de la puerta principal, lo encontró. Abrió la tapa y observó los cables. Había una pantalla táctil detrás bloqueada. Sólo los técnicos tenían acceso a ella.
Cambió sus dedos de la mano izquierda en el instrumental necesario y se conectó a la red mientras trasteaba con la mano derecha en el panel táctil desbloqueado.
— ¿Pero qué narices haces? – escuchó a su espalda a su capitán completamente fuera de sí –. Deja el panel, Sasuke. Vendrá toda la policía si saben que has entrado al sistema.
— No lo sabrán. No soy un robot.
Naruto se quedó estático a su lado en ese instante. Todavía llevaba su cabello mojado, dejando caer algunas gotas sobre los hombros de su camiseta corta.
— Pero eres... un androide y... las normas dicen...
— Sé la normativa. Ni robots ni androides pueden tocar el sistema sin previa autorización. Hay una alerta, pero ya me la he saltado. No sonará. Los robots no son capaces de saltarla, pero los androides... somos prácticamente humanos excepto por nuestras conexiones internas y las emociones, podemos ocultar nuestra IP y hacer creer a estas máquinas que es un operario humano quien las manipula.
Por encima del hombro de su compañero, Naruto observó el panel eléctrico. No entendía lo que Sasuke hacía, pero sí sabía que era por ayudarle. La bombilla dejó de parpadear.
— Prueba a darle el comando a la televisión. He reparado su configuración.
Naruto miró hacia atrás, al mueble donde estaba la televisión y le ordenó encenderse. Lo hizo al instante. Le pidió cambiar varias veces de canal y hasta buscar algunos programas o series concretos y, sin ningún problema, la televisión obedeció.
— Vaya, ahora está genial. Gracias.
— La configuración se había trastocado un poco, quizá por alguna subida de electricidad brusca. ¿Habéis tenido apagones últimamente o picos de tensión?
— Sí, con la última lluvia de meteoritos se rompió una de las torres eléctricas. La ciudad se quedó sin luz unas horas hasta que la repararon.
— Ya no deberías de tener ningún problema. Lo he reconfigurado.
— Gracias, Sasuke.
"Sasuke", que le llamasen por su nombre aún le resultaba algo extraño. Sasuke miró su antebrazo con el número y las siglas tatuados en él. Generalmente los robots le llamaban por su número igual que los superiores. Tan sólo unas pocas personas se referían a él por su nombre de pila, entre ellas el alto cargo de la sección espacial, Naruto, el padre de Naruto y Gaara. El resto de la tripulación, o le llamaba simplemente "androide" o "A5KS6".
Esa mirada a su tatuaje del antebrazo no pasó desapercibida para Naruto. Él podía ver su número tanto en el brazo como en su cuello aunque nunca preguntó por él. En la ficha de la tripulación, había visto su número, pero también su nombre y al igual que a sus compañeros no los llamaba por su número de expediente, tampoco pensaba llamarle a él por un número teniendo un nombre propio, aunque era consciente de que la mayoría sí le llamarían por su número como si fuera una máquina y no un humano.
Naruto iba a preguntarle, cuando el timbre de la puerta sonó. Debía ser su comida y estaba realmente hambriento. Abrió la puerta, estiró el brazo y el hombre pasó la máquina cerca de su tatuaje en la muñeca para cobrar. Agarró la bolsa de la comida y cerró la puerta.
Se dirigió directamente al sofá y se sentó frente a la televisión antes de abrir la bolsa y sacar los envases de cartón con la comida dentro. Sasuke se aproximó a uno de los sillones y se sentó también mirando la ciudad a través de la cristalera. Las luces artificiales empezaban a apagarse, accediendo a la oscuridad que brindaba el espacio y dejando una visión hermosa de las luces de los edificios encendidas.
— ¿Nunca habías visto la ciudad de noche?
— No. Tampoco de día. He pasado casi toda mi vida útil en la academia o en una nave. Es la primera vez que camino por la ciudad.
— Oye, Sasuke, me preguntaba... – dudó Naruto unos segundos – si sabías algo sobre tus creadores.
— No demasiado. Ellos nos dan la vida, pero no tengo recuerdos del nacimiento.
— ¿Tampoco has visto "nacer" a otros androides?
— No. Esa sección está cerrada. Tan sólo los Maikan entran allí.
— ¿Los Maikan? ¿Son vuestros creadores?
— Sí. Ellos tienen altos conocimientos tecnológicos. Son los que diseñan las actualizaciones para nuestra mejora y los que crean a más androides.
— Imagino que están en el planeta Kepler 16b.
— Sí. Es su planeta. Nosotros somos sus creaciones. Ellos dominan el planeta y configuran nuestro sistema a sus normas, leyes y ética.
— ¿Os dejan ir por el planeta a libre voluntad?
— No estoy seguro – susurró Sasuke intentando acceder a esos recuerdos –. Creo que hay zonas restringida, pero hace demasiados años que no voy por el planeta. Salí siendo un androide muy joven, apenas permanecí unos días en el planeta antes de que me asignasen a la Federación y me alistasen en la tripulación del Júpiter.
— Tengo entendido que los humanos no pueden acceder al planeta. ¿Es eso verdad?
— Es verdad. Los Maikan detestan la presencia de otras razas en sus dominios. Sólo androides y Maikan pueden vivir o visitar Kepler 16b. Pero tienen una nave inmensa en órbita, es como una pequeña ciudad donde dejan acceder visitantes para operaciones de comercio.
— ¿Y no te resulta extraño tanto secretismo en la superficie del planeta?
— No realmente – especificó Sasuke –. Tienes que entender que son una raza superior tecnológicamente hablando. Creo que hubo un tiempo donde ayudaron a otras razas inferiores a mejorar tecnológicamente, pero eso desencadenó guerras y creación de armamento. Ahora ya no desvelan los secretos de su tecnología y evitan a toda costa que otras razas puedan acceder al planeta y ver el funcionamiento de su maquinaria.
— Pero, sin embargo, vosotros sois parte de su creación y os dejan salir.
— Porque no creen que nadie pueda copiar nuestra tecnología con los recursos que tenéis. Podéis hacer robots, pero no androides tan similares a los humanos como nosotros.
— Ya veo – susurró Naruto antes de dar un bocado a su comida –. Tú sabías... que detesto a los androides, ¿verdad?, también a los robots. No me gusta demasiado esa tecnología.
— Lo sabía. Me lo dijeron cuando te asignaron como capitán.
— Mi madre fue asesinada por robots cuando vivíamos en la granja de las afueras de la ciudad. Mi padre desapareció cerca de Kepler 16b y le dan por muerto, así que... no soy muy amigo de las máquinas precisamente.
— Lo entiendo. Lamento lo que ocurrió.
— En realidad no lo lamentas, porque no puedes sentir nada.
— Es cierto, pero...
— Tienes programado que deberías decir esas palabras cuando te hablan de la muerte de familiares, amigos, etc... lo supongo.
— Querría decirte algo diferente pero no puedo – susurró Sasuke – porque tienes razón, yo jamás sabré cómo se siente una muerte, no tengo emociones. En el fondo, soy un montón de cables, conexiones y configuración.
— Al menos eres sincero – sonrió Naruto con cierta tristeza.
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