Capítulo 33: Híper espacio
Dentro del sistema de la nave, Itachi y Sasuke revisaban todo a su paso para asegurarse que la nave estaba preparada para dar el salto al hiperespacio en cuanto la orden llegase.
‒ El propulsor derecho está en funcionamiento – comentó Sasuke en cuanto saltó su alerta. Izuna que era el que estaba allí, debía haber terminado de repararlo. Sasuke miró a su hermano pero no comentaba nada todavía.
‒ Motor de curvatura listo para ser activado, núcleo estable y cristales de idilio preparados para la reacción – comentó Itachi –. Esperando el segundo propulsor.
Minato escuchaba los datos sentado en la silla del capitán sin perder de vista la pantalla. En el gran cristal observaba el puerto espacial y frente a ellos, la nave de la Federación que esperaba al teletransportador, algo que desde luego, Minato no tenía en mente utilizar.
‒ ¿Cómo va el segundo propulsor? – preguntó Minato tras pulsar el botón de la silla de mando para la comunicación.
‒ Estamos en ello – dijo Izuna – Madara ha entrado dentro, parecía que algo lo estaba atascando, se había desequilibrado. Danos unos minutos.
‒ No sé si tendremos unos minutos – comentó Minato.
‒ ¿No puedes ganarlos?
‒ Puedo intentarlo – comentó soltándole dedo del botón de comunicación para volver a los subordinados que estaban en el puente – Sasuke, ¿Puedes desde aquí crear un error en el teletransportador? – preguntó.
‒ Podría.
‒ ¿Uno que no fuera evidente que lo estamos causando nosotros?
‒ Podría pegarle un tiro – dijo Sasuke como si nada, lo cual sorprendió a todos –. Era broma – comentó con su seriedad habitual y por eso mismo, nadie había conseguido pillar su broma.
‒ Pues en realidad... no sé, no es mala idea teniendo en cuenta que atacamos la Júpiter y que tras una batalla, algún láser pudo atravesar el casco y llegar a ese punto – matizó Naruto.
‒ Pues peguémosle un tiro – sonrió Minato.
‒ Ahora mismo capitán – confirmó Sasuke antes de levantarse del asiento para ir hacia la sala del transportador.
***
¡Tiempo! El tiempo sólo era una dimensión física que representaba la sucesión de estados por los que pasa la materia, así se lo enseñaron a Minato desde joven. Sólo era un período determinado durante el que se realiza una acción o se desarrollaba un acontecimiento, pero... ganar tiempo era difícil. Esas peleas a contrarreloj difícilmente se ganaban pero por Izuna... él era capaz de intentar realizar los imposibles.
La primera vez que vio a Izuna no fue una gran experiencia. Creía que estaba allí para convertirlo en un androide. Toda su tripulación fue apresada o asesinada, él... condenado a ese planeta y servir como androide por el resto de su vida hasta que sus circuitos se deteriorasen o sus dueños decidieran que ya no era útil, pero allí estaba Izuna. Ese androide rebelde que por algún motivo fue a buscarle.
No fue su intención enamorarse de él y de hecho... aquella relación que empezó con tan mal pie y que nadie creería que podría llegar a ningún lado, resultó convertirse en esa relación de años que mantenían.
‒ Izuna... - susurró Minato dando al botón del comunicador. Izuna escuchó esa suave voz llamarle y además, ese sonido gracioso que hacían sus labios cuando se curvaban sutilmente en una sonrisa.
‒ Dime.
‒ ¿Recuerdas cuando nos conocimos?
‒ Si hubiera sido humano, posiblemente me habrías roto la nariz – sonrió Izuna.
‒ Sí... intentaba escapar de ti.
‒ Creías que yo era un esbirro de los Maikan y que te llevaba a la sala de operaciones para convertirte en androide – sonrió Izuna al recordarlo.
‒ No parabas de decir eso con tu voz tan seria y...
‒ Tenía que decir algo para que los androides manipulados creyesen que era verdad. Suerte que ellos no cuestionan órdenes, así pude sacarte de allí. Aunque casi nos descubren cuando me golpeaste la nariz.
‒ Tú estabas allí cuando me dijeron que mi esposa y mi hijo habían muerto – recordó Minato.
‒ Sí. Estaba. Lo recuerdo bien, aunque a veces desearía poder quitar esa escena de mi disco duro. ¿Por qué recuerdas todo esto ahora?
‒ Porque... no sé si puedo ganarte mucho más tiempo. Empiezan a apuntarnos con sus armas – aclaró Minato.
‒ Yo sé... que ganarás esos segundos, porque sólo necesito unos segundos. Casi lo tenemos.
Con las armas ya apuntando hacia el puente, Minato se temía lo peor. Aquella vez, Izuna le salvó y quería creer que ahora, volvería a hacerlo, que tendría arreglado ese propulsor en breve pero él tenía que hacer su parte.
‒ Contacta con el puente de la otra nave – comentó Minato a uno de los integrantes que estaban en comunicaciones.
‒ Llamando, capitán – respondió el chico.
***
Corriendo por los pasillos, Sasuke intentaba llegar hasta el área de la máquina de trasportación. Naruto le seguía de cerca, corriendo tras él pese a que Sasuke, siempre sería más rápido además de que él, no se cansaba al correr. La Júpiter era inmensa pero Naruto agradecía en cierta manera, que Sasuke no se agotase al correr porque al menos, él llegaría a tiempo.
En pocos segundos, el pequeño margen aumentó drásticamente hasta que él tuvo que frenar a tomar aire. Naruto esperó unos segundos y tras recuperar el aliento, continuó corriendo aunque él decidió pillar los ascensores en vez de ir por las escaleras como hizo Sasuke.
Para cuando Naruto llegó al área, los cables de la zona de teletransportación chispeaban. Sasuke ya había disparado y ahora, sólo podían esperar que todo fuera tal y como Minato hubiera planeado.
‒ Llegas tarde – sonrió Sasuke.
‒ ¡Oh! Ahora hasta sonríes – comentó Naruto al ver esa sonrisa nada propia de un androide.
‒ Es divertido.
‒ ¿Cansarme?
‒ Sí, la verdad es que sí. Los humanos sois muy frágiles.
‒ ¡Gracias! – se quejó Naruto aunque al instante siguiente, sintió los labios de Sasuke sobre los suyos y el agarre de su mano tras su cabeza.
Aquel beso le hizo perderse. Ya ni siquiera sabía qué decirle, Naruto sólo podía pensar en ese pasional beso que jamás se esperó que fuera un androide el que se lo diera. ¿Cómo podía enamorarse un humano de un androide? Eso jamás debía pasar pero... ocurrió.
‒ ¿Crees que es un buen momento para esto? – preguntó Naruto al ver el problema en el que se encontraban todos los tripulantes de esa nave.
‒ No, pero puede que vuelen la nave en breve, así que... puede que sea el último momento que tenga para hacerlo – dijo Sasuke haciendo hincapié en esa lógica que él siempre tenía.
***
La llamada fue recibida. Con la imagen del General en funciones activa en la gran pantalla del puente de mando de la Júpiter, Minato se puso en pie para volver a las negociaciones. Sólo necesitaba un poco de tiempo, nada más.
‒ General – comentó Minato.
‒ Estoy esperando su acceso a la nave – dijo éste sin andarse con rodeos – me prometió ir a la sala del transportador pero...
‒ Tenemos un pequeño problema con el transportador. Durante el ataque fue dañado y los androides están trabajando para arreglarlo.
‒ Excusas – sonrió el General.
‒ Puede comprobarlo usted mismo. Tiene el escáner activo, puede escanear toda la nave si gusta para averiguar los fallos de sistema que tenemos. No podemos escapar, estamos sin propulsión y no tenemos transportador activo en este momento. De poder ir a su nave, deberían entrar en el puerto y accedería caminando desde el propio muelle. Aunque también podría activar su propio transportador o esperar a que lo arreglemos.
El General pareció pensarlo durante unos segundos. Era evidente que no le gustaba ninguna de esas opciones disponibles, pero al final, eligió una.
‒ De acuerdo, entraremos en el puerto. Tienes cinco minutos para salir de la nave junto al resto de rebeldes o abriremos fuego.
¡Cinco minutos era un comienzo! Uno bueno. Sólo esperaba que Izuna consiguiera arreglar el propulsor antes de que ese tiempo que ahora había conseguido de margen, se agotase.
‒ ¿Izuna? ¿Cómo va? – preguntó Minato volviendo a su silla de capitán para sentarse.
‒ Madara está dentro todavía, intenta estabilizar el núcleo. ¿Cuánto tiempo tenemos?
‒ Cinco minutos, luego tengo que salir a la pasarela para ir a su nave.
‒ Estaremos en tres minutos. Entraré yo mismo con Madara y estabilizaremos el núcleo. Te lo prometo.
Cerrando el comunicador y preocupado por esos dos que habían entrado a la zona de radiación para colocar en su sitio el núcleo, Minato movía sus dedos con nerviosismo golpeando el brazo de su silla de capitán. Odiaba aquella angustia, pero como capitán, más de una vez había pasado por cosas así. Tomar decisiones difíciles era algo habitual en el puesto pero saber eso, no hacía menos difícil controlar la tensión que sufría al pensar en las vidas de toda la tripulación.
Pensar en como salvar a todos era su deber como capitán. Si Izuna no llegaba a tiempo... él debería salir pero, si lo pensaba fríamente, Sasuke tenía razón, volarían la nave igualmente. Todos allí sabían demasiado como para dejarlos ir sin más. Ir a la otra nave sólo sería un protocolo a seguir porque a la larga, lo único que conseguiría es que derribasen la nave y a él, le condenasen por más crímenes que no cometió. Mentirían para ocultar la atrocidad que estaban dispuestos a hacer.
Mirando el reloj, el tiempo se agotaba. La nave del General acababa de entrar en el puerto y él, tendría que decidir si salir o ver como volaban la Júpiter. Minato resopló mirando el reloj.
‒ Pon en marcha la nave – escuchó por el comunicador a Izuna.
‒ ¿Tenemos el núcleo en el sitio?
‒ Sí. Solo necesito unos segundos para recalibrar – comentó Izuna – ve despegando, sal del puerto y activa los propulsores.
‒ Marchémonos de aquí – dijo Minato entonces viendo como la tripulación sonreía y se ponían manos a la obra.
‒ A la orden, capitán.
La Júpiter empezó a moverse. Las escotillas y esclusas se cerraron y en pocos segundos, la nave empezó a moverse, lo que provocó que la nave del General también se moviera y apuntase con sus armas.
Lentamente, la nave se apartaba del muelle para dar espacio al propulsor de activarse sin hacer destrozos en las plataformas y entonces, a la orden de Minato, los propulsores fueron activados saltando al hiperespacio donde debía ser una zona segura por el momento.
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