Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 5: Un hogar diferente.

Sentado en una de las camillas de la enfermería, Naruto perdía la mirada en la gran cristalera que daba al espacio. Su sueño siempre fue surcar el espacio igual que hacía su padre. Le admiraba. De niño, en la pequeña granja que tenían a las afueras de la gran ciudad, él miraba al horizonte todos los días esperando ver aparecer a su padre. Cuando regresaba tras sus viajes espaciales, siempre tenía muchas aventuras que contarle. Él la escuchaba embelesado.

— ¿Se encuentra mejor, capitán? – preguntó el androide a su lado.

— Sí. Parece que esa sustancia ya se está marchando de mi organismo.

— Entonces debería regresar al puente. Estamos llegando a Yggdrasil.

— Acudo enseguida. Pide autorización y prepara el aterrizaje.

— A sus órdenes, capitán.

Naruto observó al androide marcharse antes de fijar sus ojos en el médico y, posteriormente, en su amigo y compañero de la academia: Gaara. A él le estaban haciendo la revisión, pero todo parecía estar en orden. No había sido afectado por la droga esa que cultivaban. Lo único en lo que Naruto pudo pensar al inicio fue en que debía contar lo sucedido al consejo y ver qué actuación llevarían a cabo. No quedaba duda de que debían desmantelar cuanto antes esas granjas.

— Sasuke dijo que esos bichos no solían ser muy inteligentes – comentó Naruto hacia Gaara.

— Y no lo son realmente.

— Pero, esas granjas... parece un plan muy elaborado. Si no son tan inteligentes, ¿por qué tienen un negocio así? Es decir, tienen que atrapar a humanos, embriagarles con esa droga para evitar que se marchen, obligarles a trabajar en sus campos, recolectar la hierba y venderla en el mercado negro.

— No creo que ellos sean los cabecillas – dijo Gaara –. Más bien pienso que una raza superior los tiene allí contentos con algo y usándolos como una especie de guardianes para evitar que se escapen y vigilando que produzcan lo que tienen que producir. Pero estoy casi convencido de que otra especie es la que se dedica a recolectar y vender todo eso.

— Hablaré con el consejo sobre este asunto y ver si podemos hacer algo al respecto para sacar esa planta del mercado negro.

— Será complicado y más sin saber quién está detrás de todo esto. Al menos hemos cumplido la misión y rescatado a los nuestros.

— Sí, pero...

Naruto no estaba nada conforme con el asunto. Él, que siempre estaba dispuesto a hacer justicia, no se conformaba simplemente con dejar un tema sin zanjar y sin respuestas.

— Oye, Gaara, tú que trabajas con androides, ¿por qué no hay androides en Yggdrasil? Me refiero a... – pensó las palabras Naruto – es decir, he visto androides en la academia, cuando los preparan para ciertas actividades o en las naves, pero nunca los he visto en las plazas, los parques o en las calles, mucho menos fuera de la ciudad en los campos.

— Los androides se guardan en cámaras subterráneas cuando no tienen una misión o eso tengo entendido. Yo nunca he estado, pero tienen prohibido deambular por la ciudad sin previa autorización. De hecho, no creo que muchos hayan visto la ciudad. La mayoría sólo conocen los pasillos de la academia y las dársenas de las naves.

— ¿Sasuke también?

— Supongo, no lo sé. Nunca se lo he preguntado – susurró Gaara – pero sólo son máquinas, no es que les importe demasiado no ver la ciudad. O eso es lo que siempre nos han dicho los profesores. No puedes ver a un androide como un humano, son completamente diferentes. Ellos no comen, no beben, no duermen... no... tienen sentimientos. ¿Qué ocurre? ¿En qué piensas?

— En que con o sin sentimientos, a mí no me gustaría ser desenchufado o que me prohibieran salir de algún lado sólo por ser... por ser yo mismo, no sé si me explico. Sasuke es un androide y lo ha sido siempre, no puede evitarlo, y no es justo que no pueda circular por donde quiera con cierta libertad solo por haber "nacido" así.

— No nació, Naruto, lo crearon. Es una máquina que sirve únicamente para hacer la vida más fácil a los humanos u otras especies. Sólo son herramientas. Y tú los odias.

— Los odio por... – se calló Naruto al recordar lo sucedido – los odio por un suceso pasado, pero aun así... pese a que desconfíe de ellos y prefiera que los tengan bajo control, tampoco considero justo que no puedan decidir.

— Pero ése es el problema, Naruto. Si fueran humanos u otra especie que nace como alguien libre, entonces no habría problema, pero son máquinas creadas.

— ¿Entonces dices que no tienen libertad?

— No quería decir...

— Pero es como los consideráis. Máquinas que no tienen libertad, entonces... ¿son esclavos? Creo que no me gusta esa idea.

— Naruto – susurró Gaara al ver que el tema le afectaba.

Pocas veces hablaban de temas de ese estilo. Eran muy amigos desde que se conocieron el primer año de academia, pero, para Gaara, el tema de los androides era algo que jamás se había cuestionado ni debatido. Todos los profesores, e incluso la gente de la ciudad, eran conscientes de que sólo eran máquinas diseñadas para ciertas funciones, pero Naruto... él los veía como algo más.

***

Naruto recorría en silencio los pasillos de los dormitorios de la nave para asegurarse de que toda la tripulación estaba recogiendo su equipaje o las cosas más necesarias para marcharse a casa. Para su mala suerte, no descansarían demasiado tiempo; mañana partían a una nueva misión.

Gaara ya se había marchado y los tripulantes a los que habían ido a rescatar desembarcaron hacía unos minutos. Sólo algunos mecánicos quedaban a bordo terminando de comprobar las redes y algunos aparatos que necesitarían para su próxima misión.

En el último cuarto a la derecha, se encontraba Sasuke sentado en el suelo junto a un montón de libros a su lado. Leía. Naruto se sorprendió al ver cómo agarraba un libro y tras apartar la dura tapa, desplazaba sus hojas con rapidez entre sus dedos. Apenas dos segundos, no había tardado más en leerlo. Un simple vistazo de esos ojos rojos que pocas veces veía era suficiente para quedarse con la información.

Naruto quiso ignorarle. No era asunto suyo, los altos mandos habían ordenado a Sasuke quedarse en la nave hasta el día siguiente. La conversación con Gaara llegó a su mente entonces. ¡Sólo máquinas! No les permitirían ir a la ciudad sin autorización. Naruto resopló y entonces, retrocedió un paso de espaldas, apoyó la mano en la pared y sacó la cabeza para volver a mirar a Sasuke.

— Ey – le llamó. Sasuke detuvo las hojas pasando por sus dedos y miró al capitán –. ¿Has estado en la ciudad alguna vez?

— No – fue su respuesta antes de volver a su libro y terminarlo en menos de un segundo.

— ¿Quieres venir?

— Me han ordenado que me quede aquí.

— Y yo soy tu capitán. Vamos, ven conmigo.

— Pero...

— Es una orden. Te vienes a mi casa.

— Sí, capitán.

¡Odiaba a los androides! Pero odiaba mucho más perder parte de su humanidad. No era capaz de dejar a alguien abandonado en la nave completamente solo. Eso debía ser muy triste y aunque todos decían que los androides eran sólo máquinas, que no sentían nada, tampoco creía que ellos fueran tan idiotas como para no saber que estar solos era una manera discriminatoria de tratarles.

Sasuke fue a guardar los libros en el armario de atrás, pero Naruto sonrió. El cuarto de Sasuke no era ni siquiera un cuarto. No había cama, ni aseo, casi podía definirlo como un pequeño armario de dos por dos.

— Sasuke, deja los libros donde están. Ya los recogerás en otro momento.

— Me cuesta poco dejarlos en...

— Déjalo. Venga, vámonos.

— Capitán, sabe que no tiene por qué hacer esto, ¿verdad?

— Tú acabas de salvarme la vida ahí fuera en ese planeta. ¿Tus quejas son porque no quieres venir conmigo o porque crees que no deberías ir a la ciudad?

— Los androides tenemos prohibido...

— Sí, me lo imaginaba que era eso. Recuérdame que mañana te busque otro cuarto.

— Estoy bien aquí.

— ¿De verdad te gusta? Sé sincero.

Sasuke ladeó la cabeza, miró el cuartucho y luego volvió hacia su capitán.

— Supongo que es un no. Que no puedas dormir no quiere decir que no puedas tener un cuarto decente donde relajarte.

— No es necesario. En serio.

— Cállate y vamos. Te enseñaré mi casa. Seguro que es mejor que el lugar donde te quedas cuando bajas de la nave.

— Seguro que sí – susurró Sasuke.

***

Por raro que pareciera, nadie en esa ciudad se daba cuenta de que Sasuke era un androide. Parecía tan humano que pasaba inadvertido entre toda esa gente. Naruto lo miró atentamente. Si a él no le hubieran dicho jamás que Sasuke era un androide y no se comportase como tal en la nave cuando reparaba las cosas, Naruto estaba seguro de que no se habría dado ni cuenta de ello.

Sasuke caminaba a su lado, mirando a la gente pasar a su lado sin percatarse de lo que él era. Observaba las fuentes, los árboles y a los niños jugando por las plazas cercanas. Para él, todo aquello era nuevo. No pronunciaba palabra alguna, pero Naruto sonrió al darse cuenta de que Sasuke aprendía al caminar por aquel lugar.

Subieron en el ascensor gracias a la huella dactilar de Naruto y al llegar a su piso, repitió el procedimiento para abrir su puerta. Todo allí estaba automatizado y personalizado a sus huellas personales, pero estaba convencido de que un androide como Sasuke sería capaz de entrar en la base de datos de cualquier parte y poner en funcionamiento o abrir las puertas.

— Pasa – sonrió Naruto cediéndole el paso a Sasuke. Éste entró primero.

La casa era moderna y estaba bastante limpia y ordenada para lo que conocía a su capitán. Solía ser un desastre. Su cuarto en la nave no estaba en absoluto ordenado, lo que significaba que apenas hacía vida en ese apartamento.

— ¿Todas las casas humanas son así? – preguntó Sasuke revisando cada rincón con sus ojos robóticos.

— Parecidos.

— Está más recogido que tu cuarto en la nave.

— Sí, supongo que sí. Apenas estoy unos pocos días en esta casa antes de la siguiente misión. Hoy sólo dormiré aquí. Ya sabes que mañana temprano volvemos a partir.

Sasuke caminó por la zona y empujó una de las puertas con la mano para ver el dormitorio. Su cabeza se ladeó como la de un perro cuando siente curiosidad por algo. Miraba la cama.

— ¿Son cómodas?

— ¿Nunca te has tumbado en una?

— No – susurró – los androides no dormimos, así que no necesitamos camas ni colchones.

— Túmbate entonces.

Sasuke le observó con dudas.

— No es apropiado.

— Sasuke, aquí no soy tu capitán. Piensa en mí como un compañero. Es tu oportunidad de probarla, aunque... espero encontrarte mañana un cuarto en la nave que sea más cómodo para ti.

— Con un sillón es suficiente y una estantería. Me gusta leer.

— Aunque por lo que he visto, tardas poco en leerlos.

— Son... mis ojos. Tengo un sistema antiguo, pero es eficiente para leer.

— Tus ojos son oscuros, pero... cuando leías, me ha parecido que estaban rojos.

— Es un mecanismo, se llama "Sharingan", es capaz de leer rápido, copiar cosas o movimientos y veo en la oscuridad. Puedo activarlo y desactivarlo a voluntad.

— Suena beneficioso.

— Lo es, para un androide al menos. Me permite detectar muchas cosas, incluso podría saber tu temperatura corporal o la velocidad de tus latidos. Hasta podría ver tus huesos y...

— ¡Dios! Suenas como una radiografía – se quejó Naruto, aunque esa palabra le hizo sonreír a Sasuke.

Aquella escueta sonrisa hizo que Naruto se sonrojase un segundo. Para ser un androide, era tan parecido a un humano que daba hasta miedo. Un chico atractivo e inteligente.

— Una radiografía, ha tenido su gracia – susurró Sasuke – pero sí, yo podría sacar radiografías sin necesidad de máquinas.

— Voy a pedir comida a domicilio. Imagino que tú no querrás nada.

— No. Yo no necesito alimento. Pero gracias igualmente. Tu casa es muy interesante.

— Pues no te cortes. Ve a echar un vistazo mientras pido algo para comer. Estoy muerto de hambre.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro