Capítulo XX. El vuelo de un canario
Esta es una historia que profundiza en temas sexuales, contenido sensible, violencia emocional y sexual que puede herir la suceptibilidad de algunas personas, si este tipo de contenido no es de tu gusto, no lo leas. Si gustas de este, hazlo con responsabilidad, y bienvenido al infierno.
Desde muy temprano ese día, Charlie y Ángel se encontraron en el escenario de The Great Canary ensayo con la banda, listos para practicar la canción que ella iba a cantar en el Festival de la Ira. La música llenaba el aire, y los acordes resonaban con fuerza, creando una atmósfera vibrante. Charlie se concentraba en su interpretación, su voz fluyendo con la melodía, mientras la banda la acompañaba con precisión. La sincronización era impecable, y cada nota parecía encajar a la perfección.
A medida que avanzaba la práctica, Ángel observaba con atención. Su rostro mostraba una mezcla de satisfacción, puesto que había mejorado desde la última vez que habían estado practicando. Aun así, un atisbo de preocupación surco por el rostro del actor, puesto que, aunque la canción iba bien, había algo en la presencia escénica de Charlie que no lo convencía del todo. Ella se movía con una rigidez que contrastaba con la energía de la música, sus gestos parecían forzados y poco naturales cada cierto tiempo. A pesar de su esfuerzo, la esencia de la sensualidad que él quería que ella transmitiera seguía ausente.
Después de varias repeticiones, decidieron tomar un descanso. Su horario de práctica se había consumido en gran medida, por lo que pronto tenían que ceder el espacio al siguiente grupo de chicas que iban a comenzar su ensayo. La banda se dispersó, y el ambiente se tornó más relajado, pero Ángel no podía quitarse de la mente la falta de confianza de Charlie. Sabía que necesitaba más que solo una buena voz; necesitaba conectarse con el público, dejar que su personalidad brillara.
—Creo que hoy hemos avanzado bastante bien en lo que queremos lograr, aún tenemos varios ajustes que hacer, pero por el momento siento que vamos bien —le dijo con una sonrisa.
Eso animó bastante a Charlie, que sonrió mientras limpiaba el sudor de su rostro con una toalla de mano. Viendo lo cansada que estaba, Ángel permitió que descansara lo que les quedaba de tiempo, no podía sobreexplotarla antes del gran día.
—Iré por algo para los dos —le anunció—, no me tardo.
—Está bien —contestó ella, sacando su HellPhone para escuchar de nuevo la música de la canción que iba cantar cuando la sombra de tres personas llamó su atención.
—¿Hasta cuándo seguir haciéndonos perder el tiempo con tu canto de patio? —dijo una de las chicas, acercándose a ella con una sonrisa burlona.Charlie asustada noto,
—L-Lo siento, no había notado como ya había terminado la hora de ensayo, ya me retiro —dijo apresurada para bajar del escenario, pero las tres chicas no la dejaron irse.
—No quieras hacerte la tonta, nos estamos atrasando a propósito para seguir seduciendo hombres, maldita zorra —bramo otra.
—N-No fue mi intención molestarlas, d-de verdad ya me voy —expreso algo asustada, estaba rodeada y aunque alzó la mirada para buscar a Ángel, este no se encontraba a la vista.
— No tienes ni una pizca de talento. ¿Realmente crees que mereces estar aquí? —intervino otra, cruzando los brazos—. Solo eres la novia del jefe. No te engañes.
—E-Eso no es así —negó de inmediato.
—Solo eres una maldita broma —añadió una tercera, acercándose aún más—. Todos saben que solo estás aquí por tus "beneficios". Incluso tuviste que hacer que despidieran a Minzy para tomar su lugar ¡Qué patética!
El pequeño canario sintió cómo su corazón se hundía, y su voz se apagaba mientras intentaba defenderse. La acusaban de ser una impostora, de aprovecharse de su relación con el jefe para conseguir el papel. Las palabras eran como cuchillos, desgarrando la frágil confianza de Charlie aun cuando no sabían el esfuerzo que estaba poniendo en ello.
—No es así, realmente estoy trabajando duro por esto —dijo. Pero las chicas no le dieron oportunidad. La rodearon hasta dejarla contra los instrumentos musicales, sus voces elevándose en una cacofonía de desprecio.
—¡No intentes hacerte la víctima! —gritó una de ellas, empujándola levemente—. Sabes que no vales nada.
—¡Eres una farsante! —exclamó otra, sacudiéndola con fuerza—. ¡Nadie quiere verte aquí!
La presión aumentaba, y la inseguridad de Charlie se hizo palpable. Se sentía atrapada, su voz se ahogaba entre los gritos.
—¿Qué carajos está pasando aquí?
De repente, un destello de movimiento interrumpió la situación. Ángel apareció como un rayo, su presencia imponente llenando el espacio. La joven rubia alzo el rostro, aliviada de verlo nuevamente allí.
—Es que sinceramente no puedo creerlo, son tres contra una, su madre no les dijo que mejor se metieran en sus asuntos—dijo con una sonrisa burlona—. ¿O es que ustedes, patéticas putas, quieren meterse en un problema mayor?
El actor sacó de quién sabe dónde un arma de fuego que hizo a las chicas retroceder, permitiendo que Charlie corriera hacia él, manteniéndose a salvo.
—Espero no verlas cerca de nosotros por lo que queda de la noche —les dijo, haciendo un gesto con sus manos—. Y si les apetece practicar, mejor van a cantar a la calle, a esta hora le entregan limosna a los pobres diablos.
Las chicas, furiosas y con el orgullo herido, intercambiaron miradas de enojo. Sin embargo, se dieron cuenta de que Ángel no iba a ceder. Con un gesto despectivo, se alejaron, pero no sin antes lanzar miradas de desprecio.
Charlie, aliviada, miró a Ángel con gratitud. Su corazón latía con fuerza mientras le daba las gracias por intervenir. Él, sin embargo, tenía una mirada seria.
—Siempre es así —dijo, su voz firme—. Nadie puede ver que otro brilla sin querer destruir su luz. He vivido eso toda mi carrera. Si no eres fuerte, esas víboras te devorarán, y no habrá nadie para salvarte.
Las palabras de Ángel resonaron en la mente de Charlie, calando hondo. Durante todas esas semanas, había sentido aquellas miradas de desprecio y enojo, pese a que jamás intentó dañarlas o hacerlas sentir por debajo de ella misma. Sin embargo, incluso sin hacer nada, solo con demostrar lo mejor que hacías, otros se sentían amenazados y por ello, no tenían otra mejor opción que atacarte. Charlie apenas estaba comprendiendo eso, era un mundo cruel y duro, al punto que no sabía si podría sobrevivir a ello sola.
Justo en ese momento, Alastor apareció en el local, acompañado de Vaggie y Husk. De inmediato, este enfocó su mirada en Charlie, sonriendo ampliamente al verla mientras caminaba en su dirección. Por su parte, la joven rubia sintió una mezcla de nerviosismo y emoción al ver a Alastor, aun no lograba asimilar lo ocurrido en su habitación hacía unas cuantas noches, fue todo tan extraño y vergonzoso, con un aura tan diferente a la habitual que hizo que Charlie enrojeciera solo de recordarlo.
Intentó centrarse en Vaggie que también llegaba, pero su atención se desvió rápidamente cuando notó que Ángel se había lanzado hacia Husk de manera coqueta y pegajosa. Husk, visiblemente incómodo, esquivó sus avances con un gesto brusco, pidiéndole que se largara.
—Husky ¡Qué bueno verte de nuevo! Daddy lindo! ¿no me llevarás a beber de nuevo? —le preguntó, tomándolo de las mejillas para que le mirara a los ojos, pero este bruscamente lo apartó, dando un sorbo a su botella.
—No me estes jodiendo —fue lo único que le dijo, pero lejos de apartarlo, solo hizo que la emoción de Ángel aumentará.
—Hola muñeca rabiosa ¿otra vez te encuentras de malas porque nadie te cogió anoche? —bromeó el chico contra la morena, quien alzó el puño dispuesta a golpearlo nada más las palabras salieron de su boca.
—Maldito bastardo, voy a matarte.
Charlie se sorprendió al ver esa dinámica; no había pensado que todos se conocieran.
Alastor, con su característica sonrisa astuta, se acercó a ella para conversar.
—Todos son conocidos de copas, de vez en cuando Ángel se hospeda en el hotel de Husk —explico de forma sencilla. Charlie lo miró extrañada.
—¿Se hospeda? —repitió, pensaba que este vivía en otro lugar ¿acaso no tenía un hogar fijo?
—Oh pues claro, gracias al otro tipo de servicios que ofrece de forma regular —mencionó sin inmutarse.
Otros servicios. La mente del canario se mantuvo en confusión por un largo tiempo hasta que los puntos se conectaron y una explosión de rojo cubrió su avergonzado rostro ante la risa escandalosa del wendigo, que se burló de su inocente reacción.
—Es normal que no conocieras esa otra , pero gran parte de las personas que forman parte del espectáculo para adultos suelen incluir esa práctica en sus servicios, es algo muy común —inquirió.
—¿eh? ¿Es algo común? ¿Incluso también lo hacen las chicas de The Great Canary? —Pregunto.
El pequeño canario lo miró, sus inocentes ojos esperando una respuesta negativa, puesto que no veía necesidad de que sus compañeras de elenco tuvieran que recurrir a ese tipo de trabajos. Pero, para su consternación, la sonrisa dentada del demonio solo se amplió más, expresando su respuesta sin vacilaciones.
—¿Por qué aquí sería diferente, cariño? —respondió, y la sangre de Charlie se heló por el resto de la tarde con esa insinuación.
Esa noche Charlie estuvo bastante pensativa mientras rodaba por la cama. Sus pensamientos saltaban escabrosamente por su cabeza, abrazando su almohada mientras intentaba alejar el peso que sentía su corazón en ese instante.
Era el infierno después de todo, incluso en ese punto, parecía que ella no terminaba de acostumbrarse a todas las cosas que allí se desarrollaban. No había sana competencia, todo era despreció y aversión, un deseo corrupto de dominar al otro, así como la naturalización de la sadomia y la prostitución, viendose eso como algo común. Su estómago se retorció, no quería aceptarlo, pero era una realidad. Aun cuando tuviera la libertad de hacer allí lo que más amaba, seguía estando atada a una visión que no se afiliaba con el infierno. Todo era duro, todo era más difícil y ese parecía ser el pago para cumplir sus sueños.
Al día siguiente sería el festival de la ira. Había practicado hasta el cansancio y dio mucho de sí hasta que ya no pudo más. Sentía que había avanzado bastante para lograr lo que ella y Ángel querían para la presentación, por eso no tenía que tener miedo. No obstante, este seguía latente en ella, al punto que no pudo dormir en toda la noche.
Como toda gran celebración, el "festival de la Ira" ha sido tomado en el anillo del orgullo como una excusa más para atraer a diablillos y pecadores por el igual a los grandes locales de entretenimiento que allí habían. Por algunas temporadas, The Great Canary no participó ni realizó nada alusivo, pasando desapercibido de todo el ambiente festivo y ajetreado de la zona. No obstante, que anunciara una serie de espectáculos, renovando su elenco y con el rumor de una nueva adición al cast principal, hizo que la llama de la curiosidad se esparciera por todo el anillo del orgullo, captando desde clientes habituales hasta visitantes atemporales, que llegaron impulsados por otro lugar más donde celebrar. La alta alcurnia del pentagrama se presentó en los diversos palcos privados, teniendo la casa llena casi a su totalidad para el agrado de muchos de las integrantes del Staff.
Charlie permanecía en el camerino general, con todas las chicas revoloteando y preparándose con rapidez. Mirándose frente al espejo, contuvo la respiración al mismo tiempo que el tiempo avanzaba en reloj de pared, anunciando que la hora del espectáculo estaba por comenzar.
De repente, una mano externa se situó sobre su, logrando que pegara un chillido de susto. Ángel, detrás de ella, saltó en respuesta del grito.
—Wao, muñequita ¿Estas bien?—dijo él, notando su expresión tensa—. Parece que viste un fantasma —mencionó.
—Oh ¿en serio? —preguntó ella riendo de forma nerviosa, mirando para todos lados menos hacía el—... solo estoy un poco emocionada, no es nada —respondió ella, forzando una sonrisa que apenas ocultaba su ansiedad.
Ángel se acercó, sus ojos fijos en ella, llenos de preocupación.
—¿Estás segura? —volvió a preguntar.
—Claro que sí ¿Porque iba a mentirte? —expresó.
Pero el actor porno no estaba seguro. Conocía bien esos síntomas de ansiedad escénica, la vio miles de veces en otras chicas de su trabajo. El problema es que él nunca tuvo que lidiar con ese tipo de cosas, era él solo contra todos los demás, sin importarle lo que pudieran tener o sentir, porque nadie se apiadaba de la situación del otro en ese entorno. No obstante, había pasado casi un mes trabajando con ese pequeño canario de voz esplendorosa y dulce brillo, que se ganó su corazón con el mínimo esfuerzo. No quería dejarla así, aunque de verdad, no sabía tampoco cómo ayudar.
—Mira, sé que es tu primera vez. Pero todo saldrá bien. Tienes talento, y la audiencia te va a amar. Solo debes actuar como siempre has querido
Charlie asintió, pero sus manos temblaban ligeramente.
—Solo... no quiero decepcionarte —expresó sus dudas y Ángel sintió un nudo en el estómago. Porque el mejor que nadie, conocía esa sensación de querer demostrar algo para ganar la aceptación.
El problema es que si buscabas eso, incluso si eras el mejor en lo que hacías, jamás lograrías encontrar tu verdadero ser.
—No se trata de eso, Charlie. Lo único que importa es que te diviertas —le dijo, acariciando su cabello.
Aquellas palabras no calmaron del todo al canario, ella seguía allí, controlando para no ahogarse en su pánico. Pero aun así,
—Gracias, Ángel —dijo ella, aunque su voz temblaba—. Daré lo mejor de mí.
—Esa es la actitud —celebró, procediendo a caminar hacía las mesas donde se encontraba el público—. Estaré justo frente a ti, ¿de acuerdo? —le aseguró, aunque en su interior también tenía dudas.
Charlie respiró hondo, intentando calmarse. Con un último vistazo en el espejo, se levantó, sintiendo que, aunque el miedo persistía, la confianza de Ángel le daba un poco de fuerza. Camino hasta el borde del telón, mirando hacia el público que había venido esa noche. La audiencia, compuesta en su mayoría por caballeros elegantemente vestidos, murmura emocionada mientras se acomodan en sus mesas de madera oscura, adornadas con copas de cristal que reflejan la luz de las velas parpadeantes. Muchos de los pecadores, aun con sus singulares rasgos que denotaban la causa de su muerte, llevaban trajes de tres piezas, con chalecos de seda y corbatas de lazo, mostrando un aire de sofisticación y distinción. Entre ellos, algunas damas lucen vestidos deslumbrantes, pero son los caballeros quienes predominan en este escenario de glamour.
De repente, las luces del escenario se intensifican y un suave tamborileo de palmas se escucha. La luz tenue del cabaret The Great Canary se filtra a través de las cortinas de terciopelo rojo, creando un ambiente íntimo y vibrante. En ese ambiente, Alastor, como maestro de ceremonias, hace su entrada.
Charlie queda anonadada ante su presencia. Su figura es imponente y carismática, estaba ataviada de un traje de terciopelo rojo que se ajusta perfectamente a su figura, con solapas de satén negro que brillan bajo las luces. Su camisa blanca está impecablemente planchada, y un lazo negro perfectamente atado adorna su cuello. Un pequeño sombrero de copa negra se asienta sobre su cabeza, y en su mano sostiene su bastón elegante, que utiliza siempre que está en público.
Con una sonrisa pícara, Alastor se aproxima al borde del escenario, mirando a la audiencia con ojos chispeantes.
—¡Damas y caballeros, bienvenidos a The Great Canary! El único lugar donde la única pluma que se permite es la de los artistas, y no la de los gansos que se sientan a mi lado! —Su voz es profunda y melodiosa, resonando en el aire cargado de expectativa.
La audiencia suelta una carcajada, enalteciendo el ambiente de jocosidad y desmesura. Alastor, paseando por el borde del escenario, continúa:
—Hoy tenemos un espectáculo tan impresionante que incluso las estatuas del parque están pidiendo una segunda función. Pero no se preocupen, no les dejaré en la fría soledad de sus asientos. ¡No, no! Aquí la única soledad que se permite es la de los solteros, y hasta ellos tienen una copa en la mano!
Y algunas chicas, vestidas provocativamente con brillantes colores y medias hasta los muslos, se pasearon entre el público, moviendo sus atributos y ofreciendo algunas bebidas mientras la algarabía resonaba.
Alastor hace una pausa, observando las reacciones del público, disfrutando del momento. Su cuerpo se mueve con gracia, gesticulando con su bastón, que parece cobrar vida en sus manos.
—Pero no se dejen engañar, mis amigos. La única cosa más peligrosa que un caballero bien vestido es un caballero bien vestido con una buena botella de vino. ¡Y espero que todos ustedes hayan traído la suya!
La audiencia estalla en risas y aplausos, mientras Alastor, satisfecho, se prepara para presentar a los siguientes artistas, sabiendo que ha capturado su atención y ha establecido el tono para una noche inolvidable en The Great Canary.
Las primeras en presentarse fueron las chicas del grupo de can can, que con sus abultadas faldas rojas y sus medias de seda, captaron la atención del público, con aullidos furiosos y billetes volando por el escenario con cada beso intrépido que era esbozado por las sagaces bailarinas. La banda de jazz fue una de las principales sensaciones una vez las chicas estuvieron fuera del escenario, compartiendo de primera mano con los clientes que las tomaron entre sus manos y empezaron a bailar con ellas, aprovechando la cercanía para tocar partes de su cuerpo, mientras dejaban varios billetes en sus escotes.
Con el bullicio del festival resonando a través de los pasillos, Charlie se encontraba en el backstage, su corazón latiendo con fuerza. La ansiedad se apoderaba de ella, y las dudas comenzaban a invadir su mente. ¿Y si no lo hacía bien? ¿Y si no era lo suficientemente buena? La presión de ser el centro de atención en el Festival de la Ira la consumía.
Mientras intentaba calmar su respiración, sintió una presencia familiar acercarse. Era Alastor, su figura imponente y su sonrisa astuta iluminando el oscuro vestíbulo. Se acercó a ella, su mirada fija en sus ojos, como si pudiera ver más allá de su inseguridad.
—Charlie, querida ¿qué haces sola en este lugar justo antes de la presentación? —preguntó, su voz suave, pero aun con los estragos de una risa anterior, intentaba calmarse, justo cuando se enfocó en ella.
—Y-Yo... bueno...
— ¿No me dirás que acabas de acobardarse? —le increpó. Charlie tragó saliva, sintiendo cómo su nerviosismo se intensificaba.
—N-No es eso, yo de verdad quiero subir al escenario, solo que —dudo en decirlo —. Siento que no lo haré bien...
Alastor se inclinó hacia ella, su aliento cálido rozando su piel.
—¿Y eso porque podría ser?
La joven miró para todos lados, había estado tratando de contenerse por tanto tiempo y no quería llorar, no justo en ese momento cuando todo estaba a punto de comenzar y menos en frente de la persona que la había puesto allí desde el principio. Había luchado tanto para lograrlo, que sentirse así justo en ese instante era tan humillante. Se sentía enojada de sí misma por no ser lo suficientemente buena para lo que deseaba hacer y las palabras de Sera se repetían de forma constante en su mente, recordandole que solo servía para un único fín.
Alastor la miró por un momento sin decir nada. Con un movimiento ágil, tomó su mano y la llevó hacia su rostro, mirándola fijamente a los ojos. Charlie alzó la mirada, sorprendida del repentino toque.
—Eres un canario singular, querida. Así como tu deslumbras con tu sola presencia, quiero que deslumbres a todos los demas con tu brillante talento —expresó. Charlie contuvo el aliento, el rostro de Alastor demasiado cerca de ella —. Pero si tienes alguna duda del nivel de devoción que puedes lograr, entonces permíteme mostrarte una muestra.
Antes de que pudiera reaccionar, el wendigo se inclinó sobre ella, sintiendo de pronto su respiración cerca de su rostro y el calor de su mano sobre su mejilla. De forma repentina todo el mundo desapareció para él ángel. Aquel ligero contacto de sus labios se consolidó de forma lenta pero firme, logrando que una especie de energía desconocida la envolviera. Fue extraño, de forma inexplicable para el pequeño canario que solo atino a cerrar los ojos y disfrutar de ese primer contacto. Solo fue un ligero contacto que no duró mucho, pero la sensación perduró incluso al separarse, sintiendo como, en ese instante, todas sus inseguridades parecían disiparse.
El wendigo se apartó un poco más, sus ojos aún fijos en los de Charlie. Había una especie de travesura en su sonrisa siempre habitual, como si lo que hubiera hecho no fuera considerado en ningún momento. Aun así, tuvo el efecto deseado y aunque la joven aún estaba algo sonrojada y aturdida, solo tuvo que acariciar con suavidad sus cabellos antes de retirarse de nuevo para dar el anuncio de su show.
—Ahora, ve y seduce al infierno. Haz que te deseen, porque tú eres la estrella de esta noche.
Con su corazón latiendo con fuerza y una nueva determinación en su pecho, Charlie sonrió. La ansiedad se transformó en una chispa de emoción. Sabía que tenía que darlo todo, no solo por ella, sino también por aquellos que creían en ella.
Al salir al escenario, su mente resonaba con las palabras de Alastor. Era el momento de mostrar al mundo quién era realmente. Con cada paso, la sensualidad comenzaba a fluir de su ser, y el canario estaba listo para volar.
En ese momento, las luces se atenuaron y Alastor sobre el escenario, estiró su mano para recibir a la joven que cerro sus ojos por un instante,
—Damas y caballeros, en este maravilloso clímax de esta noche, queremos cerrar con broche de oro, por lo que queremos dejarle con el nuevo diamante que se releva esta noche ¡A la hermosa, única y nuestra: Little Canary! — exclamó, con solemnidad.
El vestido largo y elegante de Charlie brilló ante las luces de los reflectores. Su diseño brillante y llamativo, captando la atención de todos los presentó ante la finura de sus cuervas. El corte ajustado y los detalles en negro y dorados, le dieron un aspecto glamuroso y sofisticado, aumentado con un escote que le añadió un toque de elegancia.
En ese momento, la joven ángel cerró sus ojos, suspirando profundamente. La audiencia se mantuvo en silencio, curiosos por una cantante nueva y diferente a la que estaban acostumbrados. Manteniéndose expectantes, se mantuvieron en sus asientos mientras el sonido de los músicos, chasqueando sus dedos, llamó su atención.
En su mismo sitió, Charlie hacía lo mismo, aun sin abrir sus ojos, chasqueaba sus dedos al mismo ritmo que movía suavemente sus caderas.
I'm gonna fight 'em off
A seven nation army couldn't hold me back
They gonna rip it off
Taking their time right behind my back
Los músicos de fondo empezaron a tocar sus instrumentos, con el piano y el contrabajo reforzando la atmósfera íntima y sensual.
And I'm talking to myself at night
Because I can't forget
Charlie cantaba suavemente, como si le susurrara a alguien al oído. Sus manos se movían al lado del micrófono, emulando formas que destilaban añoranza.
Oooh back and forth through my mind, behind a cigarette
And the message coming from my eyes, says leave it alone
El repentino aumento de su tono tomó desprevenidos a los visitantes quienes se emocionaron por la fuerza de sus voz y los melodicos tonos que entonaba a la par que movía sus caderas con sensualidad. Ángel miró la escena con sorpresa y orgullo, feliz de que su querida muñeca hubiera alcanzado aquella chispa que le faltaba y que todos los presentes notaron en ese momento.
They're gonna hear about it
Every single one's got a story to tell
Everyone knows about it
Yeah
From the queen of England to the hounds of Hell
And I catch you coming 'round my way
I'm gonna serve it to ya
Con leves jugueteos, movió sus manos en un ademán infantil antes de mirar con seducción a la audiencia cada vez más encantada por ella. Sin embargo, había una parte que venía que al actor porno le preocupaba, un bloque musical con su voz en off, donde solo se valdría de su expresión para mantener el foco de la gente sobre ella. Un paso en falso y toda la presentación se jodería si no hacía bien las cosas.
And that ain't what you wanna hear
But that's what I'll do
And the feeling coming from my bones says find a home
Sin embargo, a diferencia de lo esperaba, Charlie bajó por las escaleras del escenario camino hacía el público quien jamás había interactuado con alguna chica del elenco durante su presentación. Con brillante sonrisa y encantador trato, el canario tomo la mano de uno de los invitados, acariciando su rostro, acercándose a él tan lentamente mientras este intentaba tomarla entre sus brazos, escapando de forma traviesa justo antes de ello, logrando la euforia del público mientras regresaba al escenario para volver a cantar.
I'm going to Wichita
Far from this opera for evermore
I'm gonna work the straw
Oh make the sweat drip-out-of-ev-er-y pore
And I'm bleedin', and I'm bleedin', and I'm bleedin'
Right before the lord
Charlie parecía una persona completamente diferente, cautivando con cada sensual movimiento de sus caderas y el suave tono de voz que tomaba en algunas partes de su canción. El público enloquecía al momento de sus tonos altos y ella les sonreía cuando su mirada no se perdía en un punto ajeno del público.
All the words are gonna bleed from me
And I will think no more
Y la razón por la que había encantado a todos era porque tenía un punto preciso en el cual fijarse. El cual no había separado su vista de ella desde que empezo la presentación, logrando acelerar el pulso del canario, vibrando su alma y enriqueciendo su ser, haciéndola capaz de todo con tal de que su vista no se alejara de ella.
And the stains comin' from my blood tell me, "Go back home!"
Lanzó un último beso a la audiencia desesperada, todos luchaban por un gramo de la atención de aquella nueva diosa que se presentaba ante ellos, llevando una parte del cielo a su abismo desecho, sin saber que todo lo que ellos ansiaban iba dirigido a la única persona que sonreía desde las sombras y era quien tenía la cadena sobre el cuello de aquel esplendoroso canario que extendió sus alas para volver a volar, aun cuando no tuviera un cielo.
Bueno, han pasado cosas, espero seguir trayendo cosas nuevas para ustedes, espero pasen un feliz domingo.
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