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Capítulo 16: Wasp-12b

Sasuke pilotaba la nave frente a un Naruto que no dejaba de observarle con cautela y, sobre todo, con preocupación. Los bombardeos a su espalda obligaban a Sasuke a maniobrar con rapidez la nave que habían robado de su planeta. ¡Fue un error ir a ese planeta! Naruto estaba convencido de ello. Si no hubiera llegado a tiempo, esos androides habrían reseteado la memoria de su compañero.

- Átate el cinturón – ordenó Sasuke desde el asiento del piloto de la destartalada nave.

Con rapidez y pese a las rápidas maniobras que le hicieron golpearse contra algunos muebles y paneles de la nave, Naruto consiguió llegar a su asiento, sentándose y abrochándose el cinturón. ¡Quería decirle que no debía pilotar! No estaba bien, podía ver que lo que le habían hecho le afectaba. ¡Hasta saltaban algunas chispas de los cables medio arrancados de su nuca! Y, aun así, seguía luchando para sacarles de ese planeta. ¡Eso podría tratarse de una deserción! Estaban abandonando la flota del imperio humano para convertirse, posiblemente, en dos traidores. Todo dependía de si los humanos eran conscientes de lo que ocurría allí o no. Ahora la vida sería mucho más difícil para ambos, pero no se arrepentía de haberle sacado de ese planeta.

Sus superiores le habrían ordenado abandonarle por la diplomacia con ese país, pero él... se rehusó a perderle. ¡Era humano! Al menos lo había sido o era lo que descubrió en ese maldito planeta de Sasuke. Esos tipos... eran despiadados. Grandes colonizadores que convertían a sus hijos en esas máquinas medio humanas y medio robots sólo para evitarles los sentimientos, para conseguir que fueran las armas perfectas. Haber entregado los datos de Sasuke había sido un error y mucho más aún, cuando esos desgraciados accedieron a la base de datos de la nave y vieron en las cámaras el beso que Naruto le dio en la sala de control.

Esos tipos estaban dispuestos a lo que fuera con tal de que el androide jamás llegase a tener sentimiento alguno. El reseteo era su mejor opción.

Sasuke ni siquiera lo había dado, había sido su culpa, él se lanzó y le besó pese a que su compañero no reaccionó. Se dejó por el simple hecho de no herir sus sentimientos humanos, pero aun así, esos androides quisieron resetearle como si Sasuke tuviera sentimientos. ¡Naruto jamás había visto ninguna clase de sentimientos en él!

- Entramos en curvatura en cinco segundos – notificó Sasuke, lo que hizo que las manos de Naruto se agarrasen a los brazos de su asiento – iniciando curvatura.

La propulsión se escuchaba claramente. El motor rugía y pronto, el motor de curvatura propulsaría la nave a varios múltiplos por encima de la propia velocidad de la luz. ¡Distorsionar el espacio-tiempo! No había sido nada fácil lograr la creación de esos motores, pero les permitía acercarse a sus destinos en menor tiempo.

Una aceleración y la presión de su cuerpo siendo golpeado contra el asiento fue lo que sintieron antes de que la oscuridad del espacio desapareciera para dejarles ver las luces que desprendía la curvatura. ¡Estaban en la distorsión! A los pocos segundos, sus cuerpos pudieron moverse libremente de nuevo y la sonrisa surgió en los labios de Naruto al verle alejado de los bombardeos del resto de naves del planeta. Por fin a salvo.

- Bien hecho, Sasuke – sonrió antes de escuchar el sonido de un golpe.

Cuando se giró, Sasuke estaba en el suelo. Su cuerpo había caído desde el asiento del piloto y parecía retorcerse en dolor. Naruto se alarmó al instante al verle en aquel estado. Escapando de las instalaciones y de su planeta natal, no había caído en lo que esos tipos le podían haber hecho. Seguramente, llevaría tiempo resistiendo el dolor y aguantando el tipo para sacarle de allí.

- ¡Sasuke!

Realmente alarmado, así se encontraba Naruto, quien se aproximó lo más rápido que pudo hasta su compañero para ver el estado en el que se encontraba. Como pudo, pasó el brazo de Sasuke tras su cuello y lo ayudó a levantarse para llevarlo hacia la cama. La nave que habían robado no era demasiado grande y, de hecho, él aún debería revisar los mandos para aprender sobre ella. Tenía suerte que Sasuke fuera mitad cyborg, porque eso le había hecho aprenderse el manual casi al instante para pilotar. ¡Era el mejor piloto de la flota del imperio humano!

Al dejarlo sobre la cama, Naruto observó las pequeñas chispas que salían de unos cables de su cuello. La verdad era que él no entendía demasiado de la mecánica de Sasuke. En parte, tenía órganos humanos y por fuera... lo parecía al completo, sin embargo, en algunas partes, tenía esas puertas donde podía ver el interior lleno de cables y configuraciones que él desconocía al completo. Era una tecnología demasiado avanzada y aterradora. Todavía no podía entender cómo esos tipos llegaban a hacer semejante atrocidad a las personas que una vez llamaron hogar a ese planeta y ahora, vivían encarcelados en esas pequeñas ciudades rodeadas de muros. Tan sólo dejaban lo justo del ser humano original, como el exterior para que pareciera uno de ellos.

- Ey, Sasuke, venga, vas a ponerte bien, encontraré un médico y...

- Necesito un mecánico, Naruto. Uno que sepa de cyborgs.

- Sasuke... estás sangrando, creo. ¿Es posible que sea sangre? De verdad que creo que necesitas un médico.

- Hazme caso, por favor. La herida es superficial, sólo piel humana, dejará de sangrar en breve. Noto algo raro en mi sistema, es neuronal, está dentro de los circuitos.

- Buscaré a alguien. Te lo prometo.

Naruto se levantó de golpe para ir a mirar las cartas de navegación. Quería encontrar un planeta donde pudieran haber mecánicos con experiencia con robots, aunque era extraño. Desde luego, no quería tener que volver al planeta de Sasuke.

- Naruto – agarró Sasuke la mano del rubio para evitar que se marchase – hay un planeta cerca del mío pero su campo gravitacional es muy fuerte, sin embargo... si consiguiera aterrizar la nave, allí hay algunos mecánicos.

- Estás loco. Tú no puedes en tu condición pilotar más. Yo lo haré.

- No podrás. Los movimientos de aterrizaje en ese planeta deben ser muy preciosos, un humano no sería capaz de hacerlo perfecto y entonces, acabaríamos hechos puré. Tengo que hacerlo yo.

- No me gusta la idea. Estar cerca de tu planeta sugiere que vendrán por ti. Pueden imaginarse que iremos allí si saben sobre tu condición.

- Lo saben, ellos han metido esto en mi sistema, pero no hay otra salida.

- No voy a ir a ese planeta, Sasuke, y no vas a ponerte a pilotar. Hay otro planeta a un día de curvatura. Si puedes aguantar... conozco a alguien que arreglaba robots y drones.

- De acuerdo.

- Descansa. Yo pilotaré.

- Vete al infierno y hazte a un lado. Terminaré el maldito aterrizaje – dijo Sasuke poniéndose en pie a duras penas para llegar a su silla.

***

- ¡Abre los ojos!, ¡abre los ojos! Por favor.

La suave y melodiosa voz de Naruto se escuchaba en mitad de su oscuridad. Suplicaba o más bien, casi rezaba a un Dios en el que ninguno de los dos creía. Un cosquilleo incesante en su cuello le incomodó y seguidamente, escuchó el ruido de soldaduras. ¡Soldaban algo de su cuello! ¡Le reparaban para ser exactos!

Sasuke abrió los ojos al instante pero no movió su cuerpo. Los pequeños robots seguían trabajando a su alrededor. Uno de ellos se encontraba sobre su pecho reparando algo. ¡Era muy molesto! Las chispas saltaban en todas direcciones.

- ¿Sasuke?

Las manos de Naruto se colocaron sobre sus mejillas y lo primero que pudo ver Sasuke, fue su rostro preocupado, sus ojos azules brillando en la oscuridad que creaba su cabeza al tapar la gran luz de quirófano que venía de la lámpara. ¿Qué era lo peor de ser un androide? ¡No podía sentir nada! En su planeta, modificaban a la gente para convertirlos en esas máquinas de matar, en armas sin sentimientos. No recordaba la última vez que sintió la calidez del contacto.

- Estoy bien – susurró Sasuke –. ¿Y la nave?

Su intento por incorporarse fue súbitamente detenido por las manos de Naruto, apoyándolas sobre su pecho y recostándole nuevamente. Las pequeñas máquinas con forma de araña seguían trabajando en él. Sasuke alzó la cabeza para ver su torso abierto. Tocaban sus cables.

- Están trabajando todavía. Tu sistema estaba corrupto.

- ¿Hackeado?

- Algo así, sí.

- Sasuke Uchiha, del planeta Kepler-16b. Nunca imaginé que tendría un androide como tú por mi "consulta".

El médico o, más bien, el chatarrero que lo arreglaba, parecía emocionado por tener un androide en sus plenas facultades frente a él. Kepler-16b era, sin duda alguna, el planeta más hermoso que Naruto jamás visitó. Todo era tecnología pero no era eso lo que capturaba su amor, sino la rareza de que era un planeta que orbitaba alrededor de dos estrellas. Era único en el universo conocido. ¡El que él había conocido hasta el momento! Esa particularidad hacía que el sol saliera y se pusiera dos veces al día. ¡Una vista espectacular! Lo malo eran esos androides.

- ¿Dónde estamos? – intentó pensar. Un planeta cercano al suyo, con mayor gravedad y de difícil acceso, eso le dijo a Naruto antes de desmayara –. ¿es... Wasp-12b?

El silencio que se creó sólo roto por las máquinas trabajando en él le hizo entender que estaba en lo cierto. ¡Odiaba ese planeta! Pero reconocía que era seguro. Su alta gravedad se debía a la proximidad del planeta a su estrella, tan cerca que sólo tardaba un día en dar la vuelta entera a la estrella. ¿Os imagináis celebrar año nuevo todos los días? Sasuke lo llamaba "el planeta deformado", porque la gravedad era tan intensa que tenía forma de huevo.

- ¿Cómo está la nave? – preguntó para saber cuándo podrían largarse y poner distancia de por medio.

- Verás... estamos trabajando en arreglarla. El aterrizaje no es mi punto fuerte y la gravedad de este planeta...

- Pero si yo hice el aterrizaje.

- Casi todo – susurró Naruto – te desmayaste unos minutos antes de tocar tierra.

- ¿Qué le has hecho a la nave?

- Nada grave – intentó arreglarlo Naruto – pero necesitamos algunas piezas para cambiar lo dañado en el tren de aterrizaje. Las buenas noticias son que hay piezas aquí en la chatarrería.

- Omitiré el hecho de que me has traído a una chatarrería – susurró Sasuke.

- Lo siento, no encontré por aquí un hospital de androides – dijo con sarcasmo Naruto, lo cual hizo que Sasuke girase la cabeza como si fuera un perro y sintiera curiosidad.

- ¿Ha sido un sarcasmo?

- Sí, Mr. Robot, era sarcasmo.

- ¿Y cuál es la parte mala? – preguntó Sasuke al creer que no había sólo una parte buena.

- Que tenemos que hacer un trabajito. Este amable señor me propuso arreglarte a ti y arreglar el tren de aterrizaje de la nave si nos ocupábamos de un bicho que está merodeando por la zona.

- ¿Qué clase de animal? – preguntó Sasuke alarmado. ¡En ese planeta los bichos que conocía no eran nada pacíficos!

- Un testosaurius.

- Aborta la misión – respondió Sasuke antes de incorporarse y lanzar uno de los robots que le arreglaban al suelo.

- No puedo abortar, ya he dado mi palabra y estás medio arreglado. Además, soy el capitán de esta nave.

- Una nave de desertores. Quedamos tú y yo.

- Y somos cazarrecompensas ahora, él nos paga con la pieza que necesitamos y te ha ayudado. Se lo debemos.

- Vale. Iremos a cazar a ese bicho.

Sasuke revisó su brazo y activó el comando de las armas para saber si seguían activas. ¡Lo estaban, por ahora! Aunque se sentía demasiado raro. Ese tipo no era experto en arreglar androides precisamente.

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