Escenas anteriores a este capítulo:

Cuando el Sheriff se lesiona, el rey Ricardo nombra a Robin como sheriff temporal. Sin embargo, el principe Juan intenta evitar que él complete su misión y envía a Ralf y Rolf a difundir el caos en el pueblo.

En la actualidad:

No había culpa en sus acciones, pensamientos o sentimientos. No. Robin paseaba libremente por el bosque en compañía de sus amigos, sus inseparables compañeros únicamente agobiado por un pensamiento: Harry la hiena guardaba similitud con Edward.

La última vez que vió a Harry tuvo que luchar con el impulso de ir tras él y hacer que pagará por todo únicamente porque su princesa estaba asustada y no podía resistirse a estrecharla en sus brazos y protegerla; dejaría escapar 1.000 ladrones solo por ese privilegio. En este momento no contaba con la aprobación de Marian, según intuía no estaría de acuerdo en que él se vengara personalmente de Edward, seguramente tampoco estaba muy contenta con lo que le sucedió al Sheriff, pero como era una persona inteligente resolvió no mencionarle nada mientras pudiera, principalmente porque no estaba convencido de que no sería apoyado en sus recientes y macabros ideales, sin saber que en ese preciso momento, a escondidas del rey, Marian se deshacía del veneno que le entregó el principe Juan, vaciando el contenido del frasco en un árbol cercano a la entrada del bosque cuidando que el líquida amarillento fuera bien absorbido por la tierra, cómo teniendo que aún así pudiera hacerle daño a Robin, todo esto por evitar lastimarlo, para apoyarlo.

El Sheriff volvía a estar bajo cuidado especial. La primera vez sanó muy pronto, pero, según Marian sabía, intentando atrapar una banda de ladrones se lastimó nuevamente. Matilda accedió a cuidarlo otra vez alternando sus labores en la cocina con visitas al lastimado hombre que resistía sus dolores estoicamente. Él estaba seguro de quién le empujó la primera vez, pero temió decirlo en voz alta y que nadie le creyera de nuevo, sabía que Scarlett y su madre, al ser familia de Robin Hood nunca se pondrían contra él, aunque se cuidaran muy bien de no demostrarlo frente al príncipe Juan, estaban de su lado. Tal vez se arrepentiría de no seguir buscando apoyo en lo que le rodean, no hay segundas oportunidades para nada, excepto para el remordimiento.
- ¿Se encuentra mejor? - preguntó Matilda, entrando a la habitación con un humeante plato de comida que, antes de saber qué contenía ya prometía demasiado.

- Así es - se reincorporó en la cama para comer más cómodamente. Matilda le sonrió y esa sonrisa se convirtió en la única de sus cavilaciones. Robin Hood no era malo, era un héroe que luchaba por las personas que no podían hacerlo, defendía s los que solo podían bajar la cabeza ante los malos tratos. Matilda tampoco era una mala persona, no podía ser casualidad que los dos fueran así viniendo de la misma familia, porque las casualidades son cicatrices en nuestras historias y Matilda no podía ser nada remotamente parecido a una herida... Pensándolo bine Robin tampoco, porque era un buen chico, ¿Sería posible que todo fuera producto de su imaginación? ¿Únicamente asoció lo que pudo ver del verdadero criminal con un rostro conocido? El miedo es quien produce el engaño que nos consume muchas veces, pero parecía tan real, más cosas que dijo antes de intentar deshacerse de él, no pudo ignorar su voz, parecía imposible no hacerle caso, había algo seductor en la manera de hablar de aquel criminal que convencería a cualquiera de hacer lo que decía.

¡Un solo crimen y cien buenas acciones!

¿Podía culpar a Robin, o a quien fuera el verdadero criminal, de usar su hipnótica voz para impedir que se apartara y se salvara? Aunque no quiera admitirlo quizá hay algo más profundo en todo esto: tal vez el deseo oculto de morir.

643 palabras 💚💙