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Capítulo 2: Yggdrasil, la ciudad humana

Yggdrasil, fundada en el año 3067 siguiendo el diseño de John Desmond Bernal de 1928, se construyó basándose en la esfera de Bernal. Una esfera hueca ocupada en sus paredes interiores. Era una forma ingeniosa para conseguir gravedad gracias a la fuerza centrífuga de la rotación sobre su eje. Los bosques proporcionaban aire y, poco a poco, la ciudad fue creciendo, creando zonas urbanas y zonas rurales. Era casi como vivir en la propia Tierra, o eso quería creer Naruto. Él jamás estuvo en la Tierra. Nació y creció en Yggdrasil, allí fue a la academia militar y ahora, se convertía en capitán de la gran nave "Júpiter", la nave que una vez su padre tripuló.

Le habría encantado no tener que llevar androides a bordo de ella, pero la realidad era que necesitaba al menos a uno. Una nave de esa envergadura y tan antigua, sin los sofisticados nuevos aparatos, necesitaba de mucho más control. Pero era la nave de su padre, así que estaba orgulloso de estar allí, aunque eso significase cargar con un androide a sus espaldas.

Tumbado sobre el mullido colchón de su apartamento en el barrio Asgard, Naruto ladeó la cabeza para mirar por la gran cristalera. Desde el piso treinta y cuatro, el tráfico aéreo se veía aterrador. Las naves volaban por encima de los edificios según la normativa de de Yggdrasil y, aun así, el ruido nunca cesaba. Siempre había naves entrando y saliendo hacia los muelles, la gran mayoría de la flota militar como él y la otra mitad, comerciantes o naves de abastecimiento.

Al otro lado del ventanal, la vegetación daba la sensación de transportarse un poco a la zona rural, aunque la verdad, él echaba de menos la granja donde se crió. La ciudad no tenía nada que ver con la zona donde él creció. La añoraba.

Naruto se levantó para acercarse a la cristalera. La ciudad era inmensa. Llena de monumentos, apartamentos y... se perdía en el horizonte en el gran anillo giratorio. Era simplemente espectacular, pero él necesitaba volver a sus raíces y cuando esa añoranza se hacía tan intensa como ahora, era cuando decidía hacer una visita a los parques.

Resopló. Hoy no podía ir. Todavía debía entregar el informe de la misión. Su nave se dedicaba principalmente a la exploración, conseguir alianzas y la investigación científica. Básicamente, buscaban tecnología que pudiera servirles, alianzas con otros pueblos y civilizaciones que pudieran ayudarles ante las incursiones enemigas y la exploración de nuevos mundos de los que pudieran sacar provecho o formar nuevos asentamientos.

No debería de ser demasiado peligroso, pero cuando salías al espacio, los peligros siempre estaban ahí. Los asteroides, las naves enemigas, las alianzas fallidas, las civilizaciones nada amigables... todo lo que pudiera salir mal solía salir mal. Su informe no era demasiado alentador.

Había descendido en el planeta Tripton sixten para entablar conversaciones amistosas y acabó siendo trasportado por Sasuke a la nave con un bicho feo y repulsivo agarrado a su pierna y mordiéndole. ¡No! Las negociaciones habían sido un fracaso rotundo.

Actualmente, la Federación gozaba de una sólida alianza con la civilización de los primigenios, la cual les ofrecía grandes ventajas tecnológicas a cambio de productos básicos de alimentación gracias a las granjas rurales de Yggdrasil. Además de ellos, disponían de otro gran tratado de paz con la civilización Maikan, los cuales suministraban a la ciudad de androides para sus naves y otras reparaciones de la plataforma.

Evidentemente, tenían muchas más alianzas con otros pueblos, pero sin duda alguna, estas dos eran las más importantes y las que la ciudad no podía perder bajo ningún concepto.

Las alianzas eran un bien necesario en un universo hostil. Otras razas más sanguinarias se disputaban ciertos territorios para la supervivencia o, simplemente, por la expansión. Pero entre todos los peligros, había uno que a Naruto le aterraba aunque a la población de Yggdrasil le resultaba irrelevante: androides.

Los creadores de los androides mantenían una fiel alianza con ellos y, por tanto, no suponían un riesgo, pero lo que pocos sabían era que algunos androides resultaban defectuosos y esos... eran un peligro. Se revelaban contra sus creadores, asesinaban a sangre fría y siendo máquinas, no tenían sentimientos ni remordimientos. Era imposible dialogar con ellos y finalmente, había que acabar con ellos. Realmente, Naruto odiaba a esas máquinas, por ellas perdió a su familia y era algo que jamás perdonaría.

Naruto llevó su mano hasta su cabello y rascó la coronilla. Odiaba recordar esos temas de juventud. Miró su propio reflejo en el cristal. Vestido únicamente con un pantalón de deporte largo, decidió ir a ponerse algo encima y unos pantalones más formales. Debía ir a entregar su informe a la academia.

Tras vestirse y peinarse medianamente con los dedos de su mano, salió del apartamento. En el pasillo, colocó su dedo índice en la puerta y ésta, detectando su huella dactilar, cerró automáticamente el apartamento.

Al llegar a la calle, Naruto observó la diferencia de especies que convivían en Yggdrasil. Desde humanos como él, hasta alienígenas que no tenían nada que ver con la forma humana. Naruto sonrió antes de continuar caminando.

Cruzó la gran plaza donde un par de Delvians tomaban una taza de té y charlaban en su dialecto. Pese a haber estudiado ciertos dialectos en la academia, el Delvian no era uno de los que manejase con fluidez. Podía entender alguna palabra, pero poco más. Tampoco es que tuviera curiosidad por meterse en una conversación ajena, así que continuó caminando.

Al llegar a la academia, vestido con su uniforme negro con franjas doradas en sus mangas y la insignia de capitán en su pecho, Naruto se quitó la gorra por caballerosidad y siguió caminando hacia el ascensor.

Entró al ascensor y entonces, se fijó en que la persona a su lado no pulsaba el botón al piso que quería ir. En completo silencio, fue Naruto entonces el que presionó el botón del penúltimo piso, las oficinas centrales. Las puertas se cerraron y el ascensor comenzó la subida.

No podía evitar desviar sus ojos hacia esa extraña persona que permanecía inmóvil hasta que sus ojos se fijaron en la pequeña placa de su nuca. Era un androide. Empezaba a entender el motivo para no pulsar el botón. Tenían configurado que ellos sólo eran máquinas y debían esperar siempre a que los humanos u otras especies llegasen a sus destinos antes de que ellos pudieran seguir con su camino.

Aquello le hizo pensar en Sasuke de inmediato. Los androides, fuera como fuera, pese a toda su tecnología y lo que ayudaban, eran los últimos en la cadena. Tratados como simples máquinas que debían servir y obedecer, nada más. Pese a odiarlos, otra parte le daba cierta lástima por ellos. ¿Dónde estaría Sasuke ahora mismo?

En cuanto caminó fuera del ascensor y el androide se quedó solo, pulsó el botón de la última planta. Naruto jamás había estado en los sótanos. Ni siquiera se hacía una idea de lo que allí había, pero los androides siempre pulsaban esos botones. Quizá era un área especial para ellos y por eso, él no tenía acceso o nunca había tenido que bajar.

No quiso hacer demasiado caso al asunto. Continuó por el pasillo, esta vez desierto. Los estudiantes no acudían a los pisos superiores y, desde luego, sólo los superiores y los galardonados podían entrar en esas oficinas. Tocó a la puerta y cuando recibió la señal para entrar, se cuadró, llevando su mano a la frente en forma de saludo.

— Capitán Namikaze, pase, por favor, y siéntese. Estábamos esperando su informe – comentó el general.

— Gracias, general. No tengo demasiadas buenas noticias, los Farsons han sido una raza no demasiado amigable, señor.

— Entiendo. ¿Qué tal ha ido la Júpiter?

— Tuvimos un pequeño problema con su sistema de transportación, pero nuestro androide lo arregló con éxito.

— Me alegro de escucharlo. Creí que sería incómodo para usted dado su pasado con esas máquinas.

— No me gustan, señor, pero admito que la Júpiter necesita un androide a bordo como mínimo. Es muy antigua y grande, los fallos que tiene no serían fáciles de detectar sin Sasuke a bordo.

— Entonces supongo que está de acuerdo en la incorporación de Sasuke a su equipo.

— Sí, señor.

— Estupendo. Le haré llamar para su siguiente misión. Salen de inmediato hacia la Galaxia Ojo Negro.

— ¿Qué buscamos allí, señor?

— El planeta Kristion Valian. Al parecer el equipo de la nave "Saturno" fue a investigar sobre unos cultivos nuevos que podrían ser rentables a largo plazo para proveer a regiones cercanas, temas comerciales, pero no han regresado. Su baliza de señalización está detenida, pero no podemos contactar con ellos. Es una misión de rescate, capitán.

— Saldremos ahora mismo, señor.

***

Vestido con su uniforme negro de franjas plateadas propio de los pilotos, Naruto observó a Sasuke entrar por la plataforma de la nave.

— Buenos días, capitán – dijo cortésmente sin detener su paso.

— Buenos días. Tienes el camerino preparado.

— Gracias, señor.

— Deja tus cosas cuanto antes y ponte a los mandos. Destino: Galaxia Ojo Negro, planeta, Kristion Valian.

— A la orden, capitán.

Mientras sus tripulantes, ingenieros y científicos iban entrando, Naruto pensaba en la misión. ¡Un rescate! A saber qué lío les esperaba en ese planeta. No le gustaba tener que ir a ciegas sin conocer nada, pero... seguramente Sasuke sabía algo de ese planeta. Él tenía mucha información almacenada en su disco duro y, si no la tenía, la buscaría. Ya que tenía que convivir con un androide, no estaba mal aprovecharse de la situación.

Una vez todos en la "Júpiter", la plataforma empezó a cerrarse hasta quedar hermética y los motores se encendieron. Naruto acudió con rapidez a la sala de mando para sentarse en su sillón de capitán. Frente a él, Sasuke y otros cuatro compañeros revisaban las pantallas para asegurarse de que todo estaba listo para despegar.

No fue hasta que salieron de Yggdrasil y la vasta oscuridad les invadió, que Naruto se decidió a acercarse a Sasuke viendo cómo toda la tripulación se ponía manos a la obra en sus trabajos.

— Ey, Sasuke. ¿Qué sabes sobre ese planeta?

— Que es una selva tropical. Viven nativos, pero no son demasiado sociables. Una de las tribus es humanoide, pero las otras son especies hostiles. No suelen salir de los bosques.

Naruto viendo el sitio libre del otro piloto que acababa de irse hacia la zona del radar y la velocidad, tomó asiento junto a Sasuke. Había un tema que hacía mucho tiempo que rondaba su cabeza, pero todo lo que lo envolvía era raro y parecía confidencial, sin embargo, Sasuke debería saber algo.

— Sasuke, llevas mucho tiempo aquí en la "Júpiter". ¿Conociste a mi padre?

— Minato Namikaze, sí, claro, serví con él.

Cuando su padre murió, él sólo era un crío, pero Sasuke, siendo androide, no tenía una edad, se mantenía siempre igual, así que Naruto no estaba seguro de cuánta edad podía tener realmente Sasuke, pero ahora confirmaba que trabajó con su padre.

— Era un buen capitán – dijo Sasuke, creyendo que Naruto quería escuchar algo así.

Naruto miró a todos lados para cerciorarse de que nadie estaba cerca y bajando su tono de voz a la vez que se inclinaba hacia Sasuke que mantenía la vista en el cristal, susurró.

— Ya imagino. ¿Sabes... cómo murió? Estaba de servicio, yo era muy pequeño, pero eso es lo que me contaron. Tú debías estar en la nave con él.

— Sí, claro, debía estar.

Al ver el rostro de Sasuke, Naruto se preocupó. Tan serio como estaba, parecía estar buscando la información.

— Qué raro, no lo encuentro – susurró Sasuke.

— Pero estabas en la nave, ¿no?

— He mirado los archivos anteriores al día de su muerte y sí, también el día después estaba en la nave, tengo los vídeos de lo sucedido esos días, pero el día de su muerte no aparece en mi sistema. Quizá me desconectaron por algo, aunque es raro, en la nave no deberían desconectarme.

— Sasuke, ¿te importaría pasarme los vídeos que tengas almacenado de esa misión? Me gustaría saber si encuentro algo...

— Te los grabaré y te los dejaré en tu cuarto.

— Gracias y, por favor, no le cuentes a nadie que hemos mantenido esta conversación.

— Vale, capitán.





Curiosidades del capítulo: (Si tenéis curiosidades podéis comentarlas y las añadiría)

Yggdrasil: la ciudad que hace referencia a la mitología nórdica, está dividida en nueve barrios, haciendo referencia a los nueve Reinos de Yggdrasil: Asgard, Midgard, Helheim, Niflheim, Muspellheim, Svartalfheim, Alfheim, Vanaheim y Jötunheim.

Esfera Bernal: es un tipo de hábitat en el espacio, previsto como hogar a largo plazo para residentes permanentes. Fue propuesto en 1929 por el científico John Desmond Bernal y describió una esfera hueca de 16km de diámetro que podría albergar una población aproximada de 25.000 personas. Posteriormente se propusieron esferas modificadas con mayor diámetro para crear gravedad, construir paisajes interiores y un diseño que ayudase a que los rayos solares entrasen al interior de la esfera usando espejos externos.

Delvian: Humanoide, similar a los humanos en apariencia, pero evolucionó a partir de plantas. Azules, calvos, sensibles a la luz solar, procrean a través de esporas transportadas por el aire. (Serie: Farscape)

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