Capítulo 23: Izuna Uchiha
Yendo de copiloto en la nave, de vez en cuando, Naruto desviaba la mirada hacia el catre de atrás donde Sasuke se había vuelto a dormir. Estos días apenas podía mantenerse despierto demasiado tiempo.
— Él está bien – susurró Itachi, quien pilotaba la nave siguiendo las coordenadas hacia algún lado que suponía seguro para ellos.
— ¿Estás seguro? Últimamente está muy extraño desde que salimos de Kepler.
— Es su parte humana. Ahora que ha despertado, tiene que reponer fuerzas. Está luchando contra su parte máquina y además de eso... su cerebro ha estado tantos años despierto que ahora necesita todo el descanso posible. A todos nos ha pasado. Poco a poco, se le irá pasando ese sueño tan abrumador que tiene ahora.
— ¿A dónde vamos? Si es que puedo saberlo.
— Al planeta J1k3 – comentó Itachi como si ese nombre tuviera que significar algo, aunque a Naruto, no le resultaba ni lo más mínimo conocido – se le conoce como "el planeta océano", todo está cubierto por agua y rocas. Allí estaremos a salvo y es un planeta tan pequeño que prácticamente es desconocido para muchos. No nos buscarán allí.
Itachi apartó la mirada un segundo para comprobar que su hermano estaba bien. Seguía completamente dormido y seguiría cayendo de esas formas durante algún tiempo.
— Supongo que no se fiará de mí en algún tiempo – susurró Itachi con cierta preocupación.
— Es normal. Sasuke no se fía de casi nadie, sólo sigue órdenes, pero lo bueno de eso es que me sigue a todos lados, su deber es protegerme. Estará bien. Vosotros vais a ayudarle, ¿verdad?
— Sí. Arreglaremos todo esto, sólo necesita comprender lo que le está ocurriendo ahora mismo.
La mirada melancólica de Naruto cada vez que observaba a Sasuke no pasaba desapercibida tampoco para Itachi. Su hermanito había tenido suerte de tener un capitán como él que trataba a los androides de esa manera, él no tuvo tanta suerte, siempre fue considerado un arma.
— Debo admitir que me alegra saber que mi hermano ha tenido al menos un apoyo en su vida. Normalmente, las especies del universo no suelen ser demasiado comprensivos con los androides, menos aún con los robots. Nos tratan como simples máquinas diseñadas para servir a los demás.
— Yo no era diferente al principio – confesó Naruto –. Odiaba a los androides, estuve mucho tiempo pidiendo que ninguna máquina tocase mis naves ni arreglase nada tecnológico de mi casa.
— ¿Y qué cambió? – preguntó Itachi.
— Creo que fue Sasuke. Nunca quise interactuar con androides, me era más fácil odiarles si no empatizaba con ellos, pero después de aprobar el examen de capitán, la nave a la que fui asignado era tan grande que los mecánicos humanos no podían abarcarla entera, se necesitaba una máquina para supervisar toda la instalación y el software.
— Te designaron a Sasuke a tu nave.
— En realidad, él ya estaba allí. Mi padre fue capitán en esa nave, Sasuke trabajaba con él y luego, después de que le dieran por muerto, yo fui nombrado capitán en la misma nave. No puedo negar que traté de que lo sacasen de la nave, pero fue imposible. La Júpiter necesitaba un androide. Era indispensable. Me tocó convivir con él y entonces, empecé a entender un poco más a los vuestros.
— ¿Eras capitán de la Júpiter? Qué casualidades tiene la vida – sonrió Itachi.
¡Humano! Itachi era realmente humano. No se parecía demasiado a Sasuke en cuanto a sus actitudes. Sasuke era mucho más frío, calculaba todo antes de interactuar y aunque por fuera pareciera un humano, sus actos le delataban como androide, pero Itachi... él era diferente. Naruto desvió de nuevo sus ojos al brazo robótico que Itachi tenía como si quisiera comprobar que seguía siendo un androide.
— Esto fue un accidente – dijo Itachi al ver que Naruto miraba su brazo.
— Oh... no me causaba curiosidad cómo acabó así tu brazo, es que... cuando hablo contigo es como si hablase con un humano.
— Porque hablas con un humano, en parte – expresó Itachi – nuestra parte humana se mezcla con la robótica. Cuando en Kepler nos convierten en androides, apagan al mínimo todas las funciones y órganos humanos, los dejan trabajar para que no muramos pero todo está conectado a máquinas, nos convierten por dentro. Es una operación larga y costosa pero... supongo que tienen su rendimiento al hacerla. Nuestro cerebro humano se desconecta y en su lugar...
— Os ponen esas placas llenas de información conectadas a la red.
— Algo así, sí. Es bastante más complejo que eso pero sí. El problema es que un humano no puede vivir si su cerebro está muerto, así que tienen que dejarlo vivo, igual que el corazón, los pulmones.... Abren la piel, recubren por dentro de este metal y vuelven a poner la piel encima para que sigamos pareciendo humanos.
— No puedo ni imaginarme lo que debe ser algo así.
— Durante la operación, estamos sedados aunque muchos mueren al no soportar la cirugía. Los que las soportamos... bueno, nos convertimos en esto que ves. Androides que siguen ordenes y a los que borran su pasado como humanos.
— ¿Cómo recuperaste tus recuerdos?
— Supongo que de una forma similar a la de Sasuke, cuando hay cruces de información y el cerebro conecta, a veces pasa. Si el cerebro consigue activarse, empieza a bombardearte con recuerdos y, poco a poco, desconfigura el sistema implantado. Aunque eso lo solucionan con un formateo.
— Sí, eso querían hacerle a Sasuke.
— Los que conseguimos escapar del formateo volvemos a recordar paulatinamente nuestra vida humana y recuperas ciertas costumbres olvidadas.
— ¿En serio? ¿Como dormir? – preguntó Naruto al ver a Sasuke todavía dormido.
— Sí. Dormir, comer... las cosas básicas. También empiezas a sentir algo, tanto físico como mentalmente: empatía, alegría, dolor... pero no ocurre de la noche a la mañana, es un proceso. Ahora mismo Sasuke está activando su cerebro y éste intenta hacerse con el control de la parte robótica. Por eso se siente tan cansado, su cerebro necesita descansar tras permanecer un rato activo. Ha estado mucho tiempo inactivo y quiere activarse, pero a la vez, siente el sueño que no ha podido tener en tantos años, es confuso. Sasuke debe sentirse de esa forma.
Naruto desvió de nuevo la mirada a Sasuke. Se había enamorado de un androide pero no se arrepentía de ello. Quizá aún había una esperanza para ellos, para que Sasuke pudiera volver a cierto comportamiento humano.
***
El paisaje de la ciudad del planeta océano dejó completamente absorto a Naruto. Jamás había visto un lugar así. Una ciudad submarina, a salvo dentro de esa gran burbuja transparente que proporcionaba oxígeno a sus habitantes y que desde luego... no era cristal. Ese material, él jamás lo había visto pero aguantaba la presión del agua.
Se giró para mirar a Sasuke que caminaba tras él en completo silencio. Al final del muelle donde habían dejado la nave, otros dos tripulantes de otra nave salieron a su recibimiento. Parecían humanos pero Naruto tuvo la sospecha de que debían ser, al igual que Itachi, androides.
— Os presento a Izuna y Madara Uchiha – comentó Itachi, lo cual sorprendió tanto a Sasuke como a Naruto.
— ¿Uchiha? – preguntó Sasuke de golpe confuso de que tuvieran su apellido.
— Sí, familiares nuestros lejanos, ellos llevan viviendo un par de siglos más que nosotros, podrías considerarlos como unos bisabuelos nuestros. También me sorprendí al enterarme. Ellos me encontraron en el vertedero y me salvaron. Son los que más saben sobre todo este asunto de los androides, te ayudarán – comentó Itachi hacia su hermanito.
Sasuke asintió con la cabeza. Todavía parecía un poco desconcertado con todo esto y, sobre todo, no se fiaba de ellos. Descubrir la realidad de Kepler le había hecho dudar de las cosas y la gente que le rodeaba, excepto de una única persona: Naruto. Él era quien había ido a buscarle, era quien le había salvado.
Todos volvieron a caminar para ir a un lugar más tranquilo donde pudiera reposar del largo viaje, sin embargo, Izuna fijó sus ojos entonces en Naruto. Rubio, ojos azules, con un aire realmente conocido.
— Disculpa que te pregunte pero... ¿Nos hemos visto antes? – preguntó Izuna – es que me recuerdas mucho a alguien.
— No que yo sepa – dijo Naruto aunque aquella conversación captó la atención de todos – el único androide que yo conozco es a Sasuke, y ahora a vosotros.
— Su padre sirvió en la "Júpiter", él le ha sustituido en la misma nave como capitán – añadió entonces Itachi con una cierta sonrisa, lo que hizo que Izuna se detuviera en seco. Pareció buscar información en su base de datos y entonces, como si hubiera encontrado algo, sonrió.
— Eres Naruto Namikaze, capitán actual de la Júpiter según los archivos de la Federación. Tu padre era Minato Namikaze, le recuerdo.
— ¿Le recuerdas? – preguntó Naruto con sorpresa.
— Sí, yo le saqué de Kepler cuando atacaron su nave.
— ¿Cuando atacaron? – dudó Naruto por un instante y entonces, todo encajó en su mente – me dijeron que había desaparecido, le dieron por muerto. Muchos de su tripulación murieron. ¿Sabes algo de él?
— Sí, claro.
— ¿Está vivo? – preguntó apresuradamente Naruto como si su vida dependiera de esa respuesta. Izuna sonrió y entonces, asintió.
— Sí, claro que está vivo. Conseguí sacarle de Kepler con algunos de sus compañeros. No fue fácil pero yo estaba en una misión cerca del sector cuando vi lo ocurrido. Me había infiltrado en sus comunicaciones. Supe que estarían en peligro cuando Minato descubrió todo sobre la transformación de personas en androides. Lo comunicó por radio a la Federación, a los del consejo para pedir ayuda al respecto y que ese crimen fuera detenido, en su lugar, la Federación le dio la espalda. No es que le diera la espalda, más bien, intentaron callarle. Kepler atacó su nave, la Federación se mantuvo al margen para que Kepler pudiera actuar y bueno... todo acabó bastante mal.
— Por eso la Federación le dio por muerto.
— Kepler se quedó con Minato y algunos de sus hombres, supuse que para convertirlos en androides. Me adentré en Kepler para sacarles de allí y lo conseguí.
— Te arriesgaste demasiado. La orden era no entrometerte – confirmó Madara.
— Ya, pero... podía ser un potencial aliado y no vamos sobrados precisamente.
— ¿Es vuestro aliado? – preguntó Naruto con rapidez.
— Sí – sonrió Izuna – ahora mismo no está aquí, está haciendo una misión, recabando información, pero tiene que volver en unos días.
La alegría se reflejó en el rostro de Naruto. Hablaban de su padre, que estaba vivo y por fin podría volver a verlo, preguntarle tantas cosas que le habían asaltado durante tantos años.
— Vayamos a descansar – dijo finalmente Itachi – podréis hablar con tranquilidad del tema.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro