Capítulo 14: Encriptaciones
Naruto observaba en silencio a su mejor amigo trabajar meticulosamente. Con Sasuke apagado, revisaba los circuitos de su nuca en completo silencio. La impaciencia de Naruto quedaba demostrada cuando, sentado en una de las sillas a horcajadas y apoyando los brazos sobre el respaldo de la misma, se puso en pie abruptamente para ir hacia la gran cristalera de la ciudad.
— Cálmate, va a llevarme un buen rato encontrar el fallo – agregó Gaara sin mirarle, todavía inmerso en los circuitos de la nuca de Sasuke.
El resoplido que dejó escapar Naruto fue suficiente para que Gaara desviase la mirada hacia él unos segundos. Miraba por la cristalera, sin embargo, sabía que su mente estaba muy lejos de aquel lugar, dándole vueltas una y otra vez a lo que había llegado a decir o hacer para que Sasuke entrase en ese bucle del que no pudo salir.
— ¿Se puede saber qué le dijiste para buguearlo? – preguntó Gaara.
— No le dije nada – se quejó Naruto –. Estábamos hablando de la familia y entonces... entró en bucle repetitivo.
— ¿Estás seguro de ello? Un androide no entra fácilmente en bucle. Algo debiste hacerle buscar o comentar para que él no pudiera dejar la función de búsqueda de lo que le habías mandado.
— Le pregunté por su familia.
— Los androides no tienen familia – dijo Gaara –. Naruto, son máquinas, están creadas simplemente para una utilidad concreta. No puedes hablarle de esas cosas, ellos no entienden esos conceptos y, desde luego, si le hiciste buscar algo sobre su familia, está claro que no encontraría datos. Hazte a la idea, Naruto, de que sólo es una máquina. Un día abrió los ojos y punto, aquí está para servirnos.
— Hablas como todos los de la Federación, esos que temen a los androides.
— Bueno, tú los odias desde lo que ocurrió en tu granja. Te recuerdo que quemaron todo, asesinaron a tu madre y...
— Sé muy bien lo que ocurrió. Estaba allí – se enfadó Naruto al tener que recordar aquel suceso – y sí, odio a los androides y todo tipo de máquinas, pero últimamente que trabajo con Sasuke... me da la sensación de que no es culpa de ellas, sino de alguien tras ellas que da las órdenes. Como bien dices, ellos tienen una función y se les ordena hacer algo, así que ahora mismo me pregunto... ¿quién pudo ordenar incendiar mi hogar?
Gaara pensó en aquello porque no podía rebatirle nada. Él, como ingeniero y experto en tecnología, era muy consciente de que todas y cada una de esas palabras estaban cargadas de verdad. Alguien debió dar esa orden, pero pensar en ello suponía algo mucho más aterrador.
— Aquí en la Federación no habría motivo alguno para que ordenasen algo así a un capitán de una de las naves estelares más importantes del lugar y lo sabes.
— Quizá descubrió algo, quizá mi padre sabía cosas que alguien no deseaba que se supieran. Si ese fuera el caso, ¿hasta dónde estarían dispuestos a llegar para que esa información nunca saliera a la luz?
— Hablas como si todo hubiera sido una conspiración.
— En todos los planetas y lugares existen conspiraciones. Es sólo que no todas las podemos ver.
— Sin pruebas, es mejor que te mantengas al margen, Naruto, e incluso si recogieras pruebas, entonces si realmente hubiera una conspiración, eso significaría que estarías constantemente en peligro si te metieras en ese asunto.
— Si tu padre desapareciera en extrañas circunstancias y tu hogar fuera destruido... ¿no querrías saber el motivo? – preguntó Naruto – porque yo sí y necesito a Sasuke.
— Pues olvídate, está frito – dijo Gaara – puedo arreglarlo momentáneamente y que sea normal hasta que vuelva a salirle algún bug como éste que has vivido. Mi recomendación: deberíamos hablar con Kepler y llevarlo a su lugar de origen para que le actualizasen o arreglasen este error. Lo que hayas hecho escapa a mi conocimiento.
— Sasuke no va a ir a Kepler – se enfadó Naruto, lo cual asustó un poco a Gaara sin saber el motivo para semejante negativa.
— Es la única solución. Ellos lo crearon, sabrán arreglar ese problema.
— He dicho que no va a pisar Kepler. Soy el capitán y yo decido sobre la tripulación.
— Sabes que tengo que informar de cualquier error en el código base de los androides y máquinas a mi cargo, ¿verdad?
— Haz lo que tengas que hacer, pero no llevaré a Sasuke a ese planeta a menos...
— ¿A menos?
— A menos que me den acceso a desembarcar y poder ver su actualización.
— Dudo que vayan a hacer una excepción, Naruto. Kepler es un planeta restringido. No dejan entrar a nadie que no sean androides o máquinas. Lo sabes muy bien.
— Es mi última palabra. O bajo con él, o no llevaré a Sasuke a la actualización. Tendrán que hacerla a distancia como siempre han hecho.
***
¡Gritos! Eso era lo único que veía a su alrededor, los gritos y llantos de los niños que eran separados de sus padres y su familia por unos individuos extraños. De cuerpo redondeado y casi gelatinoso al que rodeaba una coraza metálica, con dos tentáculos por brazos, flotaban en el aire rompiendo toda base científica de cómo era posible.
¡Se contaban por centenas! Y su único objetivo era ir seleccionando a los humanos y organizándolos por sectores. Separados, enjaulados en recintos con vallas electrificadas y teniendo que sobrevivir con las sobras que recibían mientras trataban de guarecerse del frío nocturno en unos edificios casi derruidos donde casi todos los cristales estaban rotos.
Fuertemente agarrado por aquel tentáculo y viendo a sus padres como sombras que se alejaban cada vez más, pataleó, lloró y gritó. Los cadáveres casi congelados por el crudo invierno del planeta eran demasiados como para contarlos. La nieve pronto los cubriría y desaparecerían. La historia jamás recordaría sus nombres o sus vidas. Allí sólo había dos opciones: sobrevivir haciendo lo que fuera necesario o morir.
El planeta más cruel donde jamás había estado era ése sin lugar a dudas, pero poco podía hacer al respecto. Allí nació, allí se crió... allí murió.
El llanto desgarrador de su madre pronto quedó atrás y sin fuerzas para nada más, él también dejó de llorar. Colonizadores y colonizados. Ya no eran nada en ese planeta desde que los intrusos se hicieron con él hacía ya demasiados siglos. Sólo eran parte de sus granjas y hacían lo que querían con sus vidas.
Sasuke abrió los ojos de golpe sintiendo la activación de todo su sistema una vez más. Miró su mano, movió los dedos y entonces, elevó el rostro para ver a Gaara y a Naruto frente a él.
— Buenos días, Sasuke – comentó Gaara al ver que volvía a sus funciones básicas.
— Buenos días, supongo – dijo al ver por la cristalera que todavía reinaba la oscuridad. Las luces artificiales de un nuevo día no habían sido activadas y la estrella más cercana no daría luz al lugar hasta dentro de unas cuantas horas cuando toda la orbe girase por completo y se posicionase en su dirección.
— ¿Soñabas? – preguntó Naruto al verle un poco sorprendido y extrañado.
— No, yo no sueño – dijo Sasuke con mucha rapidez – pero... es un poco confuso.
— ¿Qué es confuso? – preguntó Gaara intentando entender más sobre los androides.
— Pues, no sueño pero creo que he encontrado unos datos extraños dentro de mi sistema. Al desactivarme han aparecido y...
— ¿Y es raro eso? ¿No te había pasado antes? – preguntó Gaara.
— No, nunca.
— ¿De qué eran los datos que has encontrado?
— Un planeta, no sabría decir cuál. Había... familias.
Al escuchar esa palabra, Gaara y Naruto se observaron en silencio. Naruto ya no quería volver a sacar el tema de familias teniendo en cuenta cómo se había bugueado Sasuke al buscar la información, pero parecía haber encontrado algo en referencia a su pregunta.
— Supongo que buscabas la información que Naruto te había pedido – comentó Gaara buscando una explicación plausible a todo aquello.
— Es posible. Ésta es la única información que tengo en mi base de datos sobre "familia" y... estaba muy encriptada.
— ¿Encriptada? – preguntó Gaara entendiendo una cosa con aquello. Quien programase a Sasuke había encriptado esa configuración seguramente para evitar exactamente ese problema que había sufrido, pero él, al tratar de desencriptarlo para no decepcionar a Naruto y encontrarle una respuesta, había llegado a provocarse esa corrupción de datos y a ralentizar todos sus sistemas –. ¿Estás bien ahora mismo como para contarnos qué has encontrado?
— Sí, pero no he encontrado demasiado. Era un planeta colonizado. Creo que los colonizadores tenían a humanos o una especie muy parecida a los humanos en cautividad, como las granjas que vosotros tenéis aquí pero... en peores condiciones. Estoy buscando en mi base de datos sobre esa especie en concreto pero no encuentro nada. Es como si no los hubiera visto nunca pero... si no los he visto, ¿por qué aparecían en mis datos las imágenes? Sigo buscando el nombre...
— Para, Sasuke – dijo Naruto finalmente – deja de buscar, por favor.
Por miedo a que volviera a ocurrirle algo semejante entrando en su red más profunda, Naruto prefirió frenar todas sus búsquedas. Gaara le observó entendiendo perfectamente el motivo para tomar esa decisión.
— Vale – dijo Sasuke finalmente cesando toda búsqueda – aunque podría escanearos uno de esos datos encriptados al individuo y sacároslo en un holograma para que podáis verlo.
— Eso estaría bien – comentó Naruto queriendo saber qué especie rara de alienígena había visto su androide y de la cual no encontraba dato alguno. Necesitaba saber a qué se enfrentaban y quizá él sí había dado con alguna especie similar en sus viajes, aunque lo dudaba teniendo en cuenta que Sasuke había vivido muchos más años que él y viajado por gran parte de la galaxia.
Sasuke elevó la mano y de su palma salió una columna de luz. En la cima, a la altura de sus rostros, el engendro circular y acorazado con un par de tentáculos en lugar de brazos apareció frente a ambos. Naruto se sorprendió y estaba seguro de que Gaara estaba en su misma situación pese a su rostro inexpresivo.
— Nunca había visto esta especie – dijo Naruto.
— Yo tampoco. Sasuke, ¿podrías ubicar la localización de ese planeta donde has encontrado a estos individuos? – preguntó Gaara.
— Tendría que intentar localizarlo entre los datos encriptados y...
— Entonces no lo hagas – ordenó Naruto por miedo a que se quedase como antes –. Sólo dame los datos que tengas disponibles sobre esto y lo estudiaré con calma a ver si podemos hacer algo con ellos. Se los dejaré a mis mejores científicos de la "Júpiter".
— De acuerdo. Enviando la información a los laboratorios de la "Júpiter" – comentó Sasuke.
— Bueno, yo tengo que marcharme. No vuelvas a meterle ideas o búsquedas extrañas a Sasuke – le susurró Gaara a Naruto antes de empezar su camino hacia la salida.
— Te acompaño.
Al salir fuera del cuarto, Naruto cerró la puerta para evitar que Sasuke les escuchase y entonces, al llegar a la puerta principal para despedirse de Gaara, quiso preguntar.
— ¿Qué te parece la información que ha dicho? – preguntó Naruto con dudas.
— Creo que hay algo en sus datos, es posible que viera algo en algún momento, algo que quizá sus propios creadores o la Federación prefirió que lo obviase y le encriptaron la información. Es posible que en alguno de sus viajes hallasen un planeta de esas características y...
— ¿Y la Federación obvió algo semejante? Vamos, Gaara, un planeta que ha sido saqueado y se lo han robado a sus propios habitantes. La Federación habría tomado cartas en el asunto.
— No si estaba fuera de su jurisdicción. Hay otras alianzas por ahí y luego intereses políticos, quizá no les compensaba ayudar a ese planeta o a sus pobladores originales.
— Yo no puedo quedarme de brazos cruzados sabiendo algo así. Me alisté en la Federación para ayudar a la gente, a otras especies, a quien fuera y la primera norma es que no colonizamos planetas habitados. Esa especie, sea cual sea, lo hizo y no sólo eso, están masacrando o yo que sé qué a sus pobladores originales.
— Hagamos una cosa, Naruto. Esperemos a que nuestros científicos analicen los datos y esos vídeos que ha desencriptado Sasuke y luego vemos qué ocurre antes de hablar con los altos dirigentes. Seamos cautos – aclaró Gaara.
— Me parece bien.
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