Escenas anteriores a este capítulo:

La Herrera debe entregar una corona de diamantes al príncipe Juan para el banquete de noche o irá a prisión, pero unos bandidos la han robado.

En la actualidad:

- ¡Marian! ¿No puedes ser un poco más cuidadosa? ¡Eso duele!

- Quédate quiero, no voy a tardar en terminar.

- Eso te ganas por ir tras diamantes falsos por un barranco - se burló Robin y Marian no pudo disimular su molestia, sencillamente no era un buen momento.

- Falta poco - remojó el pañuelo blanco en agua tibia otra vez y lo presionó con cuidado sobre el ojo amoratado. Tomó el ungüento que se encontraba sobre la cama y lo puso con suaves toques a su alrededor - Eso es todo.

- Todavía no entiendo cómo fue que terminaste así - dijo Ricardo, recargado en el marco de la puerta.

- Ya te lo dije - respondió enojado - Fue un accidente.

- Deberias tener más cuidado, hermanito - se retiró mientras sonreía.

- Iré a dejar estas cosas - anunció.

Salió del cuarto con varias cosas en las manos y alcanzó a Ricardo.

- Iremos a jugar mini golf - le contó entusiasmado - Prepárate.

- En realidad, quería hablar con Robin sobre algunas cosas así que quizá no te podamos acompañar.

- Está bien.

Cuando Marian regresó a su habitación los chicos ya no estaban ahí, así que pudo dedicar un tiempo tranquilo a organizar su recámara. Le pidió a una de las criadas que llevara comida a la habitación, todo esto mientras en la entrada del castillo, cerca dela fuete, todos se reunían con Ricardo.

- Iremos al campo tras el castillo. Jugaremos un rato y luego podemos comer algo - todos estuvieron de acuerdo. Se encaminaban al lugar, pero Ricardo detuvo a Robin - Oye, Robin. Marian te está esperando arriba, me dijo que tenía que hablar algunas cosas contigo.

- Está bien - dijo actuando como si lo supiera.

Marian lo estaba esperando, asomada en el balcón y pensando tranquilamente. El viento dándole en la cara y meciendo su cabello.

- ¿Teníamos una cita y lo olvidé? - se apoyo en el muro a su lado.

- En cierto sentido si, porque habíamos quedado en seguirnos iendo. Pensé que sería una buena oportunidad para tener esa cita de la que hablamos.

- Puede ser una buena idea.

- Crei que íbamos a pasear por el bosque más temprano.

- El plan se arruinó. El principe Juan me obligó a acompañarlo y ya sabes el resto.

- El principe y tú han estado un poco cercanos.

- Tal vez tengas razón. No sé por qué pero me pidió que lo acompañara.

- Eso puede servirnos, podríamos desmantelar sus planes más fácil y rápido si confía en ti.

Marian lo miró con ternura, él le devolvió la mirada, pero ninguno hizo nada más, cómo si tuviera un código secreto que no permitiera ningún acercamiento que pudiera considerarse impropio.

- Debería tratar de acercarme más.

- Cualquier cosa que sepas no dudes en decírmelo.

- Cuenta conmigo.

- Y respecto a esa cita de la que me hablas, podemos planear algo ahora.

- Estaba pensando en hacer un día de campo.

- Es una buena idea, ¿mañana? - la princesa dijo que si con la cabeza - Entonces prepararé un lugar tranquilo para que podamos estar solos y hablar.

- Yo prepararé comida.

- Gran idea.

Había algo nuevo en todo. Tomarse las cosas con calma les daba un respiro a ambos, un momento de tranquilidad para disfrutar el presente, sin apresurarse a nada, solo dejándose llevar.

560 palabras 💚💙